—No — se apresuró a contentar— Nunca he conocido a gente rica y yo misma no tengo dinero. Si no fuese por Joel, estaría muerta de hambre... o tendría que conseguir un trabajo.
—Vive con él, ¿verdad? — la observaba entrecerrando los ojos.
—En cierto modo sí.
—Pero usted no es solamente una mujer mantenida —declaré—. Sé un pocosobre usted... quizá tanto como usted de mí. Según Thea, usted es como un anuncio ambulante del negocio de Joel Columbo.
—Así es como empezó. Se podría decir que él me creó y que actualmente me recrea cada vez que salimos o cuando hace alguna presentación aquí. Mi trabajo es atraer la atención... y a los compradores.
—Usted no sólo atrae, sabe lo que hace. Yo diría que es muy valiosa para él, dejando de lado lo que haya invertido en usted. Claro —entrecerró los ojos de nuevo—, su valor sería inapreciable si pudiera conseguir que yo financiera su galería. Si usted lo consigue, su futuro estará asegurado.
—Mi futuro ya está asegurado —habló con completa convicción—. Joel y yo formamos un equipo permanente y ahora lo que quiero asegurar es su futuro.
—Ya veo —su mirada era fría y especuladora — Deduzco que se trata de un equipo lo suficientemente flexible como para permitir un intercambio de mi dinero por sus favores sexuales.
—No tan flexible —le corrigió Miley, aunque su suposición no la había sorprendido.
Sabía que la gente pensaba que Joel y ella eran amantes, ya que ese tipo de relación sería considerada como algo normal en su medio.
Mucha gente creía que Joel usaba el cuerpo de Miley para sí y también como recompensa para los compradores.
Pero ese no era el delito de Joel y eso constituía un motivo más por el cual Miley lo quería tanto.
Desde el principio había dejado claro que no se aprovecharía de ella de esa manera y que no permitiría que nadie más lo hiciera.
Si no hubiese sido por esa aclaración, Miley nunca se habría ido a vivir con él.
Después de limpiar la bu-hardilla, de conseguirle una mesa y una cama usadas, instaló una cerradura en la puerta y le entregó la llave.
—Esto es para ti, Miley —había dicho con firmeza—. Dormirás sola. No lo harás conmigo ni con nadie más. Parte de tu magia, parte de lo que te hace tan importante para mí es que no tienes ese tipo de experiencia. La gente puede pensar lo que quiera.
En ese momento Miley miraba fijamente a Nicholas Jonas.
—Eso va en contra de nuestra ética. Es lo único que no haría por él y lo único que él jamás me pediría.
—Qué conmovedor —observó con cinismo divertido—. Uno casi creería que ustedes dos están muy enamorados.
—Lo estamos.
—Felicidades. Les deseo que sean muy felices —sonrió de nuevo con aquel gesto que suavizaba sus rasgos y que significaba que se estaba divirtiendo a expensas de Miley .
Pero a ella no le importaba, pues ella quería que se divirtiera
—.Pero, ¿en dónde encajo yo en este enredo? —seguía sonriendo — Si usted esinaccesible por ese lado, me parece que no ganaré nada invirtiendo una fuerte suma de dinero. ¿Qué hago yo con todo esto?
—Diversión, señor Jonas —se apresuró a contestar Miley .
Decidió que era un hombre agradable, atractivo e inteligente
— Si usted invierte su dinero en la galeríade Joel podrá divertirse tanto como quiera.
—No lo dudo si usted es parte del trato —rió y sus ojos brillaron de admiración—. Usted es muy audaz, señorita...
—Cyrus , pero puede llamarme Miley .
—Claro. Thea la llama la fría Miley y la princesa de hielo.
Fue otro error de mi parte suponer que solamente se refería a su apariencia. ¿Siempre ha sido la fría Annie o acaso también eso es parte de la creación de Joel?
—Todo es creación de Joel —se dio cuenta con alegría de que estaba comenzando a mostrar interés por ella—. Antes de hacerse cargo de mi yo tenía muy mal carácter y me deprimía con frecuencia.
—¿Por qué?
—Porque no me gustaba a mí misma. Nunca encajaba en ninguna parte y odiaba todo aquello que después él ha convertido en ventajas.
—¿Qué es todo «aquello»?
—Casi todo. La gente siempre pensaba que yo era una persona extraña porque yo no era una buena conversadora.
—Yo diría que es buena, pero yo también soy un poco raro —sonrió con malicia—. Supongo que la cuestión es que la princesa de hielo, o la fría Miley, no tiene ya que perder su tiempo en lo que la mayor parte de la gente considera una charla frívola.
—Así es. Usted no puede imaginar el alivio que significa para mí no tener quepreocupAnnie más por eso. Y tampoco tengo que preocupAnnie más por mi apariencia.
—¿Qué había de malo en ello?
—Me odiaba a mi misma. Estaba demasiado delgada...
—Sólo un poco —objeto él— ¿Acaso Joel la hizo engordar?
—Claro que no. El escogió una ropa que ocultara mis defectos.
—Hizo mucho más que eso —observó Nicholas Jonas admirando la suave curva de sus senos, acentuados por el corte del vestido.