miércoles, 10 de julio de 2013

Corazon Indomable cap 16


Fred estaba despierto cuando Miley llegó de trabajar bastante cansada.
Antes de pasar al salón, estuvo hablando con Hettie en la cocina.

—Hettie me ha dicho que ha estado Nick en casa — dijo en tono preocupado —. ¿Para qué?

—Para ver al toro —mintió su padre sin mirarla a los ojos. Miley dudó.

— ¿Ha... Preguntado por mí?

—Sí, le he dicho que estabas trabajando en un restaurante.

— ¿Le has dicho en cuál?

—No —contestó Fred.

—No te preocupes, papá. No es asunto suyo donde trabajo o lo que hago.

—Sigues enfadada y lo entiendo, pero él quiere hacer las paces.

Miley tragó saliva mientras recordaba sus insultos. Apretó los puños.

—¿Quiere enterrar el hacha de guerra? Que tenga cuidado, a ver si se la voy a acabar clavando.

—Hija, no es un mal hombre.

—Claro que no, pero no le caigo bien. No le puedo culpar, claro, por preferir a Marilee.

—No, pero has perdido a tu única amiga.

—Bueno, bueno, a una amiga. Por lo visto, se ha ido deprisa y corriendo de vacaciones a Colorado.

—Supongo que por vergüenza. Ha cometido un error, pero no es una mala chica. La gente se equivoca, Miley .

—Tú, no —sonrió su hija de repente—. Tú eres la única persona del mundo que jamás me engañaría.

Fred se puso rojo de la culpa.
¿Cómo se tomaría Miley que Nick comprara una parte del rancho a sus espaldas?

Era por una buena causa.
De hecho, era para que Miley pudiera heredar lo que le pertenecía por derecho, pero, de repente, se sintió un traidor.

—¿Por qué pones esa cara? Venga, deja de hacer cuentas y a la cama.

—¿Ya mí qué me importa? No es asunto suyo. No tiene nada que decir. ¿Por qué te preocupa eso?

Porque si Nick se enteraba de que estaba dejando a su hija trabajar en aquel local, tal vez, se echara atrás con lo del crédito.

Se sintió tremendamente culpable por no decirle la verdad, pero le podía el miedo de perder el rancho.

Era la herencia de Miley
Tenía que hacer todo lo que estuviera en sus manos para salvarlo.

—Porque es amigo mío.

—Yo creía que mío, también, pero los amigos no hablan así unos de otros. ¡Yo nunca he dicho nada de él!

—Ahora, lo sabe.

—Si supiera lo que estoy haciendo, no se lo podría creer. Él, que cree que no sé cocinar.

—Le he dicho que estabas cocinando en un local.

—¿Y qué ha dicho?

—Se ha mostrado muy sorprendido.

—O sea, que se ha quedado alucinado.

—Está dolido porque lo evitas. Está muy arrepentido de lo que ha dicho sobre ti. También me ha contado lo del baile.

—¿Qué te ha contado? —preguntó Miley sonrojándose.

—Que tuvisteis una buena pelea. No se podía creer que tuvieras tanto genio.

—Pues que se ande con ojo porque, como se acerque a mí, se va a enterar de lo que es genio de verdad —comentó Miley —. Bueno, papá, me voy a la cama. Que duermas bien.

—Tú, también, cariño. Buenas noches.

Fred observó a su hija mientras salía del salón y respiró aliviado.
De momento, todo iba bien.

*****

EL miércoles, Fred fue con Nick al despacho de su abogado para ultimar los detalles del préstamo.

—Nunca podré agradecerte esto suficiente — dijo Fred una vez redactado el borrador del contrato.

—Tú habrías hecho lo mismo por mí — contestó Nick —. ¿Cuándo podemos venir a firmar? — le preguntó a Blake Kemp, su abogado.

—El lunes.

—Muy bien. Gracias, Blake.

El abogado les estrechó a ambos la mano.

—Ojalá todos los clientes fueran corno vosotros e hicieran las cosas con tanta cordialidad.

Nick miró el reloj.

—¿Te apetece que vayamos a Shea's a tomar una pizza, Fred?

Fred palideció e intentó buscar una excusa a toda velocidad.

—¡Es que Hettie ha hecho chili! —recordó—. ¿Por qué no te vienes a casa a cenar? ¡También hay pan de maíz!

Nick dudó.

—Suena bien... ¡Vaya, se me había olvidado que había quedado con Cag y Tess! Quieren comprar dos toros Santa Gertrudis, ¿sabes? No sé cómo se me ha podido olvidar — se excusó pensando que Miley estaría en casa —. Te tengo que dejar, que no llego.

—No te preocupes —contestó Fred aliviado—. ¡Pásatelo bien!

—Tú, también. Hasta luego.

Al montarse en el coche, Fred suspiró.
Un día más sin que Nick se enterara de la verdad.
Con un poco de suerte, tal vez, nunca se enterara.


Corazon Indomable cap 15


El lunes por la tarde, Nick fue a ver a Fred.

—¿Qué tal la convención? —le preguntó el padre de Miley .

—Muy bien. Hemos hablado de las exportaciones de carne a Japón con etiqueta de denominación de origen y todo ha ido sobre ruedas — contestó sentándose y pasándose los dedos por el pelo .

—He oído algo que no me ha gustado tanto.

Fred pensó que se había enterado del trabajo de Miley .

—Bueno, que estabas buscando socios.

—Ah, eso —dijo Fred carraspeando—. Bueno, he tenido un par de contratiempos.

—¿Por qué no has recurrido a mí? Sabes que no tienes más que pedirme el dinero que necesites y yo te lo presto.

Fred tragó saliva.

—Lo sé... Pero no quiero hacerlo estando como estoy —contestó el hombre evitando la mirada de Nick.

—¿A qué te refieres?

—A Miley .

Nick no sabía si Fred se habría enterado de todo, pero veía que sí.

—Entiendo.

—No quiere que se mencione tu nombre en su presencia —dijo Fred con tono de disculpa—.Si te pido dinero sin que ella lo sepa, tarde o temprano, se va a enterar. Jacobsville es muy pequeño.

—No creo que se entere estando en la universidad.

—Bueno, no ha vuelto a la universidad... Está trabajando. Tiene un buen trabajo Y le gusta.

—¿Dónde?

—En un restaurante, de cocinera Y camarera.

—Será una broma.

—No, después de dos meses en la cocina con Hettie, cocina muy bien — protestó su padre —  Incluso hace... — iba a decir bizcochos, pero rectificó a tiempo — pizzas.

—Fred, no sabía que las cosas estuvieran tan mal. Lo siento.

—Nadie tiene la culpa de que el toro muriera. Me gasté mucho dinero en él y no lo tenía asegurado.

—Me gustaría ayudarte, si me dejas —insistió Nick.

—Gracias, pero no puedo.

—Supongo que Miley te habrá contado lo que pasó en el baile —dijo Nick tras una incómoda pausa.

—No, no me ha dicho nada de eso. Me ha contado lo de la ferretería. ¿Es que hay más?
Nick desvió la mirada.

—Sí. Nos peleamos — contestó mirándose las manos —. He metido la pata y bien. Creí varios cotilleos sobre Miley que jamás tendría que haber creído. Ahora, sé que no eran ciertos, pero no me deja ni acercarme a ella para pedirle perdón.

Aquello era nuevo.

—¿Cuándo la has visto? — preguntó Fred intentando ganar tiempo.

—El viernes, en el banco — contestó Nick— Me ignoró — añadió recordando su mirada de desprecio —. ¡La primera vez que me pasa en mi vida!

—Miley no suele ser así — dijo Fred justificando a su hija — Puede que sea por el trabajo...

—No, es por lo que le dije — confesó Nick — No sé cómo pude creerme todas esas patrañas.

—Según Miley Marilee puede resultar de lo más convincente y, como le gustabas.

—No era mutuo  — contestó Nick — No me daba cuenta de lo que estaba pasando. Me creí todo lo que contó Marilee. Creía que era difícil engañarme, pero veo que soy más ingenuo de lo que pensaba.

—A todos nos pueden engañar. Has tenido mala suerte. Miley nunca ha hablado de ti con nadie. Es tímida, por si no te has dado cuenta — sonrió Fred —. Una tarde, mientras tú estabas en casa, se puso guapa y, cuando saliste de mi despacho, coqueteó contigo. Luego, le contó a Hettie que había sido lo más difícil que había hecho en su vida. No es propio de una mujer sofisticada, ¿verdad?

—No — contestó Nick suponiendo cómo le debía de haber dolido a Miley que la tildara de todo aquello —. Ojalá me hubiera dado cuenta. No me gustan las mujeres agresivas y sofisticadas — confesó —. Me gustaba Miley como era antes.

—¿Inofensiva?

Nick se puso rojo.

—Yo no diría eso.

—¿Ah, no? — sonrió Fred echándose hacia atrás en la butaca —. Mira, he criado a mi hija entre algodones porque quería que tuviera una vida fácil, pero veo que no le he hecho ningún favor. No es una muñequita de porcelana, Nick, es una mujer. Tiene que aprender a ser independiente y autosuficiente. Tiene carácter y está aprendiendo a utilizarlo.

—Sale con Harley.

—¿Y por qué no? Harley es un buen tipo, pero no es lo que tú crees. Son solo amigos.

—¿Y a mí qué me importa? —dijo poniéndose en pie— No voy a insistir más, pero que te quede claro que tu hija no tendría por qué enterarse nunca de lo del rancho.

Fred estuvo tentado de aceptar.
Se levantó y suspiró.

—Ha habido momentos en los que he trabajado veinte horas, he sobrevivido a sequías e inundaciones, pero esto es mucho peor. Podría perder fácilmente el rancho.

—No te arriesgues —contestó Nick—. Te prestaré el dinero que necesites. Te prometo que Miley nunca se enterará. Quedará entre tú y yo. No pierdas el rancho por orgullo; Fred. Lo tenéis desde hace muchas generaciones.

—Nick...

—¡Déjame ayudarte!

—Tendría que ser un secreto — dijo Fred cediendo ante la sincera mirada de preocupación de su socio.

—Así será. Te doy mi palabra. Quedamos con mi abogado para ver los detalles, ¿te parece?
Fred tuvo que morderse el labio inferior para controlar las lágrimas que amenazaban con brotar de sus ojos.

—No te puedes ni imaginar cuánto...

—Fred, me sobra el dinero — lo interrumpió Nick —. ¿De qué me serviría tener tanto si no ayudara a mis amigos cuando lo necesitan? Sé que tú harías lo mismo por mí.

—Por supuesto — contestó Fred tragando saliva —.Gracias.

—De nada — contesto Nick poniéndose el sombrero —. Por cierto, ¿en qué restaurante está Miley ? Lo digo para ir a comer algún día.

—No sé si es buena idea. Está todo demasiado reciente — mintió Fred con pesar.

—Tienes razón. Dejaré pasar un poco de tiempo a ver si se calma. Tiene carácter, ¿eh? Quién lo iba a decir.

—Últimamente no deja de sorprenderme.

—Sí. Bueno, hasta luego.

Cuando Nick se hubo ido, Fred dio rienda suelta a sus emociones.
No se había dado cuenta de lo mucho que significaba su rancho hasta que había estado a punto de perderlo.

Ahora, pasaría a Miley y a sus hijos.
Gracias a Nick Jonas, que era un buen hombre y el mejor de los amigos.
La vida era bella.
¡La vida era muy bella!


Corazon Indomable cap 14


FRED Brewster volvió de Denver desesperado.

—No he encontrado a ningún inversor  — le dijo a su hija sentándose en su butaca favorita  — No es buen momento. La gente no tiene dinero.

—Papá, me he puesto a trabajar — anunció Miley sentada frente a él.

—¿Cómo?

—Tengo trabajo — sonrió su hija — Me dan buenas propinas. Empiezo esta noche.

—¿Dónde?

—En un restaurante — mintió Miley .

—Miley  me gustaría que siguieras en la universidad y terminaras la carrera.

—Papá, vamos a ser sinceros. Ahora mismo, no estamos como para pagar la universidad. Si fuera, tendría que trabajar de todas formas. Trabajar y estudiar a la vez. Soy joven y fuerte. No me importa trabajar. ¡Saldremos de esta, papá! Todo el mundo pasa por malos momentos y nos ha tocado a nosotros, pero todo se solucionará.

—No puedo permitir que mi hija...

—Papá — lo interrumpió Miley arrodillándose a su lado —, tarde o temprano, encontrarás la manera de solucionar esto, seguro, confío en ti, pero mientras tanto. ..

—Eres como tu madre — contestó Fred acariciándole el pelo.

—¡Gracias!

—Bueno, bueno... solo unas semanas, ¿eh? Y no quiero que vuelvas más tarde de las doce.

Miley pensó que aquello iba a ser un poco difícil, pero se calló.

—Ya verás qué bien —dijo poniéndose en pie y plantándole un beso en la frente—. ¡Voy a hacer la comida!

Se fue corriendo a la cocina para que su padre no le preguntara nada más. No tuvo tanta suerte con Hettie.

—No me gusta nada que trabajes en un bar.

—Shhh —dijo Miley —. ¡Qué no te oiga papá!

—Te vas a meter en un lío, ya verás.

—Que no. Solo voy a hacer y servir pizzas y emparedados, no me voy a meter en ninguna pelea, te lo aseguro.

—Mezcla hombres y alcohol y la pelea está asegurada — protestó Hettie nada convencida — No creo que al señor Jonas le guste.

—No creo que le importe mucho después de todo lo que ha dicho de mí.

—¿Qué ha dicho?

—Que soy una pesada mentirosa y cotilla que no lo deja en paz —contestó Miley con tristeza— Se lo estaba diciendo a Joe Howland la semana pasada y lo oí todo.

—¡Lo siento mucho, pequeña! — dijo Hettie, que conocía sus sentimientos hacia Nick Jonas.

—Y lo de Marilee es todavía peor — añadió Miley con amargura —. Me ha estado mintiendo. Me decía cosas que supuestamente le gustaban a Nick, para poder gustarle, y lo que estaba haciendo era justamente lo contrario, alejarme de él. Fue al baile con él. La invitó a ella... — dijo tragando saliva —. ¿Quieres un emparedado, Hettie?

—No, gracias —contestó la mujer abrazándola —.La vida pone a cada uno en su lugar y todo se termina solucionando — le dijo.

Miley no lo tenía tan claro.
Ojalá el trabajo hiciera que dejara de pensar en Nick.
Al menos, en Shea's no lo vería.
Después de la borrachera del sábado, no creía que quisiera volver a probar la bebida.

El siguiente sábado, Miley ya llevaba cuatro días trabajando Y le iba muy bien.
Shea's abría a la hora de comer y cerraba a las once.

Aparte de pizzas y emparedados, servían bebidas fuertes.
Los clientes solían ser casi siempre los mismos, pero ella no los saludaba.
No quería problemas.

Su padre se había enterado de dónde trabajaba y no le había hecho ninguna gracia, pero Miley le había hecho comprender que, aparte de querer ayudar en casa, quería aquel trabajo para sentirse un poco independiente.

Fred consideró sus palabras y no tuvo más remedio que darle la razón.
A Miley le gustaba su trabajo.

El local no era nada del otro mundo, pero el portero, Tiny, un tipo enorme, calvo y lleno de tatuajes, le había tomado cariño rápidamente y estaba muy pendiente de ella.

Miley se sentía a gusto.


Corazon Indomable cap 13


Miley se pasó todo el camino de vuelta a casa callada.

Harley sabía por qué.
Se moría por partirle la cara a Nick Jonas.

—Tendrías que haberme dejado que le diera una lección.

—Ya ha habido suficientes cotilleos, pero gracias — sonrió Miley con tristeza.

—Ha bebido mucho.

—No sabía que bebiera.

—No bebe. Eb Scott me ha dicho que nunca lo había visto tomar más de una cerveza — le contó Harley — Ha debido de ser por ti.

—Ya estaba bebiendo antes de que discutiéramos — contestó Miley mirando por la ventana — Lo que me extraña es que Marilee se haya ido con él.

—Si hubieras visto cómo la miraba todo el mundo, lo entenderías. Le está bien empleado —apuntó Harley, enfadado, entrando en el rancho de su padre — A una amiga no se la apuñala por la espalda así. Aunque le gustara Jonas, tú tendrías que haberle importado más.

—Creí que te gustaba.

—Le pedí salir una vez y se rió de mí.

—¿Qué?

—Sí, me dijo que era un inmaduro... Lo peor es que tenía razón — sonrió.

—Gracias por llevarme al baile — dijo Miley cambiando de tema por si a Harley le dolía todavía.

—Ha sido un placer. No me malinterpretes, no quiero que seamos nada más que amigos, pero llámame siempre que quieras. Podemos ir al cine o a tomar una hamburguesa.

—Lo mismo te digo. Gracias — dijo Miley

—Miley ... — dijo Harley acariciándole la mejilla — Olvídate de Nick. Es peligroso para tu corazón. Aunque sus hermanos se hayan casado, él no es así. Asume que, a veces, los amores no son correspondidos.

—¡De eso, nada! No pienso darme por vencida. ¡Se va a enterar!

—No lo hagas. Lo único que vas a conseguir es hacerte más daño — le aconsejó Harley.

Miley tomó aire.

—Tienes razón... Ay, Harley, ¿por qué no podemos hacer que la persona a la que queremos nos quiera?

—Ojalá lo supiera — contestó Harley rozándole suavemente los labios — Me lo he pasado muy bien. Siento mucho que tú, no.

Miley sonrió.

—Claro que me lo he pasado bien. Por lo menos, no he ido al baile sola o con mi padre.
Imagínate haberme encontrado a Nick con Marilee y yo del brazo de mi padre...

Harley asintió comprendiendo lo que quería decirle.

—¿Dónde está tu padre?

—En Denver, intentando captar inversores.

—No sabía que las cosas estuvieran tan mal — se lamentó Harley.

—Muy mal. Perder ese toro le ha supuesto un revés económico enorme. Menos mal que Nick nos ha prestado el suyo. Si no, no sé qué habríamos hecho. Al menos, le cae bien mi padre —suspiró.

Harley estaba convencido de que también le gustaba ella, pero no se lo dijo.

—Si hay algo en lo que os pueda ayudar. ..

—Muchas gracias, Harley, pero me temo que solo nos puede salvar que nos toque la lotería —bromeó Miley con tristeza — De momento, voy a dejar la universidad y me voy a poner a trabajar.

—¡Pero Miley !

—La universidad es muy cara y mi padre no está ahora como para hacer esos gastos. Hay un trabajo en Shea's...

—¿En Shea 's? No puedes trabajar allí. Hay peleas de borrachos todas las noches.

—Yo me encargaría de servir emparedados y pizzas. No te preocupes.

Harley se preocupaba, por supuesto.

No le hacía ninguna gracia imaginarse a una chica tan dulce e inocente como Miley en aquel ambiente.

—No me vas a hacer cambiar de parecer, Harley — le aseguró.

—Bueno, entonces, iré de vez en cuando a vigilar que estés bien — le prometió él.

—Gracias, Harley — le dijo Miley de corazón saliendo del coche — Gracias otra vez por llevarme al baile.

—¡De nada, Cenicienta! Me lo he pasado muy bien. ¡Buenas noches!

—Buenas noches.

Miley entró en casa y cerró la puerta sintiéndose diez años mayor.
Había sido una noche bien movidita.

¡Pensó en Nick y rezó para que tuviera la resaca de su vida al día siguiente!


Corazon Indomable cap 12


Tras dejar a Marilee en casa, Corrigan miró a su hermano.

—Cojeas.

—Intenta andar sin hacerlo cuando una mujer te ha clavado el tacón con todas sus fuerzas.

—¿Marilee?

—¡No! Miley .

—¿Qué le has hecho para que te pisara?

Nick enrojeció.

—¡Ajá! —dijo su hermano.

—Empezó ella. Lleva meses persiguiéndome, poniéndose vestidos bonitos cuando voy a ver a su padre, seduciéndome en la cocina... Y, de repente, se pone como una furia por unos comentarios sin importancia.

—Por lo que he oído, no fueron sin importancia. Ten cuidado o te puedes encontrar con alguien partiéndote la cara.

—¿De quién me hablas?

—De Harley, por ejemplo. Ha estado a punto de hacerlo esta noche cuando ha visto entrar a Miley del patio llorando.

—¡Harley que se meta en sus asuntos!

—Eso es exactamente lo que hace. Le gusta Miley .

—Miley no se va a enamorar de un capataz — protestó Nick.

—Se porta bien con ella. La hace reír y la trata como a un princesa. Además, no intenta seducirla entre los rosales.

—¡Yo, tampoco! Además, no hay rosales en ese patio.

—¿Cómo lo sabes?

Nick suspiró.

—Porque, si los hubiera habido, Miley me habría tirado encima.

Corrigan se rió.
Nick nunca había perdido la cabeza por una mujer.
Había tenido sus historias, sus líos y sus relaciones, pero no se había enamorado de verdad.

Por eso, todos los hermanos Jonas estaban alucinados de que, de repente, bebiera y estuviera dispuesto a pelearse por Miley .

—Tiene carácter, ¿eh?

—Bueno, Marilee ha estado mintiendo a todo el mundo, yo me he creído todas sus mentiras y he reaccionado como un imbécil.

—Sí... La verdad es que ha reaccionado con dignidad cuando ha llegado al baile y os ha encontrado juntos.

—Sí...

—Bueno, siempre te queda Marilee — bromeó Corrigan aparcando el coche frente a la casa principal del rancho familiar — No hagas ni caso de lo que te haya contado de Miley .

—Es solo una cría —murmuró Nick.

—Ya crecerá. Va por buen camino.

—Me ha dicho que no quiere volver a verme.

—Dale tiempo.

—Me importa un bledo que no quiera verme. ¿Qué hago yo con un chicazo cubierto de barro?

—Desde luego, no es tan guapa como Marilee, pero yo la prefiero.

Nick se encogió de hombros.

 —Marilee ha perdido a su mejor amiga.

—Sí. Aunque la perdone, no creo que Miley vuelva a confiar en ella en la vida.

—Es increíble lo fácil que resulta cargarse la vida en unos minutos — comentó Nick mirando a su hermano mayor.

—Sí. Bueno, me tengo que ir.

—Gracias por traerme.

—De nada. Hasta luego.

—Hasta luego —dijo Nick saliendo del coche.

Abrió la puerta, desconectó la alarma, la volvió a conectar y subió a su habitación.

Solo le dio tiempo a quitarse la cazadora y los zapatos antes de quedarse completamente dormido sobre la cama.



Corazon Indomable cap 11


En ese momento, Harley dejó de bailar y fue también al baño.
Sin pensárselo dos veces, Nick fue hacia Miley la agarró de la mano y se la llevó.

—¿Qué haces? ¡Suéltame!

Nick no le hizo caso.
Abrió la puerta que daba al patio, la hizo pasar y cerró la puerta, que era de cristal.

—Quiero hablar contigo.

—¡Pero yo no quiero hablar contigo! ¡Vuelve con tu cita, Nick Jonas! ¡Has venido con Marilee, no conmigo!

—Quiero decirte...

Miley intentó darle una patada en la espinilla.
Nick perdió el equilibrio y se fue contra ella.
Qué bien se sentía teniéndola entre sus brazos.

—Harley...se estará preguntando dónde estoy — dijo Miley sorprendida por su contacto.

—A la porra Harley — murmuró Nick besándola con pasión.

La abrazó con fuerza y la apretó contra sí, para que viera lo excitado que estaba por ella.
Miley intentó forcejear, pero la debilidad pudo con ella.

¿Cómo podía hacerle aquello?

¿Cómo estaba permitiendo ella que se lo hiciera?

Lo estaba haciendo para demostrarle que no se podía resistir a él, no porque le importara lo más mínimo. ¡Pero si había ido con su amiga al baile donde iba todo el mundo!

—¡Suéltame! — Insistió ella, apartando la boca — ¡Te odio!

—No me odias — contestó él — Me deseas. Cuando me tienes cerca, tiemblas. Hasta un ciego se daría cuenta — añadió volviéndola a abrazar con fuerza — La pasión de una mujer excita a un hombre y tú me excitas.

—Dijiste que te ponía enfermo — le recordó.

—y así es... Cuando estás tan excitado como yo y no puedes aplacar la sed, te pones enfermo — contestó con insolencia agarrándola de las caderas —.¿Lo sientes? ¡Me excitas tanto que no puedo ni pensar...! — se interrumpió al sentir el tremendo pisotón.

—¡A ver si eso te ayuda!  — exclamó Miley clavándole bien el tacón.

Se apartó de él enfadada consigo misma por desearlo tanto.
Nick se agarró el pie y maldijo a gusto.

—¡Eso por decir cosas groseras! ¡Tú no me deseas! ¡Ya me lo dejaste bien clarito! Prefieres a Marilee. Por eso, la paseas por ahí contigo. ¿Lo recuerdas? Yo soy la pesadita cotilla que te persigue sin cesar. ¡No te preocupes, porque no lo voy a volver a hacer en mi vida! ¡No te quiero ver ni en pintura!

—No me lo creo — sonrió Nick — Si quisiera, podría tomarte ahora mismo, aquí mismo. Tú harías lo que yo dijera.

Tenía razón y eso era lo que más la enfurecía.

—Ya no — dijo apartándose un mechón de pelo de la cara — Ahora que sé lo que piensas de mí, no.

—Has venido con Harley — apuntó Nick con frialdad — Que sepas que es un ligón.

—¡Pero tiene mi edad, señor Jonas! No soy más que una niña, eso dijiste, ¿no? —le recordó al borde de las lágrimas — Solo una niña enamorada, la hija pesadita de tu socio.

Sí, lo había dicho, pero debía de haber estado loco.
Mirándola ahora no se podía creer que hubiera dicho algo así de ella.

Era toda una mujer y estaba con Harley.
¡Maldito Harley!

—No te preocupes. No le voy a contar a mi padre que has intentado seducirme delante de todos con tu novia a pocos metros. ¡Pero, como me vuelvas a tocar, te mato!

Se dio la vuelta y se fue dentro.

Mientras la observaba ir hacia la mesa de la comida, Nick se preguntó por qué no habría mantenido la boca cerrada.
No había hecho más que empeorar las cosas

Para cuando Nick entró, Miley y Harley estaban de nuevo en la pista de baile.
Marilee estaba junto a la mesa de la comida, con cara de amargura.

—Harley me acaba de decir que soy una rastrera — se quejó — ¿Te importaría preguntarle a tu hermano si nos podría llevar a casa?

—Voy — contestó Nick harto.

Por supuesto, su hermano no tuvo ningún problema en llevarlos.

Nick no sabía si estaba cada vez más borracho o qué, pero le pareció que sus tres hermanos y sus mujeres lo miraban, cuchicheaban y maquinaban algo.

Por fin, le dijo a Marilee que se iban y se fueron, no sin antes mirar a Miley que seguía bailando sin hacerle ni caso.

Celos que Matan cap 14


Él se levantó y se alejó unos pasos, metió las manos en los bolsillos y le dio la espalda.
Cuando la miró ya no estaba controlado, estaba furioso.

—¿Es un buen amante?

La pregunta hizo enrojecer su piel.
Le respondió airada.

— ¡Te lo dije! Interpretas mal las cosas.

— Mentiste — dijo entre dientes — Me bastó con verte. Hace más de seis meses que no compartes mi cama, ¿pero crees que se me olvidó el aspecto que tienes después de hacer el amor?

Las palabras la hicieron temblar, estaba aterrorizada.
Se levantó para irse, pero él le cortó el paso y la agarró de los hombros con fuerza.

—¿Te satisfizo? ¿O será mejor que le dé una lista de tus preferen­cias en la cama?

— ¡Eres un canalla! — desde que lo conoció jamás le había hablado así, con la cara llena de odio y los ojos desorbitados.

—¿Qué pasa? ¿Hablo con demasiada franqueza para ti? ¿Querías disimular tu adulterio con una fingida relación amistosa para darle aspecto respetable?

— ¡Jake no es mi amante!

—¿Me tomas por un idiota? Por lo menos él no trató de ocultar lo que había sucedido. Se aseguró de que lo supiera yo con cada mirada que te dirigía — el rostro de Joseph estaba pálido y desencajado — No es que necesitara la confirmación, adiviné todo desde el momento que llamaste para decir que habías pasado la noche con una vieja amis­tad... ¿quién otro podía haber sido?

— ¡Pero si nunca antes había visto a Jake! Estaba en Estados Unidos cuando nos casamos.

—O nunca te hubieras casado conmigo — agregó — ¿Crees que olvidé el telegrama que nos mandó?

— ¡ Fue una broma!

— ¡Dios mío! — le sacudió los hombros y la lastimó — No me mientas, Demi. Redway sintió cada una de esas palabras. Cada vez que mencionabas su nombre hacías notar el hecho.

Ella le miró sin entender.

— ¡Casi nunca te lo mencioné!

—¿No? Ni siquiera sabes cuando lo haces. Me cansé de contar las veces que te oí decir... Jake esto, Jake aquello... jamás dejaste de pensar en él.

— ¡ Nunca lo tuve en la mente!

—Tal vez te engañaste a ti misma, pero no a mí. Una noche, hablaste de él en sueños.

Se sobresaltó al oírlo.

—¿Lo hice?

—Así es.

—¿Y qué dije?

La agarró la barbilla y la obligó a mirarle a los ojos.

—Quiero verte cuando hablo — recordó que una vez le oyó decir que en el juicio observaba los ojos de los testigos y así podía saber cuando mentían.

Ella se lo quedó mirando con fijeza.

—¿Qué dije en sueños?

—Su nombre, varias veces. Te desperté y te volviste a dormir. Después de eso ya no hablaste.

—¿Fue una pesadilla? — le miraba asombrada — ¿Por qué me despertaste?

—¿Crees que iba a estar acostado al lado de mi esposa oyendo que soñaba con otro hombre?

Ella trató de soltar la barbilla de su mano, pero entonces le agarró la nuca con los dedos y la inmovilizó.

— ¡Quédate quieta!

—Me lastimas.

—Entonces quédate quieta.

Ella lo hizo y él preguntó:

—¿Cómo piensas mantenerte si me abandonas? ¿Se encargaría Redway de eso?

—No — dijo con agudeza — Voy a trabajar.

—¿En qué? — dijo con ironía.

—Actuando... ¿en qué otra cosa?

—¿En qué otra cosa? — repitió él con ironía — Dicen que es una profesión muy saturada. ¿Qué te hace pensar que conseguirás trabajo?

—Mañana me van a hacer una prueba para un papel en un pro­grama de televisión —dijo en tono de triunfo, pero la hirió su mirada.

—¿Te pregunto quién hizo las gestiones o puedo adivinarlo?

Demi desvió la mirada, se mordió el labio.

—Jake es mi amigo — dijo y Joseph volvió a reírse, pero fue un sonido cruel.

—Una forma amable de describirlo.

—¿Qué quieres que te diga? ¿Que estoy loca por él? ¿Que anoche dormí con él y que volveré a hacerlo hoy y mañana y todas las noches que sigan?!

Las palabras le salieron como un torrente, estaba muy excitada, totalmente fuera de sí y asi continuo.

—Si eso es lo que quieres oír Joseph... muy bien: Jake es mi amante, me gusta, voy a divorciarme de ti para ir a su lado.

El rostro de Joseph parecía de granito, mientras la oía decir enojada todas esas palabras.

De pronto, le apretó la cabeza con la mano, atrajo su cuerpo hacia él con la otra mano apoyada en su cintura y le aprisionó la boca de forma salvaje.

Celos que Matan cap 13


Jake llamó esa tarde e hizo gestiones para que Demi tuviera su prueba al día siguiente.

—¿Nerviosa?

 —Mucho. Recuerda que no he trabajado en dos años.

—Yo pasaré a recogerte y te llevaré. No te preocupes.

Después de colgar el teléfono, Demi salió del apartamento y tomó el tren para ir a su casa.

Después del matrimonio, Joseph decidió comprar la elegante casita en Kent.
Estaba lo suficientemente lejos de la ciudad para tener tranquilidad, pero bastante cerca para que él pudiera ir y venir de Londres.

En ese tiempo, a ella no se le ocurrió que la aislaba de su viejo círculo de amistades.
Cuando lo notó, estaba demasiado deprimida para hacer algo al respecto.

Por supuesto que hizo algunas amistades entre los vecinos.
Amas de casa que encontraba al ir de compras, la esposa del abogado, la esposa del médico...

Joseph quiso que invitara a toda esa gente y por algún tiempo lo hicieron, pero su enfermedad interrumpió todo eso.

Entró en la casa.
Estaba vacía y silenciosa.

Subió a su habitación y comenzó a hacer la maleta.
Dejó la mayor parte de su ropa; sólo había unas cuantas cosas que quería.

Lo último que tomó fue la foto de Joseph que tenía en la mesa de noche.
Se quedó contemplando el rostro atractivo de rasgos duros, cerró los ojos y luego la puso hacia abajo con dedos temblorosos.

Cerró la maleta.
La sobresaltó un movimiento en la puerta y levantó la vista.

— ¡Joseph!

Allí estaba, vestido de etiqueta.

—¿Vas a alguna parte? —le preguntó con ironía.

Ella bajó la vista hacia la maleta y trató de cerrarla.
No pudo.
Joseph se acercó y la cerró sin esfuerzo.

—Gracias — murmuró ella.

Él se enderezó y metió las manos en los bolsillos.

—¿Vas a irte con Redway? - su voz era indiferente como si discutiera un problema legal con un cliente.

Ella se sonrojó.

—¡No!

—¿No? — levantó las cejas con ironía — ¿Esperas que lo crea? ¿Después de lo que vi hoy?

—Lo has interpretado mal... — comenzó a decir ella y él la interrumpió.

— Creo que no, Demi  No había nada que se pudiera malinterpretar.

—Jake acababa de llegar. Es el apartamento de Maggie. Pasó a decirme algo.

—A mí me pareció como si se sintiera en casa. ¿Siempre visita a las personas en mangas de camisa y con un vulgar delantal? Preferiría que me dijeras la verdad, Demi .

—¿Siempre dices tú la verdad? — recordó a la mujer que vio en sus brazos y los celos la aguijonearon.

—¿Qué quieres decir con eso? —levantó las cejas sin saber de lo que hablaba.

—Nada.

—¿Tenemos que discutir esto aquí de pie? — hablaba con voz calmada y controlada y ella sintió alivio porque sabía que tenían que hablar y sería más fácil si ambos estaban tranquilos.

Lo siguió a la sala y se sentaron uno frente al otro, como extraños, pero así es como habían vivido los últimos meses.

—¿Qué es lo que quieres, Demi ?

—El divorcio —dijo la palabra a toda prisa.

Ella se lo quedó mirando y notó que comenzaba a encanecer, pero no había duda de que eso le hacía muy distinguido.

—¿Y luego? - le preguntó con una voz áspera.

Demi no estaba segura de lo que quería decir.

—Luego... luego los dos estaremos libres.

Él se rió de modo desagradable.
Se acobardó al escucharle.





Celos que Matan cap 12


—EXISTEN cuestiones prácticas que hay que resolver - dijo Maggie más tarde - Tendrás que verlo tarde o temprano.

Demi le dio una breve versión de la visita de Joseph y la amiga escuchó con calma y satisfacción, pero eso la enojó.

—Tanto Jake como tú parecéis estar complacidos por el fracaso de mi matrimonio.
Maggie no lo negó.

—Era demasiado posesivo. Te mantuvo apartada de todos tus amigos. Un marido normal espera compartir un poco a su esposa.

—Mi mundo era demasiado opuesto al suyo - dijo Demi con un suspiro.

—Tal vez, pero eso no disculpa la forma cruel con que te separó de nosotros. Ahora eso va a quedar sobre su propia conciencia.

—Joseph estará mejor sin mí — dijo Demi sin emoción.

—No pienses así. Es posible que todavía cause problemas.

— No. Va a pedir el divorcio.

—No estés tan segura. Yo conozco a los abogados... odian verse mezclados con la ley. Es una enfermedad profesional.

Era cierto, eso lo sabía Demi .
Joseph siempre dijo que los abogados evitaban los procesos legales como si fuera una plaga, debido a que sabían demasiado de sus laberintos y problemas.

—¿Y qué vas a hacer con tu ropa? Tendrás que ir a recogerla.

— Iré a la casa mientras él esté en el juzgado.

— Demi  odio tener que decir esto, pero tienes que verlo. Sería mejor que todo se hiciera en forma amistosa y no lo lograrás si estás en este estado de ánimo.

—Supongo que tienes razón. De todas maneras, puedo arreglar todo a través de su abogado... y conociendo a Joseph, sería mejor hacerlo en la forma más correcta posible.

—¿Cómo pudiste soportar a ese pedante? Yo me hubiera vuelto loca al cabo de una semana.

— Lo amaba  - dijo Demi con sencillez.

—Eres una simplona, Demi .  Siempre lo fuiste... ciega como un murciélago en algunos aspectos. ¿Por qué crees que tu presumido Joseph se enamoró de ti?

—No puedo imaginarlo. Nunca pude... no teníamos nada en común.

Maggie levantó las cejas con incredulidad.

—Alguna vez mírate al espejo, criatura... eres muy hermosa. ¿Irás a decirme que no lo sabías?

—No siempre lo parezco —se ruborizó Demi .

— ¡Dios dame paciencia!  Demi eres demasiado modesta —Maggie se levantó y la empujó frente al espejo— ¡Mírate!

Demi vio a una chica con rizos dorado-rojizos peinados alrede­dor de una cara ovalada, un cutis suave y rasgos proporcionados.
Ojos verdes en forma de almendra y unas pestañas largas y negras.

—Tengo la boca demasiado grande.

— Y muy atractiva. Eso es lo que piensan los hombres, los he oído decirlo.

—¿Los hombres? —Demi  se la quedó mirando con la mirada en el vacío.

— Jake.

— ¡Oh, Jake!

—Sí, Jake.

Demi volvió a prestarle atención al espejo.

—Tengo las caderas muy anchas para mi busto.

—Tu cuerpo es muy atractivo —replicó Maggie irritada—. Y repito lo que oí.

—¿Jake de nuevo?

—Entre otros... en la fiesta llovían los comentarios.

—¿De veras?

—¿Pero qué te pasa? Antes tenías vida. Pregúntate esto: ¿si Joseph no se enamoró de tu mente brillante, entonces de qué?

Demi sabía la respuesta, pero hacía ya tanto tiempo desde que se lo demostró, que sintió que respiraba de prisa al recordarlo.
Se quedó con la mirada perdida a lo lejos y se olvidó de Maggie.

Se llevó las manos a la cara y luego las deslizó a lo largo del cuerpo.
Maggie se la quedó mirando con el ceño fruncido.

—Te despertaré de nuevo aunque sea necesaria una caja de dina­mita.

—Eres muy amable conmigo, Maggie. Estoy muy agradecida.

—¿Y para qué son los amigos? -preguntó Maggie igual que Jake—. ¿Recuerdas lo que nos llamaban en la escuela de drama?

—Los tres mosqueteros —murmuró Demi riendo.

—Tú, yo y Jake... tres. Juramos que nos mantendríamos unidos, que nos conseguiríamos papeles de ser posible, que compartiríamos alojamientos y el dinero disponible... ¿recuerdas los planes que hacíamos?

—Muy bien.

—Pues bien, para que no lo olvides, la habitación de invitados es tuya todo el tiempo que quieras y sin ningún compromiso. Excepto que tienes que hacerte invisible si recibo a un amigo.

Demi la miró divertida.

—¿Alguien en particular?

— Ya lo conocerás. Por el momento está ausente, pero regresará la próxima semana.

—¿Es de nuestra profesión?

—Es escenógrafo. Está trabajando en París desde hace un mes. Si no te gusta, no me lo digas.

—¿Tan serio es el asunto?

—Creo que sí.

—¿Para ambos?

—No estoy segura todavía... acerca de mí, sí, pero no respecto a Rob. Es bastante enigmático. Hasta podría ser casado y con seis hijos. Tengo que sacarle con sacacorchos todo lo que quiero saber.

— Entonces espero que sea soltero.

— Lo mataré si no lo es —dijo Maggie y no bromeaba.


Celos que Matan cap 11


Sucedió demasiado rápido para que Demi se diera cuenta... durante un minuto se miraron como perros salvajes, al siguiente, Jake volaba por el cuarto y caía con la cabeza sobre la pared.

Ella corrió y se arrodilló a su lado horrorizada.

-¿Jake, estás bien? ¿Estás herido?

Él se tocó la cabeza y gruñó.

—Por supuesto que estoy herido. Tal vez tenga la cabeza dura, pero si me doy contra un muro, maldito si no duele.

Ella se volvió para mirar a Joseph.

—No había necesidad de hacer eso - dijo furiosa.

Joseph no contestó.
Estaba blanco y respiraba con dificultad.

Apretaba y aflojaba las manos.
Su cara estaba tensa por la furia.

—Eres una mujerzuela — dijo con respiración desacompasada, giró y salió cerrando la puerta a sus espaldas.

Sólo entonces se le ocurrió a ella lo que él pudo haber pensado.
La cegó tanto el saber que amaba a otra mujer que no se le ocurrió que Joseph pudiera dudar de su propia fidelidad.

Si hubiera tenido algo de humor hubiera reído.
En vez de eso, soltó una maldición y Jake soltó una risotada.

—Eso no lo hace una dama.

—Oh, Jake, siento que te haya golpeado. Me temo que sos­pechó...

—Sí, sospechó, ¿verdad? - observó Jake satisfecho.

—Jake, no tiene nada de gracia.

—Pero ya se fue y tú todavía estás aquí. ¿Ya se terminó, verdad, Demi ? ¿Se terminó para siempre?

Ella suspiró hondo.

-Sí — admitió.

 Joseph estaba enojado con ella, pero no se enga­ñaba imaginando que se sintió celoso o dolido.

Por lo que ella había visto y oído, podía imaginar que se había comportado con propiedad y corrección, sin jamás hacerle el amor a la otra mujer, manteniendo su distancia.

Eso le dolería ahora, porque mientras él mantenía lo que consideraba las reglas, podía pensar que ella las violó para tener una relación con otro hombre.

-No pongas esa cara triste. No lo vale. Es un tipo inflexible. Cuando abrí la puerta me miró de arriba abajo como si fuera una oruga que encontró en la ensalada.

-Seguramente se debió al delantal - observó ella.

Jake lo miró con un gesto divertido.

— ¡Dios, qué facha! Eso lo explica todo.

—Tengo que irme -dijo mientras se lo quitaba y se ponía el suéter- Te llamaré.

Cuando se fue, Demi entró al baño y se desnudó.

Dejó correr el agua y la regó con fragantes esencias seleccionadas de las muchas que Maggie tenía.
Se hundió en el agua caliente y perfumada e inhaló el delicioso vapor, empezando a relajarse.

¿Qué podía hacer ahora?

Después de lo que Joseph pensó que había descubierto, tal vez pla­neara nombrar a Jake como el tercero en discordia en el juicio del divorcio y ella tenía que impedirlo.

Podrían separarse sin ningún escándalo, pero si aparecía el nombre de Jake, la prensa no dejaría de aprovechar la oportunidad de dar publicidad al asunto y ella no quería perjudicar su carrera artística.

Una lágrima le rodó por el rostro, le llegó a la boca salada e inesperada.
Ni siquiera se dio cuenta que lloraba.
Se frotó los ojos con la mano, sollozando como una criatura.

—Oh, Joseph — se lamentó.

¿A dónde se había ido el amor?

¿Cómo era posible que la dulce y cercana dicha de los primeros días de su matrimonio se convirtiera en la helada indiferencia de los últimos meses?

¿Cuándo dejó de amarla y comenzó a querer a Linda Blare?

Se pasó los dedos mojados por el cabello y apretó los dientes.
Tenía que convencerse, a pesar de lo mucho que la hería, de que Joseph amaba a otra mujer.

Tenía que enfrentarse a ello.
Quizá no fue culpa de él.

¿No lo fue?

Comenzó a acalorarse y a enojarse, los celos le quemaban.

Pensó en la lejanía que desde hacía meses había entre ellos, la frialdad que él le demostró, las veces que le habló como si fuera una extraña.

¿Nada de eso era culpa suya?

¿Era ella la única culpable?


viernes, 5 de julio de 2013

Un Matrimonio Feliz? cap8


—Porque… — sacudió la cabeza mientras apoyaba una mano en el otro hombro, atrayéndola hacia sí — Porque tú despiertas algo en mí. ¿Es que no lo sabes? Haces que responda de una determinada manera, o más bien, nunca puedo predecir o controlar cómo voy a responderte. Me dejas perplejo. Me excitas, me vuelves loco. Cuando oí el mensaje de Andrew en el contestador…

Ella decidió que había llegado el momento de acabar con todo ese disparate de una vez por todas.

—Pero desde que lo conozco siempre me ha llamado «encanto».

—Pues a mí no me gusta. En rigor, estoy hablando como un marido celoso, posesivo y machista.

—¿Y lo eres? —preguntó en tono jocoso.

El sonrió.

—A veces, sí. Contigo, sí — ella observó una breve pero marcada tensión en su boca —. No me gustan las familiaridades que Andrew se toma contigo. ¿De acuerdo?

—A mí tampoco me gustan mucho, pero las soporto sin más —admitió con sencillez.

—¡Entonces no las soportes! ¡Dile que no te gusta que te trate así! —su rostro se ensombreció—. Intenta imponerte así como lo haces conmigo con tanto éxito.

Miley se sintió abrumada.
Parecía que ambos giraban en círculos.

—De acuerdo, se lo diré — dijo retirando con suavidad un mechón de la frente de Nick —. Pero debes saber que Andrew no significa nada para mí, Nick .

—¿No? — retiró las manos de los hombros de ella, y enarcando las cejas, lanzó uña mirada al vestido convertido en un montón de seda negra sobre la alfombra —. Él sólo te compra vestidos provocativos y te habla como si fueras su novia en lugar de su colega.

—¿No estarás celoso de Andrew? — preguntó incrédula.

—¿Por qué no? Cuando llegaste esta noche con el pelo revuelto y las mejillas rojas…

—Es una noche fría — puntualizó.

—Con ese vestido provocativo que él te había comprado.

—Te recuerdo que lo elegí yo.

—¿Para lucirlo ante él? ¿En una velada que pasarías con él? ¿Cómo definirías eso, Miley ? ¿Atracción subliminal?

—¡No seas ridículo!

El carácter frío e imperturbable de Nick a veces la enojaba; y ahora que mostraba un temperamento apasionado, se dio cuenta de que no le gustaba en absoluto.

—Te estoy contando cómo me sentí, porque querías saberlo, ¿no?

—Continúa —dijo ella con voz débil, pensando que tal vez había sido muy positivo el hecho de no haber profundizado tanto en sus mutuos sentimientos.

Sentía como si hubieran abierto la caja de Pandora y se arrepintieran de las consecuencias.

—Sí, fue irracional — prosiguió — Pero te dije que hay algo en ti que me hace actuar irreflexivamente. Empecé a imaginar a Andrew haciéndote el amor.

—Eso es absolutamente ridículo —dijo ella con mofa.

—¿Sí? ¿Quieres decirme que a él no le gustaría?

—A mí no me gustaría, Nick . Ésa es la diferencia.

—Y me sorprendí deseando quitarte la ropa de un tirón — continuó como si ella no hubiera hablado.

—Y lo hiciste.

—Y poseerte en el acto.

—Y lo hiciste.

—Y ya me he disculpado, no por el acto mismo, sino por el sentimiento que me impulsó a hacerlo. ¿Y no crees que ya es hora de que te dejes de hipocresías y admitas que fue excitante para ti? ¿O lo niegas, Miley?

Ella movió la cabeza de un lado a otro.

—No, no lo niego. Es que… — su voz se apagó.

—¿Qué? —la urgió.

—Es que no hubo ternura, eso es todo —suspiró mirándolo al fondo de los ojos, que se habían tornado grises.

—A veces el sexo no implica ternura —respondió con suavidad—. Y a veces ni siquiera lo impulsa el amor. Si lo deseas, también puedo mostrarte lo tierno que puedo ser.

Y comenzó a masajearle la espalda con suave ritmo.

Ella deseó entregarse relajadamente a esa sensación ondulante de placer, dejarse ir donde él quisiera llevarla.

Pero dos capitulaciones en una misma noche habrían sido un duro golpe para su orgullo.

—Mañana tengo que trabajar —dijo con terquedad.

—Yo también.

—Y necesito una ducha — le recordó.

—Yo también — murmuró sonriendo al tiempo que la atraía hacia sí. A

briéndole el albornoz, cubrió sus pechos con ambas manos.

—Nick — objetó temblando al ver que él se inclinaba para besarlos.

—¿Qué sucede, amor mío? — murmuró suavemente, su tibio aliento sobre la piel femenina.

Ella ya no podía recordar.

—Oh, Nick …

Nick y Miley  pasaron la mayor parte de la noche haciendo el amor.
Como si él hubiera querido resarcirse de la semana de ausencia, como si tratara de quedar grabado en la mente de su mujer, como si quisiera probarle que él era el único hombre en su vida.

Al amanecer, rendidos, cayeron en un profundo sueño.
La alarma del reloj sonó una y otra vez, pero ellos no la oyeron.
Más tarde, ella despertó bruscamente.

Abandonó el lecho, dejando a Nick dormido, y fue a ducharse a toda prisa.
Luego, tomando lo primero que encontró en el armario, se volvió a mirarlo.
El edredón había caído al suelo.

Su desnudo y bronceado cuerpo se dibujaba, magnífico, contra la blancura de las desordenadas sábanas.

«Como un dios griego», pensó con cierto resentimiento, dirigiéndose a la sala de estar, donde comenzó a vestirse.