Joe se cruzó de brazos y Demi miró su perfil con ojos preocupados.
Empezó a preguntarse por qué se molestaba en luchar.
¿Acaso no iba ser una batalla perdida?
Ella había puesto sus cartas sobre la mesa.
Joe quería tenerla cerca porque era la madre de su hijo y conseguiría lo que quería porque siempre lo hacía.
Le gustara o no sabía que Joe insistiría una y otra vez hasta hacerle ceder.
—¿Y si te enamoras de otra mujer cuando estemos casados? ¿Y si me enamoro yo?
—No puedes basar tu vida en especulaciones hipotéticas. ¿Y si este coche choca y cae por un precipicio con nosotros dentro? ¿Y si estalla la tercera guerra mundial? Cuando se empieza a pensar así se puede seguir hasta el infinito.
—No existen muchas probabilidades de que esas cosas sucedan. Es mucho más probable que…
—¿Qué te cases conmigo y de repente te enamores de otro hombre?— interrumpió Joe con dureza.
Demi no contestó.
Sabía que eso no era posible.
Cualquier cosa era más posible que eso.
Estaban ya en la autopista y faltaba poco para llegar a su casa.
Por primera vez desde que Joe había hecho la absurda sugerencia de que se casaran Demi empezaba a dudar.
Ya no sabía si era tan absurda.
¿Acaso no habían recorrido Harrods como una pareja de enamorados anticipando el nacimiento de su hijo?
Y si no como enamorados al menos sí como amigos compartiendo un sueño común.
¿Y no había sido más fácil?
Se imaginó a sí misma comprando a solas la cuna eligiendo las cosas por su cuenta sabiendo que debería estar compartiendo todo aquello con el padre de su hijo.
Pensó en los meses y años que la aguardaban en las decisiones que habría que tomar en las enfermedades de la infancia con las que tendría que enfrentarse a solas.
«¿Qué debo hacer?» se preguntó desesperada.
«¿Qué camino debo seguir?»
Aunque Joe no la amara al menos debía gustarle un poco.
Desde luego no creía que le hubiera propuesto matrimonio si la odiara.
¿Y sería tan terrible?
Ella tenía tanto amor en su corazón… Suficiente para los dos.
Y tal vez un día cuando menos lo esperara Joe se daría cuenta de repente de que la amaba de que el tiempo había hecho creceren su corazón algo que al principio no existía.
—¿Y si eres tú el que se enamora? — preguntó tímidamente.
—Entonces podrás divorciarte de mí y tener la custodia total de nuestro hijo y yo acataré todas las normas que quieras imponer.
—Nunca imaginé que… que las cosas fueran a salir así.
—¿Creías que habías aprendido todo lo necesario de tu infancia y que podrías organizar tu vida de manera que fuera como querías?
—Sí — contestó Demi dándose cuenta de que ahora le costaba recordar qué era lo que había aprendido.
Enamorarse de Joe Jonas había vuelto del revés aquellas ideas preconcebidas y cuando trataba de aferrarse a las cosas que le habían permitido seguir adelante hasta entonces sentía que ya no estaban al alcance de su mano
— Sé que no soy tu tipo…
—Sabes menos de lo que crees — contestó Joe con ambigüedad.
—No tengo ninguna habilidad para relacionarme socialmente. No sé organizar comidas para veinte personas. No sobre salgo entre las demás mujeres.
Demi sabía que parecía estar disculpándose pero no podía evitarlo.
Se acercaban a Reading.
Joe apretó un botón y el cristal que separaba a los pasajeros del chófer descendió.
Tras indicarle la dirección aGeorge volvió a subirlo.
—¿Me dejarás pensarlo? — preguntó Demi y él asintió — Te llamaré.
—No. Yo te llamaré.
—¿No te fías de mí? — preguntó ella con una débil sonrisa a la que él correspondió con otra.
—No tratándose de esto. Pasaré a verte el miércoles.
El coche se detuvo frente a la casa de Demi .
Ahora que habían llegado sintió una urgencia desesperada por entrar por estar a solas con sus pensamientos y decidir por sí misma lo que debía hacer sin el atractivo e inteligente rostro de Joe frente a ella analizando cada uno de sus pensamientos como si pudiera leerle la mente.
—Sí de acuerdo.
Salieron del coche y Joe dijo:
—Los paquetes están en el maletero.
—Oh sí
Demi lo había olvidado.
Los objetos más grandes llegarían el lunes pero también habían comprado algunas cosas que en el momento de verlas les parecieron bonitas innecesarias… y totalmente irresistibles.
Joe le ayudó a llevarlas a la casa.
Antes de irse se volvió hacia Demi y dijo:
—No más indecisiones Demi —la miró largo tiempo y de pronto hizoalgo totalmente inesperado.
Alargó las manos las apoyó en el vientre de Demi y lo acarició.
Una corriente de intenso deseo floreció en su interior.
—No —susurró ella sintiendo que a pesar de sí misma su cuerpo se tensaba esperando que las manos de Joe se deslizaran hasta sus pechos.
Pero no lo hicieron.
Joe las dejó caer a los lados se volvió y salió del piso.
Demi fue hasta la ventana desde donde podía ver el coche.
Joe entró en éste se inclinó hacia delante para decirle algo a George y enseguida el coche se alejó.
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