miércoles, 23 de enero de 2013

Un rencuentro volatil cap 11


Esa noche Demi llamó a su padre y aunque no parecía muy comprensivo tampoco serió de la situación como había temido Crystal.

–¿Por qué no le pides ayuda a tu marido? Ah sí se me había olvidado te aburriste de él y lo dejaste plantado.

Sorprendida por el sarcasmo Demi murmuró:

–No no fue así.

Pero era evidente que Anatole no estaba interesado en escuchar su versión de la historia.

En su opinión cuando presionó a Joe para que se casara con ella había ayudado a Demi a «casarse bien» y al dejar a su marido había tirado por la ventana esa oportunidad.

–Mira estaré en Londres el miércoles – le dijo abruptamente – Nos veremos para comer en el sitio de siempre a la una.

Demi colgó angustiada.
Seguía sin saber si estaba dispuesto a ayudarla a evitar que su madre tuviese que ir a juicio.

Ella sabía bien que Anatole estaba resentido por haber tenido que mantener a Crystal y a la hija ilegítima que había tenido con ella.

Cuando volvió de la oficina después de pasar todo el día trabajando para un cliente que cambiaba de opinión cada cinco minutos encontró a su madre deshecha en lágrimas.

–¿Qué ha pasado?

–Roger va a presentar la denuncia el lunes – le contó Crystal clavando en ella unos ojos asustados – Demi  ¿qué voy a hacer? Tu padre no va a ayudarme…

–He quedado a comer con él el miércoles.

–Seguramente sólo quiere verte para que le cuentes los detalles y reírse de mí.

–Esperemos que no – respondió Demi .

Aunque había tenido una aventura con otro hombre mientras estaba comprometida y embarazada de Anatole algo que él nunca le había perdonado Crystal lo había demandado para exigir una pensión alimenticia.

De modo que era comprensible que Anatole no sintiera ningún cariño por ella.
En cualquier caso Demi sabía que su padre no actuaba por compasión.

Anatole Karydas era un empresario y no ganaba dinero siendo blando.
Por otro lado era su única salvación.
No podía pedirle dinero a Joe cuando estaban en medio de un divorcio.

–Tengo que hacerte una proposición – le dijo Anatole directamente.

Anatole era un hombre bajito y grueso de pelogris e inteligentes ojos oscuros cuando estaban comiendo en su restaurante italiano favorito.

 –Te daré el dinero para evitar que Crystal tenga que ir a juicio pero sólo si aceptas volver con tu marido.

Absolutamente atónita por la oferta Demi estuvo a punto de atragantarse.

–Lo dirás de broma.

–No yo no suelo bromear con las cosas serias. Y valoro mucho mi relación con los Volakis… son gente muy importante con influencia en Atenas.

–¿Y cómo puede favorecerte eso a ti? Nadie sabe que soy tu hija.

Anatole apretó los labios.

–Muchos de mis amigos y colegas saben que eres mi hija. Los padres de Joe lo contaron de modo que ya no eres un secreto. ¿Y por qué ibas a serlo?

–Lo he sido casi toda mi vida –le recordó Demi .

Él hizo un gesto con la mano.

–En cualquier caso me gustaría que volvieras con tu marido.

–Pero eso es ridículo…

–No no lo es. Es lo más sensato y la mejor opción que tienes – la contradijo Anatole aparentemente convencido – No quiero que termines como tu madre viviendo con un hombre y con otro hasta que termines en la calle y robando para sobrevivir. Quiero que mi hija tenga una vida normal y Joseph Volakis puede darte eso.

–¡Yo misma puedo darme eso! –exclamó Demi – Tengo una carrera y acabo deabrir una empresa…

–Aun así estarías más segura con Joe .

Demi se quedó helada porque Anatole Karydas jamás había mostrado preocupación por su bienestar.

–Sé que no he sido un buen padre para ti – reconoció él entonces – Sé que he cometido errores y he dejado que mi odio hacia tu madre y mi respeto por los deseos de mi mujer se interpusieran entre nosotros. Pero no quiero que quemes tus barcos con Joe Volakis. Así que si quieres el dinero para salvar a Crystal aunque no se lo merece tendrás que darle otra oportunidad a tu matrimonio durante al menos un año. Lo que ocurrió con tu hijo fue una tragedia lo sé y espero que lo superes con el tiempo.

Atónita Demi sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.

–A los padres de Joe les dio completamente igual. Ni siquiera acudieron al funeral.

Anatole apretó su mano durante un segundo en un gesto torpe y enseguida la apartó incómodo.
Pero estaba claro que aunque no era capaz de expresarlo en palabras había sufrido al saber que Demi había perdido el hijo que esperaba con tanta ilusión y que hubiera sido su primer nieto.

–¿Aceptas mi oferta?

Irónicamente aunque estaba furiosa porque Anatole intentaba manipularla como había manipulado a Joe para que se casara con ella Demi no podía evitar sentirse conmovida por su preocupación.

¿Y cómo iba a dejar que su madre fuera a juicio y tal vez a la cárcel?

Se daba cuenta de que tendría que hablar muy seriamente con ella intentar  convencerla de que no podía vivir por encima de sus posibilidades e instigar cambios en su comportamiento para evitar que volviera a hacer algo así.

–Sí… la acepto – respondió finalmente.

Se negaba a pensar en profundidad sobre el matrimonio con Joe y sencillamente aceptó que estaba poniendo su orgullo y su independencia en una pira funeraria para ayudar a su madre.

Como no habría podido soportar el tono satisfecho de Joe decidió enviarle un mensaje de texto como una adolescente decidida a evitar una confrontación.

"Joe he cambiado de opinión. Estoy dispuesta a intentarlo de nuevo si aún es lo que quieres."
Joe la llamó mientras esperaba que su madre volviera a casa.

–Iré a buscarte para cenar…

–No esta noche estoy ocupada – lo interrumpió ella– Haré la maleta y te veré mañana en el apartamento.

–Vendí el apartamento el año pasado y compré una casa – dijo Joe antes de darle la dirección su acento griego más pronunciado que nunca – Demi … no lo lamentarás.

Ella esperaba que así fuera.
Aunque Joe pensaba que volvía con él por voluntad propia Demi no veía razones para contarse la fea verdad.

¿Qué conseguiría con eso?

Estaba haciendo la maleta cuando Crystal volvió a casa y al recibir la noticia de que Anatole estaba dispuesto a darle el dinero se quedó completamente petrificada.

–¿En serio? Jamás pensé que Anatole fuera un buen samaritano.

–Ha puesto un precio… para las dos –le explicó Demi – Yo tuve que aceptar darle otra oportunidad a mi matrimonio con Joe … y tú tienes que buscar un trabajo mamá.

–¿Un trabajo? –repitió Crystal– ¿De qué estás hablando? ¿Qué podría haceryo?

–No lo sé pero tienes que intentarlo –respondió Demi – Tal vez podrías vender cosméticos en unos grandes almacenes eso es algo que conoces bien. Tienes que encontrar un trabajo y dejar de vivir por encima de tus posibilidades.

–Pero llevo años sin trabajar…

–No necesitas que un hombre te mantenga mamá. Ya no tienes que pagar tarjetas de crédito así que harás lo que hace todo el mundo: trabajar para vivir y tener un presupuesto mensual.

Crystal parpadeó.

–Estás loca.

–No te estoy diciendo lo que debes hacer. Anatole te ha rescatado ahora pero no volverá a hacerlo estoy segura. Sé que no será fácil para ti empezar de nuevo y dejar atrás viejas costumbres pero eres más fuerte de lo que crees mamá. Y las cosas tienen que cambiar. No puedes gastarte un dinero que no tienes.

–Podría hacerlo si mi hija que está casada con un millonario me ayudase – protestó su madre.

–No voy a pedirle a Joe que te dé dinero lo siento. Ya es suficiente con verme forzada a volver con él cuando no quiero hacerlo.

–A mí no puedes engañarme –dijo Crystal entonces – Yo sé que no volverías con Joe Volakis si no quisieras hacerlo. Ese hombre es el amor de tu vida .


Crystal seguía enfadada pero unas horas después Demi había conseguido extraerle la promesa de que lo intentaría.



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