wife by accident cap 26

Demi permaneció quieta en la cama sintiendo que todo daba vueltas a su alrededor.
Lamentó no haber cerrado la puerta de la habitación cuando entró.
Si lo hubiera hecho Joe habría tenido que llamar para entrar y ella no habría contestado.
No habría tenido por qué escuchar lo que a la larga había resultado ser un insulto.

A pesar de sentirse atraído por ella cosa que no llegaba a comprender Joe había dejado muy claro que no estaba dispuesto a casarse.
Le había dicho que no creía en el matrimonio una institución para la que no había lugar en su vida.

Se preguntó si habría sido sincero.
Se preguntó si el verdadero motivo por el que no estaba dispuesto a casarse con ella sería otro.
Ella pertenecía a otra clase social cosa que Caroline se molestó en dejarle bien claro desde el principio.

No creía que Joe fuera a permanecer soltero toda su vida.
Cuando se casara lo haría con alguien que tuviera el árbol genealógico adecuado.

¿Cómo se atrevía a llamarla puritana sólo por el hecho de que tuviera determinados principios?

Era una lástima que esos principios no hubieran acudido en su rescate un poco antes en la playa pero lo cierto era que no se arrepentía de haber hecho el amor con Joe .

Si lo hubiera rechazado se habría pasado la vida preguntándose cómo habrían podido ser las cosas.
El le había tendido una mano y ella la había tomado voluntariamente había dejado que la condujera a un nuevo y brillante mundo que nisiquiera sospechaba que existiera.

Sin embargo intuía que vivir con él sería una experiencia humillante.
Nunca podría llegar a relajarse porque nunca sabría cuánto tiempo iban apermanecer juntos.
Y cuando llegara el momento de irse su marcha resultaría decepcionante y triste.
Sólo pensar en ello le hacía sentirse enferma.

Mejor así se dijo.
Cuanto más se prolongara la situación más durasería la despedida.
Cerró los ojos y dejó que el sueño se apoderara de ella.

Llovía y hacía frío cuando el avión aterrizó en Heathrow.
Demi miró porla ventanilla del taxi contemplando como se deslizaba el agua por el cristal.
No quería pensar en el viaje de vuelta pero no podía evitarhacerlo.

Joe no le había dirigido la palabra durante todo el trayecto.
Apenas miró en su dirección.
Se sentó junto a Gerry en el avión y lo único que oyó Demi fue el murmullo de su voz.

El taxi entró finalmente en la autopista.
Según informó el taxista a Demi en un vano intento de entablar conversación no había dejado dellover durante las dos semanas que había estado fuera.

Para cuando el coche se detuvo frente al piso de Demi el sol la arena y el mar parecían un sueño distante.
Durante los días pasados Demi había pensado que las vacaciones transcurrían muy lentamente.
Ahora se daba cuenta de que habían pasado a la velocidad de un rayo.

—Dentro de una semana cuando veas las fotos del viaje te parecerá que ha pasado un año desde que estuviste en esas maravillosas islas — le dijo Paul cuando se reincorporó al trabajo — Ellie no deja de decirme que la única manera de solucionar ese problema es volviendo a tomarse unas vacaciones en cuanto terminan las anteriores.

Demi  sonrió.
Sabía que Paul la había echado de menos.
El papeleo se había amontonado en su escritorio y algunos de los clientes habían preguntado por ella.

Podría haberse sentido aliviada al volver a encontrarse entre sus plantas y flores pero no fue así. Tenía un desagradable sentimiento deirrealidad del que no lograba desprenderse.

Dos semanas más tarde cuando le llegaron por correo las fotos del viaje se sentó y las miró una y otra vez comprendiendo que lo que había dicho Paul era cierto.

La realidad del invierno había puesto un candado a su imaginación.
Encontraba difícil recuperar el recuerdo del brillante sol y los largos y perezosos días de sus vacaciones.

La rutina de la vida diaria hacía que aquellas dos semanas parecieran un espejismo.
Si pensaba intensamente en ello todo desaparecería derepente y se daría cuenta de que en realidad no había estado en ningún lugar.

Pero en ese caso Joe también habría desaparecido de su mente.
Y no había sido así.
Era tan injusto…

Hacía todo lo posible por olvidar pero la imagen de Joe no dejaba de aflorar a la superficie de sus recuerdos asaltándola enlos momentos más inesperados.

La tensión que le producía simular ante el mundo que era la misma persona de antes resultaba tan agotadora que pasaron seis semanas antes de que su mente registrara un hecho que la llenó de temor.

Le había faltado el periodo.
Estaba sentada con un libro en el regazo y una taza de café en la mano cuando todo pareció cerrarse en su interior.
Casi un mes de retraso.
Ni siquiera había pensado en ello antes había estado demasiado ocupada tratando de volver a poner su vida en orden.

A la mañana siguiente fue a la farmacia compró un test y contempló con creciente angustia la delgada línea azul que le informó de que su vida nunca volvería a ser igual.
Estaba embarazada.

«No puede ser» pensó.
Tratando de convencerse de que podía haber habido un error a pesar de haber seguido las instrucciones de la prueba paso a paso.
Se sentó en el borde del sofá con la cabeza entre las manos sintiéndose enferma.

Nunca había pensado que aquello pudiera pasarle a ella no se le pasó ni por un momento por la cabeza mientras hacía el amor en la playa con un hombre al que no iba a volver a ver.

Empezó a reír histéricamente hasta que sus ojos se llenaron de lágrimas.
¿Cómo había podido ser tan estúpida?

Recordó lo que su madre le dijo en una ocasión.
«Puede que creas que a ti nunca te pasará pero más vale que tomes las medidas necesarias si no quieres que haya algún accidente».

Pues el accidente había pasado sólo que era más bien una catástrofe que un accidente.
Permaneció tumbada en el sofá con los ojos cerrados pensando en la enormidad de lo sucedido.

«¿Por qué a mí?» se preguntó.

En la prensa no dejaban de aparecer noticias sobre parejas que no podían tener hijos y se veían obligadas arecurrir a tratamientos de fertilidad.

Nunca se le había pasado por lacabeza que pudiera quedarse embarazada como resultado de un solo momento de pasión.

¿Qué iba a hacer?