jueves, 21 de marzo de 2013

Celos que Matan cap 5



Demi luchó por contener el dolor que la invadía.
Todavía no podía salir del edificio.

Su rostro estaba demasiado trastornado y tal vez Withers hubiera regresado ya.
Tenía que pasar por su lado para salir.

Cuando se calmó, regresó al despacho y pasó silenciosamente por la puerta de Joseph.
La muchacha seguía escribiendo a máquina y ni la miró, pero no había señales de Withers.

Caminó por las nubladas calles durante horas, se sentía con el cuerpo agotado y la mente torturada.
Ya había adivinado quién era la mujer, debió saberlo enseguida.

Joseph había mencionado a su nueva socia, Linda Blare y ella nunca puso mucha atención, pero ahora buscaba en la memoria huellas que pudieran indicar la relación.

— «Es una mujer inteligente — había dicho Joseph cuando la men­cionó por primera vez — Increíblemente brillante y capacitada. Tene­mos suerte de tenerla.»

Demi pareció recordar que los otros socios eran hombres.
Linda estaba emparentada con el jefe del despacho... su tío.

Pertenecía a la compañía desde hacía un año.
Un año... justo en la época en que su matrimonio comenzó a tambalearse.

Cuando Joseph se negó fríamente a tener un hijo.

¿Por qué no quería afianzar su matrimonio? — se preguntó en ese mo­mento—  ¿O sólo porque sentía que casarse con ella fue un error?

Estaba en pie en el malecón y mirando hacia el Támesis.
Había comenzado a llover.

Su brillante cabello dorado se oscure­ció y su rostro se mojó.
Se quedó mirando el río y apretó las manos sobre la piedra gris de la barandilla.

Unos pasos se detuvieron a su lado y sintió una mano sobre el brazo.

—¿Está bien, señorita?

Se sobresaltó y al volver la cara se topó con la cara amable de un policía.

—Oh... sí, gracias.

—¿No se está mojando? — preguntó observándola.

—Un poco... qué mal tiempo — forzó una ligera sonrisa.

Un taxi pasaba y Demi se subió a él.
El instinto le hizo dar la dirección de Maggie.
No podía pensar en ir a otro lugar.

La idea de regresar a la casa que compartía con Joseph le parecía odiosa.
Maggie abrió la puerta y se la quedó mirando con asombro.

— Regresaste rápido. Y empapada hasta los huesos — luego su voz cambió —. ¡Dios mío! ¿Qué te pasa?

Demi sonrió con esfuerzo.

—Estoy bien, muy bien, no te preocupes.

Maggie le rodeó la cintura con un brazo y la llevó hacia una silla.
Un momento más tarde le puso un vaso en la mano.

—Toma esto, te hará bien.

—No quiero... gracias.

— ¡Tómatelo!

Demi bebió con desgana y sintió que el calor la reanimaba.
Levantó un rostro pálido y sonrió a Maggie.

—De veras, estoy bien.


—Cuéntamelo — le ordenó Maggie.

—No — dijo firmemente.

No podía mencionarle nada.
Maggie la miró y se mordió el labio inferior.

—¿Estoy en lo cierto si imagino que Joseph no vendrá a mi fiesta?

 Demi rió y dijo con una voz al borde de la histeria:

—Estás en lo cierto.

—Pero tú sí — dijo la amiga con firmeza.

Lo último que le apetecía a Demi era ir a una fiesta.

—Me encantaría Maggie, pero...


—Lo necesitas — le dijo decidida — Cuando llegaste hace un momento estabas peor que cuando te vi por la mañana.... te fuiste de aquí tan alegre como nadie y regresaste con el aspecto de alguien que acaba de ser sometida a tortura. ¡Maldito Joseph! Tú, querida mía, te quedarás a mi fiesta.


1 comentario:

  1. hay pobre demi maldito joe porque no le dice a demi que ya no la ama y que le ek divorcio me encantooooooooooo siguela saludos

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si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥