martes, 22 de enero de 2013

La prometida del desierto cap37



A Nick se le tensaron los músculos de la cara.

Sus espesas pestañas enmarcaron sus ojos oscuros como la noche y la reacción fue como si le hubieran clavado un cuchillo en la espalda.

—Si ese es tu deseo...

Cuando la puerta se cerró a sus espaldas Laila gimió.

—Ahora le has ofendido y es culpa mía. Ahmed se estremecería si me hubiera oído hablarle a Nick así pero por Dios bendito le saco veinte años he vivido en Londres la mayor parte de mi vida y sigo olvidando que mi hermano será un día nuestro rey. De todas formas no ha dejado de actuar como un idiota desde que te trajeron aquí.

—¿Como un idiota?

—Estaba muerto de pánico. Al principio quería llevarte a Londres porque no estaba seguro de que pudiéramos cuidarte bien aquí. Tuve que convencerle de que tendría que preocuparse de verdad si esperaba tanto tiempo a que te pusieran un tratamiento. Después quería que te vieran todos los especialistas y no ha abandonado el pie de tu cama ni un solo momento. No ha dormido no ha comido y apuesto a cuatro guardias en la puerta. Casi ya espero que en cualquier momento aparezca un catador real.

Miley miró a Laila con los ojos muy abiertos.

—¡Dios mío!

Con una sonrisa Laila se sentó en una silla.

—Entiendo que estuviera preocupado por ti pero lo que no entiendo es que se comportara como si fuera culpa suya que estuvieras enferma.

Miley recordó vagamente aquella disculpa.

—Como si eso fuera posible. Tuviste mala suerte eso es todo. ¿Cómo te hiciste esos arañazos?

—Selena.

—¿Lo sabe Nick ?

Miley asintió.

De forma desconcertante la hermana de Nick rompió a reír.

—Esa noticia hace que merezca la pena lo que he tenido que soportar. Tu especialista el doctor Khan querrá examinarte. ¿Tienes hambre ya?

—No.

—Por favor intenta recuperar el apetito —bromeó Laila— Si no Nick te traerá al cocinero de Dubai y lo siguiente que pasará es que los pacientes ricos querrán hacer lo mismo. La verdad es que me alegro mucho de que estés aquí.

Miley se quedó con la boca abierta.

—Lo que hace Nick lo imita todo el mundo —le contó animada Laila— Si te hubiera llevado a Londres nuestra reputación como hospital se hubiera hundido sin remedio

se dio la vuelta hacia la puerta y sonrió ampliamente

— Y también dependo de ti para traer al primer bebé real dentro de estas paredes pero por favor hagamos un pacto para sedar a Nick antes del gran acontecimiento porque le estrangularé sí empieza a decirme lo que tengo que hacer en la sala de partos.

¿Un bebé real?
Miley se quedó muda.

Laila tenía la impresión de que el suyoera un matrimonio auténtico.
Por supuesto.

¿Para qué iba Nick a comunicar a su familia que ella era sólo una diversión temporal?

No había necesidad cuando al final del verano ella se habría ido de todas formas.
Pero estaba segura de que su padre lo sabía.

Quizá esa fuera la razón por la que hubiera dejado a Nick casarse con ella.
Bueno pues el rey Azmir no necesitaba preocuparse y Laila tendría que sufrir una decepción.

Nick no había corrido el riesgo de dejar a su mujer embarazada nisiquiera en medio del ardor de la pasión.

¿Y por qué le dolía a ella tanto?

Era sólo la confirmación de lo que había sabido desde el principio que no tenían futuro juntos. Entonces ¿por qué cuando Nick había utilizado el sentido común ella lo sentía como el último rechazo?

Arrugó la nariz porque le escocieron los ojos.
Puso una mueca furiosa consigo misma.

Mucho tiempo atrás había sabido que el único pesar del celibato que pensaba llevar de por vida era el no tener un hijo propio cuando adoraba a los niños.

Y lo amaba a él pensó enterrando la cabeza en la almohada.
Sólo de pensar en él y en Selena juntos se le revolvía el estómago.

¡Aquella mujer era una maníaca!

Y Nick ni siquiera la había criticado cuando le había contado que ella le había hecho aquellos arañazos.

Por supuesto no le importaba que Miley sufriera algún daño de manos de aquella mujer.
Aquella sucia celosa con tan poco control sobre sí misma probablemente sería la madre de sus hijos.

De repente Miley hubiera querido morir y dejarle tan miserable y torturado por la culpabilidad como para dejarle totalmente inútil como marido.

—He oído que no estás comiendo mucho — señalo Nick con tensión.

—No tengo hambre.

En las veinticuatro horas que habían pasado antes de que volviera a visitarla Miley había estado hundida en la miseria y cuando había entrado por aquella puerta sombrío y tenso sintió que era la gota que colmaba el vaso.

—Lo entiendo pero debes ser sensata.

El silencio fue opresivo.
Miley volvió la cara hacia la pared.


1 comentario:

si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥