jueves, 16 de agosto de 2012

La caida de jonas cap 11




Miley fue inundada por las sensaciones.
Perdida en las mismas.
Sus dedos se curvaron en éxtasis sobre los hombros fuertes, anchos, y sus labios se entreabrieron bajo de un beso que la hacía arder, con hambre, y oh tan bueno.

La apretó contra él sin esfuerzo, con los pies colgando de la tierra, su erección presionando fuerte entre sus muslos.
Ella levantó sus piernas mientras sus labios se movían sobre los de ella, comiéndosela, su lengua devorando la suya.

Deslizó sus piernas —sintiendo el poder de los fuertes músculos por debajo de sus pantalones vaqueros— hasta que sus rodillas estaban agarrando sus muslos, y una de sus manos se deslizó hasta el culo, Tomándola de él, sosteniéndola en brazos.

Oh, eso fue tan bueno.
Se perdió en el ensueño, las sensaciones fluían a través de ella seduciéndola.
Las llamas en su carne, encendiendo su coño.
Se apoyó en sus fuertes muslos, tratando de aliviar la enorme presión, y se deslizó a sí misma hacia abajo, un gemido desgarrado brotó a través de su beso por el asalto de las increíbles sensaciones que la desgarraban con la fricción del piercing en su clítoris.

¿Por qué era diferente?
¿Por qué no podía darse a sí misma este placer con su propio toque?

Era por la emoción, decidió.
La emoción peligrosamente palpitante tronando a través de su sangre, la hinchazón en su clítoris y en los pezones.

Era el conocimiento de que estaba en los brazos de un hombre muy peligroso.
Pero no un hombre cruel.
Conocía la diferencia.
Había vivido con esas diferencias la mayor parte de su vida.
La oscuridad inherente, la fuerza seductora del hombre la atraía.
Se alimentaba de ella.

—Joder, eres como la dinamita, — gruñó, dejando sus labios de ella, alzando la cabeza, el ámbar de sus ojos castaños era casi como el fuego ahora.

Y prendió fuego a sus sentidos.
Él se despertó. Real y verdaderamente excitado por ella.
Por ella.

—Hazme estallar entonces, — dijo jadeando — Estoy segura de que tengo una mecha muy corta.

Jonas se quedó mirándola, casi escandalizado.
Sus ojos de color azul pálido estaban encendidos por el hambre, con necesidad.
Su rostro sonrojado. Sus rodillas apretaban sus muslos mientras sus manos se ceñían a la curva de su culo.

Demonios, apostó a que podría hacerla terminar una y otra vez.
Si Jonas pensaba que sabía algo, era sobre el placer de una mujer.
Había hecho de eso el trabajo de su vida.
Se había empeñado mucho en practicar e investigar sobre el asunto.
No entendía sus mentes.
No tenía ni idea de cómo descifrar sus emociones.
Pero sabía cómo darles placer.
Y apostaba sus dientes a que podría hacer que esta explosiva mujer estallara como el cuatro de julio.

Era inocente, pero más caliente que el infierno.
Lo veía en ella, y de pronto sintió la necesidad de saber por qué era tan inocente,
¿por qué lo había elegido?, resonaba en su cabeza.

Haría frente a ese problema más adelante.
Ahora, Miley era dulce y caliente entre sus brazos y él la quería desnuda.
La quería gimiendo, retorciéndose, gritando por su liberación.

—Entonces voy a asegurarme de que lo hagas. — Sonrió hacia ella, la mirada en ojos oscureciéndose.

—Quiero ver que te hace explotar a ti también Nick.

Lo sorprendió otra vez.
Sus manos acariciaron sus hombros.
Su rostro inquisitivo, lleno de caliente lujuria femenina, lo mantuvo paralizado.

—¿Quieres saber lo que me hace estallar? —Susurró, bajando la cabeza para tocar sus labios, mirándola a los ojos.

—Sí—suspiró ella.

—A veces, lo más sencillo. —Mordisqueó sus labios carnosos. —Hiciste venir el infierno sobre mí la semana pasada. En mi ático. Mientras miraba fijamente hacia tu piscina y veía como te tocabas.
Sus ojos se abrieron en estado de shock.

—¿Me viste? —No había el menor indicio de mortificación en su voz. Solo lo justo, que él pudiese intuir, más por quedar insatisfecha que porque él la viera.

—Salté fuera de mi piel mientras te miraba. — Se giró hacia la mesa que había bajo el porche cubierto y la sentó sobre ella.

—¿Te gustó verme? — Hubo un atisbo de timidez, el placer volviéndose a construir retiró el vestido encima de sus piernas.

—Me encantó verte. Y voy a hacerlo de nuevo.

Ella negó con la cabeza.
—Tú me tocarás.

Su respiración era tan fuerte que sus pezones estaban apretando peligrosamente la parte delantera de su vestido amenazando con romperlo.

—Oh, voy a tocarte. — Sólo un poco. Lo suficiente para conseguir ponerla más caliente, hacerla más salvaje. — Entonces, tú me tocaras, Mils Vamos a ver qué tan caliente se puede poner este pequeño cuerpo tuyo.

Se echó hacia atrás, tiró de su camiseta, y tuvo que apretar los dientes.
Sus manos estaban allí, en la estera delgada de pelo que cubría su pecho y llegaba al centro de su cuerpo.
Luego sus labios.

Jesús.
Esta mujer no era de las que querían todo el placer para sí mismas.
Levantó sus manos hacia su cabello y tiró del clip que sujetaba todos aquellos gloriosos rizos, viéndolos caer por su espalda en una franja de rizos sedosos.
No podía esperar a tener esos jodidos rizos sobre sus piernas mientras le follaba esos labios carnosos, suculentos.

—Quiero tocarte. — Sus manos se movieron a su cinturón y Jonas hizo una mueca por la lujuria, la necesidad en su voz.

Todavía no. Joder, todavía no.
Primero la quería sedosa y salvaje.
Quería que ella gritara por lo que necesitara
Y seguro como el infierno no iba a tomar a una virgen en una maldita mesa de picnic.
Era un idiota, pero no había caído tan bajo todavía.

—Todavía no, cariño. —La levantó, haciendo caso omiso de su aliento sorprendido, amó la manera en que sus manos se apretaron en sus hombros, sus uñas clavándose en su carne.
Apostó que era como un gato montés.
Toda garras y calor sedoso.
No podía esperar.
—¿Dónde vamos?
—A la maldita cama, dulzura. —Su voz era ronca, infierno, su cuerpo estaba apretado. — Quiero espacio para hacer esto bien.

Miley tragó con fuerza mientras se movían hacia una habitación bien iluminada.
La cama era enorme y oscura. La luz del sol se derramaba por las cortinas y las persianas abiertas en las ventanas.

—Aquí vamos.

Él puso su espalda sobre la cama, bajando detrás de ella, extendiéndose a su lado clavó sus dedos en su pelo y le mantuvo la cabeza inmóvil con otro de esos profundos y voraces besos.
A ella le encantaba.

Sus labios sobre los de ella, con hambre y profundos, la lengua lamiendo y acariciando, presionando dentro de su boca y haciendo burlas a su lengua hasta que fue a su encuentro.
No había dudas en él.
Sólo hambre.
Dura, hambre masculina.
Se arqueó hacia él cuando le deslizó la falda de su vestido por sus muslos.
Su mano, grande y callosa, le acarició la pierna, el envío llamaradas de sensaciones al rojo vivo corriendo a través de su torrente sanguíneo.
Cuando su mano se ahuecó entre sus muslos, se quedó inmóvil.
Callada.
Sintió que se le apretaba el vientre, su co.ño convulsionó por el placer.
Era aterrador.
Nunca había sentido esto antes.
Incluso en las noches más oscuras cuando la necesidad había desgarrado a través de ella, nunca había conocido esta sensación.
Sus labios se apartaron de los suyos.

—¿Te gusta así?

Había conocimiento en sus ojos.
No se movió, solo mantuvo su mano ahuecada sobre la curva de su sexo.
Miley luchó por respirar, Sus ojos estaban muy abiertos, le devolvía la mirada.
su cuerpo justo sobre el borde que estaba desesperada por volar sobre y sin embargo estaba aterrorizada por la experiencia.

—Cuando te haga llegar, voy a hacer que grites mi nombre.

Tenía los ojos entrecerrados, ahora más ámbar que avellana.

—No te detengas. — Sus manos se apoderó de su muñeca mientras se movía de nuevo.

—Tranquila, bebé. No estamos listos para ir allí.

—Si lo estamos. En serio. —Miley estaba desesperada por ir allí. Su cuerpo estaba pidiendo ir allí.
Su risa era fácil y oscura.

—Vamos a quitarnos esta ropa. No voy a follarte con esa falda alrededor de tus caderas.
Ella no había previsto eso.

—Podrías bajar las persianas, — susurró despacio.

Su sonrisa era sexy, oscura y emocionante.

—Me gusta la forma en que la luz del sol se ve sobre tu piel, — le dijo. — Quiero ver como se derrama sobre esos bonitos pechos.
Sus manos fueron a los botones de su vestido y Miley se congeló.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥