jueves, 11 de abril de 2013

Un rencuentro volatil cap 29


Demi vio a Robert alejarse en el Aston Martin y luego se volvió hacia su marido.

–Él te pegó primero, ¿verdad?

Joe hizo una mueca.

–No exactamente…

–¿Quieres decir que tú has empezado la pelea?

–Eres mi mujer y él se había pasado de la raya. Estaba en mi derecho…

–¿De qué derecho hablas? Robert sólo intentaba hablar conmigo. ¡Es mi socio!

–Estaba intentando alejarte de mí.

Demi entró en la casa, tan furiosa que podría haberse puesto a dar patadas.

–¡Eso no es asunto tuyo!

–Demi … sé que éste es un momento complicado para ti, pero sigues siendo mi mujer.

Ella no dijo nada.
No estaba dispuesta a discutir sobre Robert.

Una cosa era dejar que Joe se preguntase por la naturaleza de su relación con él, otra muy diferente echar gasolina al fuego.

–Tal vez lo que necesitas ahora mismo es alejarte de mí.– añadió él.

–Es muy posible – asintió Demi clavándole sus ojos verdes.

–Yo tengo que reunirme con un hombre con el que espero hacer negocios en Atenas. Pero eso significaría dejarte aquí, con Lili y su nueva niñera durante cuarenta y ocho horas.

–No te preocupes, puedo hacerlo – se oyó decir, sin admitir que aún no había reunido suficiente valor como para estar en la misma habitación con la niña.

–¿En serio? – exclamó él, sorprendido.

–¿Por qué no? No soy tan mala como para culpar a un bebé por lo que está pasando.

–Si eso es cierto, te comportas como un ser humano maravilloso, moli mou.

Demi se puso colorada.
Sabía que no merecía ese elogio porque se había prometido a sí misma ser más adulta ese mismo día.

–Lo digo en serio –Joe la miró con sus ojos dorados – Yo no podría soportar que hubieras tenido un hijo con Robert Miller. Sencillamente, no habría podido soportarlo.

Que fuese tan generoso como para admitirlo la obligó a admitir que su silencio sobre ese tema debía de haber provocado muchas dudas.

–Como yo no me he acostado con Robert, eso sería imposible.

Joe sonrió.

–Gracias por decírmelo. No tenías por qué hacerlo.

Demi se dio cuenta entonces de que no se habría peleado con Robert de haber sabido que entre ellos no había nada.

Cuando Joe se marchó una hora después, Demi estaba trabajando en un diseño para un cliente.
Pero en cuanto el helicóptero desapareció, cerró su ordenador y se levantó de lasilla.

Era hora de conocer a la hija de su marido.

La niñera, una mujer de unos treinta años y aspecto serio, estaba cambiando el pañal deLili en ese momento y, nerviosa, Demi se presentó.

–Es normal que llore – murmuró, al ver la erupción que la pobre niña tenía en la cara – Pobrecita…

–Los masajes con aceite ayudan – dijo la niñera – La ropa y las sábanas de algodón sin mezcla ayudan mucho también.

–Iré a comprarlas – le prometió Demi , contenta al poder hacer algo práctico.

–¿Le importaría quedarse con Lili mientras yo bajo a comer algo?

–Claro que no –espondió ella, un poco avergonzada al mirar el reloj.

Eran las cuatro dela tarde y la pobre mujer no había comido.
Pero claro, ¿quién estaba allí para encargarse de esas cosas?

Joe intentaba cuidar de su hija pero no tenía ni idea de lo que significaba cuidar de un niño pequeño.

Y si Lili necesitaba cuidados las veinticuatro horas del día, habría que contratar más gente.

La niñera puso a Lili en sus brazos antes de salir de la habitación.
Era una niña diminuta,no pesaba nada.

Pero cuando se puso a llorar de nuevo, Demi respiró profundamente recordándose que siempre le habían gustado los niños.

Sin saber qué hacer, empezó a mecerla en los brazos y Lili la miró con unos ojitos oscuros cargados de tristeza.
Finalmente, se sentó en la mecedora y tomó un sonajero que la niña miró con curiosidad.

El tiempo pasaba y Demi seguía sentada en la mecedora, asombrosamente tranquila y disfrutando del calor de la niña en los brazos hasta que, por fin, Lili cerró los ojitos y se quedó dormida.

La niñera reapareció entonces para meterla en la cuna y Demi se quedó mirándola.

Se le encogía el corazón al ver que era tan pequeñita y allí mismo se prometió que, pasara lo que pasara en su matrimonio, no culparía a la hija de Oleia por ello.

Si amaba a Joe ¿cómo no iba a aceptar a su hija?

Esa noche durmió sin pesadillas y al día siguiente fue a Londres para visitar a su cliente con los bocetos que había preparado.

Después, entró en unos grandes almacenes para comprar pijamitas y sábanas de algodón para Lili.

Antes de volver a Roxburn Manor pasó por su apartamento para guardar algo de ropa en una bolsa de viaje, pero cuando estaba llegando a la mansión se le ocurrió que tal vez debería haber ido al ginecólogo mientras estaba en Londres.

Era hora de comprobar si estaba embarazada, de modo que llamó por teléfono para pedir cita.


Aunque había recibido varios mensajes de sus padres diciendo que querían hablar con él, Joe no había respondido ni había ido a visitarlos mientras estaba en Grecia.

Sabía porqué querían hablar con él, pero ya no era un adolescente rebelde que necesitara una bronca paterna sobre Lili.

La única persona a la que tenía que darle explicaciones era Demi y no sabía si Demi estaría en Roxburn Manor cuando volviese a la mansión.

–¿Dónde está mi mujer? – le preguntó a la señora Jones.

–En la habitación de la niña, señor Volakis – respondió el ama de llaves.

Joe subió los escalones de dos en dos.
Que Demi estuviera con Lili era mucho más de lo que había esperado.


1 comentario:

  1. ME ENCANTO....ya te he dicho que estoy OBSESIONADA con la nove....

    y la larga espera me tortura demasiadoooooo.....

    bueno no quiero presionarte, pero piensa en mi sufrimiento....jajajajjajaja

    bye besitos y cuidate

    ResponderEliminar

si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥