lunes, 6 de mayo de 2013

Corazon Indomable cap 6



Horrorizado, Joe intentó decir algo, pero Nick había tomado carrerilla y no estaba dispuesto a callar.

—Además, últimamente parece una mazorca de maíz. Lo único que la salvaba era su apariencia física y ahora se pasa el día cubierta de barro, polvo y harina. Se pasa horas en el rancho demostrando que es tan buena como cualquier hombre y fardando de que me tiene comiendo en la palma de su mano. Le ha contado a todo el mundo que estoy a un paso de regalarle un anillo de compromiso y que va a ir al baile conmigo. ¡Pero si ni siquiera se lo he pedido! Se ha equivocado de hombre. ¡Lo último que quiero es una niñata con cuerpo de chico y un gran ego! No tendría nada con ella aunque tuviera un rebaño entero de toros Salers como dote y eso es mucho decir. ¡Me pone enfermo!

Joe se había puesto pálido y le estaba haciendo gestos.
Nick se volvió con curiosidad... y se encontró con Miley Brewster mirándolo como si le acabaran de clavar un puñal en el corazón.

—Miley  —dijo lentamente.

Ella tomó aire y apartó la mirada.

—Hola, Joe —saludó intentando sonreír—. Solo quería ver si habías recibido lo que te encargó papá la semana pasada —mintió.

No era el momento de ponerse a buscar guantes.
¡Lo que quería era irse!

—Todavía no, Miley —contestó Joe con amabilidad —.Lo siento mucho.

—No pasa nada. Gracias, Joe. Hola, señor Jonas — dijo sin mirarlo a los ojos — Hace bueno, ¿eh? Parece que va a llover un poco, que nos hace falta. Hasta luego.

Salió del establecimiento con la cabeza bien alta y Nick se sintió enfermo de verdad.

—¿Por qué no me has dicho que estaba detrás? —le preguntó a Joe furioso.

—Porque no sabía cómo.

—¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

—Todo el tiempo, Nick. Lo ha oído todo.

En ese momento, oyeron chirriar las ruedas del deportivo de Miley .
Nick se apresuró a sacar el móvil y llamar a la policía.

—¿Grier? Mira, Miley Brewster acaba de salir de la ciudad como alma que lleva el diablo. Estaba enfadada por mi culpa y me da miedo que tenga un accidente. ¿Tienes a alguien en la carretera Victoria que la pueda parar? Sí, gracias, Grier. Te debo una.

Colgó y maldijo.

—Si se entera de que, para colmo he mandado a la policía tras ella, se va a poner como una furia, pero no quiero que le pase nada.

—Es un secreto a voces que lleva un año bebiendo los vientos por ti.

—Después de lo que me acaba de oír decir, supongo que se le pasará — dijo Nick compungido — Llámame cuando tengas el pedido, ¿de acuerdo?

—Muy bien.

Una vez en su furgoneta, Nick echó la cabeza hacia atrás y suspiró.

Pensó en Miley y en cómo debía de sentirse.
Había dicho una crueldad tras otra.

Se había dejado llevar y la había pagado con ella.
Marilee le había puesto la cabeza como un bombo y, al final, había estallado.

Miley nunca había hecho nada para herirlo.
Su único delito era pensar que el mundo giraba alrededor de Nick Jonas y dar demasiadas cosas por sentadas solo por un beso.

Se rió sin ganas.
Después de aquello, le debía de haber quedado claro que no había nada.

Le extrañaba que Miley hubiera ido por ahí alardeando de su relación cuando sabía perfectamente que no le gustaban los cotilleos.
De hecho, una vez en su presencia, había atajado las habladurías sobre otra chica diciendo que no le gustaba hacer leña del árbol caído.

Se quitó el sombrero y lo dejó en el asiento del copiloto.
Se odiaba por lo que acababa de pasar.

No quería que Miley se hiciera ilusiones con él, pero había otras maneras más amables de dejárselo claro.
Al recordar su cara, supo que jamás la iba a olvidar.

Aquel dolor lo iba a perseguir toda la vida.


Miley estaba batiendo récords de velocidad. Ya se había pasado la salida de su rancho, pero no le importaba nada. Se sentía herida, humillada, triste y confundida.

¿Cómo podía Nick pensar esas cosas de ella?

La única que sabía lo que sentía por él era Marilee y ella no se lo había dicho a nadie, eso era seguro, porque odiaba los cotilleos, como ella.

Nick la conocía hacía años, pero no sabía nada de ella, estaba claro.
Lo que más le dolía era que Nick creyera todas esas mentiras.

Se preguntó quién le habría dicho todo aquello. Pensó en su amiga, pero rápidamente se recriminó por pasársele siquiera por la cabeza.

Marilee era su mejor amiga.
Tenía que haber sido una enemiga. ..Pero no tenía ninguna, por lo menos, que supiera.


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