viernes, 8 de marzo de 2013

Corazon Indomable cap 2


Nick se duchó, se afeitó, se vistió y se montó en el Lincol negro que se acababa de comprar.

Estaba listo para pasar una noche en la ciudad y, desde luego, no iba a echar nada de menos el pollo quemado de Miley
Sin embargo, la conciencia le remordía un poco.

Tal vez fuera por todas las cosas que Marilee le había dicho de Miley La semana anterior le había estado contando lo que había dicho de él.

Iba a tener que tener cuidado con lo que decía delante de Miley porque no quería que se hiciera falsas ilusiones.
No le interesaba lo más mínimo.
Era una cría.

Se miró en el espejo retrovisor.
Su pelo era castaño con mechones rubios, tenía la frente ancha, la nariz ligeramente torcida y una boca grande de dientes perfectos.

Comparado con la mayoría de sus hermanos era atractivo.
Además, no le hacía falta ser guapo porque tenía dinero de sobra.

Sabía que a Marilee le parecía de lo más atractivo precisamente por su cuenta bancaria, pero era guapa y no le importaba sacarla por Houston y enseñarla, como los trofeos de pesca que llenaban su despacho.
Un hombre tenía sus debilidades.

Sin embargo, al pensar en la decepción de Miley al decirle que no iba a ir a cenar y en cómo se sentiría si supiera que su mejor amiga la estaba traicionando, sintió una punzada de remordimientos que no le gustó nada.

Se puso el cinturón y encendió el motor.
Mientras avanzaba por la carretera, se dijo que no tenía motivos' para sentirse culpable.

Estaba soltero y nunca había hecho lo más mínimo para darle a entender a Miley Brewster que quería ser el hombre de su vida.
Además, llevaba solo demasiado tiempo.

Una velada cultural en Houston era lo que necesitaba para aliviar la soledad.


* * * * *


Nick no estaba de muy buen humor.

Había sido una semana muy larga y ahora se encontraba teniendo que consolar a su vecino, Fred Brewster, que acababa de perder al toro de raza Salers que Nick quería comprarle.

Aquel toro era hijo de un gran campeón y una de las compras prioritarias de Nick, que estaba tan triste como Fred.

—Ayer, estaba bien — dijo Fred secándose el sudor de la frente mientras ambos observaban al animal que estaba tumbado de lado sobre la hierba —. No me podía venir peor que se muriera ahora, en plena temporada de cría —dijo el hombre pasándose la mano por el pelo cano.

Estaba pasando un mal momento económicamente, pero no se lo quería decir a Nick.

—Esto no me parece muy normal. ¿Has despedido a alguien últimamente?

—Ya, yo he pensado lo mismo, pero hace más de dos años que no despido a nadie. No lo tenía asegurado, así que no me puedo comprar otro... todavía — añadió porque no quería que nadie supiera que estaba casi arruinado.

—Eso tiene arreglo. Tengo un toro Salers que compré hace dos años. Lo quería cambiar y comprar el tuyo, pero como eso ya no va a poder ser... mientras le busco sustituto, utilízalo tú durante la época de cría.

— Nick, no puedo aceptar eso — dijo Fred sabiendo lo que costaban aquellos servicios.

Nick levantó la mano y sonrió.

—Claro que puedes. Así, en primavera, yo elegiré el toro que más me guste de los que hayan nacido.

Fred se rió.

—Bueno, si es con esa condición, de acuerdo, pero me gustaría que alguien lo vigilara.

—No te preocupes. Tengo un par de vaqueros lesionados que no pueden salir con el ganado, así que pueden venir a vigilarlo.

—Nosotros nos encargaremos de darle de comer.

Nick se rió.

—Muy bien, pero ya sabes que uno de estos come por tres hombres.

—No importa... —se interrumpió al oír un ruido detrás de ellos.


Era su hija, Miley cubierta de barro de pies a cabeza.

—Hola, papá. Hola, Nick. Buenos días —saludó la chica, que llevaba una silla de montar sobre el hombro.

—¿De dónde vienes? —le preguntó su padre mirándola con los ojos como platos, al igual que Nick.

—De montar un rato —contestó ella yendo hacia el porche.

—De montar un rato —murmuró Fred— Primero le dio por dar de comer a los animales, luego por conducir al ganado, ahora por montar a caballo... No sé qué le pasa. Decía que se iba a ir a la universidad a hacer otro curso de psicología y, de repente, le da por decir que quiere aprender a llevar el rancho. No hay quién entienda a los hijos, ¿verdad?

Nick se rió.

—Yo de eso no tengo ni idea. Ni tengo ninguna intención de tenerla. Bueno, volviendo a lo del toro. Te lo traigo cuanto antes y, si tienes algún otro problema, me lo dices.

Fred sintió un gran alivio.

Los Jonas tenían cinco ranchos.
Eran la familia con más influencias políticas y económicas de la zona.

El préstamo de aquel animal le permitiría recuperarse.
Nick era todo un caballero.

—Te lo agradezco mucho, Nick. No lo estamos pasando muy bien últimamente.

Nick se limitó a sonreír.
Estaba encantado de poder ayudar a aquel hombre con el que llevaba años haciendo negocios.

Se preguntó por el extraño comportamiento de su hija.
Antes, se ponía camisetas ajustadas y faldas cortas y esperaba a que él saliera del despacho de su padre para dirigirle miradas seductoras desde el salón.

Bueno, seductoras... Miley no sabía ser seductora.
No como su amiga Marilee Morgan, que tenía solo cuatro años más que ella, pero que podía dar lecciones a Mata Hari.

En cuanto se enterara de que había salido con su mejor amiga, Miley se olvidaría de él.
Era demasiado joven para él y, cuanto antes lo supiera, mejor.

Además, ¿de dónde salía ahora aquello del rancho?

Lo que le faltaba, cubierta de barro...
Lo único que le gustaba de ella era la forma tan elegante y sofisticada que tenía de vestir.

¡Cubierta de barro ya no había por dónde agarrarla!

Se despidió de Fred y se fue a su rancho dándole vueltas a por qué había muerto aquel toro de repente.


1 comentario:

  1. QUE?! no la dejes alli que estaba en los mejor
    siguela siguela por fis que me encanto

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si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥