domingo, 9 de diciembre de 2012

wife by accident cap 23


—¿Son para mí? — preguntó Joe cuando vio las flores y Demi se ruborizó ligeramente.

—He pensado que irían a juego con tu camisa — bromeó.

—¿Me pongo una detrás de la oreja? — preguntó él.

—Me alegra que estés de mejor humor 

Demi no podía imaginar qué la había impulsado a decir aquello. 
¿La sensación de alivio que había sentido al ver que Joe ya no tenía el ceño fruncido tal vez?

—¿Estaba de mal humor? No — continuó Joe mirándola de reojo antes de volver a prestar atención a la sinuosa carretera — no contestes a eso.

—¿Estabas así por algo que he hecho? — preguntó Demi .

—¿Por qué siempre tienes que culparte por todo?

—Supongo que es una costumbre — contestó ella volviendo a sorprenderse — Crecí culpándome por no ser como mis padres y supongo que nunca he dejado de hacerlo.

Unos momentos después alcanzaron la zona alta de la isla. 
Todo convergía en el Grand Etang un cráter volcánico ya extinto lleno de agua de un tono azul metalizado. 
Salieron del coche para estirar las piernas. 

Mientras contemplaba la selva que los rodeaba Demi sintió por primera vez una intensa empatia con sus padres y su continua búsqueda de cosas nuevas.

No se veía a nadie más por allí ni turistas ni habitantes de la isla.

—Somos las primeras personas que han descubierto este lugar — dijo extendiendo los brazos — ¿Izamos nuestra bandera y le damos nuestro nombre? —rió encantada y Joe sonrió.

—Eres como una niña con un juguete nuevo —dijo divertido.

—¿Y puedes culparme por ello? — Demi se acercó a él y lo miró seriamente — Nunca había visto nada parecido en mi vida. Mis padres no paraban de viajar pero siempre lo hacían dentro de Inglaterra y además cuando hacerlo es casi una obligación es difícil apreciar las novedades. Alos once o doce años viajar de un lado a otro resulta muy desorientador al menos eso me sucedió a mí. No hay excitación sólo tenía la constante y horrible sensación de pasarme la vida diciendo adiós a personas que apenas empezaba a conocer.

—Puede que otro niño hubiera visto esos constantes viajes como una forma de hacer cientos de amigos.

—Es cierto — dijo Demi mientras volvían caminando lentamente hacia el coche — Pero yo no lo veía así. Creo que nunca fui lo suficientemente extrovertida como para eso 

 rió y añadió animadamente 

— ¿Pero por qué estamos tan serios cuando el sol brilla en el cielo los pájaros cantan y es nuestro último día en esta maravillosa isla?

—Porque quiero llegar a ti — dijo Joe con suavidad.

Demi no dijo nada. 
Durante la última hora Joe había sido su compañero se había sentido relajada con él había reído con él casi había olvidado sus nervios. 

Ahora volvía a ser un hombre y los nervios volvieron. 
La sedosa intensidad de su voz la fuerza de su mirada eran como una caricia cálida peligrosa e incitadora.

Entró en el coche cerró la puerta y esperó a que él ocupara su asiento tras el volante. 
Temía que Joe quisiera seguir hablando sobre lo mismo pero tras poner el coche en marcha empezó a hacerle preguntas sobre su trabajo sobre sus planes para el futuro sobre sus amigos y cómo pasaba el tiempo libre. 

¿Hacía mucha vida nocturna? 

Joe rió cuando Demi contestó que la única vida nocturna que le interesaba era sentarse en el sofá frente al televisor con una taza de chocolate en la mano y un libroen el regazo. 
Los fines de semana veía a sus amigos.

—Y no tienes novio —dijo Joe

 Demi ignoró su comentario cosa que hizo que él volviera a reír aunque en esa ocasión su risa tuvo un matiz más cortante.

Llegaron a Grand Anse cansados y sudorosos. 
Cuando detuvo el coche Joe se volvió hacia Demi y dijo

—¿Lo ves? Ya estamos de vuelta, y de una pieza. ¿Ha sido tan terrible como temías?

—Gracias — dijo ella bajando la mirada — Ha sido maravilloso.

Durante la cena Demi pensó que eso debería haber sido todo pero lo cierto era que no podía dejar de pensar en las palabras que le había dicho Joe antes de emprender el regreso desde el volcán. 

¿Qué había querido decir con que quería llegar a ella?

Se oyó a sí misma contestando las preguntas de Liz y Gerry mostrando el nivel adecuado de entusiasmo cosa que no le resultó difícil pues la excursión había sido maravillosa. 
Pero su mente estaba muy lejos.

Por primera vez pensó en cómo iba a ser su regreso a Inglaterra y tuvo un sofocante sentimiento de desesperación. 
Supuso que no volvería aver a Joseph Jonas

Aunque al despedirse intercambiaran las típicas amabilidades sobre mantenerse en contacto y quedar algún día sabía que el final de las vacaciones era el final de todo lo demás.

Su corazón empezó a latir más rápido y miró disimuladamente a Joe que se hallaba al otro lado de la mesa. 
tratando de recuperar parte del alivio que había sentido aquella misma mañana al pensar que pronto iba a dejar de verlo y que por tanto se libraría de enfrentarse a las inquietantes emociones que despertaba en ella.

«Puedo volver a mi vida normal» se dijo sin convicción. 
«Puedo volver a la realidad porque esto no es la realidad». 

Trató de convencersea sí misma de que ese proyecto la ilusionaba pero lo cierto era que el futuro se le presentaba como una interminable sucesión de días semanas y meses sin Joe cerca y tuvo que hacer un esfuerzo por seguir sonriendo mientras en su interior algo se desmoronaba.

En cuanto la cena terminó Demi se retiró a su habitación y se acostó.

Poco después de media noche abandonando toda esperanza de quedarse dormida se levantó se puso una camiseta y unos pantalones cortos y salió a la playa que a aquellas horas estaba totalmente desierta.



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