sábado, 1 de septiembre de 2012

Dama de treboles cap 26




Aun así, entró en la cocina.
Tenía una tarta que cocinar y supuso que Nick no se alegraría de tener la como espectadora.

Una hora después, con la cesta colgada del brazo, se adentró en el establo y chasqueo la lengua con fastidio.
No le quedaba más remedio que pedir ayuda porque nadie se había preocupado de enseñarle a ensillar un caballo.

Dejó la cesta en el suelo con cuidado de no golpear los huevos y la tarta.
Fue en busca de Aaron, pero no lo encontró por los alrededores de la casa.

Como a diez yardas de la cerca, contempló cómo Nick y Albert trajinaban con el caballo. Maravillada, se acercó para ver de qué modo hacían que el animal respondiera a las órdenes.
En ese momento lo entrenaban para que, en cuanto notase el tirón de la soga anudada al cuerno de la silla, comenzara a arrastrar.

Un cascabeleo inconfundible la hizo palidecer.
Ellos, demasiado concentrados en su tarea, no se habían percatado.
Miley no lo dudó.
Extrajo el cuchillo de su bota y con un movimiento de muñeca rápido y certero lo lanzó junto al pie izquierdo de Albert.

El muchacho dio un brinco, miró al suelo y luego, con la boca abierta, se volvió hacia Miley .
 Nick tiró la soga al suelo y corrió hacia él.

   —¡San Patricio! —exclamó.

   Al igual que su sobrino, se giró hacia ella sobrecogido.

   —¡Dios Miley ! —murmuró Albert con voz ahogada.

Tomó el cuchillo y limpió el filo en la pernera del pantalón sin dejar de mirar aturdido a la serpiente de cascabel que aún coleaba a sus pies partida en dos.
Miley se aproximó hasta ellos con un brillo de orgullo en la mirada.

   —¿San Patricio? —preguntó alzando la vista hacia el muchacho.

   —Cosa de irlandeses. Creen que los protege de las serpientes —aclaró escéptico.

   Miley le tendió la mano y él le entregó el cuchillo con un gesto tan solemne que la hizo ruborizar.

   —Estoy en deuda contigo — comentó anonadado —. ¡Menuda puntería! Esta vez tu san Patricio no ha estado muy despierto —miró a su tío—, si no llega a ser por ella…

   Cerró la boca porque Nick lo fulminó con una mirada centelleante.

   —No exageres. Además llevas botas, no corrías tanto peligro —lo acalló

ella restando importancia a lo sucedido, mientras devolvía el cuchillo al interior de su bota.

Nick, quieto como un roble, contemplaba la escena todavía impresionado por lo que acababa de ver.
Aún no se había repuesto del profundo impacto que le había causado Miley aquella mañana y descubría una faceta desconocida en ella.
Su esposa era un continuo enigma.
Le molestó comprobar una vez más la falta de confianza que mostraba hacia él.

   —Basta por hoy, Albert. Vuelve a casa —anunció en un tono tan pausado como autoritario.

   —¿No quieres que lo lleve al establo? —preguntó señalando al caballo con la cabeza.

   —En realidad, yo venía a pediros ayuda para ensillar un caballo —interrumpió Miley — Podría llevarme éste, si no te importa — inquirió a Nick con la mirada.

Él asintió.
Se cruzó de brazos y con la cabeza indicó a Albert el camino de su casa.
Durante un par de minutos, Nick y Miley  permanecieron frente a frente en absoluto silencio.
El chico pasó entre ellos y se en caminó de vuelta a casa tras reiterar su agradecimiento a su tía.

   —¿Dónde aprendiste a lanzar el cuchillo? No me lo digas: los indios.
 Miley ya estaba preparada para una reacción semejante.

Bajó la mirada, lo que irritó más a su esposo, que la tomó por el brazo de una manera tosca.

   —Solo eres una salvaje que pretende esconderse tras ese ridículo disfraz de damita de ciudad —añadió con cinismo.

   —Yo no finjo. —Miley  alzó el rostro orgullosa.

  —Ah, ¿no? Una dama que duerme cada noche junto a un hombre desnudo sin escandalizarse… ¿O es que eres tan fría que no te afecta?

   —¿Preferirías que durmiéramos en habitaciones separadas? —preguntó ella con mucha calma— En ese caso, tendrías que soportar muchos comentarios burlones a tu alrededor. Y eso supondría un golpe demasiado duro para tu orgullo, ¿no crees?

   —Nadie tendría por qué enterarse, a menos que tú fueses contándolo por ahí —la provocó—. Tal vez a ti no te parezca una humillación que se sepa que no eres capaz de comportarte como una verdadera mujer.

   —¿A mí? —Lo miró con tanto desprecio que a Nick se le encendió la sangre— Yo no tengo nada que perder. Tú y tu amiga ya os encargáis de humillarme lo suficiente para que nada de lo que los demás digan de mí pueda dolerme.

   Nick sintió cómo la rabia se apoderaba de él al escuchar ese comentario que lo relacionaba con Harriet Keller.

 Buena puntería y una lengua afilada, ésas son tus únicas cualidades — replicó resentido — Pero no tienes ni idea de cómo desenvolverte entre gente civilizada.



1 comentario:

  1. wow miley ya por fin hablo y no se quedo callada
    me encantoooo
    pleaaase siguelaaaa si ... :)
    y tambien la prometida del desiertoo

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si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥