Corazon Indomable cap 18

Shea's no estaba muy lleno cuando Nick llegó.

Al verlo, tres hombres que estaban charlando en una mesa se callaron al instante.
Sin duda, les pareció peligroso.

A Miley también.
Aunque le había asegurado a Cag que no tenía miedo de Nick, una cosa era decirlo por teléfono y otra tenerlo delante con los ojos inyectados en sangre y las mandíbulas apretadas.

Nick se paró en la barra y la miró.

—Recoge tus cosas.

Miley lo miró altiva.

—¿Qué tal tienes el pie? —le preguntó con sarcasmo recordando el baile.

—Bien. Recoge tus cosas —repitió enfadado.

—Trabajo aquí.

—Ya, no.

Miley se cruzó de brazos.

—¿Me vas a sacar de aquí pataleando y gritando? Te lo digo porque es la única forma en la que me voy a ir...

—Muy bien —contestó Nick entrando en la barra.

Miley le tiró una jarra de cerveza, pero aquello no impidió que la agarrara en brazos y fuera hacia la puerta.
Tiny, al ver lo que estaba pasando, no dudó en cortarles el paso.

—Déjala en el suelo, Nick —le advirtió.

—Me la llevo a casa, donde estará segura —contestó Nick. Conocía a Tiny y sabía que era buena persona, aunque no muy inteligente—. No me parece bien que trabaje en un bar.

—Esto no es un bar —apuntó Tiny —.Es un restaurante de carretera. El señor Duncan no permite borrachos aquí, así que pon a la señorita Miley en el suelo o voy a tener que arrearte.

—Lo hará —advirtió Miley —. Lo he visto hacerlo con hombres más fuertes que tú. ¿A que sí, Tiny?

—Claro que sí, señorita Miley .

Nick no estaba dispuesto a dar marcha atrás.

—He dicho que me la llevo a casa —repitió.

—Me parece que ella no quiere irse, señor Jonas — dijo otra voz desde la puerta.

Nick se giró con Miley en brazos y vio que era Harley Fowler.

—¡Muy bien dicho, Harley! —exclamó Miley .

—Estate quieta. ¡No se te ha perdido nada aquí! —exclamó Nick furioso.

—¡No tienes ningún derecho a decirme lo que puedo y no puedo hacer! —le espetó ella roja de ira — No creo que a Marilee le hiciera mucha gracia enterarse de que estás aquí dándome la lata.

Nick enrojeció.

—Hace dos semanas que no la veo y, por mí, como si no la vuelvo a ver en la vida.

Aquello era nuevo. Miley parecía tan interesada como Harley.

—Te he dicho que la dejes en el suelo —insistió Tiny.

—¿Crees que vas a poder con Tiny y conmigo? —dijo Harley.

Nick se estaba poniendo de los nervios.

—Con Tiny, no sé —contestó dejando a Miley en el suelo—, pero tú eres pan comido.

Dicho y hecho.
Le lanzó un puñetazo que Harley no se esperaba haciendo que se cayera sobre una mesa.

—¿Quieres seguir trabajando aquí? Muy bien, todo tuyo. Si te ves metida en una pelea o te dan la lata los borrachos, no vengas a llorar sobre mi hombro.

—¡Pues... claro que no! —contestó Miley sorprendida ante su comportamiento.

Nick se giró y se fue sin siquiera mirar a Harley.
Miley corrió hacia él y lo ayudó a levantarse.

—¿Te ha hecho daño? —le preguntó compungida.

—Un poco —rió Harley frotándose la mandíbula—. ¡Qué puñetazos mete, el tío! No me lo esperaba. Me parece que le importas más de lo que creíamos.

Miley se puso roja.

—Lo único que quiere es mandar sobre mí. Tiny se acercó y observó detenidamente la cara de Harley.

—Le va a salir un buen moratón, señor Fowler —le dijo educadamente.

Harley sonrió.
Sabía perfectamente cuando un hombre tenía celos y estaba claro que era el caso de Nick.
Ya había querido pegarle en el baile y no había podido.

—Qué bestia —murmuró Miley —. Ven al baño, Harley, a que te cure. Muy bien, chicos, se acabó la diversión. Aquí ya no hay nada que ver. Tomaos vuestras cervezas y vuestras pizzas.

De camino al baño, Miley se dio cuenta de que estaba emocionada porque Nick se preocupara por su trabajo y porque todo el mundo pensara que tenía celos de Harley.
No quería admitirlo, pero le encantaba.