martes, 22 de enero de 2013

La prometida del desierto cap36



Miley se agitó en la incómoda cama y se estremeció de frío.
El brazo leestaba palpitando.

Le dolía todo el cuerpo en sitios que ni siquiera sabía que podían doler pero extrañamente se sentía ajena a las molestias físicas y tenía la mentecargada de imágenes eróticas.

Estaba recordando la ardiente y embriagadora gloria de la boca de Nick sobre la de ella la fenomenal velocidad con que su traidor cuerpo se había derretido comola miel.

Recordaba la salvaje unión cuando él se había sumergido en ella una y otra vez llevándola sin vergüenza a una cota de excitación por encima de sus más salvajes fantasías.
Y ahora se avergonzaba de su debilidad.

Sin embargo era demasiado sincera como para negar que se había glorificado en aquella intimidad sensual y que le había encantado dormirse en sus brazos saber que estaría allí durante la noche y se sintió maravillosamente segura de no estar sola nunca mas.

Así que había empezado sintió dolida.
Eso era lo que el amor hacía con uno.
Ahogaba el orgullo y acababa con los principios.

Hacía que una mujer cuerda se comportara como una loca.
Su madre era una mujer inteligente pero la inteligencia no le había bastado para romper con su destructivo matrimonio.

No su madre había aguantado aparentemente enganchada por el dolor y la humillación de tener un esposo aventurero.

—Es mi marido y lo quiero — le había dicho a su hija en los días en que Miley había sido tan ingenua que había creído que debía interferir.

Escapar a la universidad había sido una bendición y centrarse en los estudios y su carrera había hecho que los lazos familiares se redujeran con el tiempo a unas cartas ocasionales.
Con una mano débil tiró de la sábana para calentarse.

¿Habría estado defendiéndose todos aquellos años para encontrarse de cara con un depredador como su padre?

El era el único hombre que se había enfrentado a ella el único que había conseguido atravesar su caparazón defensivo... y el único que la sorprendía haciendo siempre lo inesperado.
0 sea que ahora sabía que lo amaba.

Pero eso no la cegaba a saber que lo único que Nick deseaba de ella era aquel salvaje olvido sexual al que la había introducidola noche anterior.

Pero no estaba preparada para admitirlo abiertamente.
Si lo hiciera sus escrúpulos morales entrarían en conflicto.

El matrimonio era mucho másrespetable que una aventura lo que en Datar no se permitía pero su matrimonio seguía siendo un arreglo temporal.

Le estaba costando esfuerzo pensar notó al ladear la cabeza con la boca seca.
Tenía el brazo agarrotado y con un esfuerzo apartó la sábana para mirarlo con faltade interés.

Estaba hinchado y tenía mal aspecto sobre todo alrededor de la vendaque cubría las heridas de Selena .

Envenenamiento de sangre decidió.
Y probablemente tendría fiebre lo que explicaba por qué se sentía tan fría

Oyó abrirse la puerta.
¿Habría estado cerrada?

Recordó la amenaza de Nick de encerrarla y tirar la llave y sonrió.
También le gustaba lo dramático que era.
Pero estaba divagando lo que necesitaba era un doctor.

Nick apareció en su campo de visión completamente vestido y exquisitamente trajeado de gris marino.
Ese día le tocaba el estilo occidental.
Estaba devastadoramente atractivo aunque le veía un poco borroso.

Se preguntó por qué llevaría una bandeja cargada de flores porque tenía el aspecto de no saber qué hacer con ellas.

—Estás despierta... ¿Tienes hambre? —preguntó sin acercarse y con aspecto incómodo — Te he traído el desayuno.

«Un doctor» recordó ella agradecida de que Nick fuera sólido como una rocapara los momentos de crisis.
Él se aclaré la garganta en el silencio.

—Naturalmente estarás esperando una disculpa.

¿Lo estaba?
¿Por qué iba a esperar una disculpa?

No se lo podía imaginar ysiguió observándole con los ojos verdes nublados desde lo más profundo de lasombría cama.

—Me arrepiento de mi comportamiento de anoche —dijo él con los ojos más brillantes—No tengo excusa. Perdí el control y el temperamento. Nunca lo había hecho antes.

Ella no podía concentrarse.

—Necesito un doctor —le dijo con debilidad.

—¿Un doctor?

Nick frunció el ceño y ella apartó la sábana y le enseñó el brazo dolorido.

—¿Lo ves?

La bandeja cayó al suelo con un estallido de china al romperse y Nick casi voló hasta la cama a su lado.

Le asió los dedos y la miró inmovilizado por el pánico.
Era auténtico pánico notó ella con asombro.

Entonces sacó un teléfono móvil pero le temblaba tanto la mano que debió marcar mal porque maldijo y empezó de nuevo.

—Perdona que sea una molestia —suspiró ella en tono calmado.

Él respondió algo en su propia lengua con un tono de angustia mientras alcanzaba su camisón y empezaba a ponérselo.

Entonces la arropó con delicadeza como si fuera una momia egipcia.
Desde entonces ella cayó en un estado de sopor febril.

La siguiente vez que despertó estaba en una habitación débilmente iluminadaen una de esas camas con ruedas y un gotero aplicado al brazo.

Se sentía terriblemente caliente e incómoda y no quería que le metieran otro termómetro enla boca así que lo dijo en voz alta.

Oyó hablar a Nick y la respuesta de una voz femenina pero le costaba demasiado esfuerzo intentar averiguar lo que pasaba.

La siguiente vez se despertó como si hubiera estado durmiendo profundamente.
Ya no le dolía el brazo y escuchó las mismas voces.
Abrió los ojos y encontró a Laila a su lado en la cama y a Miley a los pies.

—Ahí la tienes —dijo Laila con satisfacción a su hermano— Te dije que sólo estaba dormida... como dijo el señor Khan.

Miley frunció el ceño de asombro al ver a Nick .
Parecía como si no sehubiera afeitado en una semana y no hubiera dormido.

Una espesa sombra oscura lec ubría la agresiva mandíbula y tenía los ojos inyectados en sangre el traje arrugado y la corbata quitada.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó tenso sin hacer caso a su hermana.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Así dos días.

—Los dos días más largos de mi vida —gimió Laila— Por favor dile que se vaya a casa Miley antes de que cometa un crimen.

—¡No me hables así!

Miley dio un respingo.

—Ningún ser humano puede pasar tanto tiempo sin dormir y mantener ningún sentido de la proporción y... ¿qué le ha pasado a tu sentido del humor?

—¿Esperabas que me riera cuando mi mujer ha estado al borde de la muerte?

—Tu mujer no ha estado al borde de la muerte. Ha estado bastante enferma pero no grave. Ahora ¿quieres irte a casa antes de que use otra estrategia más innoble? Sabes tan bien como yo lo que ocurriría si informo a nuestro padre de tu estado de agotamiento.

—Me quedo con mi mujer. Mientras no se encuentre bien este es mi sitio.

—Por favor vete a casa —murmuró Miley con una horrible sensación de culpabilidad por causar una discusión entre los hermanos.


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