martes, 25 de diciembre de 2012

Dama de treboles cap 63


Ya no se conformaba con una entrega sumisa quería que lo desease más que a nada y no se conformaría hasta verla lanzarse sobre él como una loba hambrienta.

Y pensaba conseguirlo con una lenta seducción.
Le acarició los labios y Miley permaneció muy quieta rogando que no parara.

   —Esa Cordelia sabía lo que hacía — dijo dibujando los labios con el pulgar — De haber permitido que te mostraras como eres cientos de hombres habrían hecho cola a la puerta de tu casa. Eres muy hermosa Miley — murmuró — el sueño de cualquier hombre.

   —No quiero a cualquier hombre.

   —Eso está muy bien — dijo con media sonrisa vanidosa —  Vamos a ir despacio confía en mí.

Miley asintió y echo hacia atrás la cabeza.
Nick se inclinó para besarla con ternura.
Con el sabor en los labios a jalea de fresa aquel beso tan dulce prometía delicias aún por descubrir.
Si era un buen principio.Capitulo

A la mañana siguiente, Miley fue la primera en despertar.
Sin moverse se recreó en prolongar los últimos minutos antes de levantarse.
Poco a poco fue abriendo los ojos y se encontró por primera vez abrazada a él.

Trató de quedarse todo lo quieta que pudo en parte por la sorpresa y también con el deseo de alargar la agradable sensación que le producía el calor de su cuerpo desnudo.
Se percató de que tenía una pierna entrelazada con las de Nick.

Él dormía boca arriba y a su vez la retenía por la cintura con un brazo.
Pensó que no había en el mundo mejor almohada y se deleitó frotando su mejilla contra el vello de su pecho.

Le acarició la suave piel desde el costado hasta encontrar el vello más duro en su muslo disfrutando de una variada gama de tactos.
Posó la mano entre sus piernas lo tanteó movida por la curiosidad y comprobó que crecía con sus caricias.
Giró la cara para besarle el torso y aspiró su aroma.

Lo volvió a besar esta vez casi sin rozarlo y trazó una senda sinuosa de besos hasta la base del cuello.

   —Ese es un juego muy peligroso — murmuró Nick somnoliento.

Miley intentó incorporarse pero él se lo impidió reteniéndola con el brazo que la tenía agarrada.
Con la otra mano le alzó la barbilla para poder ver su rostro.
Se había ruborizado y lo miraba con los ojos muy abiertos
.
Por un momento dudó pero los vaqueros estaban al caer y para su primera vez necesitaba tiempo para disfrutar de ella sin límite así que ejercitó una voluntad férrea para posponer la ocasión.
Acercó su cara a la de Miley y la dejó desconcertada con un beso en la punta de la nariz.

   —Me gustaría tomar café antes de irme — le dijo con una sonrisa.

Miley bajó la vista azorada de un salto se levantó y salió dándole la espalda en dirección a la cocina. Él se demoró un par de minutos estirándose en la cama no quería empezar el día exhibiendo una erección.

Desperezándose se incorporó para vestirse mientras la oía desenvolverse por la cocina.
Cuando salió con la toalla al hombro vio que Miley lo miraba de reojo mientras apartaba la cafetera del fuego.

Miley  oyó accionar la bomba de fuera y aprovechó para servir el café cortó un poco de bizcocho y batió un par de huevos.

Cuando él entró de nuevo la encontró todavía de espaldas revolviendo los huevos en la sartén.
Todavía estaba sirviéndolos en un plato cuando regresó a la cocina remetiéndose una camisa limpia por dentro del pantalón.

   —¿No te sientas conmigo?

   —Todavía no me he lavado ni la cara — contestó sin mirarlo.

Mientras Nick atacaba el plato de los huevos ella aprovechó para salir y asearse.
Volvió a la cocina y se quedó un momento mirándolo desayunar.
Él no le quitaba los ojos de encima.

   —No hay como una visión exquisita a primera hora de la mañana — comentó observándola como un ave de presa.

Ella vio que el camisón se le transparentaba al trasluz dejando a la vista su cuerpo desnudo y corrió a vestirse.
Cuando volvió anudándose la trenza Nick apuraba su café con cara de diversión.

Miley le retiró el plato y al llegar hasta el fregadero se sintió como una tonta porque apenas había dicho un par de palabras.

Nick se acercó a ella y la rodeó por detrás.
Ese gesto hizo que se relajara.
Él lo notó y la giró para tenerla de frente.

   —La mujer seductora y decidida que conozco de repente se vuelve tímida como un ratón.

   —Trato de comportarme como una esposa juiciosa.

   —Ah, pero ¿sabes hablar? — bromeó.

   Aquello arrancó una risita de Miley que lo miró con adoración.

   —Prefiero a mi guerrera a lomos de un mustang con su cuchillo en la bota. La primera vez que te vi, no te imaginé tan valiente.

   —Me casé contigo. ¿Te parece poca demostración de valentía?

   Entonces fue Nick el que rio le acarició la espalda y empezó a jugar con su trenza.

   — Juiciosa no significa tímida y menos conmigo. ¿Por qué te muestras tan vergonzosa esta mañana?

Miley  respiró hondo un par de veces.
Hablar de ello le resultaba muy embarazoso.

   —Nick, carezco de experiencia. Yo no sé lo que es correcto o no. — Temerosa calló por un momento — Mi cuerpo me pide cosas que mi cabeza… Dudo si mi comportamiento es el adecuado.

   —No tengas miedo de mostrarte como eres — dijo él con tono de complicidad tomándola por la barbilla — Entre nosotros los límites los ponemos tú y yo.

Él la ayudaría a adquirir la seguridad que le faltaba.
Todavía dudaba entre lo que le dictaba su corazón y las absurdas ideas sobre la moral que durante años embutió en su cabeza aquella arpía.

   —Lo intento. Esta mañana por fin me he atrevido a disfrutar de ti — murmuró.

   —Aún no me he comido a nadie. ¿Todavía me tienes miedo?

   —Ya no.

   —Entonces, ¿serás capaz de despedirme como me merezco? — la invitó con voz seductora.

Ella se aferró con ambos brazos a su cuello y apenas con un roce lo besó en los labios.
Poco a poco lo atrajo con más fuerza para profundizar el beso e introdujo la lengua en sus labios entreabiertos arrancando un gemido de la garganta de Nick.
Lo besó durante largo rato con una seducción lenta y ociosa recreándose en su disfrute.
Era la primera vez que tomaba la iniciativa de besarlo de un modo tan íntimo pero gozó tanto con ello que supo que no sería la última.

Cuando se separó de él Nick la tenía agarrada por las mejillas con ambas manos.
Ella apoyó las manos en sus hombros lo miró a los ojos y por la expresión que vio en ellos fue consciente del poder de su feminidad.

   —¿Vendrás a comer? — le preguntó sin dejar de mirarlo.

Él asintió con la cabeza.
La soltó con lentitud le dio la espalda y tomando el sombrero salió por la puerta sin mirar atrás.
Solo se oyó el ruido de sus espuelas.

Miley salió tras él para contemplar su partida.
Por el camino se aproximaban tres de los cinco peones.

Nick se unió al grupo pero antes de imprimir más ritmo al caballo le envió desde lejos una mirada que la hizo estremecer.

 Entonces tuvo la certeza de que necesitaba más que nada en el mundo ser de él y que Nick fuese suyo.


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