jueves, 25 de abril de 2013

Celos que Matan cap 7


Demi se quedó buscando los alimentos que trató de encontrar antes.
Después, regresó a la fiesta y vio a Jake rodeado de chicas.

Observó como flirteaba abiertamente con una bonita rubia.
La chica no ocultaba su fascinación y Demi imaginó que eso era algo que se repetía a menudo.

¡Era cierto que Jake había llegado a la cima!
Maggie se le acercó y mordisqueó un pedazo de apio.

— Su actuación es estupenda —dijo con sequedad.

—Trata de hacerte honor — aceptó Demi y ambas sonrieron.

—Es un buen actor — admitió Maggie como para borrar la sospe­cha de celos profesionales —. Merece el éxito que tiene.

— Sin embargo, es curioso —murmuró Demi —. ¿Recuerdas lo tonto que era en la escuela de arte dramático? Nunca ponía atención y yo nunca creí que realmente quisiera actuar.

— Tal vez es mejor actor de lo que pensarnos, tanto fuera como dentro del escenario —dijo Maggie y la miró de forma curiosa.

Demi vació los ceniceros, recogió un montón de vasos sucios y se dirigió a la cocina a lavarlos.
Un hombre joven con pantalones de pana y suéter blanco, la siguió.

—¿Necesita ayuda?

—Gracias —contestó sonriendo.

Trabajaron un rato juntos.

—¿Actriz? —dijo mirándola de arriba abajo.

—No —contestó ligeramente desconsolada.

—¿Amiga de Maggie? — puso cara de sorpresa.

Maggie no cono­cía a nadie fuera de ese ambiente.

—Si.

—¿Modelo?

Ella sonrió moviendo la cabeza.

— Debía serlo —dijo con tono insinuante—. Podría tener mucho éxito. ¿Quiere algunas presentaciones? Podría conseguirle trabajo.

Demi lo miró con frialdad.

—No, gracias, soy casada.

Él se echó para atrás como si lo hubiera abofeteado.

—Bueno, encantado de servirla en cualquier momento — desapa­reció como si temiera por su vida y ella sonrió para sus adentros.

Pensó que el muchacho trató de usar el viejo truco del empleo y pensó que hacía mucho tiempo que alguien había intentado conseguir una cita con ella con el mismo pretexto.

Era divertido.
Maggie entró y le hizo una mueca.

—Deja de esconderte aquí y únete al resto... viniste a divertirte, no
a trabajar.

Demi se dejó llevar de nuevo a donde estaban todos y le sonrió a la gente, habló y escuchó hablar de teatro.

En un momento dado se encontró espalda con espalda con Jake.
Se tocaron y giraron para verse.
Él le hizo un guiño.

La rubia seguía colgada de su brazo y él no hacía ningún esfuerzo para zafarse.
Los ojos de Demi contemplaron a ambos y sonrió antes de apartarse.

Comenzó a sentir que jamás se había ido.
Al principio le fue difícil poner a un lado el recuerdo de Joseph con otra mujer en los brazos, pero ahora lo hacía sin esfuerzo.

Cada vez que el pequeño cuadro surgía en su cabeza, lo apartaba y sonreía más.
La fiesta comenzó a desanimarse a las dos.
La gente se iba, el aire aclaró y la música se oyó más suave.

Unos cuantos invitados bailaban adormilados ahora que había lugar para moverse.
Jake se apartó de la rubia y se le acercó.

—¿Bailamos?

Ella lo miró sorprendida, notó que la rubia la miraba sin disimular los celos.

—No quiero que me saquen los ojos. Regresa con Rizos de Oro.

Jake no contestó.
Le rodeó la cintura con un brazo y la empujó.

Ella lo siguió alrededor del cuarto con la mano sobre el hombro.
Él puso la mejilla sobre el cabello femenino.

—Maggie me ha dicho que tu matrimonio está a punto de naufragar.

Demi se puso rígida, se tropezó.

—No tiene ningún derecho...

Él la miró serio, a los ojos.

—Maggie y yo somos tus amigos más antiguos. Tiene todo el derecho. Estamos preocupados.

— ¡No es asunto vuestro! —el dolor hizo que su voz pareciera brusca.

—Por lo que Maggie me dijo, Joseph Foster es un desgraciado.

—No debí decirle nada. No creí que le contaría a todo el mundo lo que le dije.

Jake le apretó el brazo y la lastimó.

—¿Tratas de insultarme, Demi ?

- Lo siento — se disculpó al verlo enfadado.

—Eso espero.

—Pero mi matrimonio es asunto privado.

—Se lo contaste a Maggie ¿por qué me excluyes a mí?

Su mirada la hizo ruborizar.

—Cuando hablé con Maggie estaba aturdida. Supongo que necesi­taba un hombro para poder llorar.

—Usa el mío.

—Es distinto.

—Siempre nos llevamos mejor que Maggie y tú. ¿Ya no somos amigos, Demi ?

A Joseph no le gustaba Maggie, pero sabía que menos le agradaría Jake si lo conocía.
Sonrió con tristeza.

—Causaste a Joseph una mala impresión con ese telegrama.

—¿Se puso celoso?

Algo en su voz hizo que lo mirara con más cuidado.

— ¡Jake! ¿Lo hiciste deliberadamente? —jamás se le había ocu­rrido antes.


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