Nick
la agarró de la mano y la ayudó a levantarse, la acompañó al baño y la volvió a
meter en la ducha, pero aquella vez se metió con ella, la enjabonó y la
enjuagó.
La
secó y le indicó que fuera a buscar su ropa mientras él se vestía. La ropa de Miley ya estaba limpia y seca porque Nick la había
lavado y puesto en la secadora mientras ella se duchaba por primera vez.
Cuando
alargó la mano para ponérsela, Nick negó con la cabeza.
—De
propina, me dejas que te vista.
Así
fue. Después de hacerlo, la llevó al vestidor y le cepilló el pelo con esmero.
Tenía una mirada de fascinación que Miley no le había visto nunca.
—Ahora
ya sabes un poco como es el sexo aunque sigas siendo virgen —comentó él—.
Cuando llegue el momento, ya no te dará miedo, ¿verdad?
Miley negó con la cabeza
Nick dejó el cepillo y le tomó la cara entre las manos.
Nick dejó el cepillo y le tomó la cara entre las manos.
—Ahora,
me perteneces y yo te pertenezco. No te hagas cruces por lo que hemos hecho
esta noche. Es tan natural como respirar. No tienes nada de lo que
avergonzarte. Ambos nos hemos mostrado vulnerables al otro. No va a haber
bromas ni cotilleos al respecto porque jamás le diré a nadie lo que me has
dejado hacerte.
Miley se relajó, pero vio que Nick la miraba de
forma diferente.
—¿Te
arrepientes? —le preguntó.
—No
—contestó él con decisión—. Era inevitable. Hoy, he temido por ti. No he podido
con Clark. Harley, tampoco. Hasta que no vi aparecer a Grier, he tenido miedo y
lo que ha pasado aquí ha sido un síntoma de ese miedo, así de fácil. Quería
abrazarte, hacerte parte de mí —añadió tomando aire—. Quería sentirme dentro de
tu cuerpo, Miley
pero
este no es el lugar ni el momento. Tendremos que esperar.
Miley se sonrojó y miró hacia otro lado.
—Mientras
tanto, no habrá secretos, de ningún tipo, entre nosotros —dijo Nick mirándola a
los ojos.
—Nadie
me había visto desnuda desde que era pequeña — susurró como si fuera un
secreto.
—No
te creas que a mí me han visto muchas mujeres así —contestó él con una sonrisa.
Miley enarcó las cejas.
—¿Te
sorprende? —dijo Nick mientras se ponía los calcetines—. No soy un playboy. No
voy a decir ahora que no haya tenido experiencias, pero nunca he traspasado
determinada línea con mujeres que no conocía lo suficiente. Las personas que
saben detalles íntimos de ti tienen un poder sobre ti bastante fuerte.
—Sí
—dijo Miley
sentándose junto a él en la cama—.Gracias.
—¿Por
qué?
Miley sonrió.
—Por
hacerme sentir bien. Por... me refiero a... haberme tocado como lo has hecho.
Nick
le dio un beso de lo más tierno.
—Nunca
volveré a tocar a una mujer así. Sería como cometer adulterio — le prometió.
Miley sintió que el corazón se le disparaba.
—¿De
verdad?
—¿Tú
estás deseando salir corriendo y hacer con otro lo mismo que acabas de hacer
conmigo?
Miley negó con la cabeza.
—¿Por
qué?
Miley sonrió con timidez.
—Porque
sería como cometer adulterio —repitió.
Nick
se levantó y la miró.
—Hemos
estado a punto. No sé si pegarle un puñetazo a mi hombre o subirle el sueldo
por habernos interrumpido. Yo ya estaba descontrolado. No podría haber parado.
—Yo
tampoco —contestó Miley besándolo—. Por cierto, en los libros dicen
que un hombre solo puede hacerlo una vez Y que después tiene que descansar
—añadió sonrojándose ligeramente.
Nick
se rió.
—Ya,
pero un puñado de elegidos aguanta toda la noche. Por ejemplo, yo.
—¡Oh!
—Estaba
imaginándome todas las cosas que íbamos a hacer, mucho más placenteras, cuando
nos han interrumpido.
Aquello
era interesante.
—¿Mucho
más placenteras?
—La
diferencia entre lo que hemos hecho y lo que no hemos llegado a hacer es la
misma que hay entre chupar un helado o comerse un banana split —bromeó Nick
abrazándola con fuerza—. Lo que acabas de vivir ha sido solo un pequeño ejemplo
de lo que podría haber entre nosotros.
—Guau —dijo Miley
—Guau
—repitió él besándola con pasión—. Estaba tan lanzado que he estado a punto de
arriesgarme a dejarte embarazada —añadió mirándola a los ojos—. ¿Qué te parecen
los niños Miley
?
—Me
encantan. ¿Y a tí?
—A mí
también. Me estoy replanteando mi decisión de no tenerlos —contestó tocándole
la tripa—. Ya le puedes ir diciendo a tu jefe que dejas el trabajo —dijo de
repente—. No pienso volver a correr el riesgo de perderte. Si Clark sale de la
cárcel, tenemos que tener cuidado para que no te haga nada.
Miley se tocó el cuello.
—Dijiste
que era un hombre vengativo.
—Primero
tendrá que pasar por encima de mi cadáver y no creo que lo consiga si tengo una
pistola a mano.
Miley le acarició la cara.
—No
quiero que te pase nada.
—Yo
tampoco quiero que te pase nada a ti —contestó Nick—. No podría vivir sin ti
—añadió abrazándola.
Miley sintió que el mundo daba vueltas mientras Nick
la besaba.
—Ojalá
no tuviera que llevarte a casa —dijo él—. ¡Quiero hacerte el amor, tumbarme
sobre ti, moverme sobre ti y dentro de ti!
Miley gimió de placer mientras se besaban con
pasión.
Nick
estaba temblando. Tuvo que dejar de besarla para no volver a excitarse.
—Es
increíble —dijo acariciándole el pelo—. No sé cómo no lo he visto venir.
—¿El
qué?
—Nada
—contestó él besándola de nuevo—. Venga, te llevo a casa. Tengo que ir a ver
qué le pasa a ese toro. Mañana por la mañana, te voy a buscar y vamos a ir a
poner las denuncias contra Clark.
—¿Crees
que lo van a soltar así como así?
—Si
Grier puede impedirlo, te aseguro que no —contestó Nick tomando las llaves del
coche—. Vamos a salir por detrás para que nadie sepa que has estado aquí.
—No
te preocupes. Nadie se va a enterar —le aseguró Miley
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