martes, 26 de febrero de 2013

La prometida del desierto cap48



Miley estaba enel paraíso y no quería descender nunca a la tierra.

Sintió una oleada de amor y ternura y enterró la cabeza en el hueco de su cuello antes de soltar un suspiro.

—Nunca me habla sentido tan feliz — susurró realmente extrañada.

—Ni yo — la liberó de su peso y rodó de medio lado arrastrándola con él hasta ponerla encima de su cuerpo — ¿Seguro?

Miley se puso tensa porque no estaba preparada para que se lo preguntara tan rápido.
Pero Nick no estaba tenso.

De hecho estaba totalmente relajado y deslizó un dedo por su barbilla.

—Creo que debería advertirte de que sospecho que tu concepto de seguro puede que no sea un método anticonceptivo fiable.

—Estoy tomando la píldora — mintió ella.

—¿La píldora anticonceptivo? ¿Y para qué tomas esa precaución?

—Problemas hormonales.

—Creo que deberías consultar con Laila.

—¡Ni te atrevas! ¡No es nada importante!

—Tu salud lo es.

Se sonrojó violentamente y él le dirigió una mirada de reprobación.
Derepente sintió una oleada de culpabilidad por mentirle y bajó la cabeza de nuevo.

Nick enterró una mano arrogante en su pelo revuelto y le capturó la boca conternura.

—Eres una mujer preciosa. Te protegería toda mi vida. No me niegues el placer de cuidarte.

Nadie había querido cuidar a Miley nunca.
Nadie se había molestado por loque pudiera ocurrirle.

Era como si Nick le hubiera tocado la fibra más sensible.
Se sintió increíblemente conmovida y triste también.

Encontrar aquella ternura y saberque la tendría que perder la torturó, pero apartó la idea con toda su fuerza.

«Vive el día», se recordó con fiereza.

—Me preocupa que no hayas tenido comunicación con tus padres desde que nos casamos —comentó Nick .

Miley sintió una punzada de tensión.
Con el ceño fruncido miro hacia el desierto desde lo alto del promontorio.

Con paredes de tela a tres lados, la estructura era una réplica muy realista de la tienda beduina tradicional y estaba permanentemente instalada en el extremo del jardín dé palacio.
Ricas alfombras yun hogar para hacer fuego distinguían su fresco interior.

Durante la semanas anteriores había llegado a comprender la mucho que significaba para Nick el desierto.

Allí era a donde iba a relajarse y recobrar energías al final de un largo día desdeñando las magníficas habitaciones de palacio.

Consciente de que él estaba esperando su respuesta, Miley se encogió de hombros.

—No estamos muy unidos.

—A mí me cuesta entenderlo. Para un árabe la familia lo es todo. Es la verdadera fundación de nuestra cultura y una lealtad tan fuerte impone a menudo penosas decisiones y obligaciones.

A Miley se le ensombreció el gesto.

¿Era su falta de futuro la idea más dolorosa o se estaba engañando a sí misma?

Desde el día en que había llorado enbrazos de Nick él no había vuelto a mencionar su partida ni había manifestado ninguna tensión con respecto a ese asunto.

Las tres semanas anteriores habían sido las más felices en la vida de Miley pero para mantener la felicidad había tenido que suprimir con todas sus fuerzas el pensar en el futuro.

¿Estaría Nick siguiendo la misma norma o es que podía pensar en su partida ya sin dolor?

¿Sería toda su relación sólo una agradable aventura de la que podía aceptar su final con calma?

—¿Miley ?

—Ah, mi familia — apretó la taza de café e intentó refrenar sus miedos — Bueno, con mi madre tengo una relación distante, con mi padre ni siquiera me relaciono y a ellos no les preocupa mucho.

—Me cuesta mucho creer eso.

Ella esbozó una sonrisa de amargura.

—Supongo que sí. Déjame explicarte. Mi madre cree que yo casi le rompí él matrimonio.

—¿Pero por qué?

—La primera infidelidad de mi padre coincidió con mi nacimiento. Si le conocieras podrías entender por qué. Él tiene que ser el centro de atención y naturalmente un bebé interfirió con esa necesidad. Pero mirando su historia con los años, es evidente que hubiera sido infiel de todas formas.

—¿Fue infiel muchas veces?

—Siempre estaba saliendo en busca de otras mujeres — Miley se encogió dehombros de nuevo — y cada vez que volvía a casa, mi madre le recibía con los brazos abiertos. Cuando me hice mayor comprendí lo que estaba sucediendo y le odié por laforma en que la trataba. Me costó bastante tiempo comprender que al aceptar sucomportamiento mi madre se estaba comportando como la víctima voluntaria. Él es un hombre muy atractivo... físicamente pero simplemente la utiliza. Ella es su puerto en cada tormenta.

—¿Todavía lo odias?

—Si alguna vez pienso en él, creo que me avergüenzo de él. No tiene otra cosaque encanto superficial.

—No sabía que habías pasado una infancia así.

—No fue tan malo. Es sólo que yo nunca fui muy importante para ninguno de los dos; a mi padre no le interesan los niños. Si yo hubiera sido una hija que le adorara como hacía mi madre, quizá las cosas hubieran sido diferentes, pero yo no podía ocultar lo que sentía por él... No podía halagar su ego como hacía mi madre y le hacía sentirse incómodo y resentido. Yo no le caía bien. Francamente, cuando me fui a launiversidad, fue un alivio para todos.

—Siento haber hablado de esto. No conocía las circunstancias, pero me hubiera gustado haberlo sabido antes. Hubiera entendido mejor tu resistencia hacia mi.

—Me gustaría que todavía me quedara algo de esa resistencia.

—Pues a mí no. Así es como deben ser las cosas entre los amantes.

«Amantes», repitió ella para sus adentros sintiendo una punzada de pena.


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