La
siguió al apartamento de Maggie.
— Vamos Demi soy tu amigo ¿recuerdas?
—Me
duele la cabeza, eso es todo.
—No
empieces con trucos femeninos, ¿quieres? Lo que siempre me gustó de ti fue tu
franqueza.
Ella
se relajó, sonriéndole. Era injusta con él. Él hizo todo lo que pudo por ella y
la oportunidad que le dieron fue magnífica. Debía estar agradecida, no
resentida.
—Lo
siento -le dijo—. Discúlpame por favor, Jake.
—Estás
atravesando una mala racha -dijo calmándola-, pero ya : te pasará.
Se
preguntó a sí misma, si sería así, si alguna vez olvidaría a Joseph. El
matrimonio era un compromiso, era dar y tomar, y todos los pequeños momentos
del día, agregados a los recuerdos almacenados, le volvían una y otra vez a la
mente, sin que pudiera evitarlo. Por el momento estaba enfadada con Joseph,
pero eso no le duraría siempre y aún añoraba sus caricias.
Jake
la llevó a comer para alegrarla. Eligió un lugar de moda, el tipo de
restaurante que le daba prestigio a un actor y donde él parecía conocer a todo
el mundo y ser conocido por todos. Su llegada causó revuelo. Los rostros se
volvieron, el tono general descendió hasta el susurro y Demi supo por las miradas que le dirigían
que se preguntaban: «¿Quién será ésa que van con Jake Redway? ¿Qué pasa aquí?»
Jake no se sintió perturbado. Eso es lo que esperaba y le gustaba. Cuando se
sentaron le sonrió con picardía.
—Estás
muy atractiva -se había cambiado de traje a petición suya. Se puso uno de los
vestidos que había comprado el día anterior en Londres, uno de seda blanca con
escote alto y mangas largas. Era sencillo, de los que no pasan de moda y le
encajaba muy bien. Las mangas eran casi transparentes, pero creyó que no
dejaban ver las magulladuras. Del cuello alto salía una abertura que llegaba
hasta el pecho, resultaba muy sugestivo.
Pidieron
con calma. Jake parecía no tener prisa: Alargó una mano sobre la mesa y agarró
una de las de ella y la sostuvo. Recordaron los días que pasaron en la escuela
de arte dramático. —Pareces nostálgico.
—
Disfruté mucho entonces, ¿tú no?
— ¡Sí,
por supuesto! —fue un tiempo memorable de su vida, pero no grabó intactos todos
los momentos como era evidente que hizo Jake.
—Ya
sabes lo que dicen —murmuró él—, que es mejor planear el viaje que llevarlo a
cabo. Yo quería tener éxito, pero el pensar en eso me hacía más feliz que ahora
que lo logré.
— Eso
es triste —lo miró preocupada—. Jake, creí que te gustaba actuar.
—Así
es. Amo el trabajo. Lo que me molesta es todo lo que trae consigo, la fama.
Llegué a la cima demasiado deprisa. Muchas otras actividades continúan
entrometiéndose entre mi trabajo y yo... oh, es difícil de explicar... tendrías
que estar en esa posición para entenderlo: fiestas, publicidad, gente
importante con quien charlar y a uno lo que le importa es su carrera, pero
estos días, tengo que luchar para trabajar. La gente trata de desviarme de mis
aficiones e Intereses.
Ella
lo escuchaba muy seria.
—Tienes
que ser firme. No dejes que te aparten.
—Lo
intento, pero la verdad es que la gente de dinero tiene mucha importancia. Debe
uno ser dulce con ella, esperar que esté a sus órdenes si quiero su dinero para
películas u obras teatrales. Nuestra verdadera vida está en el teatro, pero se
extiende en todas direcciones. Yo tengo que estar en exhibición veinticuatro
horas al día y eso es muy cansado, te lo aseguro.
—
Pobre Jake —dijo tendiéndole una mano que él tomó y rozó ligeramente con los
labios.
—Es
maravilloso tenerte cerca otra vez. Te extrañé mucho.
En ese
momento, alguien pasó al lado de la mesa y un estremecimiento recorrió a Demi como si un dedo frío la hubiera tocado.
Levantó los ojos por encima del hombro de Jake y vio una espalda familiar. Su
corazón dejó de latir y luego lo hizo con más rapidez. Volvió a mirar a Jake y
le sonrió indiferente.
— Yo
te extrañé a ti —dijo terminando las palabras con un suspiro. -¿Entonces por
qué lo tomas a la ligera? Tú y Maggie sois las mejores amigas que he tenido.
Amigas verdaderas en quienes puedo confiar. Las únicas que he conocido que no
pedían algo.
—Eres muy escéptico, Jake.
—He
aprendido a serlo. Siempre hay alguna doble intención. Demi siempre se espera algo tarde o
temprano.
Abrió
los ojos de par en par y después de una pausa, preguntó:
—¿También de mí, Jake?-y lo miró a la cara.
Él
enrojeció.
— ¡ No! - dijo con rapidez y ella se lo quedó mirando
precavida-. No —volvió a decir de nuevo un poco molesto—. Te conseguí la prueba
por razones personales. Quiero que regreses al teatro, donde perteneces. Tanto
Maggie como yo queremos que regreses... Demi ahora sólo estás medio viva. Ambos te
recordamos como la más brillante del trío, eras alegre, dulce y muy vivaz. El
matrimonio te apagó. Tienes que regresar a donde perteneces -le apretó con
fuerza una mano—. Así es que no espero nada a cambio, querida. Yo no te haría
eso, puedes creerme. Significas demasiado para mí.
—¿De
veras? —le dijo como si no estuviera convencida.
—Lo que siento por mi trabajo es parte de lo que siento
por ti y Maggie... los tiempos duros que pasamos cuando éramos jóvenes, los
ahorros y comida barata, los sueños y planes para el futuro... para todos
nosotros fue una época inolvidable y desde entonces, nada ha significado tanto.
Era
cierto. Aun su vida con Joseph se vio perturbada por la brillante sombra de
esos días con Jake y Maggie. Jamás pudo deshacerse de ellos y tal vez eso
contribuyó a la ruina de su matrimonio.
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