sábado, 29 de septiembre de 2012

La caida de Jonas cap 24




Le chupó los pezones, tiró de los anillos, después los envolvió de nuevo alrededor de los picos duros.
La presión a su alrededor la calentó, agonizando con el placer.

—Me encanta tu cuerpo. Tan dulce y generoso. Sexy como el infierno.

Sus labios se movieron por su estómago, besando, lamiendo.
Miley sintió que se disolvía, perdió todo pensamiento menos el toque de Nick. Sus labios, su lengua.

—¡Nick! Oh, sí. Sí, lámeme allí. Ahí mismo.

Sus caderas se arquearon, sus dedos enredados en el pelo cuando su lengua acarició su clítoris.
La besó, lamió de nuevo.
Nunca tocándolo realmente.
Sólo acercándose.
Muy cerca.
Sus piernas cayeron más abiertas, la necesidad quemando dentro de ella.
Podía sentir sus jugos caer de ella, calentándola más, preparándola para él.
 Sólo para él.
Lo necesitaba.

—Por favor. Por favor. Oh, Nick. Es tan bueno.

—Me encanta tu coño, — gruñó — Jugoso, sabroso, Miley .Más dulce que todo el infierno y más.

Se metió su clítoris en la boca y le dio a continuación, lo que necesitaba.
Relámpagos corrían a través de ella.
El éxtasis ardió ante sus ojos con los tonos del arco iris por la explosión de su orgasmo.

Y él no esperó.
No le dio tiempo a bajar de las alturas.
Se puso sobre ella, cogiendo su cara entre sus manos mientras su polla presionaba en su coño.

—Mírame, Miley .

Luchó por abrir los ojos, mientras levantaba las piernas para estrechar sus caderas.

—Pequeña, — gimió, juntando su frente a la de ella, mirándola fijamente mientras entraba en su interior. Lento y fácil. — Te quiero, Miley .

Se congeló, parpadeó.
No podía haber oído bien.

—¿Qué? — Su voz temblaba, la esperanza surgiendo a través de ella.

—Te quiero, Miley . Mi dulce Miley .Mi corazón. Te amo.

Empujó más adentro, robándole el aliento.
Sus brazos alrededor de su cuello cuando el placer se volvió más brillante que antes, más caliente.

—Te quiero, Nick Jonas, — gritó, arqueándose mientras tomaba más de ella — Oh Dios, Te quiero.

Se sumergió profundo.
Duro, golpes contundentes que la dejaron sin aliento, le dio lo que necesitaba, un placer tan bueno, tan destructivo, no existía nada más que ellos.

Ni Miley . 
Ni Nick. 
Sólo ellos juntos.

Se bombeó dentro de ella, abrazándola junto a él, sus labios cubriendo los de ella, su beso la llenaba.
Sus gemidos se convirtieron en gritos, y cuando explotó el éxtasis entre ellos, se sintió completa, con una intensidad abrasadora mientras le rodeaba.

Su liberación se derramó dentro de ella, mezclándose con la suya, ya que corría a su alrededor.
Húmedos por el sudor y saciados, se derrumbaron el uno en los brazos del otro.

—Mi mujer. — La atrajo hacia él, echó la cabeza hacia arriba, y la fulminó con la mirada — No me dejarás, Miley .¿Me oyes?

Había huido durante tanto tiempo.
¿Conocía alguna otra cosa?

—Confía en mí, Miley — Su pulgar rozó sus labios, su voz cantó, seductora y dominante — Confía en mí para proteger lo que me pertenece.

¿Tenía otra opción?

—Te amo, —susurró.

—Confía en mí, Miley .

—Confío en ti. — Con su vida, pero más importante, con su corazón.

Nick Arrastró el edredón sobre ellos.

—Maldita sea. Tal vez pueda dormir ahora. — Suspiró. — Me has mantenido despierto, Miley ,me faltabas.

—Te extrañé, Nick — susurró, relajarse a su lado. —Te extrañé.

Ella tampoco había dormido
Y lo hizo ahora.
Profundo, sin sueños.
En sus brazos, donde pertenecía, donde la protegía, incluso de las pesadillas.



niñas estoy de viaje pero le dije a mitchie♥ que iva a dejar caps programados y aqui estan :D
espero que les guste y que cuando vuelva vea muchos comentarios :)
las quiero besitos ♥


La caida de Jonas cap 23



A un lado de la sala había un vidrio oscuro dirigido hacia la pista de baile.
Se dio cuenta de que era lo que parecía un espejo en la pared sobre la pista de baile.
No había una sola ventana, solo la cama, una alfombra, una mesa con dos sillas y una lámpara que pendía sobre él.
Simple.
Básico.

Sí, Nick habría venido aquí a trabajar, por tranquilidad, tal vez a cavilar.
Se podía ver fácilmente lo que hacía aquí.

Se volvió hacia él lentamente.
Se había quitado la camiseta y la había dejado caer sobre el sofá que estaba junto a la pared, cerca de la cama.
Empezó a quitarse las botas, el ámbar de sus ojos era profundo mientras se las quitaba de sus pies y sus dedos empezaron a desabrocharle la camisa.
Quitándosela, se apresuró a desabrocharle el sujetador y lo dejó caer de sus hombros.

Lo necesitaba.
Lo necesitaba tanto que el dolor era como garras desgarrándola.
Le desabrochó los pantalones vaqueros mientras se desgarraba el cinturón en sus caderas.
Se movieron juntos, se desnudaron juntos.
Empujó sus bragas y los pantalones vaqueros por sus piernas, cuando lo hizo salió de ellos, y dio un paso hacia él.

—Dios, te extrañé, Miley .

Estaba en sus brazos.
La levantó, sosteniéndola contra él cuando la besó, devorando sus labios, y la llevó a la cama que nunca había compartido con otra mujer.
La cama que sólo usarían ellos dos.

El firme colchón los amortiguó cuando cayeron de espaldas.
Habían pasado tres días.
No se contentaría con sólo tumbarse y tocarse.
Ella quería más.

Se levantó, enroscando las piernas por debajo de ella cuando se arrodilló delante de él.
Levantó las manos, con las palmas acarició a lo largo de su pecho, por los duros y ondulados abdominales cuando sus labios se apretaron en la cadera
.
Lo necesitaba.
Necesitaba amarlo.
Esta noche.
Lo suficiente como para que durara para siempre.

Se agarró a la longitud de su pene duro, alisó las manos sobre el eje mientras observaba la pequeña perla de líquido que se formó en la rendija.
Su lengua lo tocó, lo probó.
Y quería más.
Cubrió la ancha cresta con la boca, su lengua jugueteando con la pequeña barra del piercing bajo la cabeza, atormentándolo mientras chupaba la corona.

—Infierno, Miley — Sus manos se enterraron en su pelo, tirando de él acariciando las hebras. —Tan bueno. Tan dulce.

Lo miró, atrapada en el poder de su mirada.
Oh Dios.
Oh Dios.
Él la miraba de una manera que nunca pensó que lo haría.
Como si… casi como si…, tal vez…
¿Podría él amarla?

Gimió, su boca se llenó con él, su hambre por él de repente voraz.
Tenía que tenerlo.
Todo él.
Tocarlo.
Aprendérselo de memoria.

Sus dedos le acariciaron el eje, la palma de su mano se movió al peso ajustado de sus bolas y le acarició allí también.
Sus hombros parecían enormes desde donde estaba agachada.
Sus brazos estaban tensos.
El tatuaje de serpiente ondulaba en el bíceps, moviéndose, flexionándose, con los ojos rojos penetrando en la penumbra de la habitación.
La visión le trajo una sensación de seguridad, no un sentimiento de temor.

—Cristo. Sí. Chúpame, Miley .Infierno. Tu boca es tan jodidamente dulce. Maldita seas. Apretada y caliente y tan condenadamente dulce.

Él fue muy directo, explícito, y ella lo amó.
Lo necesitaba.
Sus lengüetazos se convirtieron en una succión más profunda cuando lo llevó hasta su garganta, gimió, y dejó que sus manos bombearan su eje.
Era evidente que lo estaba haciendo muy bien.

—Infierno. Me encanta joder tu pequeña boca, — apretó más cuando la corona de su polla palpitó, pareciendo hincharse más gruesa en contra de su lengua.

Sus manos tiraron de su cabello, lo justo.
Enviando flashes de placer a través de su cuero cabelludo, por la espalda.

—Oh sí, sigue así, —gimió cuando ella lo tomó en profundidad, metiendo su lengua contra el piercing y haciéndolo girar. —Maldita sea, Miley .Me lo pones bastante difícil cuando le haces eso a mi polla. — Gruñó las palabras.

Retumbaron de su pecho, llenaron sus sentidos.
Ella quería degustarlo, todo él.

—¡Joder!, vas a hacer que me pierda.

Se agarró a sus caderas mientras él se echaba hacia atrás.

—Nick, espera.

—Y una mierda. —La empujó de espaldas.

Antes de que pudiera recuperarse él estaba sobre ella, besándola, sumergiéndole la lengua profundamente en la boca.
Lamiéndola y degustándola a ella antes de que sus labios se movieran a sus pechos.


La caida de Jonas cap 22




Bebía whisky, amando la quemadura que le golpeaba la parte posterior de la garganta y fluía en el estómago.
Le aliviaba los nervios lo suficiente como para divertirse en una multitud.

Y en casa, a veces, una copa por la noche la ayudaba a relajarse.
A pesar de que era raro.
No le gustaba dormir por la noche.

—No estoy acostumbrada a las multitudes, es por eso que rara vez salgo, —le dijo ella.

—Me lo imaginé. ¿Estás lista para bailar conmigo ahora?

Pura emoción corrió por sus venas.

—¿En serio? —Miró hacia la pista de baile. —¿Vas a bailar conmigo? —Él dijo que quería, pero no había estado segura de que fuera verdad.

—Miley , cariño, yo probablemente bailaría para ti. —Suspiró, sacudiendo la cabeza. —Vamos, pequeña ladrona de corazones. Baila conmigo.

La sacó a la pista de baile y le enseñó los pasos, que no eran difíciles de seguir.
Se rió cuando la hizo girar, la atrajo contra él, y apretó las caderas contra las de ella en un ritmo apasionante.
Luego la dejó ir, dejó que se moviera y se balanceara, imitando a las otras mujeres antes de que la agarrara, girando a su alrededor, su cabello abanicándose detrás de ella antes de envolverse alrededor de su hombro, algunos de los rizos aferrándose a su camiseta.

Parecía que le gustaba.
Luego el ritmo se desaceleró, se hizo lento e íntimo, y él la apretó contra su pecho, su barbilla contra la parte superior de su cabeza mientras cerraba los ojos y lo sintió con cada latido de su corazón.

Sus manos acariciaban su espalda, sobre la blusa de seda que llevaba.
La que él mismo le había desabrochado la parte superior de sus pechos y la miró.
Con una mano enterrada debajo de su pelo, sus labios acariciaron su frente, la mejilla y los labios.

Ella susurró un suspiro junto a los labios de él, sintiendo su beso como habría sentido una caricia en lo más profundo de su espíritu.
La hacía sentir de esa manera.
Tan sólo pensar en él la hacía sentir de esa manera.

—Eres mía, —le susurró en el beso cuando sus pestañas revolotearon abriéndose. —Recuérdalo, Miley .Toda mía.

—Siempre tuya, Nick. —Ella siempre le pertenecería, aunque tuviera que marcharse para protegerse.

Y tendría que hacerlo pronto.
Después de que se quedara dormido por noche tal vez.
Muy pronto.
Porque no podía arriesgarse a que pudiera resultar herido.

Pero por ahora, podía aferrarse a él, sentirlo sosteniéndola.
Porque ese era su sueño.
Y este hombre era su corazón.

Jonas la apretó contra él, sintiendo su forma en el suave movimiento mientras sus ojos se reducían hacia la entrada del bar.
El tipo que acababa de entrar no era motorista, bebedor, fiestero o de fin de semana.

Vestía jeans negros, una chaqueta en pleno verano, y estaba haciendo un calor aplastante.
Jonas observó cómo tres de sus guardias se movían entre ellos y el nuevo visitante.
Por último, con una mueca, el desconocido se marchó.

Pero Jonas había visto su rostro.
Infierno, él tenía su cara.
Miró a Jake, quien le llamó la atención y asintió.
Lo tenían en la cámara de seguridad, todo lo que tenía que hacer era irse ahora.
Vio que el camarero se hizo cargo de la barra y Jake se dirigió a la oficina.

—¿Qué estás haciendo, Nick? —Ella levantó su cabeza, de repente su mirada demasiado sombría, demasiado llena de sombras.

—Bailando contigo. —Le tocó la mejilla, ahuecándosela. —Protegiéndote.

Negó con la cabeza antes de presionar la frente contra su pecho y sabía que estaba luchando contra las lágrimas.
Las había visto brillando en sus ojos, sintió el escalofrío que corrió por su espina dorsal.

—Vamos. —La cogió de la mano, cuando la canción terminó. —Quiero mostrarte algo.

Miley dejó que Nick la llevara a través de la pista de baile, de nuevo al bar, donde entraron en el estrecho espacio que Jake llamaba su dominio y, a la puerta en la pared del fondo.

No había forma de entrar allí, salvo mediante Jake, y el gorila más cercano.
La música se silenció mientras se cerraba la puerta y la condujo a través de un corto pasillo a un tramo de escaleras de madera.

—¿Dónde vamos? —Preguntó, amaba la sensación de su mano agarrándola, el calor de ella, la conexión implícita.

No debería quererlo, pensó.
Tendría que haber resguardado una parte de sí misma.
Una parte de su corazón.

—Este es mi hogar lejos del hogar.

Abrió la puerta en la parte superior de la escalera y encendió el interruptor.
Una suave, tenue luz llenó la habitación.

Había una cama en el otro extremo de la habitación.
Una gran cama, cubierta de almohadas.

—Y no, nunca he tenido otra mujer aquí. — Cerró la puerta y la dejó tras él mientras se movía al banco de los monitores que estaba colocado sobre su escritorio.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dama de treboles cap 42



Recordó su infancia feliz y se obligó a borrar de su mente la imagen de los hijos que nunca llegaría a tener.
Cayó de rodillas, pero los charcos no reflejaron su imagen.
Solo vio niños corriendo escaleras arriba y abajo, sonrisas inocentes que se dibujaban en su imaginación con dolorosa nitidez.
Vio pequeños que se aferraban a su cuello en busca de consuelo mientras su mano enjugaba montones de lágrimas cándidas.

Y allí estaba ella.
Feliz entre risas infantiles, mediadora en disputas estridentes, confidente de mil y un secretos.
Ella, rodeada de pequeños traviesos de mirada clara y risueña.
Con la mirada de Miley

No, no podía.
De rodillas en el fango, supo que no debía consentir que Miley renunciase a sus sueños.
Aunque sin ella, el resto de su vida no sería más que un inmenso vacío, solitario y sombrío como la boca de un pozo.


A la mañana siguiente, Miley mordisqueaba una rebanada de pan untada en jalea con la mirada fija en los pastos.
La tormenta había cesado y un tímido sol se dejaba ver entre las nubes.
Se sentó a la mesa y tomó un sorbo de café.
La jornada se presentaba larga y dura.
Y estaba muy cansada.
En la cama, había llorado hasta caer rendida.
 
Oyó la puerta y supuso que era él.
Alzó la cabeza con la espalda bien erguida, ya nunca se doblegaría ante nadie.
Pero al verlo entrar tuvo que desviar la mirada con un nudo en la garganta, porque sus expresivos ojos castaños habían perdido el brillo.

Ni la miró cuando se adentró por el pasillo.
Con la ropa todavía húmeda y briznas de heno por todas partes, parecía un perro apaleado.
La noche en el establo seguramente no habla sido la más cómoda de su vida.

Miley tuvo que contener las lágrimas.
Lágrimas de ira, porque estaba loca de celos.
Y de compasión, porque no quedaba vestigio en él del hombre decidido y fuerte a quien amaba.

Por primera vez, habían dormido separados.
La cama le había parecido grande y vacía sin Nick a su lado.
 
Lo oyó mover la cama del cuarto de cuentas.
Era extraño, la caja donde guardaba el dinero para pagar los jornales cuando no lo tenía en el banco no solía sacarla más que en fechas de pago.

Nick volvió a la cocina con el torso desnudo y la camisa en la mano.
Olía mal, iba despeinado y sin afeitar.
Sus ojos lucían unas profundas ojeras cuando la miró y sin decir palabra depositó unos cuantos billetes sobre la mesa.
Sobre éstos, apiló diez relucientes dólares de plata.
Antes de depositar la última moneda, leyó con una mueca plena de tristeza el lema que enmarcaba el águila

   —Aquí tienes tu libertad — dijo acariciando con el índice la efigie del anverso — Hay más que suficiente para alquilar un coche y para un billete de tren. En la herrería encontrarás quien te lleve de vuelta a Kiowa.

   Miley giró la cabeza y se cruzó de brazos.

   —Una vez allí — continuó Nick —, puedes tomar un tren hacia Denver, o en dirección a Kansas, si lo prefieres. En cualquier sitio saldrás adelante; eres una mujer de recursos y no te costará emprender una nueva vida sin necesidad de depender de nadie.

Miley volvió la cabeza y le sostuvo la mirada.
Nick sintió una punzada en la boca del estómago; sus ojos hinchados y enrojecidos delataban que durante la noche había pasado horas llorando.

   —Mi libertad la elijo yo —alegó muy serena—. Y no pienso ir a ninguna parte. Si crees que te voy a dejar el camino libre para estar con ella, te equivocas.

 Miley  respiró hondo y volvió la vista hacia la ventana.
Nick le tomó la barbilla con suavidad, pero ella lo apartó de un manotazo.

   —Vete —insistió él—. No debes renunciar a tus sueños encadenándote a estas tierras. Aquí no encontrarás lo que buscas.


—Lo has destrozado todo —le reprochó mirándolo con dureza—. El futuro, mis ilusiones… Solo fue el estúpido sueño de una ilusa ignorante. ¡Qué fácil te será a ti en cambio rehacer tu vida!

   —Una vez me dijiste: «No se deje engañar por lo que ve» — afirmó en tono grave — Ahora te lo digo yo a ti. No te dejes engañar por lo que te muestran tus ojos, mira con el corazón.

   —Yo podría hacerlo, porque tengo corazón —replicó con dureza—. Tú no, porque no tienes.

   Nick salió de la casa sin molestarse en replicar.


Como lo prometido es deuda aqui esta la marathon que les prometi a algunas 
y va dedicado para :
mitchie♥, sari♥, mari♥, male♥, marina♥ vane♥
y para todas aquellas que se toman un tiempito para comentar
las amo♥ chicas mil gracias
y gracias a mis amigas que me felicitaron por mi viaje se que me voy a divertir 
LAS AMODORO♥(jajajamitchie'tuentiendes;)
besos cuidence mucho =3
psdt: cuando vuelva espero ver muchos comentarios jiji 

Dama de treboles cap 41




Cerró los ojos y apretó los dientes.
Maldito deseo.
Pese a lo incómodo de la situación, sintió cómo se endurecía su miembro hasta que el dolor resultó insoportable.
Mientras viviera, no podría olvidar la redondez de sus senos erguidos, el delicioso ombligo en el centro de su cintura estrecha, la curva de sus caderas, el vértice de rizos rubios entre sus muslos…

Respiró hondo.
Una vez y otra más, hasta que pudo mirarla de frente.

   —No te ofrezcas como una ramera.

   —Es así como me haces sentir — confesó ella con la voz quebrada — Mi cuerpo es lo único que te interesa de mí. Me odias porque no he sabido darte lo único que a tus ojos tiene algún valor. El resto no vale nada, ¿verdad? Porque no poseo una sangre irlandesa tan pura como la de los Jonas.

   —No es necesario que te ensañes con ellos. Todos están muertos. Vomita todo tu desprecio contra mí porque soy el único que queda vivo —murmuró con un deje amargo.

   —¿A qué estás esperando?

Nick se acercó a ella y le acarició la barbilla.
Bajó la mano mientras le rozaba un pecho con los nudillos, le sostuvo la mirada.
Contuvo el aliento al comprobar cómo el pezón se endurecía con aquel leve roce.

   —No quiero un sacrificio. — Ella giró la cara —. Si alguna vez te entregas a un hombre, hazlo cuando sientas que no hay nada en el mundo más importante que él.

Miley no pudo reaccionar hasta que oyó el portazo.
Cerró las ventanas aterida de frío.
Como pudo, hizo un fardo con toda su ropa, tomó el candil y fue hasta el dormitorio.
 
Cuando se lanzó de bruces sobre la cama, estalló todo el dolor contenido.
El golpeteo irregular de la lluvia en los cristales apenas logró silenciar sus sollozos.

Por primera vez en mucho tiempo, lloró sin ahogar los gemidos.
Golpeó la almohada con los puños mientras su cuerpo se sacudía sin que nada fuera capaz de serenarla.
Derramó mil y una lágrimas.
Porque supo esa noche que el hombre capaz de causarle tanto dolor habla conseguido instalarse a hurtadillas en su corazón.

   Estaba enamorada y era inútil resistirse.



A unas yardas de la casa, con los brazos a los costados bajo el aguacero, Nick recordaba su cuerpo desnudo.
Tan cerca y tan inalcanzable.
Durante años había vivido en soledad.
Lo que necesitó de las mujeres supo cómo conseguirlo.

No era fácil compartir lecho y techo con Miley deseándola tanto.
Porque no codiciaba solo su cuerpo, la deseaba a ella.
Se engañaba a sí mismo.
Sí existía algo más que la compañía y el respeto.
Un sentimiento profundo y desconocido que le arañaba en el centro del pecho cada vez que recordaba sus lágrimas.  

¿Lástima?
¿Compasión, tal vez?
No, no se trataba de eso.

Si duro fue el desprecio de Harriet por no poseer fortuna, mucho más doloroso era sentir que Miley lo rechazaba como hombre.
No confiaba en él.
Lo consideraba capaz de una traición sin siquiera otorgarle el beneficio de la duda.
Un desengaño más que añadir a la larga lista de fracasos que constituía su vida adulta.

Ella llegó junto al emblema del pasado y del presente.
Podía haberlo sido de su futuro juntos.
Pero el shamrock sólo había servido para recordarle que el afecto nos convierte en seres vulnerables.

No era más que un estigma de muerte y abandono, porque todas las personas queridas nos acaban dejando.
Ella también.
Estaba solo y morirla solo.
El último Jonas.



Dama de treboles cap 40




Cuando Miley descabalgó, le temblaban las piernas.

Incapaz de dejar escapar un sollozo, permitió que las lágrimas corrieran por sus mejillas por primera vez en muchos años.
Se abrazó al cuello del appaloosa de Nick con los ojos cerrados.
El inquieto semental ni se movió, parecía entender toda la rabia y la desdicha que encerraban aquellos gemidos en lengua lakota.
 
Más serena, pensó que de nada servían las lamentaciones.
Acarreó un cubo de agua y surtió de heno el pesebre.
El pobre animal estaba sudoroso y no tenía ninguna culpa.

Fue directa a la casa.
Los nubarrones oscurecían la tarde, así que encendió el quinqué y se ató el delantal para que a la hora prevista no faltara comida dispuesta sobre la mesa.
Era lo que se esperaba de ella.

Mientras enjuagaba las verduras, oyó un fuerte relincho.
Y maldijo a Nick.
El caballo, cualquiera que fuese, no tenía por qué pagar toda su rabia.
No había necesidad de clavarle el bocado tirando de las riendas con tanta violencia.

Tal como esperaba, la puerta no tardó en abrirse con brusquedad.

   —¿Quién te has creído que eres para llevarte mi caballo? ¡Contesta!

   Miley no se giró; tuvo que agarrarse con fuerza al borde del fregadero para evitar el temblor.

   —¡Basta!

Su grito llegó con el destello de un relámpago.
Durante el tiempo que tardó en llegar el trueno, una ráfaga de viento bandeó las cortinas.

   —¿Qué has dicho?

   El cielo tembló al mismo tiempo que Miley giraba en redondo.

   —¡Basta! — gritó — ¡He dicho basta! Se acabó, Nick Jonas. No voy a permitir que vuelvas a humillarme. Mientras me quede un soplo de aliento, juro por Dios que nadie me va a volver a pisotear.

Nick se quedó de una pieza.
Nunca la había visto llorar.
Pero no pensaba dar explicaciones ni mucho menos disculparse.
No tenía motivos para avergonzarse de sus actos.
Una rabia amarga le fue envenenando la sangre al sentirse juzgado.

   —Yo te creí un hombre honesto y ni siquiera eres capaz de cumplir con el compromiso del matrimonio — Las palabras salían de su boca a borbotones — Me educaron para vivir con honor, para tener valor y orgullo. Sí, a mí. Y tú, que tan perfecto te crees, no sabes nada de todo eso. ¿Y te atreves a despreciarme? ¡Me das asco! No eres más que una marioneta en manos de esa buscona.

Uno a uno, los insultos fueron lacerando el amor propio de Nick dejando tras cada palabra una herida.
Fuera, la tormenta veraniega comenzó a arreciar alternando rachas de fuerte aguacero con otras menos intensas.

   —Te equivocas — masculló con la mandíbula tensa — Eres tú la que no cumples con tus obligaciones como esposa. No tienes derecho a exigirme algo que tú eres incapaz de dar.

   —Es eso. Muy bien. — Se arrancó el vestido con ambas manos haciendo saltar todos los botones — ¿Qué tengo que hacer para que no me sometas a la humillación de verte en manos de la primera mujer que se cruza en tu camino?

Sin dejar de mirarlo, se lo sacó por los pies.
Y, ante la atónita mirada de Nick, desenlazó el corsé con manos temblorosas y lo lanzó a un lado. En un par de zarpazos se arrancó la enagua, la camisa y el calzón.
Totalmente desnuda, sólo cubierta por medias y botas, le sostuvo la mirada con desprecio.

   —Vamos, tómame. ¿No es esto lo que querías? Si éste es el precio que tengo que pagar para que dejes de deshonrarme en público, tómame ahora mismo todas las veces que quieras. ¡Hasta que me lastimes! ¡Hasta que me rompas por dentro y no sienta nada!

Nick tuvo que tragar saliva.
Nunca la había visto desnuda.
¡Dios, era tan hermosa!


Dama de treboles cap 39



Nick la observaba desde la distancia, abrumado por una mezcla de arrepentimiento y culpabilidad.

En cuanto cayó en la cuenta de que tendría que volver al rancho caminando, fue en su busca.
Pero cuando regresó a casa de Matt, Miley  ya se había ido.
Para colmo, tuvo que soportar los reproches de Emma, que casi lo echó de allí con cajas destempladas.

En los últimos tiempos no hacía más que comportarse como un idiota y lo único que había conseguido era tener a toda la familia en contra y sentirse como un intruso en su propia casa.

La había juzgado injustamente.
A fin de cuentas, según los chismorreos, el que parecía ser McNabb solo había preguntado por ella.

No podía apartar de su pensamiento la mirada asustada de Miley
Quizá ese hombre pretendía perjudicarla de nuevo.
Esta vez tendría que tragarse su orgullo e intentar arreglar las cosas, no soportaba verla tan infeliz.

 Cuando llegó a la altura del almacén de madera, Miley  ya había rodeado el hotel.
Tras amarrar el caballo, se apoyó en la fachada del almacén dispuesto a esperarla.
Amenazaba tormenta.
Si tardaba en salir, entrarla a buscarla.

   —¿Contemplando la punta de tus botas, Jonas?

Alzó la vista, frente a él se encontraba Harriet Keller, la persona que menos le apetecía ver en ese momento.

—Espero a mi esposa —explicó de mala gana.

   —Esa pobre mujer — Chasqueó la lengua con fingida compasión — Trabaja demasiado, con esos brazos tostados y las manos tan estropeadas.

   —Esas manos —advirtió en tono muy bajo—, demuestran que no le tiene miedo al trabajo. Puede estar muy orgullosa de ellas, aunque no sean tan blancas como las tuyas.

   —No lo dudo —aclaró en tono conciliador—. Parece valiente. ¿Quién lo iba a decir?

   —Aléjate de ella —dijo en tono amenazante.

Miró hacia el hotel, dando por zanjada la conversación.
Harriet se acercó y se puso de puntillas.
Sus bocas quedaron muy cerca.
Nick intentó echarse hacia atrás, pero se lo impedía la pared.

   —Parece que me tienes miedo — Sonrió seductora — ¿Ya no recuerdas lo que hubo entre nosotros?

   —Entre tú y yo no hubo más que palabras.

   —Hubo bastante más.

   —Solo fue una estúpida pérdida de tiempo y poca cosa más —aseguró—. Le das demasiada importancia.

   —Antes no pensabas así — musitó casi en sus labios —. Te gustaba besarme.

   Nick se estremeció y cerró los ojos cuando sintió el calor de sus labios.
Pero pensaba en otra mujer, en otra boca que recordaba tan dulce y lejana.

   —Miley … —susurró.

Harriet se apartó de golpe y le dio una sonora bofetada.
Nick abrió los ojos y la retuvo por la muñeca mientras la miraba con rabia contenida.

Un zumbido atravesó el aire y un destello plateado seguido de un golpe seco junto a su cabeza lo hizo reaccionar.
De reojo distinguió el cuchillo de Miley clavado en la pared a dos pulgadas de su cabeza.

No, eso no podía estar pasándole a él.
Miró al frente.
Allí estaba ella, muy quieta, con los puños apretados a los costados.
Los miraba con un desprecio que le hizo palidecer.
Nunca había visto en sus ojos una mirada tan fiera y a la vez tan herida.
 
Harriet entró en cólera y comenzó a maldecir e insultar a Miley

   —Condenada asesina — masculló asustada — No sé qué viste en esa sucia salvaje. Menos mal que ha fallado.

   —Ella nunca falla —aseguró para si tomando el cuchillo.

Sabía de sobra que el cuchillo se había clavado justo donde Miley había querido.
Cuando volvió a girar la cabeza, ella ya desaparecía al galope inclinada sobre el cuello del caballo en una postura temeraria.

¡El caballo!
Nick cerró los ojos y de su boca salieron todos los exabruptos que conocía.
Miley se había largado a lomos de su semental.
Lo acababa de dejar en ridículo, solo y sin caballo.



Dama de treboles cap 38



Durante todo el camino, Miley permaneció seria y callada.

   Minnie frenó el Buggie a las puertas de la tienda y se atrevió a romper el silencio.

   —¿Cómo piensas volver al rancho? —La miró preocupada—. Puedo esperarte y llevarte de vuelta. De verdad, no me importa.

   —De ningún modo. Ya me las arreglaré, no te preocupes. Me hace falta media libra de azúcar y luego pasaré por el hotel a ver si Alice necesita algo. Me daré prisa —trató de sonreír mirando las nubes plomizas que se avistaban hacia el norte—, no me apetece mojarme.

   —Puedo entrar por ti a comprar el azúcar.

   —Esa no es la solución —confesó con tristeza—. Huir de los problemas no acaba con ellos.

   Minnie la observó entrar en la tienda. Apreciaba a Miley y le dolía verla tan triste.
La viuda Keller y su hija estaban ocupadas atendiendo a un par de ancianas. Miley , mientras esperaba su turno, curioseó en el estante de los libros.

   —Pensaba que no sabías leer —comentó Harriet removiendo unas cajas en la estantería contigua—. Como te criaste en una tribu…

   —Veo que estás bien informada —dijo con ironía.

   Lo último que necesitaba después del desagradable incidente del rancho Sutton era aguantar los sarcasmos de Harriet.

   —Siempre lo estoy. ¿Te llevarás alguno? Demasiado farragosos para ti, me imagino —continuó con su tonillo insultante.

   —No. Me basta de momento con los libros de mi esposo.

  —Ah, pero ¿Nick lee?

Miley  se revolvió como una fiera. Su esposo podía ser desconsiderado e injusto con ella, pero no estaba dispuesta a permitir que nadie abriese la boca contra él, y menos esa mujer.

  —Siendo una persona tan bien informada, deberías saber que le apasionan las novelas de aventuras. Siente especial predilección por Herman Melville —advirtió con una mirada desafiante—. Me parece que no le conoces tan bien como supones.

   Harriet alzó las cejas. Con un ligero parpadeo le dio la espalda y se parapetó tras el mostrador. Su madre debió de intuir la tensión, porque se afanó en atender cuanto antes a Miley . Los escándalos no eran buenos para el negocio.

   En cuanto salió, Harriet corrió tras ella.

   —¡Oye tú! —le gritó—. No eres más que una recién llegada. Conozco a tu marido mejor de lo que piensas cuidado: con un solo dedo puedo hacer que vuelva de rodillas ante mí.

   —Inténtalo —la retó Miley mirándola por encima del hombro—. Lo subestimas.

   —No me subestimes tú a mí —amenazó—. Puedo ser muy convincente.

   —Aunque así fuese, tendrías que contentarte con las migajas, porque todas las noches regresará a mi cama.

   —No me hagas reír, le repugna que le toques con esa mano desfigurada.

   —Recuerda esto —advirtió sin responder a la provocación—, yo soy la única señora Jonas.

   Y sin mirar atrás, cruzó la calle hasta el hotel con la cabeza bien alta.



Dama de treboles cap 37




Miley se quito el delantal, plegó la falda y salió con ella en la mano.
En el patio, los chicos charlaban en grupo: Joseph fanfarroneaba ante las chicas con un rifle nuevo.

   —Joseph — indicó Miley sin prestar demasiada atención — tienes que anclar mejor el rifle en el hombro. Mantén la cabeza recta y no eleves tanto el cañón.

Todos, incluida Emma, se quedaron con la boca abierta.
Miley continuó sacudiendo unas motitas de polvo de su nueva falda de montar, ajena a sus miradas de asombro.

   —¡Cuando se enteren en la escuela de que tengo una tía que lanza cuchillos y sabe disparar! —exclamó Patty.

Todos rieron, incluida Miley que no entendía por qué un hecho tan simple despertaba tanta admiración.

Nick descabalgó junto a la cerca y ató el caballo.
Miró a Miley y, tal como esperaba, la alegría se esfumó de su rostro. S
u esposa solo sonreía en compañía de los demás, en sus momentos felices no había sitio para él.

 Emma enseguida percibió el cambio de actitud de Miley
Y conocía lo suficiente a su hermano para saber que llegaba muy enfadado.

   —Diablos, tu esposa es una caja de sorpresas —comentó intentando aliviar la tensión.

Justo lo que necesitaba oír en ese momento.
A Nick le ardió la sangre en las venas.

Matt se acercó y la mirada torva de su cuñado le indicó que se avecinaba una discusión.
Miley también lo intuyó y se aproximó hasta él a fin de desaparecer de allí cuanto antes.

   —¿Qué hacía un hombre en el pueblo preguntando por ti? — inquirió con dureza.

   —¿Un hombre? —preguntó ella muy extrañada.

   —Las noticias vuelan. Un tío tuyo.

Todos observaban a la pareja sin atreverse a intervenir.
Pero el semblante de Matt revelaba que estaba a punto de perder la paciencia.

   —¿Rice McNabb? —preguntó Miley con pánico.

   —Todo parece indicar que era él. ¿Piensas explicármelo o no? ¿Qué os traéis entre manos?

   —¿Qué quiere de mí? —Se removió nerviosa—. Ya tiene lo que quería, se quedó con la casa. No permitiré que me haga daño.

A Nick le impresionó su mirada indefensa.
Una vez más se había equivocado al dudar de su honestidad, pensando que podía ser cómplice de un sujeto como McNabb.
 
Matt hizo un gesto a Emma para que se llevase a las chicas de allí.
Se acercó a Miley y le rodeó los hombros con un brazo en un gesto protector.

   —Nadie va a hacerte daño —aseguró con cariño.

   —Mi mujer no necesita que nadie la defienda — intervino Nick con tono amenazante — Para eso me tiene a mí.

   —¿A ti? —rebatió al límite de su paciencia—. ¿Haciéndole pagar por todos tus problemas? ¡Bonita manera de defenderla!

   —Deja de entrometerte.

   —Lo primero que tienes que hacer es empezar a comportarte como un caballero y mantener en privado los asuntos que tengas que discutir con tu esposa.
 
Nick se acercó a él con la lentitud de un animal al acecho y, con mucho cuidado, le apartó el brazo que cubría los hombros de Miley
Ella intentó evitar un enfrentamiento sujetando a Nick, pero él le apartó la mano.

   —Vuelve a tocar a mi mujer y te parto las piernas — susurró tan bajo que apenas se oyó.
 
Matt cabeceó apretando la mandíbula.
No podía creer hasta qué punto llegaba la obcecación de su cuñado.
Se acercó a una pulgada de su cara y lo atravesó con una mirada cargada de peligro.

   —Como te atrevas a hacerle daño, con tus piernas no tendré ni para empezar.

Joseph corrió a separarlos seguido de Minnie, que se había quedado blanca al ver la escena.

   —¡Basta! Papá, déjalo —dijo interponiéndose entre ambos.

   —Y recuerda que las palabras duelen como latigazos —continuó Matt— Tú lo sabes mejor que nadie.

   —Eso ha sido un golpe muy bajo —añadió Nick.

Los dos sabían que Matt se refería a las humillantes palabras con que Harriet rechazó su oferta de matrimonio.

   —Ha sido un recordatorio y una advertencia —concluyó con aspereza.

   Nick giró en redondo, montó y desapareció del rancho levantando una nube de polvo.




Dama de treboles cap 36




Al llegar al rancho Sutton, Minnie encaminó el pequeño Buggie hacia los establos.
Cuando pasaron ante el cercado más cercano a la casa, todos los hombres se encontraban ocupados en la doma de un bronco. Matt, a lomos del animal, de mostraba gran experiencia además de una asombrosa forma física, pues soportaba los saltos y coceos del animal sin ser derribado.
Entre tanto, Albert y los peones jaleaban y daban instrucciones atentos a una posible caída.

   —¿Te fascinan los caballos, a que sí? —preguntó Minnie bajando del coche.

Miley sonrió y volvió la vista hacia el redil sin perder detalle.

   —No puede negarlo — respondió Emma junto a ellas — No os esperaba hoy, pero ya que estáis aquí, ¿qué tal si me echáis una mano con las verduras?

   —He venido a ver esa falda de montar que me comentaste. Más tarde vendrá Nick para llevarme al pueblo.

   —Este me va a tener que explicar de dónde viene —murmuró Emma.

   Cruzada de brazos, esperó a que Joseph, que en ese momento descabalgaba junto al redil, tuviese una buena excusa para ausentarse del rancho en horas de trabajo.

   —He estado ayudando al doctor Holbein —espetó sin arredrarse.

   —El doctor, el doctor… — rezongó su madre — Aunque en la escuela os hayan dado vacaciones, tu trabajo está aquí. ¿Entendido?

Matt, desde el cercado, intuyó lo que se avecinaba.
Cuando consiguió que el caballo, ya dócil, se pusiera al paso, saltó la cerca y se acercó secándose la frente con la badana.
Puso la mano sobre el hombro de su esposa tratando de impedir una discusión.

   —Emma, el doctor Holbein me ha comentado que está muy contento con el chico. Creo que deberías estar satisfecha de él — replicó mirando a su hijo con orgullo.

Joseph agradeció de corazón la oportuna intervención de su padre.

Ambos sabían que era del todo imposible que cumpliese su deseo de convertirse en médico.
Los estudios supondrían un desembolso que se prolongaría durante varios años.
Y lo sintió por su padre, porque le constaba que para él constituía una preocupación no poder hacer realidad sus ilusiones.

Emma no replicó.
Aunque le molestaba que Matt fuese tan permisivo con el chico, sabiendo que no podían hacer frente a semejante gasto. Tomó a Miley del brazo y se dirigieron a la cocina.


Miley estaba aprendiendo de Grace a elaborar las conservas para el invierno, pero le preocupaba no acertar con las cantidades.
Por eso tomaba buena nota de los consejos de Emma.

 Minnie se entretuvo pelando tomates, pero en cuanto aparecieron por la cocina Hanna y los niños, perdió todo interés.

   —Vamos, vamos…, salid al patio que aquí tenemos mucho trabajo — las reconvino Emma.

   —Señora Sutton, me llevo a Tommy —advirtió Minnie.

   —Gracias, tesoro. Hufff…, qué silencio cuando se van —exclamó Emma.

   —Esto casi está — dijo Miley tapando un bote — Emma, acuérdate de la falda.

   —Qué cabeza tengo, ni me acordaba de ella.

   Secándose las manos en el delantal, se metió en el dormitorio y al instante volvió con una falda pantalón en las manos. La sostuvo sobre el cuerpo de Miley comprobando a ojo la talla.

   —Yo creo que me estará bien. Gracias Emma.

   —Ni la llegué a estrenar. Matt me la trajo de Denver hace un par de años. Pero, ya se sabe, los hombres no entienden de tallas.

   —Ya llega el tío Nick —avisó Patty asomando la cabeza por la puerta.



martes, 25 de septiembre de 2012

I will learn to love cap 10




—Pareces una colegiala de la Primera Guerra Mundial — comentó Nick con un sonrisa al verla—. ¿Fue idea tuya o de Joel?

—No tiene sentido preguntar eso —al oír el nombre de Joel, recobró la compostura—. Todas son ideas de Joel.

—¿Sigues siendo la marioneta de Joel, Miley ?

—Pensaba que habíamos acordado que no hablaríamos de él

—Tienes razón —sonrió de nuevo—. Además, ya tenemos bastantes cosas pendientes y no hay necesidad de una discusión. Ya lo verás —prometió mientras bajaba por la escalera—. Espero que quedes complacida.

Subieron al coche y Nick dio instrucciones al chofer.

—¿Que te parece? —preguntó cuando el chofer los llevó al centro de Soho, auna calle llena de tiendas y cafés elegantes —. Es evidente que un lugar adecuado aumentaría las posibilidades de éxito del negocio de Joel, pero todos los lugares queme has enseñado parecen en mal estado.

—No podemos permitirnos el lujo de disponer de un lugar mejor — explicó Miley — Y no voy a ser tan ambiciosa con tu dinero.

—No veo por qué no — comentó Nick con sarcasmo.

Sacó una llave del bolsillo y abrió la puerta de la tienda

— Todos lo son. Lo sé. Ese es uno de los motivos por los cuales quería ver si conseguir algo mejor. ¿Qué te parece este lugar?

Miley no podía haber pedido más.
La tienda estaba cerca de otras de arte, tenía paredes blancas y suelo de madera en perfecto.
Lo mejor era que era muy espaciosa... mucho más grande de lo que Miley había esperado alquilar.
Todo era nuevo, pensó.
Era el tipo de lugar adecuado para una galería ya consagrada, no para una que está empezando.

—¿Estás seguro? —Se dirigió hacia Nick en un impulso—. Eso costará mucho más de lo previsto. No hace falta tanto.

—El dinero no es problema, siempre y cuando esto te convenga.

—Claro que me conviene — rió —. Es un sueño para cualquier comerciante enarte, pero al principio no podremos hacer frente a todos los gastos. El alquiler de este local debe de ser enorme y podrían pasar años antes de que pudiésemos pagarlo. Creo que lo mejor sería empezar con algo menos ambicioso.

—No te preocupes por eso. Podemos resolverlo —afirmó Nick—. Primero cenaremos en mi casa, para variar. Luego lo discutiremos.

El apartamento fue una sorpresa.
Estaba decorado en blanco, y acero.
Tres paredes estaban recubiertas demadera y la cuarta era todo un ventanal, que ofrecía una vista espectacular de Nueva York.
Un lugar frío, pensó Miley ... impecable, pero nada acogedor.



I will learn to love cap 9




—Y te preocupa tenerlo divertido... tonta — bromeó Joel una semana después. cuando Miley y Nick ya habían pasado junto tres noches más, siguiendo la rutina establecida desde la primera cita.— ¿Ya te sientes más tranquila con respecto a eso?

—Sí, tenías razón.

—Siempre tengo razón, Miley . Recuérdalo.

—Lo haré —de pronto se angustió—. ¿Te importa que pase tanto tiempo con él?

—No tontita —Joel se encogió de hombros—. Puedes pasar todo el tiempo que quieras con él, siempre y cuando me consigas el dinero. ¿Por qué me lo preguntas? — Intrigado, frunció el ceño — Tienes una mirada de culpabilidad. ¿Acaso te ha hecho alguna proposición?

—¿Claro que no!

—A mí me parece probable — meditó Joel —. Eres una chica atractiva, Miley . El es humano, después de todo. Sucederá tarde o temprano.

—No lo creo — repuso Miley , pero Joel la ignoró.

—Puede que resulte, si lo sabes llevar bien. Todo me da igual, Miley —le aseguró besándola en la mejilla — Todo lo que deseo es el dinero y cómo conseguirlo es problema tuyo... y de Nick, por supuesto.

—¿Estás de broma... verdad? — La asaltaron horribles dudas — ¿De verdad no te importaría si algo sucediera entre Nick y yo?

—Bueno, no estaría en condiciones de que me importara, ¿no crees? Te he pedido que hagas esto por mí y cómo lo hagas es asunto tuyo. Sólo recuerda que, si lo consigues, siempre te estaré agradecido — le indicó solemnemente, pero añadió con una sonrisa — Y no me cuentes lo que pase entre vosotros dos. Si no confiara tanto en ti, querida Miley — tomó suavemente su rostro en sus manos, terminando con las dudas de la chica — estaría muy celoso de ese maldito. Si no te conociera tan bien,me darían ganas de matarlo.

Durante la semana siguiente, Miley pasó cuatro noches más con Nick siguiendo la rutina establecida.
Nick nunca la dio a entender que la considerara algo más que una agradable amiga.

No fue sino hasta principios de la tercera semana cuando ocurrió algo inesperado.
Algo que ni Miley ni Joel habían previsto.
La noche empezó de modo distinto, ya que Miley todavía no estaba lista cuando llegó Nick.

—Lo siento, todavía no estoy lista —dijo ruborizada abriéndole la puerta.

—No es necesario que te disculpes —la miró sonriendo.

Vestía una bata rojacon dragones dorados.
El escote profundo de la bata revelaba las suaves curvas de sus senos.
Resultaba evidente que Miley acababa de salir de la ducha.

«No está mal», pensó Nick con frialdad y desapego al volver a mirar su escote.
Se dio cuenta de que ya no era la fría Miley .
Tenía un aire sensual y un tanto provocativo que le gustó descubrir en la chica.
Serviría a su propósito mucho mejor de lo que había pensado.

—Tómate tu tiempo —le aseguró, complacido con lo que se disponía a comprar— No tengo prisa.
Miley asintió tímidamente.

Al volver a su habitación, advirtió la intensa mirada de Nick.
Nunca la había mirado así, nunca antes le había recordado que él era hombre y ella mujer.


Eso la incomodó y las palabras de Joel volvieron a su mente.

Pero lo peor era que Nick la hacia sentirse como una mujer hermosa, la hacía sentirse consciente de lo atractivo que era...

Reprimió sus pensamientos y se puso la ropa escogida por Joel.



domingo, 23 de septiembre de 2012

La prometida del desierto cap21




Con la fuerte cara como una máscara, de furia, Nick se adelantó con tal brusquedad que Miley  retrocedió contra el respaldo del otomán.
Una poderosa mano se cerro sobre su hombro y la sacudió adelante y atrás.

Miley sintió una oleada de pánico ante aquella demostración de violencia y se le escaparon vanos gritos antes de que Nick le tapara la boca óbligándola a callar.
Con los ojos esmeralda muy abiertos y oscuros por el miedo, alzó la mirada hacia él.

—Silencio —ordenó Nick .

Aquella orden era lo que ella había esperado.
Con el corazón desbocado, el calor y el peso de su cuerpo, estabatan inmovilizado corno si la hubieran encadenado.

—Mi gente pensará que no sé controlar a mis mujeres —aseguró Nick con salvaje tranquilidad — En la cama y fuera de la cama. Nunca he cedido a la vergonzosa violencia ni quiero hacerlo. ¿Lo entiendes o está fuera de tu alcance?

En una niebla de temblorosa inseguridad, Miley  lo miró y quedó atrapada por sus atractivos ojos cargados derabia.

—Así que, aziz... un grito más y te echaré encima ese cubo de agua para acabar con la histeria. ¿Estoy hablando inglés con suficiente claridad?

Miley asintió bajo su mano.
Entonces la soltó.
Miley  estaba tan aturdida que apenas podíafuncionar.

Había pasado de la rabia al terror en cuestión de segundos.
Y ahora se sentía inundada de vergüenza.
Nick bajó la vista hacia ella.

 —Dijiste... dijiste que yo ya tenía una mujer. ¿Ha sido eso un intento infantil para difamarme?

Ella cerró los ojos con repentina agonía.

—Sé que Selena es tu mujer.

—Yo nunca he tenido esposa. Me prometieron a los veintidós años, a Hiríz, mi prima segunda. Hace cinco años murió en un accidente de coche poco antes de la fecha de la boda. Hiriz tenía una hermana más joven llamada Selena . Ella no es mi esposa. ¿Quieres que traiga a algún testigo para que te confirme la verdad.


Miley empezó a incorporarse despacio.
Estaba intentando recordar lo que le había dicho Zulema y recordó que Selena sólo había parecido sorprendida cuando ella le había confesado lo que suponía.

—Si te hubieras molestado en conocerme algo, sabrías que yo no creo en la práctica de la poligamia. Ni tampoco mí padre. Una mujer al mismo tiempo es más que suficiente para cualquier hombre. ¡Pero no! — Nick soltó una carcajada amarga — Tú eso no lo ves. Tus ciegos prejuicios son una vergüenza y para una mente académica son imperdonables.

Blanca como la nieve y profundamente conmovida, Miley alzó levemente la mano para dejarla caer de nuevo.

—Nick , yo...

—En el nombre de Ala, una disculpa sería una ofensa aún mayor. No dudo que todavía tengas la fantástica noción de que mi familia mantiene también concubinas pero nuestras normas de comportamiento sexual son bastante más elevadas que las de tu propia sociedad.



hola niñas bellas se que no subo muy seguid o pero estoy ocupadisisima (: ya les contare 
aqui les dejo 3 caps y van dedicados para sariperiquita♥ , Malee♥ Marina 
y todas las que comentan las quiero♥ cuidencen C:


La prometida del desierto cap20




Una mujer le tiró a Miley de la manga en ese momento y la escoltó hasta la sombra bienvenida de una tienda.
En silencio le llevaron agua para que se lavara y le sirvieron té con una selección de comida deliciosa.
Mientras la oscuridad caía, las elaboradas lámparas de latón colgadas de las puertas de las tiendas empezaron a encenderse.

Cuando la dejaron sola, se tendió en un otomán cubierto de damasco y apoyó la mejilla contra un cojín de seda, fijándose en los tapices de brillantes colores que cubrían las paredes mientras los párpados se le cerraban con pesadez.

Cuando Miley  se despertó por fin después de una noche de agitados sueños, estaba echada bajo una manta que se quitó de encima enseguida.

Tenía la piel pegajosa y el pelo revuelto caía a su alrededor como una brillante cortinade fuego.
Miró el reloj.
Eran sólo las ocho.
Alzó los dedos para retirarse el pelo húmedo de la frente y se quedó paralizada



Ataviado con ropa del desierto, Nick estaba de pie apocos metros de distancia con la inmovilidad de una estatua.
Sus ojos dorados como el sol contra la piel morena le produjeron el efecto de siempre.
Su completo silencio era intimidante.
Pero lo más amenazador de todo era la instantánea oleada de placer y alivio que experimentó ella. Aquella respuesta era su peor pesadilla.
Miley  giró la cabeza.

—De acuerdo, he hecho un intento por liberarme y he acabado muy lejos del aeropuerto. ¿Y ahora qué? ¿Vas aenterrarme en la arena y rodearme de escorpiones? ¿O me repudiarás y me devolverás a mi casa? ¿Cuál es el castigo tradicional?

—Según la tradición, debería pegarte.

Miley  se puso pálida como un muerto recordando, derepente el desastroso matrimonio de su tía con un árabe.
La violencia había sido la parte final de la ruptura de aquella unión.

—Esto es una atrocidad, Nick — murmuro temblorosa.

—Me abandonaste!

La condena con la que la miraba era reflejo de la poderosa rabia que estaba haciendo un esfuerzo por controlar.

—Ese es el problema de raptar a una mujer. Las estúpidas criaturas pueden sentir el deseo de recuperar sulibertad. - siseo ella

—¿Quieres que pierda la paciencia?

Miley descubrió que si, que quería que la perdiera.
Necesitaba una cura para la locura que la afligía y la prueba de que fuera un hombre que descargara su rabia infinita en intentar someter a una mujer podría ser la mejor terapia.

Bajó la cabeza con emociones tan conflictivas que la tenían desgarrada.

—¿Y por qué no? Toda esta locura es culpa tuya.¡Desde luego no es culpa mía! ¿Cómo te atreviste a traerme a este país? ¿Y cómo te atreves ahora a intimidarme?

—No alces la voz donde pueda ser escuchada. - La rabia le había puesto pálido.

—Haré lo que me dé la gana. No te pertenezco como sifuera algún tipo de alfombra que puedas pisar cuando teapetezca y no tienes ningún derecho sobre mí.

—¿Que no? —susurró Nick con suavidad.

—¡Ninguno, así que guárdate tu actitud de macho para tu harén! Tus esperanzas de que me arroje a tus pies son nulas... Antes me cortaría el cuello. ¿Cómo te atreves a hablar de honor cuando ya tienes una esposa? Cuando te llamé primitivo y bárbaro en Inglaterra me quedé corta.





La prometida del desierto cap19




Por delante de ellos la llanura daba a un ondulado paisaje de dunas.
¿Dónde diablos la estaba llevando Selena ?
Hubo una repentina agitación en la parte delantera del coche y la forma velada de una mujer asomó desde el suelo, donde había permanecido oculta

—Dos mujeres han dejado el palacio y dos volverán. Nadie sospechará que te fuiste en mi compañía.

—¿Dónde diablos estamos?

El Range Rover se detuvo a la sombra de una enorme duna.
Saltando fuera, el conductor abrió la puerta de Miley .

—¡Sal! - Selena la empujó con violencia.

Miley  quedó aturdida cuando perdió el equilibrio y aterrizó en el suelo de cabeza.

Se quedó sin aliento pero eso no evitó que oyera la profecía de Selena de que el sol abrasaría aquella pastosa piel blanca de ella y se le caería el pelo de forma que ningún hombre volvería a quererla nunca.

Miley  sintió una oleada de pánico e intentó quitarse los pliegues del chador.

-¡No puedes dejarme aquí sola!

Cuando el Range Rover retrocedió, casi la tiró al suelo la puerta que Selena todavía no había cerrado.
Cuando sepuso allí de pie bajo el sol abrasador, quedó paralizada de incredulidad de que alguien pudiera hacer aquello.Entonces se puso furiosa consigo misma por confiar en una mujer enloquecida de celos y rabia.

Echó un vistazo a su reloj y se puso pálida.
¿Cuántas millas habría recorrido elcoche en más de una hora?

Y lo que era peor, enseguida oscurecería.
En busca de algún alto para echar un vistazo, empezó atrepar el deslizante muro de arena con determinación.
Le costó mucho más de lo que había calculado.

Cerca de la  cima, se dobló esforzándose por respirar y desbordada por el marco.
Cuando por fin consiguió su objetivo, entrecerró los párpados para evitar el salvaje reflejo del sol y creyó estar alucinando al descubrir el contorno de unas tiendas negras a no mucha distancia.

Parpadeó y miró de nuevo.
Era un campamento beduino.
Y uno bastante grande.
No podía creer en aquella milagrosa coincidencia.
Parecía que el conductor que había conseguido Selena no era un maníaco y había elegido el sitio donde dejarla sabiendo que podría salir de allí.



Empezó adescender por la duna.
Un grupo de niños vestidos de brillantes colores fue el primero en divisarla.
Corrieron a su encuentro gritando como locos.

Las mujeres asomaron las cabezas del interior de las tiendas.
Miley siguió a los niños hasta que una horda de hombres salió de una tienda enorme y bloquearon su camino con sus caras oscuras mirándola primero concuriosidad y enseguida con absoluta reprobación.


La rodearon intercambiando apasionados gritos en árabe y agitando las manos.
Su reacción desconcertó a Miley .
Un hombre pequeño con barba gris ataviado con unatúnica azul, se adelantó y clavó los ojos en ella.

—¿Tú eres la prometida del príncipe Nick?

El pelo pelirrojo en Datar era como tener dos cabezas,pensó Miley .
Zulema no se había equivocado cuando había dicho que todo el mundo conocía su existencia.

Ahora, ¿debería confesar la verdad o hacerse la tonta?

—Yo soy el tío abuelo de Nick , el jeque Abdul alRashidai Harun

A Miley le desapareció la sonrisa de los labios.
Los principios de solidaridad familiar en el mundo árabe eran muy fuertes y, sin duda, el tío de Nick consideraría una ofensa encontrar a la prometida de él perdida fuera del palacio.

—Me he perdido — murmuró como una estúpida.

Pero tenía tanto calor y estaba tan agotada que le pareció que el mundo empezaba a dar vueltas alrededor de ella.

—No volverás a perderte — anunció el jeque sacando un teléfono móvil de la manga — Mi sobrino tiene el temperamento de una tormenta y es peligroso cuando se enfada.



jueves, 20 de septiembre de 2012

wife by accident cap 9




Llegó a Barbados sintiéndose como si hubiera sido sometida a un proceso de centrifugado y, siguiendo las instrucciones que le había dado la desconocida secretaria en la carta que le había enviado junto al billetede avión, se encaminó al mostrador de enlaces y acabó tomando el vuelo que la llevaría a St. Vincent.

En esa ocasión, el paisaje que vio por la ventanilla resultó más espectacular.

Demi se había puesto una falda floja y floreada, y una camisa de manga corta, pero nada la había preparado para el calor que prácticamente la golpeó cuando salió del avión.
Nunca había experimentado nada parecido en Inglaterra.

—¿A dónde me lleva? — preguntó al taxista mientras éste se alejaba lentamente de la terminal.
Nada más llegar, había tenido la sensación de que allí nadie tenía prisa por nada.

—No muy lejos —el conductor la miró por el espejo retrovisor, mostrando dos hileras de blancos dientes — El hotel está en la zona sur dela costa. Es un sitio muy bonito.

Demi permaneció en silencio mientras contemplaba el paisaje, inclinándose ligeramente hacia delante en el asiento mientras sus manos asían nerviosamente el bolso en su regazo.

Todo en el exterior era exuberancia y verdor, y el aire estaba cargado de los intensos aromas de los trópicos.
Deseó que el trayecto durara siempre, en parte porque era precioso, y en parte porque empezaba asentirse de nuevo muy nerviosa.

¿Qué iba a decirle a Joseph Jonas? 

No estaba acostumbrada a relacionarse en círculos sociales sofisticados y exquisitos.
Se iba a sentir completamente perdida y sin saber de quéhablar.
Pasada una hora, dejaría de ser la novedad que entretuvo a Joe tres meses atrás en la habitación del hospital.
Volvería a ser una mujer joven y corriente con un talento especial para mantenerse en segundo plano.

El taxista detuvo el coche frente a la entrada del hotel, que, al parecer, consistía en una serie de chalets construidos en piedra e instalados en medio de unos bellos senderos bordeados de exuberante vegetación.

Ayudó a Demi a bajar el equipaje y a continuación se alejó por donde había llegado.
Demi miró a su alrededor, impotente, fijándose con desasosiego en los otros turistas del hotel, que pasaban junto a ella riendo y luciendo elegantes atuendos.

¿Irían en el mismo crucero?, se preguntó.
¿Sería aquel hotel una de las paradas del trayecto?
No tenía ni idea.

Bajó lamirada para contemplar su sencilla vestimenta, y, cuando la volvió hacia el mostrador de recepción, allí estaba él, de pie, tal y como lo recordaba.
Llevaba unos pantalones ligeros de color verde oliva y una camisa crema, y, afortunadamente, estaba solo.

Mientras Joe Jonas se acercaba a ella, Demi notó que las mujeres que había cerca lo miraban como si no pudieran evitar hacerlo.

—Pensé que a lo mejor te arrepentirías en el último momento.

Era más alto de lo que recordaba.
Teniendo en cuenta que siempre lo había visto desde una posición horizontal, no era extraño que se hubiera hecho una idea equivocada de su tamaño.
Medía cerca de un metro noventa, y el tono de su piel, ya bronceada, hacía que sus ojos parecieran aún más azules que lo que Demi recordaba.

—Según veo, tu pierna se ha recuperado por completo

uno de los botones del hotel se acercó rápidamente a ellos para tomar el equipaje de Demi .

—Sí —contestó ella—. Muchas gracias por… esto —extendió los brazos como abarcando todo lo que la rodeaba—. Has sido muy amable


a qui estan 2 caps mas a pedidos de mis mas queridas amigas C:
sariperiquita♥ , mitchieteamodoro♥ y vanee♥ 
gracias chicas por sus comentarios las quiero♥
un beso mil gracias a ustdes y a todas las que comentan :D

wife by accident cap 8




Supo de quién era incluso antes de abrirla.
La escritura era firme, detinta negra, y el matasellos era de Londres.
Aparte de a Joe Jonas ,no conocía a nadie en Londres a quien se le pudiera ocurrir comunicarse con ella por carta.

El mensaje era breve y conciso.
Joe iba a hacer un crucero con unos amigos y le gustaría que se uniera a ellos.
Y espero que no se te ocurra rechazar la invitación
 leyó Demi , sentada en el sofá de su casa.

Considéralo un acto de caridad por tu parte para liberar mi mala conciencia por el accidente.
Confío en que a estas alturas ya estés caminando a la perfección.

Por supuesto, Demi no tenía intención de aceptar, a pesar de la mala conciencia de Joe.
Llevaba la carta en su bolso y la sacaba de vez en cuando, cuando no había nadie cerca, y se repetía los motivos por los que no iba a aceptar la invitación.

En primer lugar, no era nada normal en ella hacer algo precipitado.
La espontaneidad estaba muy bien, pero había pasado tantos años sufriendola de sus padres, como la hoja de un árbol sometida a un viento que cambiara de dirección de forma constante, que había llegado a la conclusión de que era mucho mejor meditar mucho las cosas antes de actuar.

Hacerlo daba cierta coherencia al caos que en definitiva era la vida

A pesar de sí misma, Demi siempre recordaba a continuación el rostro de Joe , la expresión de conmiseración que adquirió éste cuando le dijo que estaba acostumbrada a cuidar de sí misma.
Sus padres también sentían pena por ella.

¿Cómo, siendo ellos tan exuberantes, podían haber producido una versión tan tímida y calmada de sí mismos?

Nunca comprendieron que para Demi supusiera una gran desorientación no pasar más de un año o un año y medio en el mismo sitio.

De manera que, finalmente, acabó aceptando la invitación.

Fue tan fácil como eso.
Algo más fuerte que el sentido común, alguna poderosa urgencia emocional la impulsó a aceptar sin apenas darse cuenta de quelo hacía.

Llamó al número que Joe le facilitaba en la carta, habló con una mujer que se identificó como la secretaria personal del señor Jonas, y, sin sopesar los pros y los contras, le comunicó su decisión de aceptar la invitación.

«Y aquí estoy ahora», 
pensó tres semanas después,
«pagando el precio de unos momentos de inconsciencia, sintiéndome nerviosa y mareada y aprensiva, y sabiendo que no voy a disfrutar un minuto de este viaje. Va a ser un desastre».

Lo único que la tranquilizaba era pensar que habría mucha más gente en el barco, de manera que si la compañía de Joe y sus amigos le resultaba incómoda, siempre podía refugiarse en la multitud.
Nadie la miraría con extrañeza.
Los cruceros siempre estaban llenos de mujeres solitarias.

Cerró los ojos cuando el avión despegó y, por un instante, dejó de pensar en lo que le esperaba, mientras, boquiabierta, contemplaba cómo desaparecía el suelo bajo el avión, para ser sustituido poco después por una capa de nubes cubierta por un inmenso cielo azul.


Dejó Barbados contemplando el transparente azul del marcontorneado por franjas de arena blanca y aterrizó en St. Vincent con elmismo paisaje.

El taxi estaba esperándola fuera del aeropuerto, tal y como indicabaen su carta la secretaria.



miércoles, 19 de septiembre de 2012

wife by accident cap 7



Continuó sonriendo mientras cerraba la puerta a sus espaldas, y lo imaginó alejándose por el pasillo del hospital hacia la salida, dónde lo aguardaría su chófer para llevarlo de vuelta a su apartamento, o casa, o mansión, o adonde quiera que viviera.

Cuando notó que su imaginación empezaba a llevarla más lejos de lo debido, empezó a preguntarse si echaría de menos más de lo que creía la compañía de un hombre en su vida.

Ella tenía un bonito y pequeño apartamento en una zona bien conservada de la ciudad, cercana a su trabajo, de manera que ir y venir ensu poco fiable Mini no resultaba demasiado arriesgado.

Tenía a sus amigos, la mayoría de los cuales vivían cerca, y cuidaba esas relaciones con esmero, porque en un mundo sin familia los amigos se convertían en algo muy importante.

Durante los dos últimos años no había sentido la ausencia de un novio en su vida, de manera que no comprendía por qué se había sentido tan estimulada por aquel hombre, alguien a quien no conocía en absoluto y que vivía en una órbita tan lejana a la suya como la de Marte lo estaba de la de la tierra.

No había pensado que estaba sola, pero, ¿quién sabía? Tal vez lo estaba.
Paul, su jefe, llevaba años tratando de organizarle una cita a ciegas con un primo suyo que, según él, era un tipo encantador.

Mientras apretaba el timbre para llamar a la enfermera y pedirle más analgésicos.
Demi pensó que tal vez aceptaría la propuesta de su jefe.
No perdía nada por intentarlo.

Tras echar un último vistazo a la tarjeta de Joe Jonas , la metió en el cajón de la mesilla de noche, donde permanecería fuera de su vista y de su mente.

Luego pasó un rato llamando a sus amigos más cercanos para comunicarles lo sucedido, así como a Paul.

 Este, que se llevó un auténtico disgusto al enterarse de lo sucedido, le dijo que se tomara todo el tiempo que necesitara para recuperarse.
Pocos minutos después de que la enfermara le administrara otro analgésico, Demi cerró los ojos y se quedó plácidamente dormida, soñando con Joe Jonas.


Pasaron dos meses antes de que la pierna de Demi volviera a la normalidad. Afortunadamente, durante ese tiempo se mantuvo ocupada con el trabajo de escritorio que Paul le obligó a desempeñar durante ese periodo.

Sólo de vez en cuando pensaba en las vacaciones perdidas, preguntándose cómo habrían sido y prometiéndose otras en cuanto pudiera.

Probablemente durante el verano, a pesar de que a Paul era la época en que menos le gustaba que sus empleados se fueran, especialmente Demi , porque solía ser la época del año que más trabajo había.

Pensó en Joe Jonas más a menudo de lo que le hubiera gustado.
Debía haber absorbido muchos detalles de él y de supersonalidad, porque aún conservaba su imagen con gran nitidez en la mente.

No le habló a nadie de él, porque, a fin de cuentas, no creía que fuera a reaparecer en su vida.

¿Qué sentido habría tenido atraer la curiosidad sobre alguien que había aparecido y desaparecido de su vida con tanta rapidez como un sueño?

Estaba tan convencida de ello que, tres meses después del accidente, se quedó realmente sorprendida al recibir una carta suya.



niñas de mi corazon siento no haver estado subiendo 
estado ocupadita (: ya les contare si puedo mas tarde subo mas :D
las quiero cuidence!♥

A merced del griego cap 9



Nick las invitaba a beber y a comer y las trataba con extravagantes detalles que estaban fuera del alcance de la mayoría de las personas.
A cambio pedía unas relaciones sin complicaciones.

Pero Miley no parecía tener los instintos adecuados en aquel aspecto.
De hecho, en aquellos momentos lo estaba mirando con el entusiasmo de un cachorrillo esperando un premio.

Nick pensó que era una suerte que no le interesara sexualmente.
Estaba convencido de que si ofrecía a las mujeres demasiada información personal corría el riesgo de engendrar en ellas ilusiones de permanencia.

Creían que se habían metido de algún modo bajo su piel y que por tanto tenían derecho a un asalto en plena regla.
Pero ya que aquella mujer no encajaba en la categoría, no sucumbió deinmediato al instinto de cerrarse en banda.

-Mi padre murió cuando yo aún era un niño y mimadre no vive aquí. Vive en Grecia.

-Qué, por supuesto, es de donde eres.

Nick se permitió una ligera sonrisa.

-¿Por qué «por supuesto»?

-El tópico dice que los hombres griegos son altos, morenos y atractivos - Miley sonrió ante la desconcertada expresión de Nick - ¿Tu madre viene avisitarte a menudo?

-Haces muchas preguntas.

Su comida llegó en aquel momento y el camarero rellenó sus vasos.
Ya queno estaba trabajando, Miley no sentía ningún reparo a la hora de beber un paco.

-La gente tiene historias interesantes, ¿Cómo puede enterarse uno de ellas sin hacer preguntas? - el apetito de Miley , supuestamente saciado tras los sándwiches, revivió.

No pensaba comérselo todo, desde luego, pero tampoco acudía precisamente a menudo a restaurantes de aquel calibre, y habría resultado grosero no comer nada

- Así que, ¿viene a menudo? -insistió.

-¿De qué estás hablando?

-De tu madre. ¿Suele venir a visitarte?

 Nick movió la cabeza, exasperado.

-Ocasionalmente. Suele venir a mi casa de campo, y cuando lo hace yo me traslado a Londres. Mi madre odia la ciudad. De hecho, nunca ha venido aquí. ¿Satisfecha?

Miley asintió.
«De momento», habría querido decir, pero entonces recordó que ya no habría más momentos, que sólo estaba allí porque Nick se sentía culpable por el hecho de que hubiera perdido su trabajo de limpiadora.

Lo que le hizo volver repentinamente a la realidad y recordar que necesitaba urgentemente más ingresos.
Dejó el cuchillo y el tenedor sobre su plato a medio terminar y apoyó la barbilla en una mano.

-¿Has terminado? -preguntó Nick , asombrado.

Miley se sintió dolida.
A través del escudo de su risueño temperamento tuvo de repente una deprimente visión de otra realidad.

Mientras ella alimentaba agradables fantasías sobre aquel hombre alto y agresivamente atractivo, mientras siempre se había asegurado de dejar bien limpio su suelo cuando sabía que andaba por allí, lo más probable era que él ni siquiera se hubiera fijado una sola vez en ella; no la habría reconocido ni aunque se hubieran encontrado asolas en una isla desierta.

-¿Acaso creías que iba a seguir comiendo hasta explotar? - preguntó con más brusquedad de la que pretendía, pero suavizó su respuesta con una sonrisa-. Lo siento. Estaba pensando en qué voy a hacer ahora que ya no tengo el trabajo de las tardes.

-No puedo creer que realmente necesites dos trabajos para sobrevivir. ¿No podrías prescindir de un par de lujos para llegar a fin de mes?

La cálida risa de Miley hizo que varios comensales volvieran la cabeza en su dirección.

-Está claro que no vives en el mundo real, Nick . No tengo «lujos» de los que prescindir. Mis amigos vienen a casa, vemos la tele y bebemos un par de botellas de vino los sábados, y en verano vamos de picnic al parque. Apenas voy al cine, al teatro o a restaurantes - Miley hizo caso omiso de la expresión crecientemente horrorizada de Nick cuando añadió -  Además, prefiero ahorrar para mis estudios que gastarme el dinero en ropa y salidas.

-Y yo que pensaba que la temeridad y la juventud iban unidos... - dijo Nick ,que se dio cuenta con sorpresa de que se estaba divirtiendo.

No era la clase de diversión de la que solía disfrutar en compañía de una mujer, pero se sentía vivificado.
Miley se encogió de hombros.

-Puede que sea así... cuando uno puede permitirse un estilo de vida temerario. Pero yo no soy precisamente temeraria.

-En ese caso, tal vez deberías replantearte tu trabajo con ese hombre...

-¿Con Tom? - Miley miró a Nick con expresión sorprendida - ¿Qué tienede temerario trabajar tras la barra de un bar algunas noches por semana? Mientras me ría y charle con los clientes, Tom estará más que contento conmigo.

Nick bajó la mirada y se replanteó sus suposiciones originales, que le parecieron ridículas después de lo que acababa de escuchar.

-¿Son muchas horas de trabajo?

-Muchas y agotadoras. Ése es el motivo por el que rechacé el trabajo hace unos meses. Pero la necesidad es la necesidad. No hay muchos trabajos nocturnos aptos para chicas

Miley suspiró.
Habría supuesto una gran ayuda que Claire hubiera cumplido su palabra y le hubiera devuelto parte del dinero que tomó prestado.
Pero ya hacía dos meses que había hablado con su hermana, y hacía mucho más que no se veían.