martes, 19 de febrero de 2013
Dama de treboles cap 87
Miley aún demasiado aturdida, recibió con gusto los elogios.
El canesú de su blusa y buena parte de las mangas lucían unos calados tan refinados como costosos de tejer, pero la belleza del resultado no pasaba desapercibida.
—Me alegro de que le guste — agradeció distraída — Si lo desea, puedo facilitarle una muestra.
—Si es tan amable, no sabe cómo se lo agradecería; pero no sé si tendré la paciencia suficiente. Quizá me atreva con algún pequeño adorno.
—Desde luego — aseguró la viuda Keller — no he conocido a nadie con tanta maestría para los encajes como usted, señora Jonas.
—Tan solo se trata de práctica — respondió,¿ recordando tantas tardes aburridas en compañía de Cordelia.
—Es innegable — comentó Harriet dirigiéndose a Nick — que tu esposa posee unas manos extraordinarias.
Si con el doble sentido de su comentario pretendió insultarla, no lo consiguió porque ella estaba tan ausente que ni la oía.
Nick la miró a los ojos con tanta intensidad que Miley sintió que el corazón empezaba a latirle descontrolado, pese a encontrarse ante la atenta mirada de aquellas mujeres.
—Toda ella es extraordinaria — aseguró apretándola por los hombros —. Si nos disculpan.
La viuda Keller, llave en mano, salió disparada hacia la tienda, mientras las demás mujeres continuaron en el porche con su conversación sobre la moda.
Solo Harriet se mantuvo al margen.
Su atención la acaparaba el feliz matrimonio, que poco a poco se alejaba de allí.
Miley recorrió el trecho que separaba la iglesia del centro de la calle principal inmersa en una nube.
Oía lejana la voz de Nick que muy animado le iba comentando el trabajo que tenía por delante durante la próxima semana, pero ella no lo escuchaba.
Supo que pasaron junto a algunas personas y él los fue saludando, a algunos con un gesto, a otros con frases breves de cortesía, pero no reconoció a ninguno.
En su cabeza sólo daban vueltas todas las palabras que acababa de escuchar de su boca.
Si durante la noche y los días anteriores ha emocionó con confesiones tiernas, acababa de colmar su corazón de una dicha infinita.
Notó que le faltaba el aire y frenó de pronto.
Nick paró también.
Inquieto, le alzó la barbilla tratando de averiguar qué le sucedía.
Miley apoyó las manos en sus hombros y lo encaró de frente.
—Te quiero, Nick —murmuró solo para él.
El rostro de Nick pasó de la inquietud a la sorpresa y de la sorpresa a la felicidad plena.
Le enmarcó el rostro con las manos, la besó apenas rozándole los labios y volvió a mirarla todavía incrédulo.
—Repite eso — rogó.
—Te quiero.
No podía creerlo.
Pudo decírselo durante la noche, en la cascada, en cualquier momento de intimidad.
Pero así era su mujer: capaz de confesarle su amor un domingo por la mañana, en plena calle y con todo Indian Creek mirando.
Alzó la cabeza, el sol lucía con todo su esplendor y el azul del cielo le pareció inmenso y sublime. Como los ojos de ella.
Sonrió encantado con aquel arrebato de espontaneidad, por fin se sentía libre.
Como él la quería.
La elevó por la cintura y la hizo girar a su alrededor indiferente a las miradas de asombro que suscitaban.
Aún en el aire, la estrechó entre sus brazos y la besó de una manera tan apasionada que le enrojeció los labios.
Cuando se separó de ella sintió que podría morir en ese momento al ver su sonrisa.
—Otra vez — susurró con ojos suplicantes.
—Te quiero.
Aquellas dos palabras resonaron en sus oídos como una música excelsa.
De nuevo tomó su boca y sus lenguas se entrelazaron como si fuera el último beso de su vida.
Cuando intentó separarse de ella, Miley se lo impidió aferrada a su cuello.
—Te quiero, te quiero, te quiero… — mmusitó en sus labios.
Y a Nick Jonas, al que jamás le había interesado el amor, por primera vez en su vida le temblaron las piernas.
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besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥