Nick la miró a los ojos y
la colocó encima de su potente erección.
Miley se apretó contra ella.
Miley se apretó contra ella.
—Quiero... Quiero...
dejarte embarazada —le dijo.
Miley se quedó con la boca
abierta, sin saber qué decir.
Nick la miró preocupado.
Nick la miró preocupado.
—Es la primera vez que me
pasa —dijo él—. Nunca me había pasado con otra mujer.
—Mi padre te mataría
—contestó Miley .
—Mis hermanos, también.
Miley no entendía.
Nick la besó con ternura
y se rió.
—Esto me pasa por liarme
con una virgen que cocina bien.
—No estamos liados
—protestó ella.
Nick empujó las caderas
de Miley contra su erección y enarcó una
ceja.
—Bueno, no estamos
demasiado liados —corrigió Miley mordiéndose el labio superior.
—Te miro y me excito
tanto que me cuesta andar. Te toco y me vuelvo loco. Sueño contigo todas las
noches y me despierto sudando —le dijo mirándola a los ojos muy serio—. Ya no
puedo más, Miley o nos entregamos o paramos esto ahora
mismo.
Miley le acarició la cara con
amor.
—Adelante. Hagamos todo
lo que nos apetezca —contestó sinceramente.
—¿Todo?
Miley asintió colmada de amor.
Nick cerró los ojos y la abrazó
con fuerza mientras se besaban con pasión. De repente, Nick se incorporó, la
volvió a sentar en su asiento y le puso el cinturón de seguridad.
No la miró mientras se
abrochaba el suyo. Miley lo miró sorprendida al verlo poner
el coche en marcha y salir á la autopista. Creía que iban a ir a su casa, a
compartir la cama de la noche anterior. Al recordar lo que habían hecho, se
volvió a excitar. Estaba fuera de control. Su padre la iba a matar. Miró a Nick
y se dijo que daba igual, que merecería la pena.
Nick aparcó el coche
frente a la droguería. Miley pensó que iba a comprar
preservativos... pero había dicho que quería un hijo. Nick le abrió la puerta
del coche. La ayudó a bajar con delicadeza y la miró de una forma que Miley no pudo descifrar.
La tomó de la mano para
cruzar la calle.
Miley encaminó sus pasos hacia la tienda.
Miley encaminó sus pasos hacia la tienda.
—Por ahí no —le dijo Nick
dirigiéndose a la joyería.
El dependiente los
recibió con una sonrisa.
—¿Los puedo ayudar en
algo?
—Sí, queríamos ver
alianzas — contestó Nick.
Miley sintió que se ponía
pálida y rezó para no desmayarse.
—Elige —le dijo a Miley sin soltarle la mano.
Miley sintió que los ojos se le
llenaban de lágrimas y él se inclinó y la besó.
Ella intentó mirar los
anillos. La verdad era que no quería nada grande ni ostentoso. Se fijó en una
alianza de oro amarillo con unas hojas de parra en platino. El anillo de
compromiso era igual, con un pequeño diamante.
—Me gusta este —dijo por
fin.
—Yo también me lo tendré
que poner, ¿no? —bromeó Nick.
Miley asintió.
No podía ni hablar.
El amor la embriagaba.
No podía ni hablar.
El amor la embriagaba.
—Muy bien —dijo Nick
dirigiéndose al dependiente—. Los tres, entonces.
—¿No son un poco caros?
—preguntó de repente Miley preocupada.
—Teniendo en cuenta la
cantidad de tiempo que van a durar, no —contestó Nick besándola en la punta de
la nariz.
Miley no se podía creer lo que
estaba sucediendo. Quería decírselo, pero le daba vergüenza con el dependiente
delante. El hombre les tomó las medidas de los dedos y Nick sacó una tarjeta
para pagar.
—Próxima parada: el
ayuntamiento —anunció Nick mientras iban hacia el coche—. Bueno, más bien, la
estación de bomberos, que es donde dan las licencias de matrimonio los sábados,
cuando el ayuntamiento está cerrado.
Miró a Miley que estaba como en otro mundo.
—La verdad es que
podríamos hacerlo todo en un día —añadió sacando el teléfono Y llamando al
doctor Coltrain, cuya clínica estaba abierta los sábados por la tarde. Miley lo escuchó pedir cita para ira
hacerse el análisis de sangre.
—Primero, la licencia de
matrimonio, luego los análisis y, con un poco de suerte, el miércoles nos
casamos y pasamos la noche más apasionada de nuestras vidas —le dijo con voz
ronca.
—Nick, ¿estás seguro?
É1 la tomó entre sus
brazos y la besó con fuerza.
—Lo siento, cariño. No
puedo esperar más... ¡O nos casamos o me voy a vivir a la otra punta del país!
¡No te puedes ni imaginar cómo te deseo, Miley ! —exclamó mirándo1a con angustia.
Miley lo entendía perfectamente
porque a ella le pasaba lo mismo. Tomó aire. Aquello no era más que deseo por
su parte. Tal vez, un poco de cariño, pero lo que le estaba llevando a casarse
con ella era que quería acostarse con ella. Nick había repetido hasta la
saciedad que nunca se casaría.
Nick comprendió lo que Miley estaba pensando.
—Si aceptas, te haré la
mujer más feliz del mundo —le aseguró—.Jamás te engañaré ni te haré sufrir. Te
cuidaré toda la vida —le prometió.
Aquello fue suficiente.
—De acuerdo —dijo Miley con ternura, acariciándole los
labios—. Me caso contigo.
Nick le besó la palma de
la mano con fuerza.
—Vamos a por la licencia,
que la gente va a empezar a murmurar. De hecho, Evan y Anna Tremayne ya lo
estarán haciendo.
—¿Porqué?
—Porque han pasado al
lado cuando nos estábamos besando —sonrió Nick.
—Llevan años casados.
—Espera a que nosotros
llevemos años casados —susurró él—. Seguiremos empañando las ventanillas del
coche en los aparcamientos.
—¿Tú crees? —sonrió Miley .
—Espera y verás —contestó
Nick poniéndose al volante—. Vamos allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
si te gusto el capitulo o tienes alguna sugerencia no dudes en decirmela seran todas bienvenidas gracias C:
besitos vuelve pronto y mil gracias por visitarme ♥