martes, 22 de enero de 2013

La prometida del desierto cap35



Nada salvo él.

—Nick ...

Él se inclinó hacia ella y penetró sus labios con la lengua en un erótico asalto que le hizo cosquillear hasta la última célula de su cuerpo.

—¡No!

Se apartó de ella como si la hubiera tratado con violencia.

—¿Te he hecho daño?

Sintió un violento sonrojo al conectar con la limpia y cándida mirada de él.

—Sí... — mintió temblorosa.

—Hay muchas formas de hacer el amor.

—¡Y yo no quiero conocerlas! —aseguró con fervor Miley al borde del pánico.

Nick esbozó una sonrisa de diversión.

—Pues las conocerás vamos... nos daremos un baño.

—¿Un baño?

—Si tengo que contener mi ansia de ti aziz un baño frío se hace necesario.

—Ah vete tú —dijo ella sin entusiasmo.

Nick ladeó su preciosa cabeza y soltó una carcajada.

Antes de que Miley pudiera preguntarle qué era lo que le parecía tan divertido salió de la cama y la sacó en brazos deun solo movimiento.

—Desde esta noche lo compartiremos todo —le aseguró.

—Pero no un baño frío.

—Pero te mereces uno aziz. Si no me sentiría deficiente como amante.

—Tienes un perfecto diez así que no te preocupes — dijo con acidez Miley — Ahora ¿podrías bajarme por favor? No soy de esas mujeres que caen de rodillas ante la superioridad de los músculos de un hombre.

Él la alzó aún más y atrapó su boca con un beso hambriento y ardiente que la dejó mareada y desorientada.

—¿Un perfecto diez? ¿Comparado con quien? ¿O esque también has tenido fantasías conmigo?

—Yo nunca he tenido una...

—¡Qué pequeña mentirosa eres...! Terca agresiva de lengua afilada... Menos mal que no me he casado contigo esperando encontrar una dulzura como la miel.

—¡Te has casado conmigo para meterme en tu cama!

—Pero no me hacía falta hacerlo — la desconcertó él —Podría haberte llevado a mi cama en Inglaterra pero decidí no poner a prueba tu control. Deberías estar agradecida.

—¿Agradecida?

El esbozó una sonrisa de cinismo.

—Podrías haber fallado la prueba.

Rabiosa Miley forcejeó y al instante siguiente estaba sumergida en agua fría.
Salpicando y jadeando de la sorpresa se agarró al borde de la piscina y se apartó el pelo de los ojos.

—No permitiré que te rebeles. Mientras seas mi mujer me tratarás con respeto.

Bajo a luz de la luna, él era una silueta oscura dorada con el agua hasta la cintura.
«Mientras seas mi mujer» pensó ella con furia.

Siempre el límite de tiempo.
Y no es que eso le importara a ella porque amarlo no le cerraba los ojos a la imposibilidad de una relación duradera entre ellos.

Por otra parte le enfurecía su arrogancia de creer que podía tomar lo que le apeteciera de la institución matrimonial y dejar a un lado lo que no le interesaba.

—No sólo no creo en el matrimonio sino que no me siento tu mujer y no quiero serlo —se defendió con ardor — No me siento honrada... me siento utilizada. Esas ceremonias han sido una farsa y no pensarás que por ponerme un anillo en el dedo me ciegas.

Nick avanzó hacia ella.

—Así que te sientes utilizada. Pero entonces ¿que significa para ti la ternura? ¿Sólo algo que destruir como buscas destruir todo lo que compartimos con tu estrecha mente y tu tonto sentido de superioridad?

A Miley se le heló todo el cuerpo.

—No me siento superior — susurró devastada por la furia que había desatado ella misma.

—Pero me das tu cuerpo y nada más. Parece como si yo no mereciera la pena. Si de verdad nuestro matrimonio no significa nada para ti me he equivocado en hacerte poner ese anillo de nuevo.

La atrajo hacia él le estiró los dedos y le arrancó la banda de oro.
La tiró al agua en un gesto vehemente de repudio.

—Ahí se quedará para la eternidad aunque vendrás a mí de rodillas para que te permita usarlo de nuevo.

Era una locura pero en el instante en que le despojó del anillo lo quiso de vuelta con una pasión tan fuerte como el repudio de él.

—Pero no necesito ningún anillo en tu dedo para que me permita disfrutar de lo que ya es mío.

Antes de que ella pudiera siquiera adivinar susintenciones Nick la asió por las caderas y la alzo el borde de la piscina.

—¿Qué estás haciendo?

—Lo que quiero — dijo nick separándola las piernas con sus duros muslos mientras pasaba las manos por debajo de ella para mantenerla en el sitio.

 —Si crees que te he usado entonces será mejor que cometa el pecado.

Miley enterró las manos temblorosas en su pelo sedoso mientras las emociones amenazaban con desgarrarla en dos hasta que él tomó su boca con apasionada urgencia y le quitó todo pensamiento racional de la cabeza.




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