Timió
por el dolor que le producía. Luchó con tanta violencia que sus cuerpos cayeron
al suelo entrelazados. Por un momento se quedaron allí respirando fuerte.
Luego Demi se repuso y trató de levantarse, pero Joseph la
agarró con tanta fuerza que su vestido se rasgó. Furiosa miró la tela rota,
pero contuvo la respiración al enfrentarse a él. Joseph contempló la piel
desnuda.
Ella
trató de hablar pero la voz no le salió. El corazón le latía con fuerza.
Los
ojos de Joseph se dirigieron a su cara y ella movió la cabeza negando en
silencio y tratando de alejar sus manos.
—Sí —
dijo él con voz apasionada como si ella hubiera hablado.
La
cabeza oscura se inclinó y Demi lanzó un gemido.
— ¡No,
Joseph! —no podía soportar la idea de llegar a la intimidad con ese terrible
abismo entre ellos. Pensó con amargura en la otra mujer. No era a ella a quien
Joseph quería... sólo la utilizaba y eso la hirió—. Busca a otra mujer, Joseph.
Yo no te quiero —le dijo cegada por los celos.
Se la
quedó mirando de una forma tan dura y fría que la aterrorizó.
—
¡Eres cruel! —dijo con los dientes apretados.
Sus
manos le rodeaban la cintura como si fueran de acero.
Ella protestó y trató de apartarle las manos, pero él se apoderó de sus labios besándola apasionadamente.
Ella protestó y trató de apartarle las manos, pero él se apoderó de sus labios besándola apasionadamente.
Hacía
meses que no hacían el amor y ella lo deseaba.
Sin embargo, el amor propio la hizo resistir con todas sus fuerzas.
Luchó con los dientes y las uñas para tratar de alejarlo, pero no pudo.
Sin embargo, el amor propio la hizo resistir con todas sus fuerzas.
Luchó con los dientes y las uñas para tratar de alejarlo, pero no pudo.
— Voy
a hacerte el amor —le susurró al oído.
Demi gimió y él apretó su cuerpo mientras ella emitía una
amarga protesta silenciosa.
De pronto, como si eso la elevara por encima de lo que estaba sucediendo, se quedó rígida y fría.
Tomaba su cuerpo contra su voluntad y la hizo sentir como un objeto. Lo odió.
De pronto, como si eso la elevara por encima de lo que estaba sucediendo, se quedó rígida y fría.
Tomaba su cuerpo contra su voluntad y la hizo sentir como un objeto. Lo odió.
Cuando
se quedó acostado de nuevo a su lado, respirando con fuerza, Demi se levantó, se duchó y se volvió a
vestir para irse. El estaba en la puerta, silencioso y ella le desafió con la
mirada; le vio acobardarse como si le hubiera golpeado.
—Nuestro
matrimonio fue un error monumental. No estábamos hechos el uno para el otro.
Tú, ni siquiera querías hijos. Todo lo que quiero ahora es olvidar que
exististe alguna vez.
—Muy
bien. Mi abogado se pondrá en contacto con el tuyo si me mandas su nombre.
—Le
mandaré el nombre a él.
Cuando
se iba, él le dijo:
—Te
daré una pensión. No quiero que vivas en la miseria mientras consigues trabajo.
—No.
No quiero un centavo de ti —luego dijo deliberadamente — Jake se encargará de mí.
Salió
en silencio y cuando la puerta se cerró a sus espaldas, sintió como un eco
extraño en su interior, como si la casa fuera una concha llena de sonidos del
pasado y su mente hubiera pescado ese lejano murmullo de la voz apasionada del
Joseph de hacía mucho tiempo, cuando se amaban y su felicidad parecía duradera.
¿Cómo
se había agotado ese amor?
¿Lo hubieran podido evitar luchando los dos con más fuerza?
¿Fue culpa de ella?
¿O de él?
¿O de ambos?
¿Contribuyeron los dos a la destrucción y muerte del amor?
¿Lo hubieran podido evitar luchando los dos con más fuerza?
¿Fue culpa de ella?
¿O de él?
¿O de ambos?
¿Contribuyeron los dos a la destrucción y muerte del amor?
Ella
iba en el tren, sentada como una estatua blanca y pensaba en el hijo que se
malogró. Quería tener ese hijo que era parte de Joseph y parte suya, una vida
nacida de sus vidas, algo tan suyo que ella misma hubiera amado tanto... Joseph
no lo quiso y aunque fue amable con ella cuando lo perdió, jamás le dijo que
sentía que lo hubiera perdido. Eso los separó los últimos seis meses y ella
pensó entonces que ya no podía hacer nada que le doliera más.
Se
equivocó. El se enamoró de otra mujer y tal vez la separación de los últimos
seis meses ayudó a aumentar la atracción por Linda Biare, así que podía ser
culpa de ella. Ya no sabía ni le importaba.
Porque
pensó que ese día, el había matado su amor. La pasión brutal que le mostró fue tan
bárbara, que sólo podía pensar en él con temor y resentimiento.
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besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥