Antes siquiera de poder abrir los labios Nick la rodeó con sus fuertes brazos apartó el edredón y la tendió en la cama con sorprendente delicadeza.
Al instante ella cruzó los brazos sobre sus senos avergonzada de la transparencia de su camisón.
Cuando Nick la miró entre sus espesas pestañas se quedó sin aliento.
Absolutamente desbordada por su mirada de aprecio dorada permaneció echada extrañamente inmóvil y cautiva por la sensación más poderosa que había experimentado en toda su vida.
Nick frunció un poco el ceño y deslizó un dedo con burla por una de sus manos.
—¿Por qué te ocultas de mí?
Miley entrecerró los párpados.
Le costó un esfuerzo enorme cerrarlos pero le ayudó para recuperar la razón.
Apretó los dientes y se puso aún más rígida.
—No quiero hacer esto...
—¿Te he asustado?
—Por supuesto que no... Estoy intentando ser razonable.
—Cierra la boca de nuevo — sugirió Nick con suavidad — Pero abre los ojos. Eso podría ser fatal.
Le aterrorizó el que él también lo supiera... que cuando le mirara tuviera la insistencia de una buscona hambrienta de sexo y que el hecho de que estuviera echado a su lado sin una gota de ropa fuera suficiente como para reducir su compostura normal al estado de gelatina.
—No lleves esto más lejos — le advirtió temblorosa.
—¿Qué te hizo ese hombre? —preguntó con repentina ferocidad Nick .
Sus pestañas se alzaron con asombro y se encontró con sus ardientes ojos dorados.
—Estás aterrorizada... Si ese hombre te ha hecho daño lo buscaré y lo mataré con mis propias manos — explotó Nick con violencia.
Nick se inclinó sobre ella como un tigre a punto desaltar.
—¿Qué te hizo ese hombre? — preguntó de nuevo.
—¡Nada idiota! Era homosexual.
—¿Homosexual? —susurró asombrado Nick .
—Exacto... Ahora que nos hemos quitado esa complicación de camino ¿es posible que pienses en las aplicaciones de consumar este ridículo matrimonio?
—Homosexual —repitió Nick de nuevo — Un hombre al que no le atraen las mujeres.
Con un aire de relajación repentino Nick se tendió con fluidez de medio lado apoyó la barbilla en una mano y examinó su cara sonrojada por la furia y sus brazos apretados.
Entonces esbozó una sonrisa radiante.
—De verdad que soy un idiota...
—¿De qué te estás riendo? — susurró Miley mientras se incorporaba.
Una fuerte mano le apretó en el hombro para que se echara de nuevo.
—¿Quieres que apague las luces? ¿Te sentirías menos tímida?
Miley apretó los dientes.
—¡No soy tímida! Sólo estoy intentando evitar que cometamos los dos un error terrible... si siquiera me escucharas.
—Te escucho.
Nick sonrió de nuevo.
Aquella sonrisa le produjo una oleada de pánico y el corazón se le desbocó.
—Los dos estábamos de acuerdo en que estematrimonio era un error ¿o no?
—Te equivocas. - nego el
—Y bajo un acuerdo mutuo... ¿Qué quieres decir con que me equivoco?
Los enormes ojos verdes se sintieron cautivos de los dorados.
Miley dejó de respirar y sin previa advertencia su tenso cuerpo se sintió sacudido por una oleada de anticipación sensual tan intensa que la cabeza le dio vueltas.
Nick murmuró algo en árabe y lentamente bajó su morena cabeza frotando sus labios contra la trémula curva de los de ella.
Miley tembló violentamente cuando la punta de su lengua profanó sus labios y sintió la poderosa fuerza de su deseo ahogar todo pensamiento racional.
Levantó una mano para apretarle el hombro y sintió el calorde su piel satinada al mismo tiempo que él se acercaba más y enterraba sus dedos en la cascada de sus rizos vibrantes.
El corazón le dio otro terrible vuelco cuando él la rodeó y la presión de su firme boca se hizo más insistente.
Nick utilizó su lengua en un ondulante avance por su tierno interior y una oleada de placer le hizo soltar un gemido atormentado.
Las manos de Miley se enterraron en el espesor moreno de su pelo atrayéndolo hacia ella mientras el pulso de deseo atenazaba todos sus músculos.
«¿Qué estás haciendo?» le dijo la voz de la conciencia.
Pero se sentía impotente mientras la barrera de su resistencia se resquebrajaba y se desbordaba todo el deseo que había reprimido tanto tiempo.
Un gemido incoherente se escapó de su garganta mientras él elevaba el ardor del beso con erótica maestría para emular una posesión mucho más íntima.
La temperatura se le disparó por las nubes y una rdiente placer la sofocó.
—Nick ... —murmuró cuando él se separó de su boca inflamada.
Con una radiante sonrisa él le apartó las manos de su pelo y le besó cada una de las palmas.
La mirada turbia de ella se clavó en la de él cuando empezó a deslizar los finos tirantes de seda por sus hombros y sintió un escalofrío de pánico que casi rompió el hechizo.
Pero Nick apretó de nuevo la boca contra la de ella y lac egadora oleada de pasión la asaltó de nuevo.
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