— Será mejor que demos por terminado el día— Wilmer Valderrama se pasó los dedos por el encrespado cabello castaño claro, con el rostro tenso por la fatiga — Y gracias, Demi . Creo que hemos hecho un buen trabajo
Dejó ver una sonrisa radiante que transformó sus rasgos ordinarios y Demi se la devolvió sin poder evitarlo, incluso lo perdonaba por haberla despertado a las cuatro de la mañana, cuando su fértil mente rebosaba de ideas para la sección media de su actual libro, que hasta entonces había sido un punto escabroso.
— ¿Quieres una taza de café?
Demi cerró su libreta de notas y la dejó a unlado de la anticuada máquina de escribir, instalada encima del atestado escritorio, pero Wilmer movió la cabeza.
—Pienso dormir un par de horas y te sugiero que hagas lo mismo. Si aún sigues dormida al mediodía, prepararé la comida y te despertaré. ¿De acuerdo?
Ella insistió distraída mientras él salía del estudio atestado de libros; el cansancio físico y la satisfacción, lo hacían verse mayor que sus cuarenta años, tenía una figura rechoncha y vestía un desgastado pantalón de pana y un holgado suéter.
Por un momento, su mirada se suavizó al contemplarlo con sus grandes ojos verdes.
Durante los diez días pasados en la vieja granja, había aprendido a apreciar y respetar al escritor.
A pesar de un enorme éxito comercial, no se daba importancia y aunque la hacía trabajar mucho, era justo; le pagaba un salario excelente e insistía enque se tomara muchos ratos libres para compensar sus extravagantes horarios de trabajo.
Pero, aunque trabajó arduamente durante las últimas cinco horas, tomando dictado, no estaba de humor para regresar a la cama.
No podría dormir y sólo sequedaría allí, presa de los pensamientos que aún luchaba por apartar de su mente.
Diez días no eran suficientes para recuperarse del trauma de perder a Joe , se dijo mientras subía la escalera para darse una ducha en el baño de techo inclinado instalado debajo del alero.
Dudaba que alguna vez llegara a recuperarse, pero esperaba que con el tiempo, llegaría a aceptarlo y podría seguir adelante con su vida, sin tener que vigilar de una manera absoluta sus pensamientos y sus emociones.
El viaje a Francia fue lo mejor que pudo hacer, se aseguró mientras preparaba el café en la cocina de techo de vigas.
Vestía una amplia falda de algodón verde esmeralda y una blusa azul marino sin manga.
Wilmer, que Dios lo bendijera, la hacía trabajar mucho y le dejaba muy poco tiempo para cavilar.
A su llegada, la recibió como si fuera su salvadora y su propia estimación aumentó cuando él la alabó por la actitud positiva con que se enfrentó al montón de hojas manuscritas que se había acumulado desde que se quedó sin secretaria.
Pero Mariette Voisin, que iba casi todos los días para encargarse de los quehaceres domésticos, llegaría en cualquier momento y aunque la anciana francesa hablaba un inglés deficiente, era incorregiblemente curiosa y sometía a Demi a largo interrogatorios a la menor oportunidad, así que lavó la cafetera y salió a disfrutar del sol matutino.
La granja se hallaba en un frondoso valle entre un laberinto de angostos caminos que iban de Bolonia a Le Wast, cuando al fin Demi logró encontrarla el día de su llegada, supo que era un lugar perfecto para ocultarse.
¿Ocultarse de quién?, se burló, pateando uno de los guijarros que cubrían el polvoriento camino.
Eso no era necesario, pues nadie la buscaría.
Joe debía sentirse muy agradecido al ver que ella se había alejado voluntariamente de su vida.
Con el ceno fruncido, apartó de su mente esos molestos pensamientos, y deliberadamente trató de relajarse.
Después de permanecer inclinada sobre su libretade notas durante cinco largas horas, su cuerpo ansiaba un poco de aire puro y ejercicio.
Mientras caminaba por esos encantadores senderos, bañados por el sol y con el bosque cerca, se dio cuenta de que era el lugar perfecto para disfrutar de eso.
De pronto, como a menudo le sucedía en esa región encantada, dio vuelta en un recodo y encontró un arqueado puente de piedra que cruzaba un arroyo; se apoyó en él para recobrar el aliento, agradecida por la sombra de los árboles.
En ese momento, el ruido de un motor perturbó el monótono canto de las aves yel zumbido de las abejas, así que se apartó contra el parapeto para dejar tanto espacio libre como le fuera posible en el angosto sendero, pero se volvió cuando el vehículo sedetuvo a su espalda; tal vez era un turista extraviado en los serpenteantes senderos.
La sonrisa cortés murió en sus labios, el corazón le dio un vuelco y luego empezó a latir desbocado cuando Joe le ordenó, a través de la ventana abierta del auto
—Sube.
No podía moverse, literalmente era incapaz de mover un solo músculo.
No sabía qué hacía él allí, cómo pudo encontrarla y por qué se molestó en hacerlo.
Abrió laboca, pero no pudo articular palabra alguna y se quedó allí, muda y ruborizada, desde el cuello hasta la raíz del pelo; luego oyó murmurar una violenta imprecación mientras bajaba del auto, dominándola con su estatura.
—No me mires con esa expresión confundida, mujer. Ya nos conocemos — apretó los dientes y recorrió con la mirada el rostro pálido de ella — Soy el hombre con quien te casaste, ¿lo recuerdas? A quien prometiste amar, honrar y obedecer, así que sube al auto.
Tenía los puños apretados a los costados, contra el pantalón de algodón negro, parecía como si quisiera sacudirla hasta que se le cayera la cabeza; trató de que sus resecos labios pronunciaran la palabra "no” y lo vio apretar la boca, con la piel tensa sobre los pómulos y la agresiva mandíbula.
— Estoy bloqueando el camino y no pienso moverme un solo centímetro sin ti
Eso debió advertirle a Demi que estaba dispuesto a obligarla a subir al auto, pero aún seguía en estado de choque cuando él rodeó el auto.
Cuando llegó a su lado logró decir con voz ronca:
— Estoy trabajando aquí y ya me he retrasado
Lo que era una absurda mentira, pero él pareció creerla, porque la voz profunda se suavizó, aunque en ella había un dejo de amenaza que Demi nunca antes había escuchado.
— Entonces guíame. Yo te llevaré.
No había forma de salir de esa situación.
Podía negarse categóricamente y él simplemente se alejaría de allí, con ella.
Para llevarla a cualquier parte, lo sabía por su estado de ánimo.
Nunca antes lo había visto tan encolerizado.
Algo en su interior se estremeció y se contrajo al contemplar su perfil rígido; le indicó la dirección con voz apagada, preguntándose si él sabía que la estaba haciendo pasar por un infierno.
Acababa de emprender el largo y arduo camino que la llevaría a aceptar su fracasado matrimonio, y él tenía que aparecer para enviarla de nuevo al punto de partida.
Temblaba en su interior cuando le preguntó en medio de un silencio difícil:
— ¿Cómo supiste en dónde estaba?
— ¿Por Miley?, ¿por quién más?
Por supuesto.
¿Por quién más?
Ella y su mejor amiga de la escuela siempre se mantuvierón en contacto, incluso después que ella se casó y renunció a su trabajo en la agencia de empleos.
Tenía que ser la primera persona a quien Joe interrogara acerca de ella
— ¿Porqué te molestaste? — le preguntó aturdida, moviendo la cabeza inconscientemente.
El la miró de reojo con una expresión dura y su mirada era un mal presagio para la paz mental de ella; luego respondió sombrío:
— ¿Acaso pensaste por un momento que simplemente dejaría que te alejaras demi lado?
ohhhhhh Joe ya encontró a Demi
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