sábado, 8 de septiembre de 2012

Dama de treboles cap 30



El verano estaba resultando muy caluroso.
Después de cenar, cuando la temperatura bajaba, apetecía sentarse en el porche a disfrutar de la noche.

Cuando Miley regresó del granero con una enorme canasta entre los brazos, encontró a Nick reclinado en la mecedora con los brazos detrás de la cabeza y los pies apoyados en la barandilla.
Al verla subir los escalones, se enderezó de golpe.

 Miley no había olvidado el incidente del cuchillo.
Desde entonces, hablaba solo lo justo y evitaba encontrarse con él.
Pero la soledad le resultaba insoportable y necesitaba compañía, aunque fuera la suya.
Se sentó a su lado y comenzó a deshojar una mazorca de maíz.

    —¿Piensas desgranarlas todas? No son horas —comentó Nick al ver el canasto rebosante.

   —Me mantiene entretenida.

Nick, incapaz de limitarse a mirarla de brazos cruzados, cogió una mazorca de mala gana y le entregó a ella el desgranador de madera.
Miley introdujo la primera mazorca pelada en el hueco dentado del desgranador, y con un movimiento rotatorio fue soltando los granos de maíz.

   —He visto varios libros en el cuarto de las cuentas — comentó ella sin dejar de desgranar.

   —¿Los has ojeado? —Miley asintió sin mirarlo—. Tu libro de hadas ya debes de sabértelo de memoria.

   —Casi de memoria. No he tenido otro, salvo la Biblia, claro.

   —Claro, cómo no.

   Miley empezaba a ser inmune a su sarcasmo.

   —Me gusta mucho ése de Swift, el que narra la historia de un hombre que llegó solo a una isla.

   —No me extraña, Swift es irlandés — aseguró con orgullo—. Veo que has hecho algo más que ojearlos.

   —No he descuidado el trabajo —se apresuró a excusarse.

   —Ni yo lo he sugerido —sentenció lanzando la mazorca al canasto— Mi preferido es Moby . Siempre soñé con surcar los mares como el capitán Ahab.

   Nick, pensativo, guardó silencio.

   —Parece que te sientes encadenado a estas tierras. Es curioso, yo que siempre viví de un lado para otro, lo único que deseo es atarme a este lugar.

   —Nunca te habías mostrado tan locuaz. —La observó con curiosidad. Miley se encogió de hombros—. Y sí, me habría gustado viajar.

   —No creas que no te entiendo, yo también me sentí prisionera en casa de Cordelia.

 —En cambio aquí te sientes libre —añadió sin dejar de contemplarla—. ¿Por qué?

   —Porque es lo que quiero. Por primera vez en mi vida, he podido decidir por mí misma.

Nick la observó durante largo rato.
Aquélla no era la joven huidiza que tanto lo irritaba con sus prolongados silencios.
Miley trató de no mostrarse inquieta, aunque lo cierto era que sentir su intensa mirada sobre ella la agitaba por dentro.

   —Me has entendido mal. No me siento prisionero en mi propia casa. —Respiró hondo— Fueron sueños de muchacho.

   —¿Soñaste también con volar por los aires?

   —¿Bromeas? Y mucho menos en una cesta —negó con escepticismo—. Eso son locuras del tal Verne, aunque las cuenta de una manera apasionante. He leído esos libros cientos de veces.

   —Jamás lo hubiese imaginado.

  —Lo suponía —añadió con cinismo—. Imaginaste que un hombre que se gana la vida engordando ganado no conocería siquiera la existencia de la letra impresa. El placer de la lectura no es algo reservado a las gentes de ciudad.

   —No te considero un ignorante —repuso enseguida—. Seguro que sabes mucho más que yo.

   —En verano, el trabajo ocupa todo mi tiempo —le explicó en tono conciliador, arrepentido de haberle hablado con excesiva acidez—. Pero durante el invierno, los días son fríos y las noches, demasiado largas. Habrás observado que no bebo, por tanto no frecuento el saloon ni las tabernas. La soledad se lleva mejor en compañía de un libro.

   —¿Por qué no bebes?

   —¿Preferirías que lo hiciera? —preguntó burlón.

  Miley se sonrojó, bajó la cabeza y contrajo el rostro al recordar el fétido aliento y las manos temblorosas de Rice McNabb.


—Mi abuelo era demasiado aficionado a la bebida — continuó Nick — y mi padre creció entre gritos y peleas, por ello jamás probó una gota de alcohol. Nos educó para que no corriésemos el peligro de caer en ese tipo de debilidades.

 —¿Ya no lees?

   —Haces demasiadas preguntas — La miró a los ojos — Ahora te toca a ti, nunca hablas de tu vida. ¿Por qué la viuda no te compró más libros? Ese que tanto te gusta está bien para una niña como Patty, no para una mujer de tu edad.

Miley se removió incómoda.
Nick alzó las cejas para indicarle que esperaba una respuesta.

   —Aprendí a leer con quince años — confesó con la vista fija en el desgranador - Y Cordelia consideró que otro tipo de lecturas podrían ser dañinas.

Empezó a entender su extraña conducta.
Su esposa se había dado de bruces con las costumbres de los blancos a la edad de quince años y se vio obligada a aprender a vivir en una sociedad desconocida de la mano de la viuda Cyrus.
Ahora parecían encajar las piezas del complicado rompecabezas que tenía ante sí.


bueno este el el ultimo cap de esta nove que subo por hoy
niñas les pido disculpas por no aver subido pero ultimamente paro muy ocupada con el colegio
pero hoy me voy a dedicar a subir cada una de las nove :)
ojala les guste la maraton :D
las quiero♥ mil besitos cuidence C:

2 comentarios:

  1. wow por fin estoy entendiendo un poco la actitud de miley ...
    please momento nileyyyyyyyyyyyyyyy
    me encanto y porfa sigue y tambien ,
    la novia prometidaaa del desierto

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  2. Amigaaaa me encanta
    Se estan sabiendo muchas cosas y como dice mariina ya se entiende a Miley...
    Bueno siguela pronto!!!

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si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥