lunes, 12 de noviembre de 2012

A merced del griego cap 14



Ella lo había visto en un par de ocasiones y sabía que el infierno tendría que congelarse antes de que Nick mirara a Miley de un modo distinto al de un afortunado jefe con una empleada que lo adorara y estuviera siempre a su entera disposición.

A él le gustaba que sus mujeres fueran altas, delgadas y superfluas, y Miley no encajaba en ninguna de aquellas categorías

- Y ahora me voy, cariño. Cuídate... y llámame, ¿de acuerdo?

-De acuerdo - contestó Miley que, aunque no descartaba por completo la posibilidad de trasladarse, tampoco pensaba darle demasiada importancia al tema.

El destino la había reunido con Nick y, al parecer, el destino aún no estaba listo para separarlos.
Pero la solicitud que llevaba en su bolso, la posibilidad de conseguir un apartamento y la charla de su amiga le dieron qué pensar.

En el camino de regreso se detuvo para comprar lo necesario para preparar unos espagueti boloñesa para la cena.
A Nick le encantaban y, aunque iba a ausentarse el fin de semana, aquella noche iba a dormir en casa.

Trató de no pensar en sus actividades del fin de semana.
Estaba viendo a otra de sus preciosas morenas.
Aquélla se llamaba Venetia, un nombre que le iba a las mil maravillas.

Con tacones era casi tan alta como él, sólo vestía ropa de diseño y en la única ocasión en que vio a Miley la trató con la superioridad de alguien muy bello en presencia de un troll.

Miley jamás habría manifestado sus celos a Nick , pero, encima de todo lo demás, éstos se filtraron en su cuerpo como veneno.

Ya no se contentaba con el tonto engaño de pensar que estar con él le bastaba.
Seguía encontrándolo fascinante con su atractiva arrogancia, su agudeza y sus momentos de amabilidad, ¿pero era eso suficiente?

Hacía dos semanas que Miley había terminado su curso, y la repentina falta de actividad le estaba haciendo recordar que tenía que seguir adelante con su vida, que ésta no podía seguir girando en tomo a un hombre que apenas le prestaba atención, a pesar de que, de algún modo inexplicable, Miley sabía que era prácticamente imprescindible para él.

«¿0 no lo eres?» 
susurró una molesta vocecita en su interior.

«Te gustaría pensar que los eres, ¿pero no nos dedicamos casi todos a creer lo que queremos creer y a descartar el resto?» 

Nick tenía su piso en la planta superior de un elegante edificio en Knightsbridge, pero Miley subió las escaleras andando.
Había empezado a hacerlo hacía unas semanas como forma de ejercicio y para contra arrestar su pasión por el chocolate y los dulces en general.

El piso había sido decorado por uno de los interioristas más famosos de Londres.
Las únicas instrucciones que le dio Nick fueron que utilizara los menos colores posibles y que no hubiera plantas que requirieran cuidados.

Miley no había hecho nada respecto a los colores a lo largo de aquellos meses, pero sí había comprado diversas plantas que cuidaba religiosamente.
También había animado las paredes con algunas de sus ilustraciones, sin dejarse afectar por la reacción inicialmente gruñona de Nick , que luego setransformó en ocasionales y gratificantes comentarios de aprecio.

Tras dejar las compras en la cocina fue a tomar una ducha sin lograr dejarde pensar en los comentarios de su amiga Beth.
Aunque el verano estaba apunto de acabar aún hacía calor y la ducha resultó maravillosamente refrescante.

Aún estaba disfrutando del agua cuando oyó que llamaban a la puerta.
No podía ser Nick , porque nunca volvía antes de las siete y además tenía su llave.

Teniendo en cuenta que el portero de aquel lujoso edificio jamás permitía que subieran vendedores y repartidores de propaganda, ¿de quién podía tratarse?

Mientras iba a abrir, Miley sintió que los latidos de su corazón se aceleraban al pensar en la posibilidad de que fuera Nick .

Pero no era Nick .
Y tampoco era ningún vendedor.
Se trataba de una mujer más bien baja y morena de unos sesenta años, con un rostro de marcado carácter, pero que en aquellos momentos parecía exhausto.

Miley no supo cuál de las dos se sintió más sorprendida.
Rompieron el silencio al mismo tiempo, la mujer hablando en griego y ella pidiéndole que se identificara.
Finalmente, ambas permanecieron en silencio hasta que Miley habló.

-Lo siento, pero, ¿le importaría decirme quién es? El portero no suele dejar subir a nadie que no sea esperado...

sonrió para suavizar cualquier posible ofensa y ciñó el cinturón del albornoz, lo único que le había dado tiempo aponerse antes de ir a abrir.

-¿Y quién eres tú? -preguntó la mujer-. ¿Dónde está mi hijo? ¿Está aquí? El portero me ha dicho que habría alguien para abrirme y he pensado que serefería a Nick . ¿Dónde está?

Miley se quedó boquiabierta.
Nick había mencionado a su madre de vez en cuando, una madre por la que sentía un profundo respeto y admiración, pero que nunca se aventuraba a ir a Londres porque las multitudes la confundían.

-Pase, por favor... señora Jonas. Me alegra mucho conocerla. Yo soy Miley ...

-¿Miley ? ¿Miley qué? Nick nunca me ha mencionado una Miley ,pero lo cierto es que mi hijo nunca me habla de sus novias. ¡Empezaba a pensar que no tenía ninguna! 0 tal vez demasiadas

la madre de Nick entró en el piso y se dirigió al sofá más cercano, donde se sentó con un suspiro de alivio

- Ven aquí, niña. Déjame verte

-Pero se equivoca...

La señora Jonas apoyó un dedo sobre los labios de Miley .

-Shh. Sigue la corriente a una anciana que lleva mucho tiempo rezando para que su hijo encuentre una buena chica con la que sentar la cabeza. Y no podría haber sucedido en mejor momento, hija mía. Sí. Pareces llenita y bien alimentada.

-Estoy a régimen... -murmuró Miley , decidida a aclarar las cosas cuanto antes-. Siento decepcionarla, pero...

-¿Decepcionarme? ¡No estoy decepcionada, cariño!

El anciano rostro de la mujer se iluminó de pronto con una sonrisa a la que Miley no tuvo más remedio que corresponder

-A Nick le gusta pensar que soy una anticuada... talvez por eso no me ha hablado de ti... debe pensar que no me parece bien que viváis juntos...

-No, señora Jonas... -Miley se sentó en el borde del sofá, consciente deque su vestimenta, o más bien su falta de ella, no estaba haciendo nada por aclarar la verdad-. Es cierto que vivimos juntos, técnicamente, pero...

-Pero no soy tan vieja como para no darme cuenta de que los tiempos han cambiado -continuó la madre de Nick , imperturbable- En mi época las cosas eran muy distintas, pero eso no quiere decir que no entienda a los jóvenes de hoy en día -de repente alzó una mano y la apoyó en la mejilla de Miley -. Me hace feliz saber que mi querido Nick ha encontrado a alguien, y puedo ver en tus ojos que eres una buena persona.

Miley se preguntó cómo podía confundirse con tanta facilidad la bondad con el pánico.

-Y no debes llamarme señora Jonas, querida -continuó la madre de Nick - Me llamo Litsa.

-Nick no me había dicho que iba a venir.

-Esperaba que... - el rostro de Litsa adquirió momentáneamente una expresión preocupada - Será mejor que se lo explique a él en persona... Ahora, estoy cansada... ¿Podrías llamar a Nick para decirle que estoy aquí?

-¡Por supuesto!



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