jueves, 23 de octubre de 2014

Corazon Indomable cap 27

Nick la agarró de la mano y la ayudó a levantarse, la acompañó al baño y la volvió a meter en la ducha, pero aquella vez se metió con ella, la enjabonó y la enjuagó.
La secó y le indicó que fuera a buscar su ropa mientras él se vestía. La ropa de Miley  ya estaba limpia y seca porque Nick la había lavado y puesto en la secadora mientras ella se duchaba por primera vez.
Cuando alargó la mano para ponérsela, Nick negó con la cabeza.
—De propina, me dejas que te vista.
Así fue. Después de hacerlo, la llevó al vestidor y le cepilló el pelo con esmero. Tenía una mirada de fascinación que Miley  no le había visto nunca.
—Ahora ya sabes un poco como es el sexo aunque sigas siendo virgen —comentó él—. Cuando llegue el momento, ya no te dará miedo, ¿verdad?
Miley negó con la cabeza
Nick dejó el cepillo y le tomó la cara entre las manos.
—Ahora, me perteneces y yo te pertenezco. No te hagas cruces por lo que hemos hecho esta noche. Es tan natural como respirar. No tienes nada de lo que avergonzarte. Ambos nos hemos mostrado vulnerables al otro. No va a haber bromas ni cotilleos al respecto porque jamás le diré a nadie lo que me has dejado hacerte.

Miley se relajó, pero vio que Nick la miraba de forma diferente.
—¿Te arrepientes? —le preguntó.
—No —contestó él con decisión—. Era inevitable. Hoy, he temido por ti. No he podido con Clark. Harley, tampoco. Hasta que no vi aparecer a Grier, he tenido miedo y lo que ha pasado aquí ha sido un síntoma de ese miedo, así de fácil. Quería abrazarte, hacerte parte de mí —añadió tomando aire—. Quería sentirme dentro de tu cuerpo, Miley pero este no es el lugar ni el momento. Tendremos que esperar.
Miley  se sonrojó y miró hacia otro lado.
—Mientras tanto, no habrá secretos, de ningún tipo, entre nosotros —dijo Nick mirándola a los ojos.
—Nadie me había visto desnuda desde que era pequeña — susurró como si fuera un secreto.
—No te creas que a mí me han visto muchas mujeres así —contestó él con una sonrisa.
Miley  enarcó las cejas.
—¿Te sorprende? —dijo Nick mientras se ponía los calcetines—. No soy un playboy. No voy a decir ahora que no haya tenido experiencias, pero nunca he traspasado determinada línea con mujeres que no conocía lo suficiente. Las personas que saben detalles íntimos de ti tienen un poder sobre ti bastante fuerte.
—Sí —dijo Miley  sentándose junto a él en la cama—.Gracias.
—¿Por qué?
Miley  sonrió.
—Por hacerme sentir bien. Por... me refiero a... haberme tocado como lo has hecho.
Nick le dio un beso de lo más tierno.
—Nunca volveré a tocar a una mujer así. Sería como cometer adulterio — le prometió.
Miley  sintió que el corazón se le disparaba.
—¿De verdad?
—¿Tú estás deseando salir corriendo y hacer con otro lo mismo que acabas de hacer conmigo?
Miley  negó con la cabeza.
—¿Por qué?
Miley  sonrió con timidez.
—Porque sería como cometer adulterio —repitió.
Nick se levantó y la miró.
—Hemos estado a punto. No sé si pegarle un puñetazo a mi hombre o subirle el sueldo por habernos interrumpido. Yo ya estaba descontrolado. No podría haber parado.
—Yo tampoco —contestó Miley  besándolo—. Por cierto, en los libros dicen que un hombre solo puede hacerlo una vez Y que después tiene que descansar —añadió sonrojándose ligeramente.
Nick se rió.
—Ya, pero un puñado de elegidos aguanta toda la noche. Por ejemplo, yo.
—¡Oh!
—Estaba imaginándome todas las cosas que íbamos a hacer, mucho más placenteras, cuando nos han interrumpido.
Aquello era interesante.
—¿Mucho más placenteras?
—La diferencia entre lo que hemos hecho y lo que no hemos llegado a hacer es la misma que hay entre chupar un helado o comerse un banana split —bromeó Nick abrazándola con fuerza—. Lo que acabas de vivir ha sido solo un pequeño ejemplo de lo que podría haber entre nosotros.
 —Guau —dijo Miley  
—Guau —repitió él besándola con pasión—. Estaba tan lanzado que he estado a punto de arriesgarme a dejarte embarazada —añadió mirándola a los ojos—. ¿Qué te parecen los niños Miley ?
—Me encantan. ¿Y a tí?
—A mí también. Me estoy replanteando mi decisión de no tenerlos —contestó tocándole la tripa—. Ya le puedes ir diciendo a tu jefe que dejas el trabajo —dijo de repente—. No pienso volver a correr el riesgo de perderte. Si Clark sale de la cárcel, tenemos que tener cuidado para que no te haga nada.
Miley  se tocó el cuello.
—Dijiste que era un hombre vengativo.
—Primero tendrá que pasar por encima de mi cadáver y no creo que lo consiga si tengo una pistola a mano.
Miley  le acarició la cara.
—No quiero que te pase nada.
—Yo tampoco quiero que te pase nada a ti —contestó Nick—. No podría vivir sin ti —añadió abrazándola.
Miley  sintió que el mundo daba vueltas mientras Nick la besaba.
—Ojalá no tuviera que llevarte a casa —dijo él—. ¡Quiero hacerte el amor, tumbarme sobre ti, moverme sobre ti y dentro de ti!
Miley  gimió de placer mientras se besaban con pasión.
Nick estaba temblando. Tuvo que dejar de besarla para no volver a excitarse.
—Es increíble —dijo acariciándole el pelo—. No sé cómo no lo he visto venir.
—¿El qué?
—Nada —contestó él besándola de nuevo—. Venga, te llevo a casa. Tengo que ir a ver qué le pasa a ese toro. Mañana por la mañana, te voy a buscar y vamos a ir a poner las denuncias contra Clark.
—¿Crees que lo van a soltar así como así?
—Si Grier puede impedirlo, te aseguro que no —contestó Nick tomando las llaves del coche—. Vamos a salir por detrás para que nadie sepa que has estado aquí.
—No te preocupes. Nadie se va a enterar —le aseguró Miley  

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