domingo, 12 de octubre de 2014

Corazon Indomable cap 21

Cuando ya lo tenía casi encima, oyó el motor y se apartó. Nick paró y abrió la puerta del copiloto.
—Sube.
Miley lo miró sin saber qué hacer. No sabía si estaba a salvo tan cerca de él.
—Venga, no estoy armado ni soy peligroso. Solo quiero hablar.
Miley se acercó a la furgoneta.
—Últimamente te comportas de una forma muy rara —comentó—. No sé si será porque no tienes bizcochos.
Nick la miró con severidad, haciéndola enrojecer.
Por fin ella entró y se quitó la capucha.
—Vas a pescar un resfriado —apuntó él poniendo la calefacción.
—No hace tanto frío. Además, llevo un buen impermeable.
Nick condujo sin decir nada hasta que llegaron a su rancho.
Apagó el motor, se quitó el sombrero y se quedó mirándola.
—Tu padre me ha dicho que no vas a dejar el trabajo.
—Así es.
—He estado hablando con Grier —dijo Nick dando golpecitos en el volante.
—¡Ya está bien! ¡No me pueden detener por no querer dejar el trabajo! —lo interrumpió Miley .
—No de eso —contestó Nick—. Hay un hombre que podría estar involucrado en la muerte de varios toros y está en la ciudad. Te voy a enseñar una foto suya y quiero que me digas si lo has visto por Shea 's.
—Al de la izquierda, no lo he visto nunca, pero el otro suele venir los sábados por la noche y bebe whisky —contestó Miley mirando la fotografía —.Grita e insulta y Tiny le tuvo que decir anoche que se fuera.
—Es vengativo —dijo Nick apretando las mandíbulas.
—No lo sabes tú bien. Cuando Tiny terminó de trabajar y fue a su coche, se encontró todas las ruedas pinchadas.
—¿Se lo ha dicho al sheriff?
—Sí. Le han dicho que lo van a investigar, pero no creo que puedan demostrar nada.
—Estamos investigando a un hombre que se llama Jack Clark —le dijo—. Es el de la foto. Si vuelve por Shea 's, me gustaría que nos dijeras con quién habla. Que no se dé cuenta. Dile a Tiny que deje estar lo de las ruedas. Ya se las pago yo.
—Eso es un buen detalle por tu parte.
Nick se encogió de hombros.
—Te protege y eso me gusta.
La estaba mirando fijamente y Miley se puso nerviosa.
Aquello de estar con él en un espacio tan reducido, bajo la lluvia... Era como estar en otro mundo.
—¿Qué toros creéis que ha matado? —le preguntó.
—Para empezar, el de tu padre.
—¿Por qué iba a matarlo? —preguntó sorprendida.
—Porque era hijo de otro que ya había matado en Victoria. Trabajaba para el dueño de aquel y lo echó. Por lo visto, sus venganzas se extienden muy lejos.
—¡Está loco!
Nick asintió.
—Por eso, si vuelve, ten cuidado con él. No te enfrentes a él, no lo mires, que no se dé cuenta de que lo estás observando —le advirtió—. Odio que vayas a estar tan cerca de un lunático. Tendría que haberme enfrentado a Tiny también y haberte sacado de ese lugar —suspiró.
—No soy responsabilidad tuya —apuntó ella con el corazón a mil por hora.
—¿Ah, no? —protestó Nick mirándola de arriba abajo.
Miley tragó saliva. Estaba más guapo que nunca.
—Me tengo que ir —anunció.
De repente, Nick se echó hacia delante, la tomó entre sus brazos y la sentó entre sus piernas.
—¡Nick! —exclamó Miley avergonzada ante aquella postura.
Él le pasó un brazo por la cintura y se quedó mirándola.
—Si te sigues moviendo, te vas a chocar con eso que diferencia a los hombres de las mujeres —le advirtió.
Miley se quedó inmóvil al segundo. Sabía a lo que se refería. Ya se había rozado con aquella diferencia en el baile y estaba volviendo a ocurrir. Lo miró roja como un tomate.
—Te lo dije —dijo Nick—. Pero, ¿no sabes que los hombres se suelen excitar cuando tienen a una mujer encima?
Miley le dio un golpecito en el hombro intentando no perder la compostura.
—¡Suéltame!
—De eso, nada —contestó él echándola hacia atrás y mirándola a los ojos —.¿Qué es lo que te da tanto miedo?
Miley tragó saliva.
Le temblaban las piernas.
Tenerlo tan cerca era como una droga.
Sintió los pechos duros contra su torso.
Nick se echó un poco hacia atrás y observó los pezones erectos.
—¡Deja... de mirarme eso! —le espetó ella.
Nick enarcó una ceja y sonrió.

— A los hombres nos gusta saber cuándo causamos buena impresión — bromeó.
Miley se mordió el labio.
—Te estás pasando.
Nick se echó hacia delante y la besó.
—A mi cuerpo le gustas. Te lo está diciendo muy claramente.
—Tendrías. ..que... hablar con él —contestó Miley en un hilo de voz.
—No se aviene a razones —murmuró Nick mordiéndole el labio superior y acariciándole el escote.
Le quitó el impermeable sin dejar de besarla y, sin darse cuenta, también la blusa.
Miley tampoco se dio cuenta.
Estaba concentrada en sus eróticos besos y en sus dedos rozándole los pechos por encima del sujetador.
Tenía una pierna de Nick entre las suyas, acariciándola de forma también muy erótica.
No le importaba nada, solo que no parara.
Nunca se había imaginado que se pudiera excitar tanto. Rezó para que le quitara el sujetador y le tocara bien. Aquello era una dulce tortura. Nick la estaba mirando y debía de estar viendo lo mucho que lo deseaba.
No era el momento para pensar en que, en el futuro, aquel recuerdo le daría vergüenza. Lo único que importaba era que moviera aquella mano un par de centímetros. Miley se retorció e hizo todo lo que pudo.
Cada vez llovía más, pero Miley oía su propia respiración, cada vez más agitada, y el ritmo frenético de su corazón.
—¿Te importaría... tocarme? —gritó.
—¿Dónde?
—¡Lo sabes... perfectamente!
Nick la miró a los ojos mientras obedecía. Al sentir su mano sobre el pecho, Miley se estremeció de pies a cabeza.
—Eres una caja de sorpresas... —comentó él.

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