jueves, 2 de agosto de 2012

La caida de jonas' cap 1





Nick Jonas miró por la ventana con una expresión suave.
Sabía que resultaba inexpresivo.
Podía sentir como corría por él una descarga completa por el esfuerzo de mantener el rostro en blanco.

Fascinación. Lujuria.

Debía moverse.
Se dijo que tenía que moverse cuando apretó los puños y se colocó en la pared junto a la ventana del pequeño ático. Iba a moverse.
En apenas un minuto.

Casi se corre en sus pantalones cuando la miró fijamente, perplejo.
No era su culpa.

Se estaba excusando a sí mismo y condenadamente bien que lo sabía.
Estaba demasiado... conmocionado.
Sí, ésa era la palabra. Demasiado conmocionado para mover un solo músculo y arrastrarse lejos de la pequeña ventana con vista de pájaro hacia el aislado patio trasero de los vecinos.

¡Pervertido! Se maldecía a sí mismo.

Eso no lo detuvo.
Estaba paralizado. Su mienbro estaba en el infierno.
Estaba prácticamente babeando sobre el polvoriento suelo del desván mientras observaba con cautela a la pequeña, esquiva y remilgada señorita miley cyrus, desnuda como Dios la trajo al mundo.

Brillaba bajo el sol, con sus delgadas manos en movimiento.


Cerró los ojos
Tragó con fuerza.
Ella pensaba que estaba en la intimidad de su propia casa.
Pensaba que el cercado, que había costado una jodida fortuna y que había construido alrededor de su piscina era lo suficientemente alto como para protegerla.
Que nadie la podía ver.
Que estaba a salvo.



Abrió los ojos.

Sintió el sudor perlando su frente cuando posó sus manos sobre sus pechos.
Ahuecándolos.
Cogiendo sus pezones.

—Cristo, —resopló. Un destello dorado lo cegó momentáneamente.

Santo infierno.

Sentía su miembro imposiblemente gruesa.
Sentía los huevos apretados.
¿Sus bolas? Maldita sea. Apenas podía respirar.

La remilgada señorita cyrus tenía anillos en los pezones.?
si! Unos jodidos anillos en los pezones.
¿Debajo de las blusas formales y las demasiada malditamente largas faldas que llevaba, llevaba malditos anillos en los pezones?

Apretó los puños cuando los apoyó en el marco de la ventana.
Parpadeó por el sudor, y no pudo apartar su mirada de ella

Su largo pelo castaño claro, rizado tumultuosamente, se abanicaba a su alrededor.
Un infierno mucho más largo de lo que él se había imaginado que era.
Y ella era curvilínea. Con curvas en donde una mujer debe de tenerlas.

Y los dedos....

Trató de tragar. Sus dedos estaban tirando de los piercings de oro en sus pezones, y su expresión estaba llena de placer.

Todo su cuerpo brillaba como si estuviera embadurnado con aceite. Obligó a sus ojos a apartarse de sus pezones. Hacia abajo.

—Dios, ten piedad. —Dijo con una respiración rápida y dura.

¡Muy bien! Era un pervertido de Mier.da.!

Se desabrochó los vaqueros, liberando su miembro , y frunció los dedos alrededor del eje, acariciándolo con las manos.

Porque, ella se movía de nuevo. Los dedos de una mano iban bajando por el estómago, a su desnudo, encerado, brillante...

Apoyó la frente contra la ventana circular, miró, luchó por respirar.
Relumbró algo dorado ahí también. Lo vio sólo un instante.
Lo suficiente para un ojo bien entrenado, miley cyrus tenía un piercing en la capucha de su clítoris.

Y ella estaba jugando con él. Tirando de él. Acariciando su clítoris con los brillantes dedos.
No se retorcía. No se arqueaba para darle un espectáculo.
Era una mujer perdida en su propia fantasía, su propio toque.
Tenía los dientes apretados sobre el labio inferior, la transpiración brillando sobre su piel.

Como aceite brillando sobre ella. Y se estaba acariciando. Poco a poco. Disfrutando de ello. Una mujer a quien le gustaba divertirse. A quién le gustaba el tormento. Una mano lenta.

El igualó los movimientos sobre su polla con sus delgados dedos moviéndose entre sus muslos. Bueno, él estaba jodidamente duro viendo el mejor pedacito de carne de la ciudad tocándose.

Maldita sea. Estaba bien. ¿Quién lo sabría?

Se acarició la po.lla, sintiendo los dedos de ella sobre su carne, hábiles, fluidos por el aceite.
Se apretó la dura cresta, sintiendo el acero que atravesó la cabeza de su pene, se acarició el eje, y sintió que su pecho se apretaba con la construcción de la liberación dentro de sus pelotas.

Y ella todavía jugaba.

Su mirada se redujo en ella. Su expresión era casi angustiada.
Sus dedos se movían más rápido ahora, acariciando. Sus dedos frotando suavemente.
Se acarició con el pulgar sobre la curva por debajo de la cabeza de su po.lla mientras se imaginaba el piercing en el clítoris.

Ah infierno. Maldita sea. No podía manejarlo.
La miró. Sus dedos, su rostro, el sudor que corría por su pelo y luego estalló.

Sintió el rugido roto que salió de su garganta, su semen explotando desde sus bolas, salpicando contra sus dedos cuando las caderas de miley se arquearon y se torció su expresión…

Con decepción.

Su mano golpeó el cemento junto a ella. Se sentó, empujó los dedos por su pelo y luego se levantó y entró de nuevo en su casa mientras Jonas la miraba en estado de shock.

¿Su semen se estaba enfriando en sus dedos y miley se había quedado insatisfecha?

Parpadeó hacia abajo a la piscina cuando agarró una camiseta vieja y ausentemente se limpió de los dedos su liberación, su po.lla aún estaba dura.

Miró fijamente por la ventana, entrecerrando los ojos.

La mayoría de las casas en la zona eran de un solo piso, con muros para dar privacidad en torno a ellas.
Lo que ocurría era que la de Jonas era un poco más alta que la mayoría, lo cual le permitía tener un ático más alto.
Lo suficientemente alto y con la ventana situada justo en el lugar apropiado para mirar hacia abajo, directamente a su piscina.

Por alguna razón desconocida, había pocas casas construidas en la misma línea en la pequeña ciudad del sur de Texas.
Así sucedió, la suya era una de esas.

Sonrió por su suerte. Luego frunció el ceño cuando se ajustó los pantalones vaqueros y se trasladó a la puerta de la buhardilla hacia abajo por la larga escalera de caracol de metal que conducía a la cocina.
Maldita sea si la señorita cyrus no le acababa de dar el orgasmo de su vida o algo así.
Le vino a la mente la idea de ella, decepcionada. Húmeda. Preparada.

Mier.da. Preparada. Miley cyrus . La mujer que asumió era virgen. Al menos, ese era el rumor. ¿Virgen? ¿Con los piercings? No era probable.

Satisfecha era otra cosa por completo diferente, y tanto como a él le hubiera gustado ayudar a la señorita miley a encontrar su orgasmo, ese no iba a ser su objetivo en la vida.





aviso : esta nove es media perver' :3
no me responsabiliso de los daños causados ahhaha
espero que les guste :D
las quiero niñas♥

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