lunes, 6 de mayo de 2013

Corazon Indomable cap 10



Aquello era ridículo.
No podía seguir comportándose como un idiota porque la hija de Fred lo tratara como a un viejo.
Intentó andar recto, pero se chocó contra su hermano Cag.

—Eh, cuidado. Estás borracho — sonrió su hermano.

—Ese whisky debe de tener doscientos grados.

—No, lo que pasa es que no estás acostumbrado a beber. Cuando te vayas a ir, avisas. Dejas aquí tu coche y Tess y yo os llevamos a Marilee y a ti a casa. No estás como para conducir.

—Supongo que no —suspiró Nick —. Qué estupidez.

—¿Qué? ¿Beber tanto o ayudar a Marilee a apuñalar a su amiga por la espalda?

—¿Tess te lo cuenta todo?

Cag se encogió de hombros.

—Estamos casados.

—Marilee está guapísima, ¿eh?

—A mí me parece que lo está pasando fatal —contestó Cag mirando a la aludida, que estaba apoyada en la pared intentando pasar inadvertida— No me extraña... Después de contarle a todo el mundo que Miley iba a por ahí diciendo que estaba contigo...

—Miley lo dijo, no ha sido Marilee. No tenía motivos para actuar como si estuviéramos prometidos. Solo fue un beso.

—¿La has besado? —dijo Cag con las cejas enarcadas.

—Bueno, si a eso se le puede llamar besar. ¡No tiene ni idea!

—No creo que siga así mucho tiempo si sigue viendo a Harley. No es ningún playboy, pero a las mujeres les gusta.

Nick lo miró enfadado.
No le gustaba nada la idea de que Harley besara a Miley .
Iba a tener que hacer algo al respecto.

—No te caigas dentro del ponche —le advirtió Cag —. Y, por favor, no bailes. Podrías hacer tanto el ridículo que entonces sí que ibas a ser la comidilla de todo el mundo.

—Si quisiera, podría bailar perfectamente.

Su hermano se alejó para sacar a bailar a su mujer y Nick fue junto a Marilee.

—De repente, tengo la peste. Joe Howland, el de la ferretería, le está contando a todo el mundo lo que dijiste de Miley en su local y me están culpando por haberte calentado la cabeza.

—¿Ha sido así?

Marilee se miró la punta de los zapatos.
Se sentía culpable, herida y avergonzada.

—Le dije a Miley que te gustaría más si supiera montar a caballo, hacer bizcochos y no ir siempre tan arreglada.

—¿Le dijiste eso?

—Sí — contestó mirando a Miley que estaba bailando con Harley y pasándoselo en grande — Hay más — añadió —  No era cierto que le hubiera dicho a la gente que la habías invitado al baile.

—¡Marilee, por Dios! ¿Por qué me has mentido?

—Es solo una chiquilla, Nick — murmuró incómoda — No sabe nada de los hombres ni de la vida. Ha crecido muy protegida. Tiene dinero, es guapa... pero yo soy mayor que ella y más madura y me gustas mucho. Pensé que, si me la quitaba de encima, tal vez, te fijaras en mí.

De repente, Nick entendió la cara de Miley en la ferretería.
Tess tenía razón sobre Marilee. Había traicionado a su mejor amiga y él la había ayudado.
Se sintió morir.


—No me digas que soy una rata — dijo Marilee sin mirarlo — No sé cómo se me ocurrió que Miley no se iba a enterar nunca de que iba diciendo mentiras por ahí sobre ella — añadió consiguiendo mirarlo a los ojos — Nunca ha dicho nada de ti, Nick. Se moría por que la invitaras a este baile, llevaba semanas hablando de ello, pero jamás le dijo a nadie que se lo hubieras pedido. Creía que yo la estaba ayudando, convenciéndote para que se lo pidieras — se rió con amargura — Era mi mejor amiga y la he traicionado. No me va a volver a hablar y me lo merezco. Si te sirve de algo, lo siento.

Nick intentó asimilar la verdad.
Aunque le dijera a Miley que no sabía nada, estaba claro que no lo iba a creer.
No creía que fuera a seguir siendo bien recibido en su casa, sobre todo si Fred se enteraba de lo que había dicho de su hija.
Aquello ponía en peligro su amistad y había acabado con lo que Miley sentía por él.
Lo sabía por cómo lo miraba, dolida y enfadada.

—¿Cómo le has podido hacer algo así?

—No lo sé — suspiró Marilee — He debido de perder la cabeza. ¿Me podrías llevar a casa? No me apetece quedarme más tiempo.

—No te puedo llevar a casa.

—¿Y eso?

—Por decirlo de manera suave, porque he bebido mucho.

—Ah... lo siento.

—Tú lo sientes y yo lo siento, pero eso no cambia las cosas — dijo mirando a Miley con dolor.


Ahora entendía toda aquella campaña suya de cambios.

Había dejado que los caballos la tiraran y se había prestado a ir cubierta de barro todo el día en un intento por ser como se suponía que él quería.

Nick hizo una mueca.

—Se podría haber matado —dijo muy serio—. No está acostumbrada a estar con el ganado ni a montar a caballo. ¿No te das cuenta?

—No lo había pensado. Menos mal que no le ha pasado nada.

—Eso es lo que tú te crees.

Marilee se encogió de hombros y se fue corriendo al baño de señoras para ocultar las lágrimas.




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