lunes, 12 de noviembre de 2012

A merced del griego cap 13




Y ahora qué va a pasar? - preguntó Beth.

Habían pasado dieciocho meses desde que Nick había ofrecido el puesto de trabajo a Miley , que estaba en aquellos momentos en una cafetería con su amiga.
Miley se mordió el labio nerviosamente, pues sabía lo que se avecinaba.

-¿Qué quieres decir? -preguntó para ganar tiempo.

Al principio, Beth se había alegrado enormemente por la suerte que había tenido su amiga al conseguir aquel trabajo tan cómodo.

Miley había tenido que renunciar a su puesto de profesora ayudante, pero a cambio había podido terminar su curso y estaba lista para ejercer su profesión.

Para Beth, una mujer quedaba definida por su profesión.
Ella misma había querido ser abogada desde los cinco años y había hecho que su sueño se convirtiera en realidad a base de no desviarse nunca de su propósito.
Miley admiraba profundamente la ambición y fuerza de voluntad de su amiga.

Tanto, que al principio se esforzó para que no se notara que en realidad había aceptado el trabajo que le había ofrecido Nick por su necesidad de estar cerca de él.

Pero no se le daba bien disimular y había acabado confiando sussentimientos a su amiga... y desde entonces había tenido que aguantar los ocasionales comentarios de ésta, que opinaba que estaba siendo utilizada por Nick .

-Quiero saber si ahora que has terminado el curso vas a trasladarte de piso y a conseguir un trabajo con esa agencia de publicidad. Porque supongo que has enviado la solicitud, ¿no?

Miley bajó la mirada y murmuró que aún quería darle unos toques a su currículo.

Pero lo cierto era que el sobre llevaba quince días en su bolso, quince días durante los que había tratado de no pensar en la desagradable perspectiva de dejar atrás una situación que no iba a llevarla a ninguna parte, pero que para ella estaba funcionando muy bien.

Pero mientras ella seguía alimentando las llamas de aquel encaprichamiento, Nick seguía demostrando tan poco interés sexual por ella como siempre.

Ella había desarrollado una dependencia emocional y él había conseguida la perfecta asistenta.
Lo cierto era que las tareas de mantenimiento de la casa apenas le llevaban tiempo.
Cocinaba un poco cuando Nick iba acenar, pero había acabado por convertirse en una curiosa mezcla de secretaria ades horas y chica para todo.

Nick le hablaba de sus asuntos de trabajo y ya casi nunca le recordaba que todo lo que le decía debía quedar en el más estricto secreto.

Miley solía reír y decirle que no conocía a nadie que pudiera estar ni remotamente interesado en los tratos que implicaban a empresas de las que ni siquiera habían oído hablar.

Nick encontraba a Miley relajante y divertida y, sobre todo, nada exigente.
A diferencia de las mujeres con las que seguía saliendo de vez encuando, Miley no era nada pegajosa y no ambicionaba cosas que se hallaban más allá de su alcance.
Desde su punto de vista, tenían una relación perfecta.

Él le pagaba generosamente y, a cambio, ella lo ayudaba como ni siquiera su propia secretaria lo habría hecho en horas de trabajo.

A Miley  no le importaba repasar su correo con él, o escribir cartas que no había tenido tiempo de acabar en el despacho.
Tampoco le importaba comprar joyas para sus amigas, o incluso ocuparse de enviar el acostumbrado ramo de rosas cuando una relación se acercaba a su fin natural.

No había nada que Beth pudiera decir a Miley sobre su trabajo que éstano supiera ya.
Pero en aquella ocasión la cosa era diferente.
Miley había terminado su curso de ilustración y había sacado las mejores notas de la clase.
Ya no necesitaba ahorrar como loca.

Gracias al salario que le pagaba Nick y a que no había tenido que gastar dinero en alquilar una casa, había podido pagarse el curso, comprar todo el material necesario, acudir a todas las exposiciones que había querido y aún tener dinero en el banco.
No bastante como para comprarse su propia casa, pero suficiente para alquilar algo.

-Me he enterado de que alquilan un apartamento en mi bloque - dijo Beth,que miró su reloj porque tenía que volver al trabajo después del almuerzo - Sólo tiene un dormitorio, pero te encantará. Así no tendrás que aguantar que tu jefe llame a tu puerta a cualquier hora de la noche para que escribas una carta que su secretaria podría haber escrito al día siguiente.

«A mí no me importa hacerlo», quiso decir Miley ,pero se limitó a asentir y a tratar de parecer entusiasmada.

-Podría ir a verlo... -dijo.

Beth se tomó aquello como un sí definitivo y se levantó.

-Bien. Avísame cuándo vas a estar libre y te concertaré una cita para verlo.Pero no te duermas porque de lo contrario te lo quitarán de las manos- consciente de su severo tono, Beth sonrió y abrazó a su amiga - Me preocupopor ti.

-Lo sé.

-Y odio pensar que estás languideciendo en la casa de ese hombre, esperando con desesperación que se fije en ti mientras te ocupas de hacer su srecados.

-Yo no...

-¡Claro que sí! -Beth interrumpió a su amiga sin contemplaciones.

Había notado hacía tiempo que Miley siempre se las arreglaba para justificar el mal comportamiento de su jefe.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥