Fueron a ver al juez e
interpusieron las denuncias convenientes. Clark ya estaba en la cárcel del
condado, así que fueron a ver a Grier.
—Siéntense —les indicó
fijándose en la cara de Miley —. Si le sirve de consuelo,
señorita Brewster, Clark tiene un buen golpe en las costillas y un ojo morado.
Miley le sonrió a pesar de que,
al hacerlo, le dolía la cara.
—Gracias, señor Grier —le
dijo sinceramente.
—Lo mismo digo —apuntó
Nick—. Aunque me dé vergüenza admitirlo, no me dio tiempo ni a tocarlo.
—No hay de qué avergonzarse
—comentó Grier—. Ese tipo es un genio de las artes marciales. De hecho, tenía
un local en Victoria. Se lo cerraron cuando averiguaron que enseñaba técnicas
para matar a ex combatientes.
Nick lo miró con la boca
abierta.
Grier se encogió de
hombros.
—Es cinturón negro, así
que... Espero que eso te haga sentirte mejor.
—Sí, gracias —contestó
Nick.
—Bueno, esta mañana ha
estado el hermano de Jack Clark en la cárcel. De momento, solo tenemos la
denuncia de Harley, así que no creo que...
—Nosotros acabamos de
poner una por agresión —lo interrumpió Nick—. Le puso un cuchillo a Miley en el cuello.
—Sí —dijo Grier mirando
las marcas que Miley tenía en el cuello—. Un centímetro
más y estaríamos visitándola en el tanatorio.
—Lo sé. ¿Va a salir?
—preguntó preocupada.
—Le voy a pedir al juez
Barnett que ponga la fianza más alta que pueda, pero el hermano de Jack no va a
consentir que lo defienda un abogado de oficio. Me ha dicho que va ,a contratar
al mejor que encuentre.
—¿Corre Miley peligro? —preguntó Nick.
—No, John Clark ha vuelto
a Victoria después de ver a su hermano. Hice que uno de mis hombres lo
siguiera. De todas formas, pienso mantener los ojos muy abiertos y les aconsejo
que hagan lo mismo. Estos tipos no son nada bueno.
—Entendido —contestó Nick.
Nick llevó a Miley a su rancho para que lo acompañara
a ver diferentes asuntos.
Al llegar a las cuadras, le dijo que lo esperara en el coche.
Al llegar a las cuadras, le dijo que lo esperara en el coche.
Miley no supo por qué hasta que
recordó que había despedido al hombre que los había interrumpido la noche
anterior.
No le hacía ninguna gracia que aquel tipo pudiera ir contando lo que había visto por ahí.
No le hacía ninguna gracia que aquel tipo pudiera ir contando lo que había visto por ahí.
Nick volvió en menos de
cinco minutos y llevaba cara de pocos amigos.
—Se ha ido —le dijo para
tranquilizarla—. No era un buen vaqueros —añadió encogiéndose de hombros—. No
sabía siquiera la diferencia entre un meteorismo y un cólico.
Miley le puso los dedos en la
mano.
Nick se tensó y ella los retiró.
Nick se tensó y ella los retiró.
—No... es que nunca me
habías tocado voluntariamente — le dijo él —. Me gusta.
—Ah. Bien —contestó ella
con timidez.
Se miraron a los ojos y Miley sintió que se le salía el corazón
por la boca.
—Esto no puede ser —dijo
Nick poniendo el coche en marcha.
Se metió por un camino
desierto y fueron a parar a un prado.
Allí, paró, la tomó en sus brazos y la besó con pasión.
A ella no le dio tiempo ni de reaccionar.
Allí, paró, la tomó en sus brazos y la besó con pasión.
A ella no le dio tiempo ni de reaccionar.
Miley no protestó ni opuso
resistencia de ningún tipo, ni siquiera al sentir su erección, ni ante los movimientos
de cadera obscenos de Nick.
Lo abrazó y lo besó ávidamente.
Lo abrazó y lo besó ávidamente.
Sintió sus manos bajo la
blusa, sobre los pechos.
Maravilloso.
Era perfecto porque se pertenecían uno al otro.
Maravilloso.
Era perfecto porque se pertenecían uno al otro.
Nick dejó de besarla y la
miró a los ojos para ver su reacción mientras la tocaba.
Miley hizo una mueca y él, paró.
Miley hizo una mueca y él, paró.
—Perdón —dijo al darse
cuenta de que le había tocado el moratón—. No quería hacerte daño.
Miley se inclinó y le besó los
párpados. Nick le puso las manos en la cintura, expectante. Miley sintió su deseo. Satisfecha por su
repentina sumisión, siguió besándolo. Posó sus labios con ternura sobre sus
cejas, sus mejillas, su nariz y su barbilla. Siguió bajando hasta colocarlos
sobre la nuez, donde sintió el latir desbocado de su corazón. .
Nick deslizó la mano y se
desabrochó los botones de la camisa, invitándola a seguir bajando.
Miley le acarició el vello que le cubría
el pecho. Sus labios lo rozaron. Avanzó hacia su corazón y, allí, tomó entre sus
dientes el pezón masculino. La reacción fue sorprendente.
Nick gimió como si le
hubiera hecho mucho daño. Miley se echó hacia atrás asustada.
—¿Nick? —le dijo al ver
su cara de angustia.
—Me excita —contestó él
estremeciéndose.
Miley no sabía qué hacer.
¿Debía seguir o parar?
—Vas a tener que
decirme lo que tengo que hacer. No quiero empeorar las cosas.
—Te vas a
sorprender, pero... que diablos —contestó él tomándola del pelo y acercándole
la boca de nuevo al pezón—.Sabes lo que quiero.
Sí, más o menos. Miley volvió a chuparle haciendo que
Nick gimiera de placer. Cada vez le apretaba más la cabeza, así que Miley cedió y acabó haciendo lo que él
quería. El cuerpo de Nick se estremeció varias veces, con violencia. La apartó
y la abrazó con fuerza. Le acarició la nuca mientras Miley con la mejilla contra su torso,
oía su corazón descontrolado.
—Guau —dijo Nick en un
hilo de voz.
—¿Te ha gustado de verdad?
Nick se rió.
—¿No has visto lo que me
acaba de pasar?
—Sí, te has puesto a
temblar.
—Como tú ayer...
—No sabía que los hombres
tuvierais tanta sensibilidad en esa zona del cuerpo, como las mujeres —susurró Miley .
—Pues ya lo sabes... No
es suficiente, Miley .Tengo
que tenerte por completo.
—¿Ahora?
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