martes, 5 de febrero de 2013

Un rencuentro volatil cap 16



¿Oleia exótica y alegre como un pájaro había muerto?
Le parecía imposible.

Cuando recordó su último encuentro con ella tuvo que hacer una mueca.
No no había sido su mejor momento.

Había pasado más de un año desde la última vez que la vio y nisiquiera sabía que se había ido a vivir a París.

No tenía parientes pensó entonces.
Era huérfana había sido criada por su padrino y se había independizado a los dieciocho años cuando recibió la extensa fortuna de sus padres.

¿Pero qué podía haberle dejado en su testamento?

Iría a París al día siguiente solucionaría el asunto y volvería a casa de inmediato sin decirle nada a Demi .

Guardar secretos no iba con su honesta naturaleza pero el deseo de hacer feliz a su mujer era más importante para él en ese momento.
No quería conflictos y nunca le habían gustado las sorpresas.

Por eso seguía sin entender por qué Demi había vuelto con él después de haberle dicho que no quería verlo nunca más.
Ella no era una mujer caprichosa al contrario.

Y de repente Oleia que nunca antes lo había sorprendido lo nombraba su heredero.

Talvez la joven griega le había dejado algún regalo cargado de ironía como recordatorio de su problemática relación… y de su incapacidad para perdonar.

Joe nunca había podido perdonar que lo engañase con otro hombre cuando tenía veinte años.
Como un elefante que no olvida nunca había seguido enfadado con ella.

¿Había tenido que morir para que se diera cuenta de lo absurdo de su comportamiento?

A la mañana siguiente Joe no esperaba que Demi despertase antes de salir de casa para tomar su vuelo a París.

Estaba haciéndose un café en la cocina cuando ella apareció en la puerta envuelta en un albornoz rosa los ojos verdes cargados de sueño y sus carnosos labios como una tentación...

–Sigues despertando al amanecer.

–Porque tengo que tomar un avión a primera hora si quiero volver a casa esta noche.

–¿Adónde vas?

–A París.

 Demi se dio cuenta de que parecía tenso.

–¿Ocurre algo?

Joe se encogió de hombros.

–No no. ¿Por qué iba a ocurrir nada?

–¿Has discutido con tu padre? – insistió ella sospechando que podía ser eso.

Joe era demasiado leal como para quejarse de sus problemas con Petros Volakis.

–Mi padre está prácticamente retirado. Aunque nunca me ha perdonado por ganar el voto de confianza del consejo de administración.

–Pero necesitabas el apoyo del consejo para llevar a cabo los cambios. Se le pasará – auguró Demi.

–Mis padres no tienen por costumbre olvidar una ofensa – dijo Joe .

Y era cierto tuvo que recocer Demi .
Incluso cuando estaba embarazada de su nieto Petros y Eirene Volakis no habían hecho el menor esfuerzo por recibirla con los brazos abiertos al contrario.

Y hacían lo mismo con Joe .
Era su hijo, el único que les quedaba pero parecía condenado a estar eternamente a la sombra de su difunto hermano Titos que había muerto en un accidente de tráfico un par de años antes.

Su actitud enfurecía a Demi que sabía que había sido Joe quien salvó la naviera Volakis mientras que Titos había estado a punto de destruirla.

Aprovechando que su marido estaría todo el día fuera Demi decidió pasar un día más omenos relajado haciendo bocetos para una clienta.

Joe tuvo que esperar en el recibidor de Edouard Arpin y la espera aumentó su nerviosismo.
Cuando por fin una secretaria lo llevó al despacho del abogado el hombre leentregó una carta manuscrita que le aseguró respondería a todas sus preguntas.

Era una carta de Oleia… y aparentemente una carta muy larga.

–Esto es absurdo – murmuró mirando los folios.

¿Por qué le había escrito Oleia una carta?
¿Quién escribía cartas hoy en día?

–Creo que todo quedará claro una vez que haya leído la explicación de mi clienta – dijo el abogado antes de salir del despacho.

Conteniendo un gruñido de irritación y estirando las piernas para relajarse Joe se dispuso a leer el documento.

Desafortunadamente cuando leyó la inesperada palabra «hija» frunció el ceño sorprendido y tuvo que volver a leer la frase entera con mayor concentración.

Mientras leía tuvo un horrible presentimiento…
Una vez el presentimiento confirmado se levantó de un salto y tiró los papeles al suelo en un gesto de horror.

No no podía ser cierto pensó incrédulo incapaz de seguir leyendo.
Él no podía haber dejado embarazada a Oleia después de una sola noche cuando su matrimonio con Demi se rompió…

¿O sí?

Tenía que admitir que era posible.
Pero Dios no podía castigarlo de ese modo.

¿No había perdido ya a un hijo?
¿No era ése castigo suficiente?

Se negaba a creer que aquella noche loca con la mujer equivocada hubiera dado como resultado un hijo algo que Demi nunca aceptaría ni perdonaría.

Había cometido un error e hizo lo que pudo para explicárselo a Oleia.
Pero desde entonces esa noche había pesado sobre su conciencia.

Y acababa de descubrir que Oleia se había quedado embarazada y había tenido una niña…

¿Pero dónde estaba esa niña?
¿La habría dado en adopción?

Intentando llevar aire a sus pulmones y con la frente cubierta de sudor Joe se vio obligado a recuperar la carta del suelo y leerla de nuevo con más cuidado para responder a esa pregunta.

Aparentemente Oleia había llamado a su hija Lili y no la había dado en adopción.

Era difícil imaginar a una chica tan alegre y despreocupada como ella asumiendo la responsabilidad de ser madre soltera… de hecho no podía imaginarlo en absoluto.
Y sin embargo eso era lo que había hecho.

Dejando claro que había intuido cuál sería su reacción ante la noticia Oleia lo informaba en la carta de que había llevado un mechón de pelo de Lili a un conocido laboratorio especializado en muestras de ADN para que Joe hiciese allí las pruebas de paternidad.

Había algo tan aterrador tan determinante en esa información…
Joe dobló los folios y los guardó en el bolsillo de la chaqueta incapaz de soportar más revelaciones.

¿Podría ser cierto que se había convertido en padre sin saberlo?
¿Que había tenido una hija con Oleia Telis?

Consternado se acercó a la ventana y fue en ese momento cuando Edouard Arpin entró en el despacho.

El abogado habló clara y concisamente y Joe por fin entendió por qué su presencia había sido urgentemente requerida en París.

Una niña de cuatro meses acababa de perder asu madre y él era su tutor legal.
Que quisiera o no hacerse la prueba de paternidad era asunto suyo y no tenía nada que ver con la realidad:
Oleia lo había convertido en el tutor de su hija.

Cuando interrogó a Edouard sobre las circunstancias de la muerte de Oleia se quedó sorprendido al saber que su desenfrenado estilo de vida había debilitado su sistema inmunitario hasta tal punto que una simple neumonía había provocado su fallecimiento.

Además la niñera de Lili había presentado la renuncia y había que tomar una decisión a toda prisa.
No podía dejar de preguntarse qué esperaría Demi de él.

Sabía que su reticencia a ser padre había contribuido a que no creyese en él como marido.
Después de todo Demi había tenido una pésima experiencia con Anatole Karydas y esperaba mucho de un hombre.

Sólo deseaba que esa triste verdad se le hubiera ocurrido cuando estaban casados.
Sander salió del despacho de Edouard Arpin y se dirigió al laboratorio de ADN decidido a quitarse de en medio esa formalidad.

Y el proceso de tomar una muestra de saliva duró apenas unos segundos.

En el apartamento de Oleia , Joe fue recibido por la niñera zette una rubia con cara de mal humor y antes de llegar al pasillo oyó el lastimoso llanto de un bebé.

La niña según zette era imposible.
Se negaba a dormir se negaba a comer…

¿cuándo llegaría la nueva niñera?


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