Linda
la miró con la boca abierta y ni siquiera Demi pudo creer que su asombro era
verdadero.
—¿Yo? ¿De qué diablos está hablando?
—Joseph
y ... usted... —dijo Demi muy lentamente.
—¡Está loca! -exclamó Linda con indignación-. O loca o
muy astuta... no hay nada entre Joseph y yo. Es cierto que de vez en cuando
confía en mí. Como soy mujer, pensó que podía aconsejarlo acerca... interrumpió y la cara se le suavizó, miró
preocupada a Demi —.
Señora Fox, soy una mujer casada, tengo dos hijos..., ¿nunca se lo dijo Joseph?
Demi pensó
aturdida que tal vez lo hizo, pero nunca lo oyó nunca escuchó. Temblaba, su
mente se movía en círculos.
—
Sentí mucho lo de su accidente, lo del niño... sé que debe haber sido algo
terrible. Ese día, Joseph estaba fuera de sí. Me dio mucha lástima. Fue
entonces cuando me habló de usted por primera vez. Estaba muy preocupado y se
sentía muy desgraciado.
Demi se dio
cuenta que todas las cosas que oyó cuando visitó la oficina de Joseph, podían
tener una explicación totalmente diferente. Ella sumó dos y dos y sacó cinco,
pero entonces, todo lo que vio fue un engaño.
Linda
Blare la miraba y le sonreía.
—
Espero que nunca haya sospechado de verdad que Joseph y... - Demi se ruborizó.
—Lo
siento, fue una estupidez por mi parte. Lo oí hablando con usted e interpreté
mal.
— ¿Es
por eso por lo que se quiere divorciar de él? —la alarma apareció en el rostro
inteligente de la mujer-. ¡Dios mío!
Demi dijo
con amargura:
—¿Es
tan sorprendente? Es obvio que usted podía ser mejor esposa para él que lo que
yo jamás fui.
—Lo
parecido no siempre atrae —confesó con sequedad Linda--Mi esposo es
ingeniero... espléndido con las manos, puede hacer que cualquier maquinaria
funcione con la suavidad de la seda, pero no se le puede pedir que converse. Es
parco. A veces me pregunto lo que vi en él, pero así es como funciona el amor
en Ocasiones.
—
Después de dos años de matrimonio, Joseph y yo seguimos siendo extraños
-confesó Demi y se
enojó consigo misma por ser tan franca con una extraña.
— Pobre Joseph -dijo Linda-. ¿Todavía piensa divorciarte
de él? Por favor, píenselo... éste sería el peor momento para hacerlo.
— No quiero perjudicar su carrera -dijo Demi -. No, no me divorciaré de él, se lo
prometo.
Demi no
podía soportar un segundo más, tenía que apartarse de Linda Blare, salir de
ese lugar ruidoso lleno de extraños. Se alejó murmurando una leve excusa.
Apenas si sabía lo que decía, era demasiado consciente de que todas sus
suposiciones acerca de Joseph habían sido equivocadas. ¿Siempre iba a ser así
entre ellos?
Buscó
a Jake y lo vio en el centro de un alegre grupo de personas, todas extrañas
para ella, excepto Simone Corona. En ese momento no se podía enfrentar a Jake.
Silenciosa se retiró del salón y salió a la calle.
Hacía
frío. Se cubrió los hombros con el delgado chal y se apoyó en un poste de luz
tratando de poner en orden sus ideas. Su estado emocional era un caos.
Joseph
no estaba enamorado de Linda Blare; la convenció sin lugar a dudas la actitud
franca y segura con que se lo dijo.
Pensó
en aquella mañana cuyos acontecimientos formaban un confusionismo en su mente.
Había despertado con una sensación de inquieta energía. Durante meses, su humor
había sido muy diferente al despertar, se sentía deprimida, agotada, sin deseos
de hacer nada. Esa mañana, debió darse cuenta que algo había cambiado en su
interior, pero estaba tan acostumbrada a la neblina de sus desgastadas
emociones, que ni siquiera notó cuándo comenzó a desaparecer.
Joseph
se había ido a trabajar. De pronto, ella decidió ir a Londres y sólo eso debió
decirle que algo había cambiado. Había decidido actuar. Tal vez desde hacía
muchos días se había ido produciendo cambios en su subconsciente, y esa mañana
salieron a la superficie.
Ella
actuó sin tener en cuenta lo que hacía, pero ahora al mirar hacia atrás, supo
que lo que quiso hacer fue romper el molde en el que estuvo encerrada durante
tantos meses. Quiso volver a la vida de nuevo.
Así
que fue a Londres y se encontró con Maggie, y a través de los ojos de la amiga
vio en lo que se había convertido... en una mujer perdida, severa y derrotada.
Y eso la hizo reaccionar positivamente.
Sabía
muy bien que culpó a Joseph... en secreto. Antes de casarse con él, estaba
llena de vida, de sueños e ilusiones, que él había ido marchitando o por lo
menos así lo juzgaba ella. Sin embargo, ella fue a verlo para pedirle que
trataran de salvar su matrimonio y al verlo con Linda Blare interpretó mal los
hechos y las palabras.
Tal
vez, quería creer que ya no la amaba y por eso llegó a la conclusión de que
estaba interesado en otra persona.
Sus
relaciones estaban deteriorada entonces, destruidas por sus sentimientos
negativos; había tal sentimiento de culpa, y tal falta de comunicación, que de
alguna forma había querido terminar con aquella amarga mezcla de amor e
insatisfacción.
Estremecida
se cubría el pecho con el chal. Amor... ¿Ella lo amaba todavía? Ya no estaba
segura después de lo que había pasado con Jake.
Un
coche se acercó por el camino y las luces delanteras alumbraron el pavimento.
Oyó un ligero ruido detrás de ella y volvió la cabeza con un movimiento brusco.
Sus ojos trataron de acostumbrarse a la oscuridad y dejó escapar un ligero
grito cuando vio cerca de la puerta una figura que la contemplaba.
—Todo
está bien -la tranquilizó Joseph-. Soy yo.
—¿Por
qué te ocultabas? ¡Me asustaste! -exclamó sobresaltada.
—No
quería hacerlo -dijo sombrío-. Por eso me mantenía fuera de tu vista.
—¿Qué
haces aquí?
—Te
observaba.
Los
ojos se encontraron a través de las sombras.
—¿Por
qué saliste? —le preguntó él, acercándose.
—Quería
tomar un poco de aire y pensar,
—¿Acerca de qué? - lo tuvo a su lado y se sintió
pequeña junto a esa figura delgada. Contuvo la respiración-. No te preocupes
-dijo con amargura-, no pienso violarte.
— Eso es un alivio —dijo ella en tono agresivo.
Luego,
él metió las manos a los bolsillos y enderezó los hombros.
—Demi lo siento. Hubiera deseado no haber
hecho eso.
— Yo también, lo hubiera deseado.
— Sí... pero tú me provocaste a hacerlo, ¿te das cuenta?
No soy de piedra.
—¿No lo eres? Creí que sí.
Levantó
la cabeza y los ojos grises la miraban con emoción.
—¿Tenías que decirme lo de Redway? ¿Crees que el temor
de que regresara no estuvo en mi mente durante años? Era como estar sobre la
vía del tren viendo cómo se acercaba el ferrocarril e incapaz de detener lo que
sabías que sucedería.
Antes,
lo hubiera desmentido, alegando que jamás había considerado a Jake como otra
cosa que un amigo, pero ahora no, no después de esa noche. Jake le demostró que
también había estado equivocada acerca de él. Estaba desorientada sobre todo y
todos. Jamás supo lo que realmente sentía y aun ahora estaba confundida por el
enredo de sus emociones.
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besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥