viernes, 7 de diciembre de 2012
La prometida del desierto cap31
Miley clavó los ojos verdes en él pero se le apagó todo deseo de replicar al ver la dureza de su cara.
Tragó saliva y se recordó que aquel no debía ser el día más satisfactorio para el ego de la real existencia de Nick .
—Eso es un concepto bastante bárbaro pero estoy convencida...
—Que es lo que esperabas de mí — le interrumpió Nick — Ya me has llamado bárbaro y está claro que has hecho aflorar esa parte de mi naturaleza.
—Sólo en mitad de una discusión.
—No... en una discusión contigo yo hubiera controlado mis instintos naturales — dijo Nick con una carcajada amarga
— Me he mordido la lengua y refrenado mi pasión por tu bien. En un esfuerzo por ganar tu confianza he soportado los peores insultos y te he perdonado una y otra vez. También he tolerado gritos y ataques de histeria que hubieran hecho asesinar a cualquier otro hombre. Pero te aseguro ahora que no lo seguiré haciendo... mi generosidad ha llegado a su fin.
Nick sonó increíblemente amenazador.
Miley se aclaró la garganta.
—¿Y qué se supone que quiere decir eso?
—Que no pienso permitir que me abandone ninguna mujer — explotó Nick con amargura — Así que si es eso loque hace a una mujer liberada aceptar a un hombre nunca me encontrarás aceptable.
—No me había dado cuenta de que...
—De ahora en adelante sólo confiaré en mis instintos. Fui concebido en el corazón del calor del desierto soy un auténtico hijo de las arenas porque no he heredado nada de mi madre. No corre el hielo por mis venas ni el frío cálculo en mi cerebro. Sé lo que quiero y lo que siento. Quiero encerrarte y mantenerte aislada como mis antepasados hicieron con sus mujeres. ¡Eso es lo que me haces sentir!
Los brillantes ojos dorados se clavaron en ella con tal intensidad que Miley dio un paso atrás
— Hace menos de cincuenta años no hubiéramos tenido este problema. Te hubiera reclamado y llevado a mi cama desde el instante en que te hubiera visto. ¡Y hubiera suprimido tus derechos con inmenso placer! Has sido honrada con mi anillo en tu dedo...
—¡No hubieras vivido lo suficiente como para ponérmelo! — aseguró Miley con una oleada de desafío.
—¿No?
—No.
Nick esbozó una lenta y ardiente sonrisa y se acercó.
—Entonces demuéstrame que no eres una cobarde. Demuéstrame que el mismo deseo que me inflama a mí te inflama a ti... Ven a mis brazos... o recházame entonces.
—¡De ninguna manera!
—Cobarde —susurró Nick acercándose a ella con el sigilo de un depredador natural.
—¡Aparta de mí! — gritó Miley mientras se encontraba acorralada contra la cama.
Nick estaba a corta distancia de ella y empezó aquitarse la ropa con lenta y medida frialdad.
—No me volverás a decir eso otra vez. Es a ti a quien temes no a mí. Tu sumisión puede herir tu orgullo pero ganarás con la experiencia. Una mujer que se niega su propia femineidad no está completa.
—Nunca había oído tantas tonterías en toda mi vida — Miley observó su ropa caer al suelo con el corazón en la garganta y un vuelco en el estómago— ¡No te atrevas aacercarte a mí!
—De verdad que es una prueba para un hombre pasar una noche de bodas como esta — Nick se quitó la camisa con una alarmante calma— Pero descubrirás que estoy a la altura del reto. Y no sufriré la intolerable humillación de hacer el trabajo de una mujer para conseguir acostarme contigo como hizo mi predecesor.
—¿Qué dices?
—El hombre con el que viviste hace tres años. Oí las burlas acerca de él. Tu mujer le llamaban y se reían de cómo limpiaba tu apartamento y te cocinaba.
Por un momento Miley se concentró en lo que estaba comentando.
La cocina de Danny era maravillosa pero sun ecesidad de limpiar constante había acabado poniéndola nerviosa porque se había sentido huésped en su propia casa.
Evidentemente Nick no se había enterado del hecho que hacía a Danny un huésped temporal aceptable... su orientación sexual.
—Pero eso... eso...
Cometió el error de volver a mirar a Nick y se que dósin habla.
Su asombrada mirada se posó en sus estrechas caderas en sus largas y musculosas piernas velludas y en elvisible abultamiento de su excitación masculina tras los breves calzoncillos que se estaba quitando en ese momento.
Miley se quedó helada y cerró los ojos pero un poco tarde.
Dios bendito reflexionó aturdida apoyando una mano en el borde de la cama al debilitársele las piernas.
¿Estarían todos los hombres tan ... ?
—No me mancillaré pidiéndote favores pero te daré un placer como nunca has conocido en esa cama y entonces veremos si prefieres a un hombre o a una nena.
«A una nena» pensó ella aturdida ante la imagen de su rampante masculinidad.
Sin embargo a otro nivel sintió unardor y una especie de temblor en las entrañas.
Cerró los dedos de forma compulsiva alrededor de la colcha encontró buscando una brizna de razón en su aturdida mente.
—Comprendo que estés enfadado conmigo...
—Cuando me abandone a la maravillosa gloria de tu cuerpo desaparecerá todo el enfado — dijo Nick con voz ronca de repente frente a ella quitándole con sueltas la bata y arrojándola a un lado antes siquiera de que ella se enterara de lo que estaba haciendo — Y estate segura de que cuando rompa el día todavía estarás en mis brazos donde pertenece mi mujer.
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porfiiis siguelaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarme encanto el mini maraton
y por cierto sube pronto
la nove
dama e trebolees