martes, 31 de julio de 2012

Seduccion Peligrosa cap 14





Miley abrió mucho los ojos, sorprendida, y se le cortó la respiración

-Quiero una esposa y, en su momento, hijos - le dijo Nick seleccionando la última palabra con una calma completa -. También te quiero a ti. Al parecer, los dos queremos las mismas cosas en este momento de nuestras vidas. ¿Por qué no las buscamos juntos?

Miley se humedeció los labios con la lengua.
Tenía la mente completamente en blanco.
Nick se acercó un paso.

-Ya tenemos la pasión, sin la cual un matrimonio de conveniencia no tiene esperanza de prosperar. Tú me deseas, bella mía... no te avergüences de admitirlo.

-No me puedo creer que quieras casarte.

-Tengo treinta y cuatro años, Miley... y te confieso abiertamente haber disfrutado de mi libertad durante muchos años. Además, no son sólo las mujeres las que sienten la necesidad de sentar la cabeza con un compañero.

-Lo sé, pero...

-Un matrimonio práctico y una relación civilizada... eso es lo que te estoy ofreciendo. Donde no hay emociones fuertes, no puede haber tampoco fuertes dolores. En pocas palabras, no te voy a hacer daño, Miley.

Nick no quería una esposa que estuviera locamente enamorada de él.
No quería transformarse en el foco de emociones que no tenía intención de devolver.
Eso tuvo sentido para ella. Las mujeres enamoradas pueden ser criaturas muy exigentes.
Una mujer enamorada de un hombre que no la ame a ella puede volverse celosa, insegura y posesiva con mucha facilidad, si el desequilibrio en la relación empieza a amenazar su autorespeto.

-¿Por qué yo? - murmuró Miley - Apenas me conoces.

-Lo siento, pero no estoy de acuerdo en eso. Llevas un año trabajando para mí. Sé que eres eficaz trabajando bajo presión, una perfeccionista y una perfecta organizadora. Eres puntual. Tus subordinados te quieren y respetan, pero te tienen por reservada, ya que nunca participas en los cotilleos de la oficina.

Miley se había ruborizado ferozmente.

-Espero que pongas todo eso en la carta de recomendación que me des cuando tenga que buscarme otro trabajo. Parezco la empleada modelo.

-Y así es; además, nunca has sido ambiciosa tratando de escalar puestos.

-No.

-Lo que me viene muy bien. Yo viajo mucho. Una esposa con un trabajo exigente tendría poco tiempo para pasarlo en casa con la familia, en mi ausencia.

-¿Casa y familia?

-Y, si me perdonas, creo que también te he visto en lo peor.

-¿Borracha y desesperada?

-Pero seguías siendo fuerte, merecedora de todo mi respeto. Te comportaste con una remarcable contención. Yo admiro eso.

-Nick, no puedo negar que me tientas... pero no creo que esté ahora mismo en un estado mental adecuado como para poder tomar semejante decisión.

-Puede que creas que todavía no me conoces lo suficiente.

-No, te conozco ya bastante. Una cosa que me ha enseñado este problema que he tenido con Liam es que, aunque lo conozco de toda la vida, realmente no lo conocía de verdad. No sospechaba que siguiera sintiendo atracción por Selena y no me di cuenta de nada raro en su comportamiento. Como tú dices, el amor hace que te fíes de la gente, te da una imagen falsa y rosa, además de que te llena la cabeza de pájaros. ¿Fue así para ti...? Me refiero con...

-¿Elisa? Naturalmente. A esa edad yo era un gran romántico. Pero el dolor se esfuma... eso te lo puedo garantizar.

-Eres un hombre muy rico. Debe haber montones de mujeres... Ya sabes... que te pueden venir mucho mejor que yo...

Nick sonrió cínicamente.
-Pero tú eres muy especial. Mi riqueza no te tentó nada la semana pasada y no te apartó de tu línea moral. Eso me gustó. Puede que no me guste la idea de casarme pensando sólo en lo que puedo conseguir materialmente.

-No sé qué decir...

-Di que sí -dijo él tomándola de las manos.

-Sería una locura.

-Si crees eso, es posible que mi talento como negociador esté fallando.

-No puedo pensar bien...

Nick se rió suavemente y los ojos le brillaron de satisfacción.
Luego le apartó un rizo de la frente y a ella se le aceleró el corazón.

-También me gusta el hecho de que te excito...

Miley se ruborizó y bajó la mirada, dándose cuenta de que sus endurecidos pezones la estaban traicionando.

-No seas tímida - dijo él pasándole la mano por dentro de la camiseta y acariciándole luego la piel desnuda.

Miley dejó de respirar.
Nick apartó entonces el sujetador y tomó sus senos en las manos.
Esa sensación encendió un fuego entre sus muslos y se estremeció.

Nick bajó entonces la cabeza y le recorrió el labio inferior con la lengua y entonces, con toda precisión, la metió en el húmedo interior de su boca, ya entreabierto para él.

-Si no te transformas en mi esposa, te haré mi amante - la previno luego Nick - Y no me voy a retirar caballerosamente.

Luego se apartó de su lado y le arregló la ropa. Miley estaba temblando.

-Si me vuelves a hacer esto, Nick, te abofetearé. Yo no soy un juguete sin cerebro con el que puedas jugar. ¡No me dejaré controlar ni manipular por ti!

-Pero te casarás conmigo.

Esa convicción con que lo dijo desequilibró más todavía a Miley.

-Yo... tengo que pensarlo.

-No, mira, quiero una respuesta ahora mismo. Bastará un sí o un no. De momento.

Miley lo miró fijamente a los ojos.
Nick le estaba ofreciendo todo lo que siempre había deseado en unos términos que podía soportar perfectamente.
Por otra parte, su orgullo se alegraba de saber que Nick la deseaba y la valoraba.
Eso era como un bálsamo para su dolorido ego y Nick le estaba ofreciendo un escape increíblemente bienvenido de una situación que estaba amenazando con transformarse en insoportable.

-Sí.

Cuando dijo esa palabra estuvo a punto de arrepentirse casi inmediatamente, pero entonces pensó en lo que sería estar presente cuando Selena se casara con Liam.

Sería objeto de la lástima de todo el mundo, el espectro de la fiesta, la vergüenza de todo el mundo.
En una familia pequeña no había sitio para la novia rechazada y para su reemplazo.

¿Por qué ponerse a sí misma en semejante situación humillante?
Seguramente nadie podría sentir lástima por la esposa elegida por Nick Jonas, ¿ verdad?



Seduccion Peligrosa cap 13




En la cocina, Janice estaba preparando frenéticamente una bandeja para el té.

-¡Han venido Liam y sus padres! ¿Qué les vamos a decir tu tío y yo?

Miley casi se rió, pero tuvo miedo de que, si lo hacía, no iba a ser capaz de parar.
¿Liam allí? ¿Y con sus padres? Ya sabía lo afectados y furiosos que estaban los hemsworth.
 Si estuvieran en la Edad Media, la habrían hecho quemar en la hoguera, por bruja.

En el pasillo, se vio interceptada por Liam, que salía del salón.

-Miley... tenía que verte. Tenemos que arreglar esto.

-¡Di la verdad! -dijo ella intentando soltar su brazo.

-¿Por qué le dijiste a tu tía que habíamos terminado? ¿Por qué todo el mundo habla de que has salido en esa estúpida foto con Nick Jonas? ¿No te das cuenta de que me estás haciendo quedar como un verdadero beep? Yo sé que no hay nada entre Jonas y tú... que no lo puede haber. Pero eso sólo hace las cosas más complicadas.

Entonces sonó el timbre de la puerta y lo hizo como si se le hubiera pegado el dedo a alguien.

-Suéltame -exclamó Miley, temblorosa.

-Te amo y sigo queriendo casarme contigo... Si no hablamos, ¿cómo vamos a arreglar esto?

Miley no pudo seguir soportándolo.
Era como si Liam estuviera viviendo en algún mundo propio y fantástico.

Se soltó con tanta fuerza que casi chocó con la puerta de la calle.
La abrió entonces, en su rostro se veía su desesperación.

Era Nick.
La sorpresa hizo que ella retrocediera de golpe.
Pero experimentó una oleada de alivio tan poderosa que se mareó.
Entonces unos fuertes brazos la sujetaron antes de que le fallaran las rodillas.

-¿Qué está pasando aquí? -preguntó él.

-Nick... ¡Sácame de aquí, por favor!

-¡Aparte las manos de ella! - gritó Liam al cabo de un momento.

Nick no le hizo ni caso y se llevó a Miley hacia un Bugatti deportivo.
La instaló tranquilamente en el asiento del pasajero y murmuró suavemente:

-Vuelvo dentro de un momento, cara.

Miley contuvo la respiración.
¿Es qué se había creído que Nick era una especie de caballero andante?
Lo único que sabía era que nunca en su vida se había alegrado tanto de ver a alguien.
En ese momento era más que suficiente.

Vio a Nick salir de nuevo de la casa y se preguntó qué habría hecho allí.
Cuando se sentó a su lado, le dijo:

-¿Tienes alguna preferencia a dónde ir?

-A cualquier sitio.

Entonces él se rió espontáneamente.
-Dío, he programado bien mi llegada. También tengo algunos planes.

-¿Por qué has venido?

-Te echaba de menos.

-lnténtalo de nuevo.

-Me preocupaba un poco el efecto que podría causar toda esa publicidad. ¿Has visto lo último que ha salido?

-Yo creía que ya habían pasado mis quince minutos de fama.

Entonces él le pasó una revista en la que se leía que delta goodrem  estaba furiosa por haberse visto reemplazada por lo que ella llamaba una impertinente pequeña secretaria y la actriz afirmaba que la tal secretaria le había dicho que Nick era un cerdo devorador de mujeres.

-Es cierto que lo dije - susurró Miley - Se lo dije cuando llamó... que estaba bien sin ti. Tienes toda la razón para enfadarte conmigo.

-Fue un buen análisis de mi carácter en esas fechas. No me importa mucho, pero conozco a delta y sé que encontrará la manera de hacer rodar la historia.

-Selena está embarazada - dijo ella entonces, sin saber por qué.

Nick se echó a reír y Miley lo miró, sorprendida.

-Lo siento, cara. No ha sido muy amable por mi parte. Pero es que nunca se me hubiera ocurrido que fuera una joven tan decidida.

-Liam no lo sabe todavía. Por supuesto, cuando lo sepa... me dejará en paz.

-¿Es eso lo que quieres?

-Sí... absolutamente.

-Sospecho que ya no te volverá a molestar. Cuando volví a la casa se lo dije a todos.

Miley se tensó en su asiento.
-Les dijiste, ¿qué?

-Les dejé claro que nuestra relación sólo empezó cuando tú descubriste que tu novio y tu prima se habían estado viendo a tus espaldas. He sido más amable con ellos que lo ellos lo fueron contigo. No me he referido al hecho de que los pillaras en la cama. No comprendo muy bien por qué has querido protegerlos, teniendo en cuenta el tratamiento que, evidentemente, has estado recibiendo.

-Eso va a destruir a mis tíos

-Que los destruya. Ella es su hija y tú no eres su guardiana.

-¡No tenías ningún derecho a contárselo!

-Visto lo que oí cuando entré en el salón, la verdad es que disfruté haciéndolo. Tu prima imitó un desmayo de lo menos convincente. Tu ex novio me pareció como una trucha que se hubiera tragado el anzuelo. Antes de que me marchara, una mujer rubia con un collar de perlas hizo un comentario de lo más florido acerca de la moral de tu prima, ella se despertó de su desmayo como un vampiro de su tumba y se puso a gritar a toda voz.

-Supongo que te resultó muy divertido...

Pero la verdad era que a ella también se lo pareció, para sus adentros.

-Ya lo ves, querida. Puedes reírte y sonreír de nuevo.

-¿Aun cuando me odie a mí misma por ello? ¿Aunque no tenga ningún derecho a sentirme superior a Liam y Selena? El mismo día... me acosté contigo.

-Pero tú no lo habrías hecho nunca si te hubieras seguido considerando moralmente atada a él. Eres demasiado leal. Ni yo me creo que hubieras podido practicar una traición como la suya. Por otra parte, creo que te vendría bien dejar de pensar como una niña recién salida de un colegio de monjas. Nadie es perfecto.

-Yo les debo mucho a los padres de Selena. Si no me hubieran dado un hogar cuando yo tenía cinco años, habría tenido que ir a un orfanato. Me criaron como si fuera su propia hija.

-Mentirosa. He visto un montón de fotos en esa habitación y ninguna era tuya. Les vino muy bien cuando dejaste de estudiar a los dieciséis años y empezaste tu propia vida.

-Esa fue mi elección. No podía esperar más de ellos. Mi tía no es que tuviera muchas ganas de hacerse cargo de mí. Soy hija de soltera.

-No es algo poco habitual hoy en día.

-Mi padre era un camarero griego.

-Una sangre rica y mediterránea... ¿Es que yo he de disculparme por la mía? - le preguntó Nick altaneramente.

Miley no tuvo más remedio que reírse.

-No me estaba disculpando...

-Sí. ¿Cómo se conocieron tus padres?

-Mi madre estaba de vacaciones. Sólo llevaba fuera una semana. Tenía veintiún años. Nadie quiso que me tuviera, pero ella sí lo hizo. Mis tíos se hicieron cargo de mí, ya que Selena era sólo un año mayor que yo. Tenían que hacerlo.

Nick no hizo ningún comentario. Miley apoyó la cabeza en el respaldo y añadió:

-Como ya es habitual, no te he preguntado a dónde vamos.

-Realmente, no te importa.

-No, la verdad es que agradezco la intervención.

-Yo no quiero tu gratitud, cara.

Un extraño escalofrío le recorrió la espalda. La pared de hielo que siempre había procurado poner entre ellos ahora le parecía imposible de mantener.

-Ya casi estamos -le dijo Nick saliendo de la carretera y tomando un camino entre árboles.

-¿Dónde?

-En Ladymead Hall. Está en venta y tengo una cita para ver la mansión.

-¿Quieres una casa en el campo?

-Una base cerca de Londres.

Nick apagó el motor delante de la mansión, Ya había allí un Mercedes aparcado.


Miley le echó un vistazo a la fachada de ladrillo de la casa, estilo isabelino.
Salió del coche y vio como la luz del sol se reflejaba en las ventanas; en algunas de las cuales faltaban los cristales.
El antiguo edificio tenía el mismo aire de abandono que los campos que lo rodeaban.

-¿Quieres que te espere en el coche? - le preguntó a Nick.

-Claro que no.

Nick se acercó entonces al vendedor, habló con él un momento y se reunió de nuevo con ella.

-Vamos a explorarla solos. Tú me darás tu punto de vista femenino.

El interior estaba bastante mejor conservado que el exterior. Tenía una enorme cantidad de habitaciones, tantas que Miley perdió la cuenta.
Las recorrieron casi sin hablarse, pero muy cerca el uno del otro.

Finalmente, una larga galería, con la luz del sol entrando por una vidriera con forma de diamantes, hizo que Miley suspirara soñadoramente.

-Es una casa muy grande.

-¿Tú crees? Me parece que va a necesitar mucho trabajo para arreglarla. Tengo que confesarte que preferiría comprarla después de que alguien hubiera hecho todo el trabajo sucio. Pero la verdad es que me la puedo imaginar como una casa de familia, como un hogar.

-Sí - suspiró ella.

-Cásate conmigo y hagámoslo realidad...


Seduccion Peligrosa cap 12





-Dios sabe que Liam se merece una explicación! - exclamó Janice Gomez irritada -. Te has comportado fatal. Todo el mundo habla del asunto... y ¿qué crees que van a pensar los Hermsworth? ¡Ellos te han tratado como a una hija!

-Lo siento -susurró Miley agitadamente.

-Me mentiste. ¡Me dijiste que Liam y tú habíais decidido que no os podíais casar; no tuviste la decencia de decirme que había otro hombre!

Miley había pensado no decir nada, si no discutía, aquello pasaría antes.
Pero, después de los tres espesos días de recriminaciones que siguieron a la publicación de esa maldita foto suya con Nick, esa creencia iba siendo cada vez más débil.

A Miley no se le había ocurrido cuando abandonó Londres para refugiarse en casa de su tía que le iba a tocar jugar el papel de culpable. Liam estaba haciéndose el mártir, el inocente, la estaba dejando a ella llevarse todo el peso de la artillería.

-Déjalo ya, mamá - dijo Selena apareciendo en la puerta de la cocina sonriendo brillantemente -. Por lo menos no habíamos mandado las invitaciones de boda.

-Voy a por la colada - dijo Miley entonces.

Cuando salió por la puerta trasera dio una poderosa bocanada de aire fresco. Dentro seguían las recriminaciones de su tía.

-Al parecer, la sangre de su madre ha salido a la luz. Nadie puede decir que yo no haya tenido cuidado criando a Miley... - dijo janice

Miley se apartó de allí y empezó a quitar la ropa de la cuerda.
Estaba allí, absorta en sus pensamientos cuando una voz dijo a sus espaldas

-Ya sabía que no contarías nada.

Miley se dio la vuelta rápidamente y se encontró con su prima Selena a pocos metros.

-Sólo porque creo que no serviría de nada.

Selena se rió.
-Liam ni siquiera me habla. Sigue pensando que fui yo la que hizo esa llamada telefónica.

-Por supuesto que fuiste tú.

-¡No fui yo! Alguien que sabía lo de Liam y yo, evidentemente, decidió que sería divertido hacértelo saber. Tal vez alguien que trabaje con él, que nos vio juntos. No lo sé... ¡Pero no fui yo!

A Miley no le importaba nada en ese momento quién había hecho la llamada, pero le resultaba divertido de alguna manera la forma de defenderse de su prima.
Era culpable de haberse acostado con Liam y de no tener el menor sentimiento de culpa por ello, pero no de haber hecho esa llamada.

-Cuéntame la verdadera historia con Nick Jonas.

-¿Por qué?

-No me vendrían mal unas risas para animarme el día. Mamá tiene que estar loca para imaginarse que puedas haberle llamado la atención a Nick y, ¡Mucho menos, haberte llevado a su casa a pasar la noche! Nick ni siquiera me dio la hora a mí cuando lo conocí. ¿Por qué te crees que me lié con franki? Me apuesto cualquier cosa a que lo más íntimo que hiciste con él fue tomarle un dictado mientras desayunaba.

Miley se volvió hacia la pared y se agarró a ella.
Pensó en todos los años que había desperdiciado tratando de ser amiga de Selena y se preguntó por qué lo había intentado.
Selena nunca la había perdonado el que le hubiera privado de ser la hija única y eso lo había demostrado últimamente acostándose con su novio.

-¿Por qué lo hiciste? -le preguntó Miley sin esperarse realmente una respuesta.

-Liam no te ama a ti, sino a mí... ¡Pero no tiene el valor de admitirlo! - dijo Selena, poniéndose súbitamente a la defensiva.

Miley se volvió lentamente, su rostro reflejaba la sorpresa.

-Su madre me odia. Cree que soy una cualquiera. Liam también lo cree. ¿Por qué te crees que se fue contigo? Me quiere, pero no me quiere, así que jugó a lo seguro.

Dándose cuenta del amargo resentimiento que había en los ojos de Selena, Miley se sorprendió más aún.
Irónicamente, no se le había ocurrido que Liam le importara realmente a su prima.
Había dado por hecho que todo ese episodio no había sido más que otra demostración de la necesidad de su prima de destruir cualquier cosa que ella valorara.
Un acto de desprecio y superioridad.

-Pero sólo hay una cosa de la que yo quiero hablar - continuó Selena, enfadada -. Liam está actuando como un beep, persiguiéndote, negándose a tener nada que ver conmigo, pero eso es sólo porque se siente culpable. Libéralo del anzuelo. Dile que lo comprendes y que aceptas que vuestro compromiso ha terminado. No quiero que se sienta atrapado conmigo.

-¿Atrapado?

-Creo que puedo estar embarazada.

Aquello fue como si Miley recibiera un puñetazo en el estómago.
Se quedó pálida.
En un momento supo que su dolor no había terminado todavía.
Había afrontado cara a cara la traición de esos dos, pero aún así el concepto de Selena embarazada de Liam la ponía enferma.
Se había esperado ser ella la que llevara un hijo de Liam.

-¡Y no se lo voy a decir hasta que no deje de hacer el estúpido contigo!


-Puede que yo haya contado cosas...

-¡No! No hay ninguna razón para que nadie sepa que me han pillado. Tú te vuelves a Londres, yo me dedico a consolar a Liam y luego desapareceremos marchándonos a alguna playa sin hacer ruido. Todo el mundo pensará que somos muy impulsivos, pero dudo que alguien piense que se trata de unas prisas.

-Lo tienes todo pensado.

-Liam es mío - dijo su prima con énfasis -. No puedo decir que lo siento cuando no es así. Pero sí que te puedo asegurar que no fui yo la que hizo esa llamada telefónica.

Miley se rió histéricamente.
Selena no sólo se esperaba que le sacara las castañas del fuego, sino que además tenía que interceder por ella ante Liam.

Su prima no estaba tan segura de Liam como quería estarlo.
Pero entonces, ¿por qué se había quedado embarazada?
Eso, dada la experiencia de Selena, era de lo más improbable que fuera un accidente.
Cielo Santo, ¿desde hacía cuánto que se llevaban viendo a sus espaldas?


Dama de treboles cap 6




 Ya lejos del último suburbio, ella pareció relajarse y adoptó una postura más cómoda.
Nick, pendiente del caballo, la observaba de tanto en tanto.

Durante el breve trámite en la casa del juez, se fijó en el gorro de tela que caía a su espalda.
Si entonces le pareció anticuado, ahora que lo llevaba en su sitio anudado bajo la barbilla no pudo evitar pensar que un gorro como aquél debió de utilizar su abuela cuando partió de Irlanda.

  —Miley, ¿no es así? — Rompió el hielo —. ¿Qué edad tiene?

  —Veintitrés años. — Dudó antes de preguntar —. ¿Y usted?

  —Seis más. — Hizo una breve pausa — A su edad, la mayoría de las mujeres ya tienen varios hijos. ¿Por qué no se ha casado?

  — Mi madre adoptiva nunca consideró el matrimonio como algo adecuado para mí.

  — Debo entender entonces que ésta es la primera proposición que recibe.

  — Si, así es.

  — ¿No ha tenido pretendientes? ¿Nunca la han cortejado?

  —No.

  —¿A qué se dedicaba entonces? Quiero decir… — preguntó sin entender.

  —Durante unos años ayudé a la señora cyrus. Ella atendió a los soldados heridos en la guerra. Al enviudar, regresó a Kiowa. Desde entonces, ejercía de comadrona y asistía a enfermos. Y, en los últimos meses, me dediqué a atenderla a ella durante su enfermedad.

  —Entiendo. — Optó por no insistir —. ¿Qué le paso en la mano? — recordó de pronto.

  —No lo recuerdo, debí de hacérmelo siendo muy pequeña, pero no me causa ninguna molestia. No me impide trabajar, si es eso lo que le preocupa.

  —No lo he dicho con esa intención — replicó áspero.

  Nick Jonas era muy reservado y respetuoso con la intimidad ajena, pero le incomodaba la actitud de Miley.

Contestaba con las palabras justas, con un tono lacónico que no dejaba entrever emoción alguna. Desde que se conocieron, ella no había mostrado ni una sonrisa, ni un mal gesto.

La única parte de su rostro que permitía adivinar algún sentimiento eran sus ojos y, con aquel gorro horrendo, quedaban fuera de su vista.

  —Señor Jonas — dijo volviendo el rostro hacia él — Si le apetece que paremos a comer, he traído algo de pan y jamón asado; aunque si prefiere continuar, por mí no hay inconveniente.

  Nick, pese a que no acostumbraba realizar paradas en un trayecto tan corto, convino en hacer un receso.
El viaje que un jinete recorría en apenas una hora, en vehículo rodado suponía el doble de tiempo.
Pero tendría que armarse de paciencia porque el Surrey constituía parte de sus ganancias.

  —De acuerdo, pararemos un poco más adelante.

  Por lo menos era previsora, pensó. Y por primera vez se había dirigido a él, pero había algo que no encajaba y de inmediato supo qué era.

  — Miley, , ahora que estamos casados sobran los formalismos. Deberíamos tutearnos. Y mi nombre es Nick — le recordó.

  —Nick — pronunció pensativa — Es un bonito nombre.

  — Miley, también lo es.

  —Nunca he conocido a nadie con ese nombre.- dijo ella

  —Yo tampoco — aseguró — Es irlandés.

  —¿Eres de ascendencia irlandesa?

  —Mis abuelos emigraron desde Irlanda. Mi padre nació en Chicago, pero siempre se consideró irlandés. Por tanto, yo también lo soy.

  —Entonces, eres católico.

  —A mis padres no les quedó más remedio que adaptarse a las circunstancias. Indian Creek no es Denver, no hay mucho donde elegir. El predicador que tenemos es metodista, el anterior era presbiteriano, ¿qué más da? No creo que Dios nos lo tenga en cuenta y tampoco me preocupa.

  —¿Tienes hermanos? — preguntó con curiosidad.

  —Una hermana mayor que yo, y tuve un hermano al que no conocí. ¿Y tú, de dónde es tu familia?

  —Nunca lo he sabido. Mis padres murieron y no tuve hermanos.

  Nick advirtió que la pregunta la había incomodado. Tal vez resultaba inoportuna dada su condición de adoptada.

  —Puede que seas irlandesa. Pedí ayuda a la chica del cuadro, tú me enviaste a la dama del  shamrock y gané la partida — le explicó tocándose el bolsillo de la camisa donde guardaba el naipe — Puede decirse que estamos casados gracias a ella.

   Miley,  lo miró halagada al saber que se había fijado en ella antes de conocerla.
Y él respiró satisfecho al ver que había conseguido despertar su atención.

  —¿Qué es el shamrock? No lo habla oído nunca.

  —Es el nombre del trébol en gaélico, el símbolo de Irlanda. También es el hierro con el que marco mis reses.

  —Dicen que los tréboles atraen la buena suerte.

  —Esos son los de cuatro hojas. El trébol de la baraja tiene tres hojas, como el shamrock.

  —Aunque tenga tres hojas, a mí me ha traído la buena suerte — afirmó pensativa —. Te recuerda tus raíces, ¿verdad?

  —La vieja patria; es importante no olvidar de dónde procedes. — Miley, bajó la cabeza y él lamentó el comentario —. Pero significa también mi presente y, desde esta mañana, el futuro. Los sucesos más importantes de mi vida llevan la marca de un shamrock.


Dama de treboles cap 5




 —Eso es todo. A partir de este momento quedan ustedes unidos en matrimonio, con los derechos y obligaciones para ambos que dicho compromiso con lleva. - dijo es juez

   Nick Jonas asintió sin variar el semblante taciturno que había lucido durante el enlace.

Una vez firmaron ambos, guardó el contrato matrimonial y estrechó la mano al juez.

Entendió la obstinación de McNabb en ejercer de testigo, a fin de cuentas se trataba del tutor de la que ahora era su esposa y tenía sentido que quisiese asegurar su futuro.
Pero le intrigó tanta insistencia en quedarse con una copia del certificado.

  — Señores — saludó Nick a los dos testigos tocándose el ala del sombrero —, si nos disculpan, mi esposa y yo tenemos por delante veintiuna millas de viaje.

   Ni se molestó en darles la mano, McNabb no le inspiraba respeto alguno y el otro era un anónimo escribiente del juez.
 
 Miley sospechó con tristeza que aquella ceremonia fue la más tensa y fría que debió de celebrarse en Kiowa Crossing en mucho tiempo.

No hubo anillos, ni palabras cariñosas; tan sólo en el momento de asentir, cuando aquel hombre le tomó la mano y vio la terrible quemadura que desdibujaba su palma de una manera lastimosa, le dirigió una mirada interrogante.
Eso fue todo, ni siquiera un beso rápido con el que sellar su compromiso.

Nick sólo deseaba acabar cuanto antes con aquel engorroso trámite mediante el que se unía a una desconocida.
Se había dejado llevar por una corazonada.

Por primera vez se sintió vulnerable en presencia de una mujer y eso le sugirió que su flamante esposa debía de encerrar alguna cualidad fuera de lo común.
Pero de ser cierto, la tenía tan oculta que todo su aplomo empezaba a diluirse.

Por su cabeza bailó la idea de que pudiera ocultar un turbio asunto o que pretendiese cualquier suerte de engaño, pero la desechó.

De algo estaba seguro: su mirada era noble y eso bastaba para estar tranquilo.
Tiempo habría para conocer los verdaderos motivos que la habían llevado a contraer matrimonio con tanta precipitación y sin oponer reparo.

 —Habrán de disculparme, pero no les acompañaré hasta el coche. He de resolver un trámite ineludible con el juez — arguyó McNabb con una sonrisa de satisfacción.

Miley se detuvo, no pudo evitar una replica a aquel comentario cuyo verdadero significado sólo conocían ellos dos.

  —Por fin lo ha conseguido, señor McNabb — dijo con calma ella

  —Así es, y que obtengo vale mucho más que lo que dejo marchar.

  Jonas apenas presto atención a la extraña despedida.
Poco afecto podía esperarse entre dos personas que apenas se conocían.

Sospechó que para McNabb suponía un triunfo el haber conseguido casar a su inesperada pupila, pues con ello eludía la obligación de mantenerla.

Miley apartó la vista y siguió a su esposo hasta el Surrey de dos plazas que perteneció a la viuda cyrus


  Jonas cargó en el diminuto portaequipajes la bolsa de mano de Miley y lo que parecía un mantel anudado como un fardo.

Le extrañó su exiguo equipaje, aunque tampoco esperaba voluminosos baúles rebosantes de vestuario.

Ató al caballo con el que había cabalgado a Kiowa a la trasera del coche y, una vez acomodados en el pescante, agitó las riendas.

  Aquella insólita mañana del 21 de junio acababa de decidir su futuro.

Podía haber regresado a Indian Creek arruinado, pero retornaba con esperanzas renovadas y una mujer a su lado que, para su sorpresa, mantuvo la vista al frente al abandonar Kiowa Crossing sin atisbo de despedida.

A trote ligero fueron dejando atrás las casas acomodadas que conformaban el paisaje urbano; Miley en ningún momento volvió la cabeza, como quien no dejara nada en aquella ciudad.



lunes, 30 de julio de 2012

Dama de treboles cap 4




Miley atravesó veloz el corredor del primer piso con aquel apellido resonando en sus oídos.
Tendría que habituarse a él, porque a partir de ese día sería también el suyo.
Un nuevo nombre, ojalá que fuese el definitivo.

   No había tiempo que perder. Temía que aquel hombre se echara atrás, o algo mucho peor, que McNabb se resistiese a dar su consentimiento.

A toda prisa, agarró un bolso de viaje del dormitorio de Cordelia.

No pensaba llevarse nada que no le perteneciera, pero aquello no contaba y ella ya no estaba para dar su opinión.

Ya en su dormitorio, tomó el contenido de los cajones de la cómoda y lo introdujo sin miramientos en el maletín. Resultaba demasiado pequeño pero tampoco poseía baúl. Decidió llevar sólo la ropa menos voluminosa. Ya vería la manera de que el señor Jonas le proporcionara cualquier cosa que resultase imprescindible en el rancho.

   Intentó no olvidar nada importante. Poco había que pensar, en realidad nada tenía que considerase propio.

¡El libro! A toda prisa abrió el cajón de su mesilla de noche. Acarició la tapa con un suspiro de alivio, dando gracias por no haberlo olvidado, y forzó el maletín hasta que lo ubicó en un lateral.

Abrió de nuevo el armario. En su equipaje no cabía ni una prenda de abrigo, pero el invierno que daba lejano y lo importante era salir de aquella casa cuanto antes.

 Miley Consiguió meter un par de zapatos y, ya sí, dio por finalizado su equipaje.

   Sentada en la cama, dio un último vistazo: aquellas cuatro paredes habían sido su refugio durante los últimos ocho años.

Acarició la colcha de croché cuya confección la mantuvo ocupada tantas tardes en silencio.
A través de la ventana, contempló el oscuro callejón y se consideró afortunada, iba a vivir en el campo.

Imaginó espacios amplios y luminosos, deseando oír el murmullo de las hojas cuando las zarandea el viento, ver la hierba moverse en los prados como un inmenso mar verde que cambia de tono a merced de La brisa.

Como cuando era niña.

  Y debía ser valiente para enfrentarse a la nueva vida que aquel desconocido le brindaba.
Se lo había advertido con toda claridad, «no espere otra cosa que trabajo».
No lo esperaría, estaba dispuesta a aceptar sus condiciones y a conformarse con lo que le ofreciera.

Algo le decía en su interior que aquel hombre era una buena elección.
Lo supo desde el momento en que lo vio por primera vez.
Muy a su pesar, hubo de reconocer que cuando la miró con aquellos ojos del color de la corteza del abeto sintió un escalofrío.

Su cuerpo era tan grande que invitaba a recostar la mejilla en su pecho y dejarse envolver entre sus brazos gozando de su protección
Mejor no pensar en ello porque de su actitud dedujo que jamás cabría ninguna posibilidad de ternura entre los dos. Sus palabras fueron rudas y su actitud hiriente.

sólo le faltó examinarle la dentadura.
Pero llevaba años resignada, qué más daba una herida más.
Pensó en sus padres y rogó que permanecieran a su lado, convencida de estar haciendo lo correcto.
 
Temió que la rechazase al conocer su pasado, pero no tenía por qué enterarse
No parecía hombre de muchas palabras.
Ella haría lo mismo, callar y obedecer, la misma actitud que mantenía desde su adopción.

 Debía afanarse en no contrariarlo el mismo día de la boda con esperas innecesarias.

Con el maletín en la mano, se detuvo en el quicio de la puerta. «Adiós, Cordelia, hasta siempre».

Se sintió culpable por considerarse dichosa de abandonar aquella casa.

La viuda cyrus le enseñó a ser una dama, le proporcionó cobijo y, a su modo, afecto.

Hasta le dio su apellido. Todo cuanto era se lo debía a ella. Incluso tuvo la paciencia de enseñarla a leer y a hablar con corrección.
Siempre le estaría agradecida, pero su decisión era firme pese a las disposiciones de su madre adoptiva.

   Guardó un par de retratos de la cómoda y supo que ya lo llevaba todo.
No, todo no. Desconocía el trecho que debían recorrer hasta su nueva casa.

Tal vez fuese conveniente tomar algo de la cocina antes de salir.
Si la distancia era larga podrían corner por el camino.
A partir de ahora debía pensar no sólo en ella, sino también en las necesidades de su esposo.

Le inquietó pensar en que tuvieran que dormir durante el viaje, pero descartó la idea.

Llegado el momento, ya vería cómo afrontar la situación con serenidad, porque aquel hombre no parecía encerrar maldad.

Tomó el gorro de la percha y cerró la puerta con cuidado, consciente de que con ese gesto abandonaba para siempre su vida en Kiowa Crossing.
Era hora de emprender un nuevo rumbo y el señor Jonas la estaba esperando.


Dama de treboles cap 3




«Matrimonio», la palabra reverberó en la cabeza de Nick Jonas.
La suerte le había sido propicia y ahora contaba con dinero suficiente para hacer frente a buena parte de su deuda.
Tenía ante sí la clave para retomar las riendas de su vida y esta vez se iba a dejar de exigencias. No volvería a cometer el error de no conformarse con una mujer mediocre.

Los matrimonios, en aquel territorio, solían concertarse por interés; no tenía ganas de galanterías ni intención de recorrer Colorado a la caza de candidata, y casarse a ciegas podía acarrear un funesto resultado. La ocasión parecía prometedora. Un rancho no era hogar para un hombre sólo.

Dada la escasez de mujeres, una joven bien parecida y dispuesta a trabajar a cambio de nada valía una fortuna. Parecía sana y en poco tiempo se acostumbraría al trabajo; además, resultarla mucho más barata que una empleada. Bien mirado, de momento todo eran ventajas.
En cuanto a inconvenientes, sólo reparó en una posibilidad.

   —Señorita…
   —Cyrus — aclaró.
   —Bien, señorita cyrus, debo saber una cosa antes de seguir. No me andaré con rodeos: ¿oculta usted un embarazo y por ese motivo se presta al matrimonio?
   — Acabo de decirle… — comenzó McNabb.
   — ¡Cállate! — atajó Jonas —. Su palabra no tiene ningún valor. ¿Señorita?
   —No — respondió muy serena —. Y no he dicho que vaya a aceptar.
   Jonas, que esperaba una reacción de escándalo o indignación, sólo obtuvo una respuesta directa de aquella mujer que le sostenía la mirada con dignidad.

Si se sintió ofendida por la impertinencia de la pregunta, no lo dejó traslucir.
En sus ojos no vio otra cosa que nobleza y resignación.
Sospechó que aquél no era el primer insulto que recibía.
 — McNabb, déjenos a solas. Debo hablar en privado con la señorita cyrus.
   Aquél cerró la puerta tras de sí, molesto por verse obligado a obedecer órdenes en la que consideraba su casa.

Durante un par de minutos, sólo se oyeron sus pasos recorriendo al vestíbulo.

Jonas dedicó ese tiempo a observarla con interés; le había gustado su manera de responder.
Ahora reparaba en que era bastante alta, porque siendo él de una estatura considerable, ella le llegaba a la altura de la boca.
Y bajo aquel vestido anodino se adivinaba una figura de formas prometedoras. Aunque lo mejor se concentraba en su rostro de rasgos delicados y serenos; como en el cuadro, pero con una mirada llena de vida.
   —Señorita cyrus — expuso con franqueza —, lo único que me mueve a proponerle matrimonio es la necesidad de conseguir una esposa que me ayude en el trabajo y cumpla con sus obligaciones como tal, en todos los sentidos. Su vida no tendría nada que ver con la que ha llevado hasta ahora, un rancho no es esta casa.
   Diciendo esto se detuvo a contemplar los daguerrotipos familiares que, como mudos espectros del pasado, abarrotaban las paredes enteladas. Su vista se paseó por los muebles elegantes, la vajilla de porcelana y los cortinajes de brocado oscuro; nada ostentoso, aunque denotaba un ambiente acomodado.

 miley le adivinó el pensamiento.
   —No se deje engañar por lo que ve. Aunque no he carecido de comodidades, tampoco he llevado una vida regalada.
   —Me gustaría conocer sus motivos, si es que ha pensado en aceptar mi proposición.
   —Las razones que me mueven a considerar su propuesta — adujo con serenidad — son dos: quiero un hogar y una familia. Si es eso lo que usted me ofrece, quizá acepte.
  —No la engañaré. Le ofrezco un trabajo duro y solitario; a cambio, le proporcionaré lo que usted desea. El matrimonio implica hijos — advirtió.
   —Eso espero — dijo sorprendiéndolo con aquel aplomo —. Veo que estamos de acuerdo. Pero antes tendría que aceptar usted dos condiciones: la primera, que no vuelva a jugar a las cartas
nunca más.
   —No habrá más juego — sonrió con sorna, eso ya estaba decidido —. ¿Y la segunda?
   —La boda debe celebrarse hoy mismo.
   Nick Jonas comenzó a irritarse. Era él quien tenía quebrar una deuda y de pronto se encontraba aceptando condiciones.
Quizá tuviese razón, mejor sería resolver el asunto sin demora, más tarde podría arrepentirse.
   —Por mí no hay inconveniente, cuanto antes mejor — concluyó abriendo la puerta del salón —. McNabb, la señorita cyrus ha aceptado. Celebraremos la boda esta misma mañana — se acercó a la ventana que daba a la calle —. Además, consideraré como parte del pago el coche y el caballo que veo desde aquí.
   El aludido hizo amago de protestar, pero se rindió a la exigencia asintiendo con un gesto.
   A  Miley le entristeció comprobar que para aquel hombre no valía siquiera cien dólares, y sospechó que su vida a partir de entonces no sería fácil. Se consoló con la certeza de que nada podía ser peor que el futuro que le esperaba en Kiowa Crossing. 

Con curiosidad, examinó a su futuro esposo. Era muy alto; delgado, pero musculoso y ancho de hombros. Alzó la vista para observar mejor su rostro de rasgos duros; jamás había visto unos ojos castaños más penetrantes

Con ese atractivo debía causar desmayos entre las mujeres, por ello le inquietó pensar qué le movía a proponer matrimonio a una desconocida.

Suspiró resignada, ya que a pesar de las dudas que le suscitaba, era su única elección.
  —Si le parece bien, la dejo durante un par de horas para que recoja sus cosas.
   —¡No! — suplicó —. Se lo ruego, no me deje sola. Si me espera, bajaré en un minuto, no hay mucho que recoger.
   Aquella reacción sorprendió a Jonas, pero optó por no contrariarla.
  —McNabb, ¿conoce a algún juez? — Al verlo asentir con la cabeza, continuó —: Pues vaya a avisarlo para que esté todo preparado. Esperaremos aquí a que usted regrese.
   Rice McNabb se encerró unos minutos en la estancia contigua, salió con unos documentos bajo el brazo y partió en busca del juez.
Miley giró sobre sí misma y, levantándose las faldas, subió la escalera a toda prisa.

Nick la contempló mientras ascendía el primer tramo.

Acababa de reparar en un detalle desconcertante: iba a casarse con él y no le había preguntado ni su nombre.
   —Una cosa más, señorita Cyrus. — Sus palabras hicieron que la muchacha se volviese en el rellano —. Mi nombre es Nick Jonas.
   Sus intensos ojos azules lo miraron de frente durante un par de segundos, asintió con la cabeza y desapareció de su vista.




estos caps van dedicados a mari♥ que segun ella soy mala (:
algun dia tenia que llegar mi venganza no?
hahahha okno tq mari ahi te dejo 4 para que no te quejes :D


Stay here with me cap 17



nick : Joe! - grito por que este no le hacia  caso
joe : que!
nick : me escuchaste lo que te dije!
joe : si !
nick : bueno ...  y a todo esto como te enteraste de el ?
joe : fruncio el ceño - el dia que demi salio y llego tarde el la acompaño hasta la casa y hoy en el centro comercial cody lo volvio a mecionar.
nick : y que hacias con linley en en centro comercial ? - pregunto serio
joe : convenci a demi para ir a comprar cosas para el bebe y ahi nos encontramos con miley y cody en una tienda .
nick : claro ella sale y sale y con quien sabe donde deja a mis hijos!
joe : calma nick , ellos estaban ahi de hecho miley se estaba quejando que cody le habia comprado muchas cosas a dest & nicky
nick : y que tiene que hacer el comprandole algo a mis hijos!
joe : bueno ..
nick : yo soy el padre - grito amargo
joe : si tu lo dices.... - en tono de broma
nick : que dijiste! - lo miro fulminandolo con la mirada
joe : era una broma nick ...
nick : ahorrate tus bromas joe , ahora por favor sal de mi oficina que estoy trabajndo
joe : vamos nick no entiendo por que estas asi si solo era una broma
nick : ya te dije ahorratelas y ahora dejame solo que estoy ocupado
joe : vamos nick ....
nick : vete joe
joe : sabes de un tiempo para aca no se te puede decir nada para insoportable
nick : si soy insoportable que haces aqui todavia!
Joe : tienes razon !

Joe salio cerrando fuertementa la puerta .

Nick sabia que joe solo habia dicho en son de broma pero le molestaba que se jugara asi.
ademas como se atrevia cody a comprarle cosas a sus hijos y salir por ahi con su mujer !
destimy y nicky tenian un padre y ese era el y miley todavia era su esposa no tiene que ir por ahi exhibiendose con otro !

hecho un vistaso a los papeles que tenia en la mano y no podia concentrarse bien los dejo encima de la meso y salio de su oficina

marta : sr jonas - dijo asustada - ya iva con los papeles.

 nick la miro y se sorprendio y solo dijo : despues voy a salir .

subio a su auto y se dirigiria a la casa de miley .

< ella le dijo que hablarian despues bien ya era despues y iba a hablar con el quiera o no !
el queria pasar unos ias con sus hijos y ella tendria que aceptarlo ya que ella estaba demasiado ocupada saliendo el iva allevarse a sus hijos , por lo menos por el fin de semana era viernes asi que dest y nicky no tendria colegio asi que no habria ningun problema >

estaba en camino cuando se le vino ala mente algo haria una parada primero .




Mientras joe estaba en su oficina planeando que hacer ...

¿como reconquistar a demi?
¿como lo hizo la primera vez?

nose acorba muy bien de eso....
aver paso por paso.

La conocio en la boda de miley & nick .

ella era dama de honor , y  Desde que la vio con ese hermoso vestido melon no se fijo en nadie mas de esa fiesta .

Practicamente se la comio con los ojos , Claro que ella nose quedaba atras tambien lo miraba a el .

Le pregunto a miley y ella le dijo que era su mejor amiga que era hermosa , encantadora , de caracter fuerte y feminista y en todo acerto .

 Pero ... cuando la conocio y la invito a salir esta se nego muchas veces hasta que por fin acepto - sonrio al recordar eso -,

 ya ella solo acepto por que todos los dias iva a su casa con un ramo de flores y chocolates ella le reclamaba que hacia ahi y este le decia que para salir

 joe: < por que no? vi como me mirabas en la boda de miley y nick - decia sonriendole >

 Ella se ponia roja se enojaba le reclamaba

 < demi:  como dices semejante barbaridad nisikiera te volte a ver

joe : si , si lo hiciste y descaradamente - sonriendole

demi : eres un arrogante , vete de mi casa!

joe: no estoy en tu casa estoy afuera :) >

ella reventaba lo botaba y le decia que se fuera discutian mucho

 <joe se lo tomaba bien le encantaba su caracter >

Hasta que ella explotaba , entraba a su casa y le cerraba la puerta en la cara

Pero el no se cansaba y regresaba todos los dias .....

joe : eso es! - grito entusiasmado - Flores y choclates , le encantaran le recordare lo que vivimos , ademas ahora que esta con antojos no me los rechazara

iva a llamar a marta para encargarselos pero se le ocurrio una mejor idea

"una fuente de chocolate"  eso aparte de gustarle le recordara el dia que hicieron el amor bañados en chocolate - sonrio ante su 'magnifica' idea y se dispuso para prepararlo todo ...




chicas hoy estoy muy feliz :D♥sarii ツcristal♡ ♪ me pusiste una sonrisa inmensa en mi cara con tu comentario
bueno aqui les dejo un cap
mas tarde tratare de subir mas  c:
las quiero  chicas gracias 

Seduccion Peligrosa cap 11




Cuando llegaron al restaurante, Nick la ayudó a salir del coche y el calor del contacto de la mano de él en su brazo la hizo estremecerse. No quería tener nada más que ver con él.

Tenía que decírselo. Era muy posible que él se sintiera responsable después de lo que había sucedido entre ellos.
Después de todo, ella había resultado ser mucho menos experimentada de lo que él había dado por hecho.

El restaurante estaba desconcertantemente vacío. Se instalaron en una mesa mientras un pianista tocaba en una esquina. Los camareros se dedicaron a ellos en masa.

-¿Dónde está el resto de los clientes? -preguntó Miley.

-He querido que tuviéramos intimidad para poder charlar... y no creía que tú quisieras volver a mi casa.

¿Así que había alquilado el restaurante para ella? Miley respiró profundamente. Les sirvieron un primer plato ligero y Nick escanció luego el vino.
Después la miró tranquilamente.

-Come - le ordenó suavemente.
-Cuanto antes hablemos, antes terminaremos.
-A veces eres muy joven, cara.
-Lo que pasa es que no estoy acostumbrada a que me traten así.
-Muy, muy joven... Y, si te miraras al espejo sin tener en cuenta los baremos de tu prima, podrías ver lo que yo veo. Una perfecta estructura ósea, unos ojos con el color y la profundidad de las esmeraldas, una piel translúcida, una boca maravillosa y una figura que tentaría a un santo ermitaño. Y yo no soy un santo, bella mía.

A Miley se le secó la boca.

-Cuando te miró, veo una mujer encantadora, que camina, habla y se comporta como si fuera de lo más normal. Eso fue lo primero que me llamó la atención de ti. Me hiciste sentir curiosidad. Al principio pensé que estabas actuando, pensando que así llamarías más la atención. Luego vi cómo me mirabas y me di cuenta de que, fueras lo que fueses, no eras indiferente.

-Si estás tratando de decirme que yo te pedí que...

-Si no te hubieran fallado tus planes de boda, yo nunca me habría acercado a ti - la interrumpió Nick -. Pero ningún hombre que desee a una mujer ignora la oportunidad cuando se le presenta. No había planeado acostarme contigo anoche... era demasiado pronto y, viendo tu inexperiencia, una mala idea, pero ni se me había ocurrido que fuera tu primera vez. No trates de volver lo que compartimos en un ligue de una noche. No lo fue y tú lo sabes muy bien.

Miley dejó caer la cabeza y maldijo la debilidad de su cuerpo.

-Pero eso no cambia como me siento y pienso. Tenemos baremos distintos. Lo que sucedió, no debió pasar nunca.

-Pero sucedió y no hay vuelta atrás.

-Tal vez no la habría si yo me hubiera enamorado de ti o algo parecido. ¡Pero no lo he hecho!

-¡Amor! -exclamó él, exasperado.

-¡Evidentemente, algo de lo que carecen tus ligues!

Nick se rió nerviosamente y la miró fijamente.

-Oh, yo he estado enamorado, Miley. Mucho más profundamente que lo que creo que has estado tú. Tenía diecinueve años y ella diez más. Aquello duró dos años fantásticos y luego, una mañana, me desperté y ella ya no estaba allí. Me pasé seis meses tratando de encontrarla y, al final de esos meses, aún habría dado todo lo que tenía para que volviera conmigo. Eso era amor.

A Miley le afectó mucho esa confesión. Por un segundo se vio a sí misma pensando en Nick como el adorador ferviente de una mujer mayor, pero no pudo imaginárselo por mucho tiempo.

A sus treinta y cuatro años, ya no quedaba nada de niño en él. Era un hombre adulto completamente seguro de sí mismo.

-¿Por qué se marchó? -le preguntó sin poder evitarlo.

Nick se encogió de hombros.

-Se convenció a sí misma de que no era buena para mí. Pero también me ayudó a librarme de cualquier ilusión acerca del amor. Toma un cierto grado de respeto mutuo y de gustarse y añádele atracción sexual y tendrás algo bastante más seguro que lo que nunca encontrarás en el amor.

-No me lo creo.

-Y eso que tus ilusiones se destruyeron ayer mismo. Te fiaste por completo de él. Pensaste que no te iba a traicionar. Te construiste todo un montón de esperanzas irreales creyendo que el amor lo conquista todo. Ahora, si no hubieras estado enamorada, no habrías dado por hecho todo eso y no habrías estado ciega a todas las señales que te estaban pasando por delante.

-Puede que haya algo de verdad en eso, pero yo sigo diciendo que, para la mayor parte de la gente, los beneficios de amar y ser amado superan a los riesgos.

-El factor de sentirse bien - satirizó Nick -. Pero, te guste o no, los dos nos sentimos muy bien anoche... y el amor no tuvo nada que ver con lo que pasó.

Miley se ruborizó fuertemente.

-La otra noche fue la otra noche. Un tiempo fuera del tiempo, si quieres llamarlo así. Pero yo no voy a tener un ligue contigo ni voy a ser tu amante.

-¿Por qué no? Entonces ella perdió el control de sí misma por completo.

-Porque no tenemos nada en común. Porque vivimos en mundos distintos, con valores diferentes.

-Pero no porque no estés interesada.

Miley, echando humo por la cabeza en silencio, entró de nuevo en la limusina.

-¿Me vas a dejar en el trabajo sin avergonzarme de alguna manera?

-Lo del desayuno... ¿te produjo vergüenza?

-Ya sabes lo que quiero decir.

-Lo que piense la gente, ¿es tan importante para ti como para dejar que rija tu vida?

-¡Eso no es justo!

Nick tomó una de sus manos entre las suyas y, a pesar de una primera resistencia por su parte, lo logró.

Miley tembló, no sabía lo que le estaba pasando.

Sintió un súbito y terrorífico impulso de echarse encima de Nick y abrirle su corazón entre sollozos. En toda su vida nunca antes se había sentido tan confundida.

Entonces él la hizo acercarse más.

-Nick, no...

Pero él no le hizo caso y se puso a acariciarle el cabello y la hizo mirarlo. Sus miradas se encontraron y ella se tensó por completo al tiempo que se le aceleraban los latidos del corazón.

Una terrible excitación se formó en su interior aunque trató por todos los medios de contenerla.

-No...

Pero Nick bajó la morena cabeza y tomó su boca con ansiedad. Entonces ella respondió con todas sus ganas y deseó agarrarlo, mezclarse con él.
Su olor, su contacto, inflamaban sus sentidos con una pasión aturdidora.

Sus dedos se colaron entonces desvergonzadamente por debajo de su camisa de seda y los músculos de él se tensaron ante su exploración.

Entonces Nick la hizo ponerse sobre él y, con manos expertas, le subió la falda, haciéndola entrar en contacto directo con la dureza que se apretaba contra la cremallera de sus pantalones.

Nick, estremeciéndose, retiró entonces la boca de la de ella y la miró.

-Vente a casa conmigo... Acuéstate conmigo. Olvida todo lo demás.

En ese mismo segundo, la puerta de al lado de él se abrió. Miley lo único que pudo ver fueron los brillantes zapatos del conductor y saltó de encima de Nick con una agilidad felina.

Casi cayó fuera de la limusina en su intento desesperado por salir de allí. Nick dijo algo, la llamó por su nombre, pero ella siguió caminando, pasando por delante de unos empleados de la empresa que la miraban boquiabiertos por lo que acababan de ver.

-Pete... - dijo ella diez minutos más tarde, cuando se lo encontró-. Me temo que te voy a tener que dejar en la estacada. Creo que ya es hora de que me vaya a casa.


Seduccion Peligrosa cap 10




Entonces se abrió la puerta y apareció Nick, mirándola de una forma que quemaba.
Miley se dio cuenta entonces de que estaba enfurecido por habérsela encontrado hablando con Liam.

-Creo que ya lleva demasiado tiempo aquí, hemsworth. No vuelva otra vez por esta oficina -dijo Nick fríamente.

Liam se puso más pálido todavía.

-Nick...
Miley tuvo entonces toda la impresión de que, si Liam decía algo fuera de lugar, Nick lo utilizaría como excusa para sacarlo de allí a patadas.

-¿Qué está pasando aquí? - preguntó Liam agitando la cabeza -. No comprendo...

Nick se acercó como una pantera al acecho y le pasó un brazo por la rígida espalda a Miley.

-Miley y yo vamos a almorzar. Está perdiendo el tiempo.

Liam se quedó boquiabierto.
-¿Miley?

Ella no supo qué hacer, así que Nick se ocupó también de eso. Simplemente la sacó de la oficina y la hizo entrar en el ascensor.
Antes de que las puertas se cerraran, ella pudo ver perfectamente la cara de sorpresa de Gina.

-¿Le has devuelto el anillo? -le preguntó entonces Nick.

Miley por fin fue capaz de hablar.
-¿Cómo te atreves a hacerme esto? ¿Cómo le has hablado así a Liam?

-¿Cuánto tiempo llevaba allí contigo?
Evidentemente, el suficiente como para contarte un cuento triste.

-Eso no es asunto tuyo.

-Anoche dormiste en mis brazos. Si eso no hace que sea asunto mío, ¿qué entonces? Vaya, estoy seguro de que no le has contado eso. Bueno, pero seguramente sí que le has dicho que lo tuyo con él ya es historia, ¿no?

-Y, ¿qué te importa a ti si lo he hecho o no?

-Yo no comparto a mis chicas. Es una vieja costumbre italiana - le respondió Nick sardónicamente.

Entonces salieron del ascensor en la planta del garaje.

-¡Yo no soy una de tus chicas!

-Entonces, ¿qué es lo que eres?

Sus miradas se encontraron y Miley se quedó rígida.
-Estoy enamorada de otro hombre.

-Que ya es historia. Un hombre con el que nunca has compartido una cama. ¿Qué clase de amor era ese?

-¡La clase de amor que estoy segura de que tú no puedes comprender!

-Un amor puro y perfecto -bromeó Nick-. Tenía que ser perfecto para ti, Miley... Eso era la parte más importante, ¿no?

-No sé de lo que me estás hablando.

Entonces la hizo entrar en la limusina mientras seguía hablando.

-La boda de blanco, el sacrificio de la virginidad. Es algo medieval. ¿Qué hubiera pasado si os hubierais metido en la cama la noche de bodas y no te hubiera gustado lo que él hacía allí?

-¡No seas desagradable!

-Hubieras sido una mártir. Habrías apretado los dientes y pensado en la decoración de la casa mientras el pobre hombre seguía a lo suyo.

Entonces la invadió la ira.
-Me niego a oír eso.

-Anoche te sorprendió tu propia respuesta...

-¡No!

-Y no fuiste la única sorprendida. Nunca se me ocurrió que pudieras seguir siendo virgen y nunca me habría metido en la cama contigo si lo hubiera sabido. No tengo la costumbre de aprovecharme de las chicas inocentes.

-No quiero hablar de eso - dijo ella con voz temblorosa -. Ni siquiera sé qué estoy haciendo aquí contigo.

-Has querido escapar de Liam. Por eso estás aquí.

Miley cerró los ojos. Era como si él estuviera leyendo un libro abierto.

-Ni siquiera lo culpas a él, ¿verdad? -murmuró Nick.

-Ella es muy bella, muy tentadora -dijo Miley por fin.

-Es una rubia de ojos azules con bonitos dientes y piernas largas. De esas hay muchas por ahí.

Ella se quedó como anonadada momentáneamente por esa descripción de su prima.
Luego se recordó a sí misma que, seguramente, teniendo en cuenta los baremos de Nick, Selena no debía ser nada especial para él.

Pero eso no sólo no explicaba, sino que todavía hacía más inexplicable, el porqué una chica morena y más bien bajita como ella le había llamado la atención.

Entonces lo comprendió y se sorprendió por no haberlo hecho antes. Nick siempre se había visto asaltado por las mujeres y su falta de interés por él debía haber sido lo que le había atraído hacia ella.

Su aparente indiferencia a sus encantos debía ser lo que la había diferenciado a ella de todas las demás.


Seduccion Peligrosa cap 9



Nick bajó la mano instantáneamente y Miley se apartó de él de un salto, con los ojos muy abiertos por el horror cuando vio a Pete Hunningford a pocos metros de ellos, mirándolos incrédulamente antes de que sus facciones adquirieran una impasibilidad total.


Miley se quedó de piedra mientras Pete le daba una carpeta a Nick.

-Miley necesita que la lleven a la oficina -dijo Nick sonriéndola sardónicamente-. A no ser que hayas cambiado de opinión.

-No -dijo ella mientras se dirigía a la puerta.

Nick le pasó un brazo por la cintura y salió con ella.
-¿Almorzamos a la una?

Pero ella estaba mirando al hombre que les apuntó con una cámara. Hizo la foto y se marchó. Nick sonrió y dijo sin siquiera tratar de convencerla

-Vaya, mala suerte.


El ambiente entre Miley y Pete se podría haber cortado con un cuchillo.

-Muy bien - dijo él -. Ahora resulta que le has mentido como una bellaca al pobre Liam. Trabajabas hasta tarde... le decías que yo también me quedaba y demás. Será mejor que no digas nada, Miley. Créeme, Liam no va a querer saber toda la verdad. No te preocupes por la foto, no significa nada.

-Pete, yo...

-No me lo puedo creer... ¡Tú! Yo siempre pensé que eras a prueba de Nick. Me siento responsable.

Yo te di el trabajo porque estabas comprometida. Anteayer le estabas llevando una taza de café a Nick como si te fuera a contagiar algo, y esta mañana...

-Pete, vamos a no hablar de ello.

-Evidentemente, Nick ha ido a por ti. Bueno, Dios sabe que me lo esperaba. Llevo ya bastante tiempo trabajando para él. Te lo creas o no, me cae bien, pero si mirara a mi hermana de la misma forma que te ha mirado a ti, la encerraría y tiraría la llave al río. Nick es una amenaza para las chicas. Es emocionalmente frío, lo he visto en acción demasiadas veces como para no saber qué..
.
-Pete...

¿Es qué todo el mundo, menos ella, había sabido del interés que había despertado en Nick?

-Tus dos predecesoras se enamoraron por completo de él y se volvieron unas auténticas pesadas. Yo creía que tú tenías más sentido común.


Cuando llegaron a la oficina, Gina, la recepcionista, la miró con curiosidad.

Dos secretarias que estaban charlando en el corredor se quedaron en silencio cuando pasó a su lado.
Sus saludos fueron muy poco efusivos y ella no tuvo que esperar mucho para averiguar la razón.

-¿Señorita Cyrus? - dijo un camarero uniformado levantando la cubierta de un carrito lleno de comida -. El desayuno, con los cumplidos del señor Jonas.

-Demonios - dijo Pete en voz baja cuando se detuvo a su lado y luego añadió más alto -. Espero que hayá suficiente para dos. Trabajamos anoche hasta tarde y no he tenido tiempo de desayunar nada hoy.

Miley estaba tan sorprendida que ni siquiera pudo mirar a Pete agradecida.



-¿Miley? -le preguntó Pete desde la puerta ese mismo día.

Miley levantó la mirada de los papeles que estaba revisando.

-Tengo entendido que Nick dio la orden de que no recibieras llamadas personales ayer por la tarde.
-¿Sí?
-Liam está subiendo en el ascensor.
Ella se quedó pálida de repente.
-Lo veré aquí.
-Pero Nick...
-Ya sé que no admite visitas personales, pero todavía no está aquí.

Miley se levantó lentamente y entonces Liam apareció en la puerta. Parecía como si no hubiera dormido en toda la noche, muy pálido y con los ojos inyectados en sangre.
Pete le hizo una señal de ánimo a ella a espaldas de Liam y cerró la puerta cuando salió.

-Miley... ¿Qué te puedo decir?
Era como si entre ellos hubiera una muralla de cristal, como si desde el día anterior hubieran pasado mil años.

-No hay nada que decir.

-Ella se ha pasado semanas persiguiéndome. No es que esté buscando excusas, pero...

-Lo que te picó fue que no te hiciera caso hace tres años.

Liam se ruborizó y luego asintió.

-Y no lo pudiste evitar.

Él la miró a los ojos.
-Ahí es donde te equivocas. Sel ni siquiera me gusta. Sé cómo es. Fue sólo... ya sabes, algo físico. Maldita sea, Miley, ¿cómo te puedo decir que sólo quise meterme en la cama con ella y luego olvidarme de su existencia? ¡Pero fue así!

Miley se dio cuenta entonces de que él quería de verdad que lo creyera.

-No había ninguna clase de emoción. Ya sé que debes pensar que es desagradable, pero es a ti a quien ámo, es contigo con la que me quiero casar.

Sus miradas se encontraron y ella sintió entonces como si se le clavara un cuchillo en el corazón.

-Tienes que saber que ahora es imposible -logró decirle, agitadamente.

-Mira, deja que te lo cuenta todo desde el principio.

-No. ¡No quiero saberlo! Más vale no removerlo. Nunca podré olvidarlo...




Dama de treboles cap 2




Cogió la de tréboles y la contempló durante un segundo antes de guardarla en el bolsillo de su camisa.

— Caballeros, no perdamos más tiempo. McNabb, mi dinero.

—Señor Jonas, le adelantaré estos cien dólares — dijo depositando sobre la mesa dicha cantidad.

—. En cuanto a los cien restantes — prosiguió con media sonrisa nerviosa—, tengo una propuesta para usted que no podrá rechazar.

Jonas los unió al resto de billetes en un fajo; una pequeña fortuna que guardó sin dejar de mirar a McNabb. Se acercó con lentitud a él y, sin esfuerzo aparente, le atenazó la garganta con una mano. El rostro congestionado quedó a escasas pulgadas del suyo.

—Señores —se dirigió al resto de jugadores—, este asunto es entre el señor McNabb y yo. Si son tan amables, agradeceremos que nos dejen a solas.

Los tres hombres entendieron al instante que su presencia no era bienvenida y abandonaron la casa sin rechistar.

—¿Y bien? —preguntó aflojando la presión.

Decidió mantener la sangre fría. Aquel hombrecillo sudoroso era listo, iba desarmado sabiendo que así protegía su vida pues, quien disparase contra un hombre en esas condiciones sería ajusticiado de inmediato. Dada la situación, consideró preferible cobrar la deuda, aunque fuera en especie, que dejarse llevar por la ira que le empujaba a acabar con aquel tipo.

—Señor Jonas, si me escucha con atención… considerará mi oferta mucho más ventajosa que los cien dólares que en este momento me es imposible entregarle. Es usted un hombre soltero y deduzco que con mucho éxito entre las damas —argumentó entre bocanadas, tratando de ser convincente—, pero en este territorio la presencia de mujeres es escasa.

Lo liberó con súbita brusquedad y McNabb trastabilló como un títere al que hubiesen aflojado los hilos.

—Continúe —exigió.

Tal vez la compensación ideada por aquel sujeto explicaba los ruidos del piso superior, aunque de ningún modo pensaba renunciar a semejante cantidad de dinero a cambio de un placer pasajero, por tentadora que fuese la compañía.

—Si me disculpa, entenderá la naturaleza de mi propuesta —añadió saliendo de la sala.

Oyó pasos rápidos en el piso de arriba y lo que parecía una discusión. Poco después, el hombre apareció con una joven a la que arrastraba de un brazo. Entre forcejeos y empujones, la colocó frente a un inexpresivo Jonas.



Aquello cambiaba las cosas, no era el tipo de mujer que esperaba.

—Como le dije — continuó McNabb intranquilo —, mi hermana falleció hace dos semanas y deja una hija. Desde hace siete días, vivimos bajo el mismo techo; no nos unen lazos de sangre y, como comprenderá, la situación es del todo inadecuada para el buen nombre de mi…, digamos, sobrina.

Nick Jonas examinó a la chica, «Miley», recordó.

Por lo visto, los pasos nerviosos pertenecían a la joven del cuadro, aunque había crecido.
Deseó poder ver mejor su rostro, pero se lo impedía su postura cabizbaja.

—No entiendo qué tiene que ver la señorita con los cien dólares que me debe — dijo sin dejar de contemplarla.

—Pues bien, ella es su pago. Le aseguro que se trata de una joven intacta…

La joven levantó la cabeza de golpe y fulminó con odio a McNabb. Nick Jonas no pudo por menos que sorprenderse de su reacción y, cuando asimiló el comentario vejatorio, propinó un puñetazo a aquel individuo en plena cara que quebranto su equilibrio. Ella dio un paso atrás y lo miró asustada.

—Trate a la señorita con el debido respeto, McNabb.
Esto es sólo una caricia comparado con lo que le puedo hacer si continúa hablando de ese modo.

Sin entender por qué, el pulso se le aceleró por primera vez en presencia de una mujer. Sus ojos, claros como un cielo de junio, lo miraban con una vehemencia que reflejaba a la par ira y angustia.
Con el dorso de la mano, Rice McNabb barrio la sangre que comenzaba a manar de su nariz.

—Discúlpese — ordenó Jonas en tono bajo y fiero.

—No era mi intención ofenderte. Te ruego que aceptes mis disculpas —obedeció entre dientes.

—Ahora — continuó sin alzar la voz —, con mucha claridad, quiero que me explique qué tiene que ver esta dama con su deuda.

—No me ha dejado usted…, en fin, al fallecer mi hermana, me he convertido en su tutor legal. Mi propuesta va unida a una condición: ella sólo saldrá de esta casa si usted la acepta como legítima esposa. Yo, en calidad de tutor, estoy dispuesto a no oponer objeción a dicho matrimonio.



Dama de treboles cap 1




—¿Quiénes son?

—Mi difunta hermana Cordelia y la huérfana que adoptó, Miley  — respondió Rice McNabb con desgana.

El retrato de las dos mujeres que presidía la estancia desde lo alto de la chimenea, a Nick Jonas le resultaba una presencia inquietante.

Creía sentir en la nuca su mirada reprobatoria por dedicarse a un entretenimiento tan mundano en el que antaño debió de ser su saloncito de lectura y labor.

Se volvió para estudiarlas; la madre aparecía retratada, erguida y severa, en una silla de respaldo alto. Sobre su pecho descansaba un medallón en el que se adivinaban los rasgos de un hombre.

Ese detalle, junto con el vestido negro y el gesto adusto se lo dijeron todo: viuda, sin duda.

Un poco rezagada, observó a la hija vestida en tonos grises.
Su aspecto carente de encanto, más propio de una misionera que de una jovencita en edad de ser cortejada, parecía ideado para desagradar.
Con todo, le intrigó el contraste entre el rostro y su atuendo. Era rubia, y lamentó que el pintor no hubiese insistido en retratarla con el cabello suelto, pues aquel peinado tirante rematado en dos trenzas que caían sin gracia a ambos lados de la cara estropeaba el conjunto.

La imagen hablaba por si sola: una joven a la que se le negaba el derecho a resaltar sus encantos, quizá en virtud de la falsa creencia, pero bastante extendida entre algunas mujeres, de que la coquetería y la belleza invitan al pecado.

—Jonas, su turno.

Aquella voz lo devolvió a la partida de poker. Deseaba acabar cuanto antes y perder de vista aquella casa.
Observado por los jugadores que ya habían abandonado, se sentía incómodo.
Hubiese preferido prescindir de público.
Sólo los dos: McNabb y él.

Se juró que aquélla era la última vez que jugaba en su vida, cualquiera que fuese el resultado.
Acababa de entender la insensatez de someter su dinero a los vaivenes del azar.
Llevaba ya seis meses conduciéndose de manera estúpida.

Y era demasiado inteligente para correr riesgos innecesarios, demasiado orgulloso para creerse fracasado, demasiado hombre para comportarse como un niño al que hubiesen negado un capricho.

Pero ya era tarde para retirarse. Ojeó sus naipes: un dos de tréboles y trío de damas, nada mal.
Tratándose de damas, volvió a las del retrato y, esquivando a la difunta, se concentró en la chica que, con las manos en el regazo, irradiaba una impuesta contención.

Resultaba extraña la ausencia de contacto físico entre ambas.
Jonas recordó a su madre, tan afectuosa y espontánea; de haberse retratado con su hija, aparecería tomándola de la mano.
Pero no era el caso. Se veía de lejos que el cariño no era algo que estas dos damas quisiesen mostrar. Tal vez porque no lo había.

Atisbó el anaquel de la chimenea cubierto por un paño bordado en el que leyó lo que creía recordar como una cita dela Biblia: «Me llenarás de alegría con tu presencia». La elección no podía haber sido más desafortunada, porque la imagen de aquella chica reflejaba cualquier cosa menos alegría.

«Deséame suerte, encanto, y alégrame el día», rogó en silencio.

—Una — pidió.

Deslizó la carta por el tapete con la vista fija en los arañazos que adornaban la cara de McNabb; éste pareció adivinarle el pensamiento.

—Un regalo de una belleza poco dispuesta — aclaró con cinismo, acariciándose las marcas.

El comentario suscitó una risotada general que Nick Jonas no secundó. Se limitó a levantar una esquina de la carta y el pulso se le aceleró. Aquella damita de gris era una joya, pese a aparentar inocencia sabía lo que hacía. Le había regalado la dama de tréboles, la del shamrock, la única que le faltaba.

Elevó la apuesta en veinte dólares y concedió a su contrincante unos segundos de cortesía.
Aunque pisaba aquella casa por primera vez, sabía que McNabb arrastraba fama de jugador temerario. El reloj de pared que lucía un disparo en plena esfera, gracias al cual jamás señalaría otra hora que las doce y diez, daba fe de ello.

Este vio la apuesta y subió veinte más. Con un movimiento de cabeza, Jonas la sostuvo. Habían acordado de antemano que era innecesario mostrar el dinero sobre la mesa, entre caballeros bastaba con la palabra dada. Pero no estaba de más asegurarse.

—No hace falta que le recuerde, McNabb, que cobro mis ganancias en el momento.

El aludido asintió con una mirada huidiza que no hizo sino confirmar sus sospechas acerca de la falta de solvencia de su oponente.

Unos pasos inquietos sobre su cabeza quebraron el silencio.
McNabb no estaba casado y la hermana no podía ser.

—Veamos — acertó a decir McNabb.

Destapó despacio un full de reyes y ases.

Las miradas de admiración de los presentes le hicieron recuperar algo de aplomo.
Inquieto en su asiento se dispuso a averiguar la mano de Jonas, convencido de que no podía superar la suya.
Este empezó a destapar sus cartas: un dos de tréboles…, dama…, dama.
McNabb comenzó a lucir un semblante mortecino. Dama… y dama.

Se levantó una nube de murmullos y Jonas hizo una breve pausa para que su contrincante asumiera la situación.

Regaló un guiño al poker de damas; por una vez en su vida las mujeres dejaban de causarle problemas.


Dama de treboles sinopsis




Nick Jonas es un hombre de veintinueve años, soltero y propietario de un rancho.
En una partida de cartas y, gracias a una dama de tréboles, gana a Miley cyrus, una joven huérfana de veintitrés años, con quien se casa.

miley  ha vivido con los McNabb hasta que Cornelia, su tutora, murió y se tuvo que quedar al cuidado del hermano de esta, pero su suerte cambio al casarse con Nick.

Miley sueña con enamorarse, pero Nick tan solo quiere una mujer que lo ayude en el rancho.

Por otra parte, miley no consiente que Nick la toque ya que antes tuvo problemas con McNabb, por lo que la relación de esta pequeña familia con comienza con muy buen pie.

Además, Nick es un hombre autoritario y un bruto, que ve su orgullo por los suelos al haber sido rechazado por su mujer, por lo que no se esforzará por ser agradable con Miley

Pero la convivencia hace el cariño, y este matrimonio, que tanto parece detestarse, no tardará mucho en llevarse bien; Nick y Miley vivirán una preciosa historia de amor.

Por otra parte, una familia busca a su sobrina desaparecida desde hace muchos años, una muchacha con la misma descripción que miley




domingo, 29 de julio de 2012

Stay here with me cap 16



Todo el camino a la empresa joe estuvo pensando y estaba conduciendo muy rapido tenia prisa por llegar y preguntarle a nick si conocia a ese tal Sterling quien era?

no sabia por que pero estaba muy interesado  sobre todo despues de ver como demi le sonreia a el cuando la dejo en su casa , o como se olvido de todo cuando estuvo con el en esa tarde

por que todos lo conocian menos el? 
y que era para demi, sterling ?

estuvo tan apurado salir alas empresas para preguntarle a nick quien era sterling que nisikiera le presto mucha atencion a demi 

de ahi se disculparia con ella le diria que tenia mucho trabajo y se habia olvidado por eso salio asi 
pero primero queria saber quien rayos era el dichoso Sterling knight !

cuando llego ala empresa se encontro con ana su secretaria 

joe : nick esta en su oficina
ana: si pero ...
joe : pero que?
ana : llego enojado creo, no para de renegar ...
joe : estabien yo hablare con el 



mientras que en su oficina nick seguia renegando estaba amargo por que miley practicamente lo habia corrido de su casa!
Gritaba hasta por el mas minimo error 
entonces oyo  cuando alguien tocaba a su oficina ....

nick : al fin llegas marta te pedi esos documentos hace media hora !

 nick nose molesto en ver quien era asi que no levanto la cabeza 
joe entro y vio un monton de papeles regados por el escritorio y nick revisandolos rapidamente y aventandolos sobre la mesa 

joe : soy yo nick
nick : ah hola joe , as visto a marta hace rato la mande por algo y no vine
joe : sera por que no te quiere ver - dijo sonriendo 
nick : como dices ?! 
joe: olvidalo ...
nick : y que haces aca?
joe : aca trabajo - haciendose el chistoso
nick : lo miro irritado - si pero pense que hoy no venias
joe : si pero surgio aslgo
nick : oh.. - sin quitarle la vista  alos papeles 

joe queria preguntarle a nick sobre sterling pero no sabia como no queria parecer obio ni desesperado estaba impaciente asi que lo solto 

joe : nick  conoces a un tal sterling  knight?
nick : sterling  knight umn.. si es el mismo que pienso talvez de donde lo conoces ?
joe : no yo no , solo se que es socio de cody y conoce a demi y miley 
nick : si es socio de el imbecil de cody , si es el mismo que conosco
joe : bueno dime quien es?
nick : el es ... por que quieres saber?
joe: bueno yo ... - no sabia que decirle 
nick : tu ... que? - y sonrio arrogantemente
joe : yo ... me lo vas a  decir si o no!?
nick : esta bien si tanto quieres saber pregunta 
joe : quien es ?
nick : como sabes es socio y amigo de
 linley admisnistra los negocios de su familia pero es muy aventurero le encanta viajar 
joe : como es ?
nick : alto de pelo rubio de tez blanca se podria decir que es apueto pero solo le he conocido una novia
joe : quien es ?
nick : seguro que quieres saber ? - lo miro burlonamente 
joe : rayos nick! dime de una vez - <que nose lo q pienso > en su mente
nick : demetria lovato 
joe : que? - 
nick : si demi es la unica que le e conocido no lo e visto con nadie mas 
joe : como lo sabes ?
nick : por que cuando comence a salir con miley, demi estaba con sterling incluso una vez salimos en grupo pero despues el se fue de viaje y dejo a demi creo 

nick : joe ? me estas escuchando ? - dijo al ver que este no le respondia nada

joe estaba pensando analisando todo lo que le habia dicho nick ...
demi y sterling habian sido novios 
el la dejo a ella por viajar 
ella lucia  tan sonriente cuando esta con el y a joe ahora ni una sonrisa le dedicaba ...
habria sterling tocado alguna vez a demi ? borro ese pensamiento
< no! claro que no demi era virgen cuando el la conocio ! >
pero por que habra vuelto el ? ...
si era por demi podria ir olvidando eso por que ella era suya 
ademas habian pasado años y el no lo habia echo antes
habian estado casados ,
ella esperaba a su hijo 
y el volveria a reconquistarla y ahora no la dejaria ir nunca!





decicado a mi amiga mitchie♥ que se que le gusta esta nove &  a luisa_smiler & Yazmin 
gracias chicas por comentar me ponen una sonrisa en mi cara 
las quiero ♥ mil besos