Joe no pudo esconder su sorpresa
porque había temido que la noticia fuera otra.
En dos zancadas, se acercó a ella y la aplastó contra su pecho.
En dos zancadas, se acercó a ella y la aplastó contra su pecho.
–¡Es la mejor noticia que me has
dado nunca! – exclamó, sus ojos llenos de satisfacción.
Demi se quedó absolutamente sorprendida
por su entusiasmo.
–No sabía qué ibas a decir…
Atónito, él levantó su orgullosa
cabeza.
–¿No habíamos planeado este niño
juntos? ¿No es lo que ambos queremos?
–Sí, pero…
–¿Te preocupa que yo no te esté a
tu lado? – la interrumpió Joe , tomando su mano para llevarla hacia la
cama.
–No es eso…
–Esta vez estaré a tu lado todo el
tiempo. No soy el mismo hombre que era hace dos años. He crecido, me he hecho
un adulto y he aprendido lo que es realmente importante en la vida.
El corazón de Demi pareció
hincharse dentro de su pecho, tanto que se le hizo un nudo en la garganta.
–¿Eso es cierto? ¿Es lo que
sientes de verdad?
Joe apretó su mano.
–Cuando recibí tu mensaje me llevé
un susto de muerte. Pensé que ibas a decir que me dejabas.
–¿Por qué iba a hacer eso?
–Sé que no volviste conmigo por
decisión propia. Tu padre te presionó para que lo hicieras.
–Dios mío, seguías preocupado por
eso – murmuró ella, incómoda.
Como respuesta al comentario, Joe
soltó una risita incrédula.
–¿Cómo no iba a estar preocupado?
–No demostraste que te preocupase.
–Ya sabes que no me gusta mostrar
mis sentimientos, yineka mou. Ademas ¿Qué iba a hacer de todas formas? No me
gustaba, pero si quería estar contigo tenía que aguantarme. Y quería que te
quedases conmigo, con todo mi corazón. Me di cuenta de que aunque sólo
estuvieras conmigo para complacer a tu padre, prefería eso a perderte para
siempre.
Esa declaración aceleró el corazón
de Demi .
–¿No te importaba?
–Me importaba mucho porque tengo
mi orgullo – respondió Joe – No querías estar conmigo y debería haberte
dicho que podías marcharte cuando quisieras. Pero no podía hacerlo, no podía
perderte otra vez.
Fascinada por tan intenso discurso
de un hombre famoso por ser circunspecto, Demi levantó un dedo para
acariciarle los labios.
–¿No podías?
–Cuando me dejaste en Francia,
después de perder a nuestro hijo, para mí fue un infierno – admitió Joe ,
sus expresivos ojos llenos de sombras del pasado – Entonces empecé a beber… me
sentía como un fracasado. Sabía que te había defraudado, pero no sabía qué
podía haber hecho de manera diferente porque tú no querías hablar conmigo.
Demi hizo una mueca, inclinándose hacia
delante para abrazarlo.
–Lo siento mucho, es verdad que te
dejé fuera. Creo que mi actitud entonces era la misma que al principio de mi
embarazo, cuando tú dejaste claro que no querías ser padre. Supongo que no
había olvidado mi resentimiento y no debería haber sido así porque tú habías
cambiado…
Joe la miró, con los ojos oscurecidos.
–Pero no cambié tan rápido como
debería. Me sentía tan mal por mi actitud tras la muerte del niño… pero no
podía cambiar el pasado.
–Y yo no podía perdonarte por ello
– susurró Demi , sobre su hombro –
Y era injusto.
–Fuiste tú quien me enseñó a querer
un hijo – le confesó Joe entonces – Lo quería porque tú lo querías.
Nunca se me ocurrió que podría pasar algo y cuando ocurrió me sentí culpable
porque nunca había pensado en el niño como una persona de verdad. Tú eras tan
infeliz, y yo no podía ayudarte… eso me hacía sentir más impotente que nunca.
–¿Es por eso por lo que empezaste
a trabajar a todas horas… para evitarme?
Él la miró a los ojos.
–Tú ya no me querías, lo dejaste
bien claro. Me parecía que estaba en el medio molestando, que no querías ni
verme.
–Tal vez era así cuando estaba tan
deprimida, pero la soledad lo empeoró todo – reconoció Demi , con un
nudo en la garganta – Tenía horribles pesadillas todas las noches…
Joe hizo una mueca.
–Nunca me lo contaste.
–Eran unos sueños tan enloquecidos
que no me atrevía a hablar de ellos en voz alta. Temía estar perdiendo la
cabeza…
Demi le contó esa pesadilla en la que
buscaba frenéticamente a su hijo, al que no eracapaz de encontrar, y él la
apretó contra su corazón, entristecido.
–Si me lo hubieras contado… Cuando
te fuiste a la otra habitación lo tomé como un rechazo, pero sólo estabas
pasando por un proceso de luto. Los dos lo hacíamos, pero de manera diferente Joe
sacudió la cabeza – Yo no sabía qué decir porque me sentía tan culpable…
–¿Y Oleia te hizo sentir mejor? –
le preguntó Demi abruptamente.
Él hizo una mueca.
–No, mucho peor. Tengo que
enseñarte la carta que le dejó a su abogado para mí. Allí explica por qué no me
dijo nada sobre Lili.
Ella frunció el ceño, pensativa.
–¿Por qué te acostaste con ella…
sólo porque era muy guapa?
Joe se encogió de hombros.
–Cuando me dejaste, para mí fue un
rechazo insoportable. Oleia siempre había dejado claro que seguía interesada en
mí… y tú no lo estabas. Ésa fue la atracción.
Esa verdad le rompió el corazón
porque incluso rota de dolor había seguido queriendo a Joe , pero no
había sido capaz de demostrárselo.
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