Su
silencio puso tenso a Joseph y se la quedó mirando. Ella levantó la vista y
dijo en voz baja:
—¿Tendrías problemas si ahora me divorciara de ti,
verdad? Un divorcio pondría un purto negro en e! futuro de tu brillante
carrera.
—Es posible, pero imagino que lo solucionaría,
—Sin embargo, sería mejor esperar - dijo tratando de
leer su mente pero ¿lo había logrado alguna vez?
Jamás
adivinó que estaba celoso de Jake y sin embargo, ahora estaba segura de que lo
estuvo durante todo el tiempo de su matrimonio y que se lo ocultó.
Él la
observaba inquisitivamente.
—Linda te dijo algo —siempre había sido demasiado
rápido para ella; le leía los pensamientos antes de que ella misma los supiera.
— Debió ocurrírseme a mí.
—¡ Linda no tenía derecho!
— Tenía todo el derecho. Trabaja contigo sabe el efecto
que puede causar un divorcio.
—Hoy
en día no es un crimen.
—Sin
embargo, no se aplaude -ella le miró y sonrió-. No cuando se trata de jueces.
Sorprendentemente,
Joseph también sonrió.
—No
cuando se trata de jueces — aceptó.
— Y tú
quieres ser juez.
—Me lo
propongo al menos.
Demi se
estremeció al sentir una ráfaga de viento helado y él le puso una mano sobre su
hombro.
—Aquí
hace frío. Debías volver a entrar.
—No,
no podría.
—¿Pasa
algo? ¿Te peleaste con Redway?
—No.
Sólo... sólo que no estoy de humor para estar con una multitud.
Él hizo una pausa y luego preguntó:
—¿Te
gustaría dar un paseo? Allí tengo el coche.
Desvió
la mirada pero de pronto le miró.
—Llévame
a casa, Joseph — dijo con voz profunda. Lo vio entrecerrar los ojos y sintió
que se ponía tenso.
—¿Porqué? -preguntó cortante.
—Tenemos
que hablar... y no podemos hacerlo aquí.
—¿Y Redway?
— ¡Por
favor! —le suplicó y él se encogió de hombros.
—Muy
bien.
En el
coche, se reclinó hacia atrás estremecida de frío y él encendió la calefacción.
—¿Está
mejor así?
—Mucho
mejor —se acurrucó para estar cómoda.
—Ese
vestido es muy bonito pero no es práctico.
— No
tenía intención de andar vestida así por la calle - le confesó y él se rió.
—
Podrías causar un alboroto.
Después
de eso, volvieron a quedarse en silencio y ella se quedo mirando el camino
recto, preguntándose cómo encontraría palabras para hablarle.
—¿Estás
enamorada de Redway? —le preguntó Joseph de pronto sin mirarla.
Eso
era lo que ella esperaba.
— No lo sé.
—¿Todavía no? Por Dios, Demi ¿qué se necesita para que estés segura
de algo?
— Nunca he podido conocer con exactitud mi carácter.
—¿Sabes
cuan a menudo lo mencionabas antes de casarnos? Me enfermaba oír su nombre.
— Nunca dijiste nada.
—No
iba a actuar como un idiota. Las escenas de celos son desagradables.
—No
tenía ni idea de que estuvieras celoso.
— Gracias a Dios. Ya bastante me desprecio así como está
la situación.
—¿Por lo que sucedió la otra noche?
— Por eso y por otras cosas.
— Joseph, si no hablamos, jamás llegaremos a un
entendimiento.
—¿Es eso lo que quieres? ¿A qué te refieres cuando
hablas de un entendimiento?
Gimió
desesperada.
—Ni
siquiera de eso estoy segura.
—Si lo
que me pides es que cierre los ojos mientras tienes una aventura con Redway
para poderlo desterrar de tu mente, la respuesta es no, Demi. Primero te mataría.
—Una
solución drástica.
— No te rías de mí, Demi . Nada de esto me parece gracioso.
—A mí tampoco.
Jamás nos hemos entendido y no todo ha sido culpa mía. Me dejaste al margen de
tu vida hace meses aun antes de lo del niño.
El
coche dio un salto y él apretó las manos sobre el volante.
— Siento lo del bebé. Desde entonces me he culpado. Me
comporté como un cerdo y me arrepiento.
—¿Podemos hablar de eso? ¿De por qué no querías tener
un hijo?
— Te lo dije —contestó él, pero ella vio cómo se ponía
tenso.
—Joseph,
es necesario decir la verdad si queremos entendernos. ¿Por qué no querías que
tuviera un hijo?