jueves, 28 de febrero de 2013

An obsession with the past cap3



La llegada de los primeros invitados hizo que Demi sepultara sudolor en un rincón de su mente y, como si poseyera el don de la telepatía, Joe apareció a su lado, sin que en los acerados ojos grises, se adivinara el menor vestigio de la emoción que debió sentir cuando vio a su hijo por primera vez.

"¿Sería la primera vez?", se preguntó atormentada cuando él le sonrió por encima de la cabeza de la esposa de uno de los invitados, sin que la ligera curva de su boca hiciera llegar algo de calor a sus acerados ojos grises, pero sí haciéndola sentir una amarga punzada de dolor en la boca del estómago.

Esa abrumadora necesidad de él era algo que tendría que borrar de su existencia reconoció con un desesperado sentimiento de angustia, porque trataba de hacerlo, desde que Joe le dio a entender que ya no le interesaba el aspecto físico de su matrimonio.

De pronto lo vio fruncir el ceño, los inescrutables ojos se clavaron enlos de ella y Demi habló a toda prisa y con exagerada jovialidad.

— ¿Quieres que te muestre tu habitación, Mavis? Sé que Joe está a punto de ofrecerle una bebida a Donald y...

—Creo que los dos querrán refrescarse antes — la interrumpió Joe afable, tomando las dos elegantes maletas y guiando a susinvitados hacia la escalera, mientras añadía por encima del hombro — Los demás llegarán en cualquier momento. ¿Quieres esperarlos querida?

"No, gracias", pensó Demi , sintiéndose desdichada cuando la figura alta y esbelta de su esposo desapareció al dar vuelta en el recodo de la escalera.

Tal vez querría darle en privado la noticia de la llegada de sus invitados principales... su antigua amante y el hijo de ambos.

¡No era la clase de información que le gustaría dar delante de sus socios de negocios!
Bien, eso era su problema.

Demi subió a toda prisa la escalera decidida a llegar a la intimidad de su propia habitación.
Hasta donde Joe sabía, ella no estaba enterada de la presencia de Zanna y Harry allí.

Y como una tonta albergaba la absurda idea de que hasta que él lo mencionara, ella no tendría que enfrentar el problema.

Era algo demasiado terrible para afrontarlo, pensó destrozada al llegar alo alto de la escalera, tratando de ignorar el hecho de que Joe debió comunicarse con Zanna, para informarle que su infortunado matrimonio con la pequeña Demi Garner había llegado a su fin.

Que todo había terminado.
La conversación que alcanzó a oír se lo dio a entender.

¿Le habría suplicado a su antigua amante, confesándole que no había podido olvidarla?

Las preguntas aturdían su ment ,intensificando el dolor, mientras caminaba por el pasillo que se alejaba del ala dedicada a los huéspedes y llevaba a su habitación.

¿Cuál habría sido la reacción de Zanna?

Era fácil adivinarlo.
Talvez lamentaba la ruptura tanto como él, pero su orgullo la obligó amantenerse alejada, hasta que ya era demasiado tarde para hacer algo.

 ¡Y cuando descubrió que esperaba un hijo de él, Joe ya estaba casado con su ama de llaves temporal!

Seguramente despuésde desaparecer de la escena, se mantuvo alejada, pero eso tampoco debió ser un problema.

Como hija única y mimada de padres opulentos, no debió faltarles nada a ella y a su hijo.
Tal vez vivió los últimos dos años y ni dio en la villa de sus padres, en el sur de Francia en donde decidieron pasar los primeros años, después de su retiro de los negocios.

Pero ahora había vuelto a aparecer en escena, decidida a vengarse.
No obstante, Joe no debió estar enterado de la existencia de Harry hasta que se comunicó con Zanna explicándole que, en lo que a él concernía, su matrimonio había terminado.

De haberlo sabido, nada en el mundo lo habría mantenido alejado de su hijo y nada lo apartaría ahora de él.
Así como nada podría separarlo de la única mujer a la que siempre amó.

Demi temblaba de la cabeza a los pies y, como una niña, apretólos puños y se los llevó a la boca, clavando los dientes en los blancos nudillos, agradecida por la distracción del dolor físico.

Tenía que controlarse de alguna manera, resistir la tormenta hasta el domingo por la tarde, cuando se irían los invitados.

Justo en ese momento, oyó a su espalda la voz de Joe recordándole con frialdad.

—Te pedí que te quedaras abajo.

No había puesto un pie en esa habitación desde que ella abortó tres meses antes, permaneciendo en la que antes compartían, el dormitorio principal.

Su intrusión allí, ahora y bajo esas circunstancias, era una violación de su espacio, de su intimidad; laúnica forma de combatir un incipiente colapso nervioso era mantener la cabeza erguida, conservar su dignidad y, de alguna manera combatir el fuego con el fuego.

Se encogió de hombros, tratando de conservar la calma, aunque fuera a costa de su equilibrio mental.

—Estoy segura de que tú eres muy capaz de recibir a tus invitados y ayudarlos a instalarse — su voz sonó frágil incluso a sus propios oídos— Es hora de que me dé una ducha y me cambie.

Se obligó a dar la vuelta para enfrentarse a él, con la cabeza erguida y rígida, pero tenía la boca seca cuando volvió a hablar.

—Si quieres que esté presentable, sirva las bebidas y charle contus invitados, además de ayudar a la señora Penny con los últimos detalles de la cena, entonces no dispongo de tiempo para esperar aquienes se han retrasado. No queremos que nada altere la rutina y arruine el fin de semana, ¿verdad?

Era el discurso más largo que le dirigía en mucho tiempo y en él había una advertencia.
Se sentiría destrozada cuando él le informara que quería el divorcio para casarse con Zanna, la única mujer a laque podía amar, y reclamar así a su hijo.

Y prefería que eso no sucediera hasta que terminara el fin de semana, cuando los invitados abandonaran la casa.

Por un momento, creyó ver un destello de cólera en la profundidad de los inescrutables ojos grises, pero desapareció o tal vez nunca existió, concluyó al ver que él la miraba con su acostumbrada expresión plácida.

Demi bajó la vista, pues el contacto era demasiado doloroso, y cuando se percató de que contemplaba hambrienta la bella boc aesculpida, dejó escapar un jadeo de dolor y se dio la vuelta para dirigirse al armario atestado de ropa, fingiendo buscar algo apropiado entre las prendas.

La mejor forma de deshacerse de él era empezar a desnudarse para meterse a la ducha, se dijo.


An obsession with the past cap2



Pero no lo hizo, por supuesto.

Media hora antes había ido a buscarlo para hacer precisamente eso, pensando que estaría en su estudio, pues cuando le daba los últimos toques a la mesa para la cena, oyó llegar su auto.

Últimamente, él ya no se molestaba en anunciar su llegada.

El matrimonio había degenerado hasta convertirse en algo distante, se trataban con una helada cortesía superficial que los separaba más cada día, haciendo que los lazos de su relación se extinguieran inexorablemente.

Al acercarse al estudio, había puesto en su rostro una leve sonrisa impersonal, ahora habitual en ella, pues se prometió que jamás le dejaría ver el dolor que le causaba su alejamiento físico y mental.

De nada serviría que él adivinara el apasionado amor que ella aun sentía por él, tal vez eso lo disgustara, apartándolo todavía más.

Demi había adquirido el hábito de calcular el tiempo, esperando siendo todo lo que él quería que fuera y nada más.

Nunca otra cosa.
No ahora.

La puerta del estudio estaba entreabierta y alzó la mano para apoyarla contra la pulida madera, cuando esa voz ronca que tan bien recordaba, la hizo detenerse.

Jamás olvidaría el tono de sirena de Zanna, ni aunque viviera cien años.
Al principio no tuvo sentido; las pesadillas muy rara vez lo tenían.

Zanna se alejó de allí tres años antes, dejando a Joe casi devastado, viviendo en un amargo aislamiento en South Park.

-Tuve que volver a tu lado, querido. Ese funesto matrimonio ahora ha terminado. Y no voy a fingir que no me alegro... no puedo ser tan hipócrita. Además, no negarás que nuestro hijo debe conocer a su padre. Como madre soltera, le he proporcionado a Harry todo el amor del mundo, pero aun así necesita a su padre.

Instintivamente, Demi empujó un poco la puerta y el destello de desconcertada incredulidad en sus ojos verdes se convirtió en uno de sorpresa y conmoción al ver el cuadro que quedaría grabado para siempre en su mente.

 Zanna, tan llamativa y encantadora como siempre, con el cabello rojizo, rizado alrededor del rostro en forma de corazón, estaba recostada en uno de los sillones tapizados en piel.

Joe se había inclinado hacia ella, con los duros rasgos suavizados en una expresión que Demi no había visto en meses y que quizá jamás volvería a ver, como no fuera en los sueños que a diario la atormentaban.

Y el niño.
Tendría unos dos años.

Estaba jugando en el suelo, con un pisa papeles en las regordetas manecitas, golpeando el improvisado juguete contra la gruesa alfombra, ajeno a las vibraciones que hacían que el aire zumbara arriba de su inocente cabecita, e ignorante por el momento de la identidad de su verdadero padre.

El parecido entre ambos era notable, tenía el sedoso cabello negro, como ala de cuervo, el gris intenso de los ojos, los rasgos que con el tiempo serían la viva imagen del hombre cuya mirada, ahora estaba fija en él conun inconfundible gesto de anhelo.

Demi se alejó sin ser vista ni oída, invadida de náusea, apenas logró licuar a tiempo al baño; luego se obligó a enfrentarse a lo increíble, a la conmoción y el dolor de saber que Zanna estaba de regreso, con el hijo que Joe tanto anhelaba.

Después de la ruptura de su tempestuosa relación con Zanna, Joe casó con ella, no exactamente por despecho, sino por un frío cálculo que casi dejó sin aliento a Demi.

El quería una esposa, un hijo que heredara su riqueza... de hecho, varios hijos.

Y ella, Demi, era la mujer adecuada; en ausencia de la señora Penny, había demostrado que era rapaz de administrar South Park y, recibiría una bonificación adicional, por actuar como su anfitriona cuando él recibía a sus contactos de negocios, ocupando el lugar que Zanna había dejado vacante.

Su propuesta de matrimonio fue como una bomba para ella y aún si i Iría los efectos cuando acepto; debió ser así, porque ignorólos consejos bien intencionados de sus padres y de Miley, su mejor amiga y socia de negocios.

Pero tuvo el suficiente control de su voluntad para mantenerlo ignorante acerca de lo que sentía por él.

¡Un hombre de mundo como él, con la energía y la ambición necesarias para sacar del polvo del fracaso la empresa decomunicaciones propiedad de la familia y ponerla firmemente en pie habría pensado que ella era una tonta si se hubiera echado en sus brazos, confesándole que lo amaba desde que era una adolescente soñadora!

La mayoría de las jóvenes de la aldea, soñaba con el moreno y atractivo Joseph Savage de South Park, el inalcanzable Joe .

Sin embargo, las otras jóvenes superaron su enamoramiento, pero ella, Demi Garne, no pudo hacerlo, siempre lo amó y lo amaría eternamente.


An obsession with the past cap1



JAMAS debió casarse con él.
Fue una tonta al pensar siquieraque eso podía resultar.

¡Una maldita tonta!

Demi golpeó con los puños el borde de la ventana y las lágrimasnublaron su vista, impidiéndole mirar los magníficos jardines de SouthPark.

Apretó los dientes, se apartó de la ventana y cruzó el dormitorio.

No era el momento de llorar, ni de luchar para vencer la sorpresa que le produjo ese doloroso frío en el corazón; tampoco era el momento de tratar de aceptar lo que acababa de ver y escuchar.

Tal vez la fiesta de esa noche sería una bendición disfrazada, se dijo irónica.

Mientras representara el papel de la mujer de Joseph Savage... la perfecta anfitriona de sus colegas de negocios, de la gente que podía serle útil a él... podría liberarse del dolor.

Pero cuando vio su imagen en el espejo, comprendió que ese pequeño consuelo sólo era una quimera, el dolor se reflejaba en sus ojos verdes.

¿Cómo podía aceptar que Zanna Hall, la mujer a quien Joe amó obsesivamente estuviera allí de nuevo?

¡Obviamente había sido invitada por él y lo que era peor, llevaba consigo a su hijo ilegítimo de dos años quien era el fruto de su apasionada y aciaga aventura!

Por un momento, la terrible intensidad del dolor que mantuvo bajo control desde su aborto, hacía tres meses, amenazó con destrozarla, pero lo venció, negándolo antes de que alcanzara un nivel intolerable que la dejaría como un ser inútil.

Apretó la suave curva de su boca, tomó un peine, frunciendo el ceño al ver el temblor de su mano y se lo pasó por el cabello oscuro y lacio.

Haría lo que siempre hacía cuando esperaban invitados.
Se apegaría rígida a la rutina, y de esa manera tal vez estaría a salvo y podría salir de la prueba con su dignidad intacta; era lo único que le quedaba, por lo menos la apariencia de ella.

No tenía orgullo para aferrarse a él; nunca lo tuvo, no en lo que concernía a Joe , de lo contrario jamás habría aceptado casarse con él.

Cerró los ojos tratando de olvidar ese hecho degradante.

Poco después, salió de la habitación con paso ágil y se dirigió a la cocina, para verificar cómo iban las cosas. Los invitados llegarían en cualquier momento, las habitaciones ya estaban dispuestas.

Las discusiones de negocios se prolongarían durante la mayor parte del fin de semana, pero esta vez, dos hombres iban acompañados de sus esposas y debería atenderlas mientras aquellos arreglaban sus asuntos.

El recorrido de los jardines de South Park siempre eraagradable, en especial con ese glorioso clima del mes de junio.

Tomarían el té en la terraza, charlando ociosamente de cosas demujeres, y tal vez a la mañana siguiente, irían a la aldea, para visitar la iglesia normanda y las pintorescas ruinas de la abadía.

Y todo el tiempo sin que nadie adivinara la situación por la que estaba pasando, ni lo que ella sentía.

Al entrar en la enorme cocina, percibió el aroma de las hierbas recién picadas, y la señora Penny, la cocinera y ama de llaves en South Park, desde que los padres de Joe vivían allí, excepto por una breve y desafortunada ausencia hacía tres años, comentó refunfuñando:

— ¡Como si no hubiera tanto trabajo! — meneaba con vigor una cacerola llena de pescado y sus astutos ojillos azules miraron de reojo a Demi — ¿Usted sabe por qué ha regresado esa mujer?

Entró dándose aires de importancia y pidió que le llevaran el té al estudio y leche y galletas para el pequeño, que además es la viva imagen de su padre.
Es una desvergonzada.

Rígida, Demi inspeccionó las verduras frescas, dispuestas sobre la mesa de picar.
Así que la señora Penny se percató del inconfundible parecido entre padre e hijo después de todo era evidente.

Tratando de controlar la rigidez del cuello y los hombros clavó la vista en las diversas bandejas.
No tenía objeto-hacer públicos su dolor y su humillación.

Vio las legumbres frescas, todas recolectadas del huerto familiar esa misma mañana, pero su interés era fingido y no logró interrumpir la implacable perorata de la señora Penny.

-Y cuando fui a recoger la bandeja, no hace ni diez minutos, ella seguía allí y me informó que piensa quedarse. ''Quiero que me prepare una habitación, señora Penny" — declaró con tono de mando — "y tambíen una para Harry, por supuesto". El niño, por cierto, es encantador y además no tiene la culpa de nada, ¿no es cierto? Pobre pequeño. Yo le respondí de inmediato "Me temo que estoy demasiado ocupada, señorita Hall, porque aún es la señorita Hall, ¿verdad?" Ella no me contradijo, por lo visto no se ha casado con nadie... ¡ni con el padre de Harry!

Como si quisiera subrayar sus excesivas ocupaciones, la señora Penny se dirigió al fregadero para lavar una lechuga y gritando para hacerse oír por encima del chorro del agua, declaró

— ¡No me imagino que trata de hacer ese esposo suyo, alojándola aquí! ¡Lo único que sé es que ella siempre ha causado problemas!

Demi sabía muy bien por qué Joe le ofreció alojamiento a Zanna, pero era algo en lo que no soportaba pensar en ese momento, así que replico en tono represivo:

-Estoy segura de que el señor Savage tiene sus motivos.

La señora Penny dejó escapar un irreprimible bufido.

-¡No me hable del "señor Savage", querida! Para mí siempre hasido Joe , desde que empecé a trabajar aquí para sus padres,cuando el tenía diez años. ¡Y siempre será Joe !

Demi se estremeció.

Deseaba tener la confianza de la señora Penny, su seguridad de sentirse aceptada... pasara lo que pasara.


En una época, bendecida con el poder del amor y la ciega esperanza dela juventud, poseyó todo eso.

Tenía el firme propósito de intentar que Joe la amara, segura de que con el tiempo, él olvidaría la aciaga y turbulenta pasión que había sido su obsesivo amor por Zanna.

 Qué tonta!

Obligándose a sonreír, comentó con tono tan ligero como le fue posible.

—Si todo está bajo control, iré a esperar a nuestros primeros invitados. Ya es muy tarde, así que prescindiremos del té. Joe le sofrecerá algo de beber. Iré a buscarlo.



An obsession with the past "sinopsis"



La culpa era de   Demi, por haber aceptado casarse con Joseph Savage. 

¿Cómo pudo pensar que podría competir con Zanna, la despampanante pelirroja madre del hijo de él, pero también la mujer que lo abandono sin consideración? 

Demi trato de hacerlo feliz, pero ahora debía reconocer que su matrimonio era una farsa. 

Lo mejor seria ponerle fin y renunciar a la lucha. 

Pero Joseph no se mostró complacido con esa idea. 


¿Pensaría acaso que podía conservar a las dos mujeres en su vida?




jiji diran por qe publique?
bueno pues cambie de opinion y como solo faltaba un cap decidi colocar erl final y la nueva nove a ver que tal les parece y si les gusta
va dedicado para vane♥ lovatic forever , mitchie y a todas la qe aman jemi♥
gracias por leer chicas las amo! C;

Un Corazon Indomable "sinopsis"





Miley Brewster había ideado el plan perfecto para encandilar a  Nick Jonas : se convertiría en una mujer atrevida. 














Sin embargo parecía que lo único que había logrado la transformáción era sacar aún más el mal genio de Nick. 















Pero quizás... sólo 

quizás no fuera mal genio, sino pasión contenida lo que hizo que le brillaran los ojos de aquel modo cuando sus labios se juntaron bajo el muérdago. 














¿Sería posible que Nick estuviera a punto de convertir a Miley en su prometida?



niñas!!
como las extraño ! C':
Como veran ya termino a merced del griego , espero que les haya gustado
tanto como ami :)
y por eso ahora les traigo esta...

OJALA Y SEA DE SU AGRADO Y LES GUSTE :D
esta historia tiene de todo un poco : celos , amor, intriga ,un misterio?
espero qe la lean
las adoro mil♥
cuidence las quiero
byee besitus de pescaditu C3

A merced del griego cap 39 "Final"




Ya no se fiaba de la reacción que pudiera tener en su presencia.

Se había entregado completamente a él y en su ingenuidad se había visto bruscamente apartada de su lado.

No pensaba cometer el mismo error en dos ocasiones... aunque su expresión estaba haciendo que deseara arrojarse entre sus brazos.

-No puedo creer que estés dispuesto a montar de nuevo esa farsa -dijo con voz temblorosa.

-Hacerlo sería una locura.

-Claire no va a desaparecer convenientemente como tu madre. Va a seguir por aquí y no va a parar de hacer preguntas que no podré contestar.

-Supongo.

-No tienes derecho a irrumpir en mi vida y ponerla patas arriba - murmuró Miley .

-Yo podría decir lo mismo respecto a ti -replicó Nick .

Miley le dedicó una mirada fulminante desde su extremo del sofá.

-Yo te facilité la vida. Me aseguraba de que hubiera comida en la nevera de que el piso estuviera limpio y recogido de comprar todo lo que necesitabas y nunca me quejaba cuando me despertabas a cualquier hora para dictarme algún correo que no podía esperar - notó que su voz temblaba mientras hablaba pero ya no podía más.

-Es cierto.

-Haz el favor de dejar de estar de acuerdo conmigo! -protestó Miley - ¡Si crees que te voy a decir que me ha parecido bien que te hayas inventado esa mentira porque Claire estaba teniendo un comportamiento detestable te equivocas! ¡No necesito que me salves!

-Eso es cierto. Pero puede que yo sí necesite que me salves a mí.

Miley miró a Nick con expresión confundida.

¿Se trataría de alguna treta?
¿De algo que ella malinterpretaría para arrepentirse después de su error?

Pero la expresión de Nick mientras se inclinaba hacia ella estaba llenando su cabeza de pensamientos prohibidos y esperanzas...

-No - dijo a la vez que se levantaba con brusquedad y se acercaba a la ventana para mantener las distancias.

-No qué?

-No me engañes con tus palabras.

Nick se levantó para acercarse a ella.

-Engañarte es lo último que deseo hacer -murmuró-. Si crees que eso es lo que estaba haciendo te pido disculpas.

-Me pides disculpas? -repitió Miley confundida - Tu nunca te disculpas Nick .

-Lo cierto es que la única persona a la que he logrado engañar ha sido a mí mismo - dijo Nick  que no pudo evitar alzar una mano para apartar con delicadeza un mechón de pelo de la frente de Miley - Cuando vivíamos juntos me engañé diciéndome que el motivo por el que siempre deseaba volver a casa no tenía nada que ver con el hecho de que tú estuvieras allí. Luego nos acostamos y me dije que sólo era sexo nada más. Cuando te fuiste hice lo posible por aceptar que las cosas debían ser así porque en mi vida sólo había cabida para unas relaciones pasajeras que no alteraran lo importante. Lo que no quería ver era que lo importante eras tú.

-Qué estás diciendo? -Miley se esforzó por refrenar sus esperanzas.

Cerró los ojos brevemente, deseando que aquel momento no terminara nunca.

-Ya sabes lo que estoy diciendo. He venido aquí para recuperarte. Pero quiero más que eso. No sólo quiero que vuelvas a mi piso o a mi cama temporalmente. Te quiero en mi vida para siempre.

-Para siempre?

-No es eso lo que deseas tú también? -Nick sonrió y Miley sintió que una intensa felicidad se apoderaba de ella.

-Sí lo deseo. Te quiero. Siempre lo he sabido.

-Y yo también te quiero. Pero soy tan tonto que hasta ahora no me he dado cuenta.

Miley abrió los ojos de par en par.

-No planeaba decirle a tu hermana que estábamos comprometidos - continuó Nick - pero en cuanto lo he dicho todo ha encajado en su sitio y he sabido que casarme contigo pasar el resto de mi vida a tu lado era exactamente lo que quería. Y ya que me amas... - murmuró con considerable satisfacción masculina -... ¿estás dispuesta a casarte conmigo?

Nick no perdió el tiempo.


Cuatro semanas después las cuatro semanas más felices que podía haber imaginado Miley se casaban en Grecia rodeados de familiares y amigos.

Claire fue invitada y asistió a la boda.
Volver a equilibrar las relaciones con su hermana iba a llevar tiempo, pero ya estaban en ello.

Claire había abierto su corazón a Miley .

Había admitido que su aventura en los Estados Unidos había sido un gran error y que se había liado con un hombre casado que la había herido emocionalmente dejándola mal preparada para descubrir a una hermana que no sólo avanzaba en su profesión sino que estaba enamorada de un hombre que la correspondía.

Claire se había quedado con el piso de Miley que se había trasladado con su marido a la casa de campo de éste... el lugar perfecto para criar los hijos que pensaban tener.

En el silencio del dormitorio tras hacer el amor Miley miró con adoración a Nick que dormía con la mano apoyada sobre su costado.

Suspiró de puro placer y ajustó su cuerpo de manera que los largos dedos de Nick quedaran sobre sus pechos.

Nick abrió los ojos y sonrió.

-Mujer descocada... - murmuró con voz ronca.

Aún le maravillaba sentir que su corazón se henchía de pura adoración cada vez que miraba a su esposa.

Ella le dedicó una pícara sonrisa.

-Tenemos que ponemos en movimiento si queremos llenar la casa de niños..



A merced del griego cap 38


Miley sintió que toda la seguridad en sí misma alcanzada durante aquellas semanas se le escapaba de las manos.
En un esfuerzo por conservarla alzó la barbilla y preguntó con firmeza:

-Por qué te parece tan ridícula la idea de que hubiera habido algo entre nosotros?

-Porque para empezar no habrías sido capaz de guardarte algo así para ti misma.

-No quiero mantener esta conversación.

Miley se levantó bruscamente y dio la espalda a su hermana para dejar de ver su expresión burlona.
Una oleada de rabia y frustración atenazaron su garganta.

Primero Nick había demolido su vida y ahora allí estaba Claire rebuscando entre los escombros.

En aquel momento sonó el timbre de la puerta.
Miley nunca se había alegrado tanto de oírlo sonar.

Fue a abrir con una sonrisa suponiendo que sería su amiga Beth pero se quedó boquiabierta al ver que se trataba de Nick.

Al ver su tensa expresión, Nick supo que había hecho lo correcto acudiendo a verla.

Le entregó el ramo de rosas rojas que llevaba en la mano y pasó al interior... para encontrarse con Claire que juzgando por la sonrisa que iluminaba su rostro, no parecía sentirse especialmente avergonzada por encontrarse vestida tan sólo con una estrecha camiseta y los diminutos pantalones cortos que había utilizado para dormir.


-Estábamos hablando de ti - dijo Claire con evidente satisfacción.

Fue hasta el sofá donde se sentó con las rodillas dobladas

-Ha sidoo todo un detalle por tu parte traernos flores. Me encantan las rosas. Son mis favoritas.

Nick se esforzó por ocultar su desagrado.
No sabía de qué habrían estado hablando las hermanas pero Miley parecía bastante angustiada.

Se las había arreglado para escabullirse y pudo atisbarla en la cocina, ocupándose de las flores.

-Ven a sentarte a mi lado - Claire palmeó el sofá a su lado pero Nick la ignoró - Tengo un pequeño favor que pedirte - continuó mientras Miley regresaba al cuarto de estar - Miley no ha dejado de protestar desde que he llegado - dijo, haciendo un atractivo mohín - No puede soportar el desorden... aunque ya he recogido mi ropa - enrolló un mechón de su sedoso pelo en un dedo y movió los dedos de los pies - ¿Hay alguna posibilidad de que me acojas en tu piso un par de días...? - inclinó la cabeza juguetonamente a un lado como si fuera un precioso gatito perdido que necesitara ayuda.

Miley apretó los dientes y se preguntó qué estaría pasando por la cabeza de Nick .
Aún se estaba recuperando de la conmoción de verlo y empezaba a preguntarse por qué se habría presentado con un ramo de rosas.

¿Acaso se habría dejado seducir ya por los encantos de su hermana? se preguntó celosa.

-Creo que a Miley no le parecería bien el arreglo -dijo Nick  que se situó tras ella y apoyó las manos en sus hombros.

El cerebro de Miley ¿ dejó de funcionar de inmediato.
Sólo era consciente de las manos de Nick masajeándole los hombros de la calidez de su aliento en su pelo.

La coqueta expresión de Claire dio paso a otra de evidente confusión.

-No entiendo qué tiene que ver Miley con eso - dijo tras recuperar el aplomo - Además,te equivocas. Miley no me quiere aquí - su labio inferior tembló teatralmente - Prácticamente me ha echado.

-Juzgando por el estado de caos reinante en el cuarto de estar -dijo Nick mientras miraba a su alrededor - no me sorprende.

-No es tan terrible como parece... ¡y nunca se me ocurriría desordenar así tu piso! - aseguró Claire ansiosa-. De hecho más o menos estoy buscando trabajo. Podría ocuparme de hacer lo que hacía Miley cuando trabajaba para ti. Y.. -Claire dedicó una sonrisa de triunfo a su hermana-... no tendrías que preocuparte por la posibilidad de que te avergonzara encaprichándome de ti...

Intensamente ruborizada, Miley rogó que la tierra se abriera a sus pies y la tragara.

A Claire siempre se le había dado bien utilizar trucos sucios para obtener lo que quería y en aquellos momentos quería a Nick ... y su piso.

Nick se apartó de ella y se encaminó hacia la ventana, obligando a Claire a torcer el cuello para mirarlo.

-Me parece que no has captado el mensaje Claire - dijo con frío desdén - No vas a alojarte en mi piso.

Claire se quedó momentáneamente boquiabierta y Miley casi sintió lástima por ella.

-No se lo has dicho ¿verdad querida? - añadió Nick .

-Qué no le he dicho? -preguntó Miley desconcertada.

-No le has hablado de nosotros...- Nick sintió una intensa y dulce satisfacción mientras avanzaba hacia Miley .

Por la expresión de Claire parecía que acababan de darle un mazazo.

Pasó un brazo por los hombros de Miley y la estrechó contra su costado sorprendiéndose al no notar ninguna resistencia.

-De vosotros? - Claire los miró con expresión perpleja - ¿Qué pasa con vosotros?

-Que estamos comprometidos.

Miley se quedó horrorizada al escuchar aquella mentira pero por unos maravillosos instantes disfrutó del raro espectáculo de ver a su hermana atónita.

Se había puesto totalmente pálida y sus esfuerzos por hablar dieron como resultado unos balbuceos ininteligibles.

A través de la bruma de sus confusos pensamientos oyó que Nick seguía hablando y que manifestaba su sorpresa por el hecho de que no hubieran compartido aquella confidencia.

Un instante después Claire se puso en pie corrió al baño con unas prendas de ropa en la mano y salió unos momentos después para marcharse del apartamento sin ni siquiera despedirse.

Miley estuvo a punto de dar las gracias a Nick  por aquel momento de poco caritativa satisfacción... algo que sabía que estaba mal.

Pero, a fin de cuentas, sólo era humana, y a Claire no le vendría mal descubrir que su hermana no era la completa mema que parecia pensar que era..

En lugar de ello, se apartó de su lado y se volvió hacia él con los brazos cruzados.

-Cómo se te ha ocurrido decir eso?

-No me digas que no has disfrutado viendo la cara que ha puesto tu hermana - contestó Nick aunque lo cierto era que no sabía qué lo había poseído para decir aquello.

¿Por qué lo había hecho?

¿Y por qué no sentía ningún deseo de retractarse?

-Eso no tiene nada que ver - protestó Miley - ¡No tienes derecho a presentarte aquí en misión de rescate! - se sentó en el sofá y abrazó un cojín contra su pecho mientras se esforzaba por contener las lágrimas - Has sentido lástima de mí, ¿verdad? La pobrecita Miley no es capaz de cuidar de sí misma ni de controlar a su hermana.

Nick también se sentó en el sofá, pero cuidando de mantener las distancias.

Al ver que no respondía Miley se volvió a mirarlo pero enseguida apartó la vista.

Algo en la mirada de Nick le hizo contener el aliento.



martes, 26 de febrero de 2013

La prometida del desierto cap50



Al cabo de un par de horas apareció Zulema para decirle que la princesa Laila estaba esperando por ella abajo.

—Dile que no me encuentro bien — contestó Miley con un gemido —. No, dileque lo siento mucho; pero que no quiero ver a nadie ahora mismo.

El disgusto de Zulema fue evidente.

—Eso le causaría una ofensa muy grave, mi señora.

Miley se sonrojó recordando la amabilidad de Laila cuando ella había estado en el hospital.
No era culpa de ella que su hermano fuera un rastrero de la más baja estopa.

De hecho, quizá pudiera mencionarle a Laila el problema del visado y pedirle que hiciera de intermediaria.

Laila se paró en seco en cuanto cruzó la puerta.

—Te preguntarás por qué me encuentro aquí.

—Sí.

—Pareces muy infeliz.

—Lo único que quiero es irme a casa.

—Pero si estás embarazada no puedes irte a casa.

Miley la miró con desmayo.
¿Cómo diablos habría adivinado su secreto?

La hermana de Nick soltó una carcajada exenta de humor.

—Miley ... no puedes ir a una farmacia del centro de Kabibi, comprar un test de embarazo y esperar que se mantenga en secreto. Por supuesto, te reconocieron y esa compra ha sido difundida y muy comentada.

—¿Comentada?

—Nuestra familia no pude sufrir la vergüenza de la intrusión de la televisión y los medios, pero el boca a boca funciona aquí como un telégrafo. Esto es un pequeño país y la sociedad de Datar adora los rumores. El farmacéutico llamó a su mujer en cuanto saliste por la puerta y en pocos días, lo sabía todo el mundo.

A Miley no le aguantaron las piernas.
Muda y torpe, se desplomó en la silla más cercana.

—Supongo que el test ha salido positivo — suspiró Laila—. Habrá que contárselo a Razul.

—¡No! — exclamó ella con horror.

—Bueno, si no se lo dices tú, lo haré yo. No es asunto mío, pero has apartado ami hermano de tu lado. No creas que te apruebo por ello, pero el hecho de que lleves al próximo heredero del trono supera cualquier otra consideración y si no aceptasese hecho, eres una mujer muy tonta.

Miley estaba furiosa y blanca como el papel.

—¡Yo no he echado tu hermano de mi lado! ¡El me dejó!

—Soy consciente de que quieres dejarle. Él mismo me dijo que...

—¡Te ha mentido!

—Mi hermano no miente nunca.

—Pero tú no sabes la promesa que le hizo a tu padre, ¿verdad?

—Sé que le prometió que si el matrimonio no funcionaba, se volvería a casar sin ninguna discusión ni escándalo.

—Pero tú no sabes que nuestro matrimonio no era un matrimonio real, ¿verdad?

—¿De qué estás hablando? ¿No esperó mi hermano dos años hasta conseguir el permiso de mi padre para casarse contigo?

—Pero sólo temporalmente, porque eso es lo único que tu padre consintió... y ¿qué importa todo eso ahora? Nick se ha ido de mi lado.

—¿Temporalmente? ¿Qué tonterías estás diciendo? Nick te ama. Todo elmundo en Datar sabe lo mucho que te ama — aseguró Laila con completa exasperación —. Al final, todo el mundo aceptó su derecho a escoger a su propia mujer y tú eras una elección muy popular por ser occidental. Muchos encuentran en eso una prueba de la liberalidad de Datar. Es verdad que el pesimista de mi padre se opuso con obstinación, pero sólo porque tenía miedo de que Nick sufriera... que tú encontraras imposible adaptarte a esta cultura y que el matrimonio acabara en divorcio como ha sucedido.

Miley se mordió el labio inferior.

—Nick no me ama.

—¡Por supuesto que te ama, mujer estúpida! Y ahora está pasando la tortura detener que escuchar a mi padre que ya se lo advirtió. ¿Cómo crees que lo está pasando Nick ahora mismo? Cree que ha decepcionado a toda la familia al haberse casado  contigo, así que no te atrevas a hablar de dejarle.

A Laila se le escapó un sollozo mientras luchaba por ocultar su disgusto.
Miley estaba bloqueada.

Deseaba tanto creer lo que acababa de escuchar, perose sentía tan mareada...

—Siento haberte llamado estúpida, pero quiero mucho a mi hermano y no puedo soportar verlo sufrir tanto.

—Yo también lo quiero — dijo Miley con voz temblorosa.

—Entonces, ¿qué diablos está pasando entre vosotros dos? No lo entiendo.

Diez minutos más tarde, Miley estaba sentada con rigidez en el Mercedes de Laila.

—Si tu hermano se pone furioso conmigo, ¿tendré yo derecho a llamarte a ti mujer estúpida?

Laila se rió divertida.

—No creo que tengas la oportunidad.

A Miley le hubiera gustado tener la misma confianza.

¿Podría Nick haberla dejado por creer que ella planeaba abandonarle?

Aquel increíble orgullo suyo,recordó penosamente apretando los dedos sobre el regazo.

—¡Ah, el secretario de mi padre! — exclamó Laila agitando una mano en el impresionante recibidor del viejo palacio mientras Mustafá parecía vacilante.

Evitó mirar a Miley en todo momento.

—Mustafá te llevará hasta mi hermano —dijo Laila.
El secretario se puso pálido.

—Siento decir...

Laila murmuró algo en árabe en voz muy baja.
Fuera lo que fuera, tuvo gran efecto en Mustafá, que se quedó con la boca abierta y se puso rojo..

—Sí, desde luego. Si yo fuera tú, vería muy conveniente desobedecer tales instrucciones.
Miley comprendió que Nickhabía prohibido que le visitara y ya iba a darsela vuelta pálida de la humillación.

—No seas tonta, Miley. Mi padre está furioso contigo. En lo que a él respecta, has humillado a su amado hijo.


Mari♥ mi vida que tienes ?
me dejaste preocupada y apesar de qe me haces chantaje emocional C':
Aqui estan tus caps que me pediste :)
Esta nove ya esta apunto de terminar espero qe te aya gustado cariño♥
te quiero mucho mucho cuidate bendiciones vibras y como tu dices mucho amourrrrrrrrr jijiji
byee besitos de pescadito C3

La prometida del desierto cap49



Era curioso que Nick ya nunca se refiriera a ella como su mujer o su esposa y esas omisiones la cargaban de inseguridad rechazo y la sensación de que estaba viviendo un tiempo prestado.

Él se inclinó hacia ella con sus ojos brillantes cargados de una satisfacción primitiva y Miley tembló sintiendo una oleada de sensualidad que le hizo sonrojar.

—Alá nos ha bendecido de verdad con la pasión.

Un tinte escarlata le embelleció las mejillas y la conciencia de culpabilidad la asaltó al recordar que quince días atrás se habían pasado tres días en la cama saliendo sólo para comer.

Y Nick había dicho que tenía la bendición de haber encontrado a una mujer absolutamente insaciable y apasionada.

Y era verdad que la hacía sentirse insaciable, pero tenía la horrible sospecha de que si Nick supiera el propósito científico de haberse asegurado de mantenerle en la cama esos tres días concretos, no estaría tan seguro de que era una bendición.

—Estás muy silenciosa — deslizó un dedo por su labio inferior —. ¿En qué estás pensando?

La culpabilidad le produjo una sensación de inseguridad.

¿Habría sido una decisión egoísta intentar quedarse embarazada?

 Si Nick lo descubriera, la despreciaría.

¿Era justo traer un hijo a este mundo sin un padre y sin el conocimiento del padre aunque sólo fuera para darse ánimo a ella misma?

En ese momento, ya no le parecía nada justo privarle al padre del nacimiento y herencia de un hijo.

—¿Qué te pasa, aziz?

Una vez la había llamado «amada mía» y desde que Zulema le había explicado sonriente lo que significaba en su cultura, lo había atesorado e intentando pensar que Nick no lo había utilizado con la superficialidad con que lo utilizaban algunos ingleses.

Alzó los ojos acuosos hacia él y estudió aquella cara morena y angulosa quele era tan terriblemente querida.

Le sacudió la culpabilidad por su traición.
Él había sido totalmente honesto con ella desde el principio.

—Nada.

—No es nada lo que yo veo en tus ojos. ¿Te está entrando añoranza de tu país?

¿De su casa?
Ella no tenía hogar, decidió dolida.

Tenía un gato y tres bonsáis que le estaba cuidando una amable vecina.
Ningún sitio volvería a ser un hogar para ella sin Nick.

—No.

—Creo que no me estás diciendo la verdad.

La tensión era tan densa que casi se podía masticar.

—Todavía piensas en el final del verano, ¿verdad? — preguntó con fiereza.

—¿Qué quieres decir?

El se dio la vuelta con expresión impenetrable en sus facciones de bronce.

—Todavía estás pensando en irte ¿verdad? ¡Lo leo en tus ojos!

—¿Y cómo puedo evitar pensar en eso?

A Miley le sacudió la oleada de pena que había intentado enmascarar lasúltimas semanas y bajó la cabeza para ocultar su angustia.

—Ya no puedo vivir más con esa espada de Damocles sobre mi cabeza. Esto es intolerable. ¡Eres como una maldición sobre mí! — explotó Nick con salvajismo — pero ya no aceptaré esa maldición. Te abandono.

Ella estaba tan sorprendida que apenas podía oírle.

¿Una maldición?

¿Iba a abandonarla?

«Pero todavía no es el momento» hubiera deseado gritar atormentada.

Y ella no estaba preparada para enfrentarse con ello.

—¿Que me vas a abandonar?

—¡Debería haberte metido en ese helicóptero a la fuerza hubiera sido lo más prudente acabarlo entonces.

—Y ahora vuelves a tu casa con papi — murmuró con impotencia Miley .

Una expresión de incrédula rabia surcó las facciones de Nick .

—No eres adecuada para ser mi esposa — murmuró con énfasis.

Y entonces desapareció dejándola mirando al vacío enferma de dolor y amerced de la angustia.

Miley salió enferma de la cama como si estuviera borracha y apenas consiguió llegar al cuarto de baño.

Después de vomitarlo todo, se sentó en el suelo hecha un ovillo.


Nick llevaba fuera una semana, la peor semana de su vida y no sabía que se suponía que debía hacer la siguiente.

No quería volver a casa.
No quería quedarse.

La mayor parte del tiempo sólo deseaba morirse.
De cualquier forma, ¿cómo podría salir del país sin el visado, por triplicado que le había mencionado él?

Apretó los dientes de humillación.

Durante siete miserables días se había debatido entre odiarlo amarlo, pero era extraordinariamente difícil odiar a alguien a quien se echaba de menos a cada minuto.

Y estaba embarazada.

Había conseguido lo que deseaba y ahora recordaba el refrán de: «cuidado con lo que deseas, no sea que lo consigas».

Le dolían los pechos tenía náuseas todas las mañanas y de alguna manera, no había ninguna alegría en el descubrimiento de esperar un niño del hombre que la había rechazado de la formamás cruel.

El había creído que conocía a Nick y en pocos minutos se había visto obligada a reconocer que no lo conocía en absoluto.

Después de haberla llamado «amada mía», la había rechazado y se había ido con aquel odioso y viejo tirano y ahora veía Miley el parecido entre padre e hijo.





La prometida del desierto cap48



Miley estaba enel paraíso y no quería descender nunca a la tierra.

Sintió una oleada de amor y ternura y enterró la cabeza en el hueco de su cuello antes de soltar un suspiro.

—Nunca me habla sentido tan feliz — susurró realmente extrañada.

—Ni yo — la liberó de su peso y rodó de medio lado arrastrándola con él hasta ponerla encima de su cuerpo — ¿Seguro?

Miley se puso tensa porque no estaba preparada para que se lo preguntara tan rápido.
Pero Nick no estaba tenso.

De hecho estaba totalmente relajado y deslizó un dedo por su barbilla.

—Creo que debería advertirte de que sospecho que tu concepto de seguro puede que no sea un método anticonceptivo fiable.

—Estoy tomando la píldora — mintió ella.

—¿La píldora anticonceptivo? ¿Y para qué tomas esa precaución?

—Problemas hormonales.

—Creo que deberías consultar con Laila.

—¡Ni te atrevas! ¡No es nada importante!

—Tu salud lo es.

Se sonrojó violentamente y él le dirigió una mirada de reprobación.
Derepente sintió una oleada de culpabilidad por mentirle y bajó la cabeza de nuevo.

Nick enterró una mano arrogante en su pelo revuelto y le capturó la boca conternura.

—Eres una mujer preciosa. Te protegería toda mi vida. No me niegues el placer de cuidarte.

Nadie había querido cuidar a Miley nunca.
Nadie se había molestado por loque pudiera ocurrirle.

Era como si Nick le hubiera tocado la fibra más sensible.
Se sintió increíblemente conmovida y triste también.

Encontrar aquella ternura y saberque la tendría que perder la torturó, pero apartó la idea con toda su fuerza.

«Vive el día», se recordó con fiereza.

—Me preocupa que no hayas tenido comunicación con tus padres desde que nos casamos —comentó Nick .

Miley sintió una punzada de tensión.
Con el ceño fruncido miro hacia el desierto desde lo alto del promontorio.

Con paredes de tela a tres lados, la estructura era una réplica muy realista de la tienda beduina tradicional y estaba permanentemente instalada en el extremo del jardín dé palacio.
Ricas alfombras yun hogar para hacer fuego distinguían su fresco interior.

Durante la semanas anteriores había llegado a comprender la mucho que significaba para Nick el desierto.

Allí era a donde iba a relajarse y recobrar energías al final de un largo día desdeñando las magníficas habitaciones de palacio.

Consciente de que él estaba esperando su respuesta, Miley se encogió de hombros.

—No estamos muy unidos.

—A mí me cuesta entenderlo. Para un árabe la familia lo es todo. Es la verdadera fundación de nuestra cultura y una lealtad tan fuerte impone a menudo penosas decisiones y obligaciones.

A Miley se le ensombreció el gesto.

¿Era su falta de futuro la idea más dolorosa o se estaba engañando a sí misma?

Desde el día en que había llorado enbrazos de Nick él no había vuelto a mencionar su partida ni había manifestado ninguna tensión con respecto a ese asunto.

Las tres semanas anteriores habían sido las más felices en la vida de Miley pero para mantener la felicidad había tenido que suprimir con todas sus fuerzas el pensar en el futuro.

¿Estaría Nick siguiendo la misma norma o es que podía pensar en su partida ya sin dolor?

¿Sería toda su relación sólo una agradable aventura de la que podía aceptar su final con calma?

—¿Miley ?

—Ah, mi familia — apretó la taza de café e intentó refrenar sus miedos — Bueno, con mi madre tengo una relación distante, con mi padre ni siquiera me relaciono y a ellos no les preocupa mucho.

—Me cuesta mucho creer eso.

Ella esbozó una sonrisa de amargura.

—Supongo que sí. Déjame explicarte. Mi madre cree que yo casi le rompí él matrimonio.

—¿Pero por qué?

—La primera infidelidad de mi padre coincidió con mi nacimiento. Si le conocieras podrías entender por qué. Él tiene que ser el centro de atención y naturalmente un bebé interfirió con esa necesidad. Pero mirando su historia con los años, es evidente que hubiera sido infiel de todas formas.

—¿Fue infiel muchas veces?

—Siempre estaba saliendo en busca de otras mujeres — Miley se encogió dehombros de nuevo — y cada vez que volvía a casa, mi madre le recibía con los brazos abiertos. Cuando me hice mayor comprendí lo que estaba sucediendo y le odié por laforma en que la trataba. Me costó bastante tiempo comprender que al aceptar sucomportamiento mi madre se estaba comportando como la víctima voluntaria. Él es un hombre muy atractivo... físicamente pero simplemente la utiliza. Ella es su puerto en cada tormenta.

—¿Todavía lo odias?

—Si alguna vez pienso en él, creo que me avergüenzo de él. No tiene otra cosaque encanto superficial.

—No sabía que habías pasado una infancia así.

—No fue tan malo. Es sólo que yo nunca fui muy importante para ninguno de los dos; a mi padre no le interesan los niños. Si yo hubiera sido una hija que le adorara como hacía mi madre, quizá las cosas hubieran sido diferentes, pero yo no podía ocultar lo que sentía por él... No podía halagar su ego como hacía mi madre y le hacía sentirse incómodo y resentido. Yo no le caía bien. Francamente, cuando me fui a launiversidad, fue un alivio para todos.

—Siento haber hablado de esto. No conocía las circunstancias, pero me hubiera gustado haberlo sabido antes. Hubiera entendido mejor tu resistencia hacia mi.

—Me gustaría que todavía me quedara algo de esa resistencia.

—Pues a mí no. Así es como deben ser las cosas entre los amantes.

«Amantes», repitió ella para sus adentros sintiendo una punzada de pena.


lunes, 25 de febrero de 2013

Antes de firmar parte 2 - Niley♥

 

–Entonces el divorcio está basado en incompatibilidad  de caracteres – repitió su abogado.

Aun no podía salir del shock que me provoco leer la carta.
Miley me estaba pidiendo el divorcio.

–¿Hay alguna forma de detener todo esto?

–Técnicamente no te está dejando muchas salidas esto suele pasar muy seguido y cualquier juez podría otorgar el divorcio con facilidad, no tienen hijos que los unan y ella está renunciando a todo los bienes materiales.

–No me interesa eso, hay alguna manera de retrasar todo esto – pregunte esta vez más consciente del problema y el dolor que esto significaba.

–Podríamos alejar tu desacuerdo en esto.

–No te entiendo, tengo la cabeza embotada ahora se claro.

–Citas – especifico – Citas con un juez donde ambos tratarían de arreglar su matrimonio antes de terminarlo.

–Ahora entiendo – dije aun pensativo, las posibilidades eran infinitas, Miley ya había estado alejada de mi, viaja mucho y era rara la vez que la veía despierta un día hablo de divorcio y al ver mi reacción comento que solo bromeaba. – Dios – incline mi cabeza hacia adelante, el peso de los años pasados me estaba matando.

El elevador parecía lento y lejano mientras subía los pisos y pisos, la realidad de las cosas me estaba golpeando peor de lo que quería aceptar, tenía tantas ganas de llegar a ella abrazarla y besarla después recostarme sobre su vientre mientras ella acariciaba mi cabello hasta quedar dormido.

Hasta hacia unos meses me sentía con esa libertad pero ahora temía mostrarme como era ante ella.

Qué lejos estaban los recuerdos de nuestro primer beso o lo torpe que estuve el día de nuestra boda, las risas y sus ojos brillantes de amor cada vez que me veía.

Mi corazón que antes se sentía tan feliz que dolía ahora solo se sentía demasiado oprimido dentro de mi pecho para poder respirar.

Y todo lo que quería hacer era tumbarme y llorar como un niño.
Las puertas se abrieron y la vi a ella cara a cara.


–¿Me estabas esperando? – solté y me sorprendió el rencor en mi voz – Que gran novedad.

La mirada de ella se torno turbia por un momento pareció perdida y asustada.
Se hizo a un lado permitiéndome salir del elevador.

–Entonces ya te llego la sentencia–  note claramente que ella evito decir “divorcio”

–De divorcio…–¡Sí me llego y quiero ahorcarte por eso! – Sí.

–Lamento que las cosas se estén dando así Nicholas.

–¿Enserio?

–Sí.

Me mordí la lengua mientras me acercaba al mini bar mi mirada jamás cayó sobre ella, tenía tantas ganas de romper cosas, tomarla por los hombros y sacudirla, hacerla entrar en razón.

–Esta no es la manera de solucionar nuestros problemas – dije mirando el contenido de mi copa.

Sentía su mirada sobre mí, cuando la escuche hablar.

–Para mí sí, ya no puedo con esto.

–¡Matrimonio! – gruñí – Esto es un matrimonio.

–Se ha vuelto algo difícil de sobrellevar para mí, por más que te lo explique no lo entenderías.

–¡Entonces explícamelo! – grite levantando la mirada – No te entiendo porque no hablas, comparte tu dolor conmigo.

–Esto es muy incomodo – ella dio dos pasos hacia atrás.

–No – deje la copa aun sin beber y me acerque a ella hasta tomar su brazo en un fuerte apretón. – Cuéntame.

Ella pareció incomoda y trato de zafarse de mi agarre.

–Te odio – soltó y sentí como si me apuñalara el sentimiento de pérdida – Pero también te amo –agrego con un hilo de voz – Tú dices que no importa ¡Claro que importa! – grito con los ojos llenos de lagrimas, se zafo de mi agarre. – Siento que no estás en esto conmigo que no te duele como a mí, es tan fácil decir “cariño podemos adoptar” imbécil – grito – Me rompiste el corazón, perder a Pao fue la gota que avivo el sentimiento.

–¿De qué me estás hablando? – pregunte tan desconcertado.

–No lo entiendes es como si creciera algo dentro de mi – golpeo su pecho – Antes no era así, antes llegaba en ocasiones pero ahora me quema, duele todo el tiempo está ahí, odio sentirme así, quise cambiarlo intente hacerlo pero es tan difícil, ayer que intentaste tocarme sentí como si quemaras mi piel, me dio asco. – Se alejo de mí mientras hablaba – Perdóname – susurro al terminar.

El silencio se sentia pesado entre ambos, cada uno sin saber qué decir de pronto se torno pacifico dentro de mi, como si después de sacarlo mi espíritu se sintiera mejor, sabía lo que le pasaba, lo que pensaba y sentía.

–Dices que me amas…

–¿Qué no me has escuchado?

–Sí y a pesar de todo dijiste que me amas, todos esos sentimientos y aun lo haces.

– Lo mejor es el divorcio – comento respirando profundamente, en sus pestañas aun se veían pequeñas gotitas de lagrimas.


* * * * * *

La separación no me estaba cayendo tan bien y la vida de soltero que tenía antes de conocerla no era  más que una burla para mi estado actual.

Había tantos reproches entre ella, podía sentir su odio porque en cierta manera lo sentía yo también.
Quizás lo mejor para ambos, firmar y terminar con todo esto de una vez.

Ya había intentado  arreglar las cosas pero todo cuanto intentaba era desechado con una mueca.
Estaba cansado.

¿El divorcio les pegaría así a todos los hombres?
Era normal sentirse como si toda una vida estuviese siendo arrancada.

Entre en nuestra habitación y como buen masoquista me dirigí sin perder el tiempo nuestro armario, lucia más vacio de lo común.

Tome uno de sus abrigos tenia la tonta necesidad de sentir algo suyo.
Tenía que ser una maldita broma.

Los ojos me empezaron a escocer al grado que mi obligado a cerrarlos con fuerza, coloque su abrigo en mi rostro y ahí parado me tire a llorar como un enclenque.

–Pequeña – susurre como un perdedor.

La veía podía verla reír en cada rincón de aquella casa, ver como lloraba, la podía sentir en cada espacio, podía verla aun caminando con una toalla envuelta fresca y con ese aroma a lavanda tan sutil pero tan exquisito que aun se percibía, podía verla cambiándose, desmaquillándose o arreglándose, la casa era ella.

* * * * *

–Muy bien ¿Qué le has hecho a mi hermano? – pregunto la morocha nada más verme.

–Nada – no quería sonar seca.

Quizás visitar a Lucy no había sido la mejor de las ideas pero quería ver a Nick, quizás yo le grite que se alejara de mi… bueno lo hice pero era difícil entenderme, ni siquiera yo lo hacía

–Luces mucho mejor.- le comente .

–Gracias – su mirada se hablando solo un poco, pero el brillo de decisión en su mirada me podía dejar muy en claro que el tema un no estaba cerrado.

–Has hablado con alguien de esto.

–Sí, Zack me ah esto apoyando creo que eso es lo que más me ha fortalecido.

–Me alegro por ti.

–¿Cómo has estado tú?

Ya sabía por dónde iba aquella pregunta si Lucy era buena en algo era en regresar al tema de manera tan sutil que nadie que no la conociera lo suficiente lo notaria.

–Excelente – mentira.

–¿Enserio? Bueno a otra persona no le está yendo tan bien como a ti.

No sabía que contestar, si preguntaba quien ella dirá Nick y si simplemente cambiaba de tema ella lo abordaría nuevamente.

–Tengo que marcharme – musite.

Sentí una fría y fina mano tomar mi muñeca.

–Hace dos meses que no hablas con Nick… se por su abogado que el divorcio a un no está firmado.

–No por mi culpa.

–¿Cómo puede importarte tan poco el cómo se sienta Nick?

–No es así, claro que me importa.

–Entonces demuéstralo.

–No puedes obligarme a querer a alguien.

La impresión brillo tan claramente en el rostro de ella que me hizo arrepentirme enseguida de haberlas dicho.

–Entonces tú ya no lo quieres.



* * * * *

El departamento estaba tan desordenado como lo había dejado, escuche ruido desde el interior de las habitaciones, probablemente Lucy había venido a verme y de paso se había metido a ordenar todo.

Era igual que Miley .

Tres semanas atrás hubiera creído que podía ser ella, pero cada vez que lo creía y corría al cuarto me topaba con mi hermana diciéndome que necesitaba a alguien que hiciera la limpieza.

Fui directo a la cocina acomodando y empecé a acomodar mientras ella arreglaba el cuarto.

–¡Nicholas! – su voz , solté el vacio cartón de leche y me gire a verla.

–¿Qué haces aquí? – pregunte cuando vi que ella no hablaba.

Sus pupilas estaban dilatadas, su mirada encontró la mía.

–Leí tu carta – confeso como si eso explicara todo.

No hubo palabras entre nosotros por lo que pareció una eternidad estaba tan bloqueado en aquel momento el ambiente entre nosotros era pesado y seco.

–¿Cuándo? Hace dos meses y decidiste venir ahora…

Me percate de las maletas que había en la puerta
 ¿ella estaba recogiendo sus cosas?
Se llevaría lo poco que quedaba aquí de ella.

–¿Te llevas tus cosas? – pregunte seco.

Ella miro nerviosamente la maleta.

–No…– su voz sonó tímida y su ceño se frunció, esto le estaba resultando terriblemente incomodo.

–Entonces que hace esa maleta hay.

–Leí tu carta y – trago mirándome nerviosa – Me pediste que regresara.

–Sí es cierto – afirme – Hace dos meses te lo pedí.

Ella dio un paso atrás como si la hubiese golpeado.

–Yo te di todo lo que tenia Miley ¿Por qué regresas hasta ahora? Que te hizo cambiar de opinión.

–Tu carta.


–Hace dos meses que la envié.

–Sí ya lo sé– comento –Lo sé pero hace unos días que yo la leí, me llevo tiempo poder abrirla. Recuerdas cuando nos conocimos y meses después me pediste ser tu novia…

–Sí.

–Durante una semana si no es que más recuerdo que hice de todo para alejarte de mí y tú seguías ahí, siempre me hacías enojar tanto. Me daba miedo quererte, mis padres se habían separado desde que fui muy pequeña, hubo un cambio de ciudad yo me fui y mi hermana se quedo con papá me sentí tan sola, luego mamá se caso y formo otra familia, me sentía de lado, sentía que sobraba, cuando Lucy estuvo embaraza y todas sus amigas la felicitaban me volví a sentir sola, tu no estabas ahí – lloro al momento de decirlo, respiro y continuo – No podías sentir lo incomoda que me sentía, lo mal que aquello me hacía sentir.

–Y me odiaste por ello.

–No – se limpio las lagrimas – Te odie porqué de alguna forma quería culparte. Tú nunca me reclamaste nada, siempre cuando me veías parecías tan feliz, para ti todo era igual, si pudiera cambiar los últimos meses lo haría pero juro que comprenderé si ahora tu no me quieres aquí.

–Nunca… imagine que te afectara tanto no tener un bebé.


Ella se encogió de hombros con la mirada aun en mí.

–Nicholas no soy buena, soy una idiota y tengo un horrible sentimiento de culpa, envidie tanto a Lucy y cuando ella perdió a su bebé por un segundo sentí paz y después me di cuenta  lo que pensaba… ¡Me alegre por la muerte de un bebé!

–Lo siento – murmure acercándome, ella se encamino hacia mí y yo abrí mis brazos cuando la vi venir – Lo siento pequeña – la bese en la sien, dejándola llorar, acaricie su espalda hasta que su respiración volvió a ser normal.

–Perdóname – murmuro contra mi hombro, sus brazos rodeaban mi cintura con fuerza mientras hablaba – Yo no me quiero divorciar, me quería alejar de ti no para lastimarme si no porque no me sentía digna de estar contigo.

–No creo que haya mejor mujer para mí que la que tengo en brazos.

–Tú siempre eres bueno Nicholas.

–Solo contigo – murmure – Mañana mismo vas a marcar a tu abogado y le dirás que ya no te quieres divorciar – dije contra su pelo.

Ella asintió.

–Puedo hacerlo ahora mismo – dijo sacando su brazos de mi cintura.

–¡No!

Ella se quedo quieta.

–Ahora nos vamos arriba a recuperar todos estos meses.

–Vamos a tener un montón de sexo ¿cierto?

–Dalo por hecho.

Fin.

Antes de firmar parte 1 - Niley♥


La primera vez que la vi fue hace seis años. 

El primer día de clases. 


La verdad es que todo iba normal, tal como lo imaginé, pero cuando la vi…  la odié... y me enamore. 



*************

Entramos en la habitación sabia que la situación la había afectado aunque su rostro no mostrara ningún sentimiento.

Las horas en el hospital habían sido mucho para ambos y cuando mi hermana perdió al bebé… dios ver como se destrozaba Zack y Lucy mientras recibían la noticia… un bebé muerto.

La mire tomar su computadora, como si nada en las pasadas horas hubiera ocurrido.


–¿Qué haces?

–Escribiré…– musito sin siquiera mirarme.

–Porque no lo dejas para otro día lo mejor ahora será descansar.

–Sí estas cansado adelante duerme, me iré a la sala.

Se levanto aun vestida y con la computadora en la mano.

–Cielo – murmure tomándola por el codo cuando paso a mi lado–Por favor, no quiero discutir, te necesito ahora…

Una emoción brillo en sus ojos pero tan rápido como llego así se fue.

–Quiero escribir, lo necesito, tengo que hablar con la editorial y pedir más tiempo ya estoy atrasada.

 ¿La editorial?
 ¿Escribir?

–Yo te necesito – repetí.

–Dijiste que no querías pelear entonces suéltame y déjame ir a escribir.

Mi piel ardió de rabia y me sentí mal porque ella me estaba rechazando, Miley ya lo hacía muy seguido.

 Estar con ella era como estar ciego y no saber donde pisar, parecía que una palabra o una expresión quizás hasta un movimiento mío la ponía enferma.

–De acuerdo escribe… te espero despierto.

–No lo hagas –  contesto y se fue.


Uno sabe cuando algo anda mal, lo que pasaba es que yo no quería verlo.

Miley había sido mi novia desde comienzos de universidad,  estudiamos carreras diferentes pero había una clase que teníamos en común.

La amaba mucho como para aceptar que mi matrimonio se estaba yendo a la mierda.

Se supone que los papeles eran así, yo era el divertido y sacaba lo divertido de ella y ella era seria me hacía ver las cosas de forma clara y objetiva cuando era necesario.
Nos complementábamos.

Me bañe esperando estúpidamente que ella entrara como solía hacerlo y me acompañara, Miley siempre era directa siempre decía lo que sentía siempre soltaba las palabras que pensaba y no se tomaba tiempo de analizarlas.

Un matrimonio dura cuando hay confianza por los dos lados – pensé.

Últimamente ella estaba todo el tiempo ocupada, cuando llegaba del trabajo dormía o aun trabajaba y cuando despertaba ella ya no estaba en la cama.

Salí rápidamente y tome la bata azul oscuro que colgaba de la esquina.

–Dios nena – murmure mientras hacia el nudo de mi bata.


Casi podía sentirla en la sala llorando en silencio, como no se me había ocurrido.
Esa era la emoción que había cruzado por su mirada.

Abrí la puerta  y me dirigí a la sala.
Apenas bajaba las escaleras cuando la vi de espaldas, estaba sentaba frente a la computadora y sus dedos permanecían quietos sobre el teclado.

–Miley  – murmure una vez que llegue al primer piso, su espalda se tenso pero fue todo lo que hizo – ¿Está todo bien?

Ella negó con la cabeza, me quede quieto dándole tiempo que secara sus lagrimas entonces ella se giro hacia mí.

–Hable con el médico hace una semana – conto.

Tenía los ojos cristalizados y enrojecidos mientras que su rostro tenía un ligero rubor color carmesí.

–Lucy podrá tener hijos, perdió este pero habrá más y sentí horrible que ella tuviera la oportunidad y yo no.

La noticia me dejo un momento paralizado.

–¿Por qué no me lo habías dicho? – pregunte, me entristeció el que ella tuviera que pasar por todo aquello sola – Quedamos en que lo íbamos a seguir intentando y que no habría más médicos de por medio.

–Por qué no funciona, porque no me embarazaba, tengo cuatro años intentándolo con medicamentos y doctores – gimió. – Pensé que quizás esta sería mi oportunidad estuve un año sin medicamentos y tuve sexo, mucho sexo y nada.

Su rostro perdió toda razón y la desesperación se había apoderado de ella por primera vez desde Paola la volvía a ver tan destrozada.

–Aun conservo los zapatitos de Pao – su voz sonó ausente – A veces siento que la odio por haberme hecho quererla, pero sé que ella no tiene la culpa es solo una bebé, cada cumpleaños le envió regalos y espero que su madre se los de.

–No hables de eso – pedí. –No eres la única que la quiso.

–Tú fuiste feliz siendo papá, si Bárbara no se hubiera arrepentido – sollozo – Ella seguiría aquí.

–Pero ya no está – dije mientras me acercaba.

–No te me acerques, por favor – pidió con mirada suplicante – Quiero estar sola y pensar.

–Pensar en eso solo te hará sentir peor, ven conmigo arriba cielo.

–No – lloró y se limpio las lágrimas –  No quiero, no quiero que me toques, no ahora.

Cada palabra que soltó me hirió.

–Estas culpándome a mí.

–No – dijo rápidamente.

–Siento que lo haces, yo tuve la idea de adoptar. Si nunca se me hubiese ocurrido tu no hubieras sufrido la pérdida de Pao. Tú nunca me culpaste y yo lo merecía.

El silencio cayó sobre nosotros, la respiración rápida y profunda de ella llenaba los ecos vacios. Mientras nuestras miradas luchaban la una contra la otra, sus ojos se convirtieron en la venta por donde yo pude ver su alma.

–Ya me culpas, solo que no lo sabías.

Sus ojos se cristalizaron y sus labios se volvieron rojos.

–Al no dejarme tocarte, al no permitirme formar parte ti, como antes, me estas expulsando de tu vida y yo no lo note.

–Yo no hago eso – dijo pero en su voz la duda hablo.

–De verdad nunca has pensado en hacer algo que me hiciera daño, quizás no con la intención pero que sabes podría lastimarme.

–No. He pensado en cosas que nos podrían ayudar a ambos – agrego mucho después.

–¿Como cuáles? –pregunte.

–No podemos hablarlo ahora – dijo aun estando a más de tres metros de distancia.

–¿Por qué no?

–Porque no podemos.

–Dime ¿Por qué?

La mirada de ella bailo por todo la sala antes de posarse en mí.

–Porque no es algo fácil de contar y además está muy reciente la pérdida del bebé y no quiero que nadie se preocupe por nosotros.

No podía entender lo que quería decirme, su mirada huía de la mía, no sabía lo que pensaba o cuáles eran sus planes.

–Quieres ir a la cama – me dijo de pronto.

Levante la mirada y vi como se acercaba a mí, pose mi mirada en el balanceo de su cadera y como sus pies desnudos tocaban el frio piso.
Era sensual sin siquiera intentarlo.

Sus brillantes ojos cafés oscuros parecían más oscuros por la noche y su cabello negro hacia un contraste hermoso contra su piel pálida.

Una vez frente a mí fui consciente del calor que emanaba de su cuerpo.
El fuego que durante años tuvimos seguía ahí…

Recuerdo que le hice el amor de manera rápida y ansiosa quería tocarla toda pero tenía necesidad de estar dentro de ella de sentir sus brazos rodearme.

Después una vez saciada mi necesidad me dedique a mimarla y acariciarla hicimos el amor por segunda vez esa noche, pero esta vez la sentí.

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3 meses después.

La primera vez que la vi.
Todo iba normal, mi día de clases apenas empezaba, me dirigía a los salones y saludaba con la mano a los amigos, como siempre iba un poquito tarde.

Apenas entre al salón me coloque en mi lugar de siempre, mis amigos contaban animadamente sus vacaciones y estábamos emocionados.

Ella, Miley entro por la puerta. 
Llevaba un par de zapatillas altas de color rosa pálido.
Se veía tan ridícula ya que parecía no saber usarlas. 

También llevaba una falda de mezclilla entubado y una blusa demasiado llamativa. 
Su cabello estaba planchado y tenía exceso de maquillaje.

Fue inevitable no compararla las demás chicas o algunas de ellas lucían tan cómodas y ella lucia tan plástica. 

La odie, me desagrado desde el primer momento, parecía presumida, egocéntrica y sin un gramo de sentimientos en su cuerpo.

Realice un comentario pesado sobre “las zapatillas” y ella enrojeció y siguió ruborizada durante toda la clase al momento de presentarse se paro y pude vislumbrar una mueca de dolor al levantarse sobre sus tacones.



–Mi nombre es Miley Foster – comenzó y su voz no pintaba en absoluto con su vestimenta – Tengo dieciocho años y vengo de Nueva Jersey, me gusta mucho jugar basquetbol y nadar, soy muy simpática, confiable, me gusta la naturaleza, soy creativa, me gusta leer y escribir, me gusta la comodidad, amo a los perros y a todos los animales, soy tímida… solo al principio – agrego y varios rieron – Nunca he tenido novio y siempre digo lo que pienso – comento con el ceño fruncido.

–Se nota que le gusta la comodidad – le murmure a mi compañero de adelante lo suficientemente alto para que me escuchara.

Ella se giro a verme y vi la decisión pintada en sus ojos.
Ese mismo día en el descanso la vi acercarse, ese día discutimos por primera vez.

–¿Tienes algún problema conmigo? – soltó  mientras yo comía mi emparedado, mastique lentamente tratando de irritarla una vez satisfecho trague y la mire con fastidio.

–¿Yo?

–¿Quien más sino? No quiero que estés atacándome todo el tiempo.

–Disculpa yo no soy el falso.

–Lo que dije es cierto – gruño – Hoy no vengo como suelo hacerlo porque acabo de mudarme y mis cosas no han llegado, esto que tengo es de mi hermana y ella me “arreglo” – puso comillas al decirlo – Yo soy tal como me describí en la clase.

Mordí mi emparedado deseando que desapareciera.

–¿Y?

–¿Y? Pues que en cuanto mi ropa llegue seré yo misma, se lo que piensas de mí, yo luzco como lo que más odio.

–Mira no me importa que odies a tu hermana y esto no tiene sentido porque no te vas – dije con la boca llena de emparedado.

Ella tembló visiblemente.

–Púdrete – dio media vuelta y se alejo con su taconeo.

–Púdrete tú – le grite con el ceño fruncido – ¡Pauj! – escupí en una servilleta el emparedado, ya sabía malo.

Al mes de haberla conocido me di cuenta que la amaba.